miércoles, 5 de octubre de 2011

Génesis Día 96

Con una de las mejores bandas sonoras a mi juicio de la historia del cine, Gladiator, doy comienzo a este Blog correspondiente al miércoles cinco de octubre, al igual que en días anteriores, aprovechando estos momentos que mi insomnio me ofrece con desinteresada generosidad, aunque un poco molesta, para qué os voy a engañar, si bien creo que sigo aguantando bastante bien el tirón y adaptándome a este ritmo de horas de sueño que me impone. Aun así, mañana en la consulta, volveré a hacer hincapié en el tema.

Pero dejemos mi insomnio a un lado, que aburre el tema, y lo mismo me entra el sueño... y pasemos a lo que aquí nos ocupa, que es que os cuente qué hizo un chico como yo en un día como el de ayer. Comenzamos.

Para empezar, a las siete y media estaba ya desayunando para bajar acto seguido a por los periódicos y ponerme así al día. Todavía hablaba de ello ayer en el Facebook con amigos, que en eso y en lo de los libros, me considero un clásico y donde esté el papel impreso que se quiten todas la tecnologías.

La mañana nuevamente se mostraba espléndida para un buen paseo, y no era plan de desperdiciar la ocasión, mucho menos teniendo en cuenta que Mónica se había cogido el día. Así que con una temperatura todavía soportable, salimos a dar una vuelta que nos llevó como es casi de obligado cumplimiento para todo buen playu, por el Paseo de San Lorenzo sin dejar de lado el Parque de Isabel La Católica. ¡Qué gozada respirar la tranquilidad de un día laborable en un entorno sin igual y con toda la luz que un cielo despejado regala!

Tengo que decir que al salir de casa me encontraba un tanto cansado, pero a medida que comenzamos a andar, como si de una bovina eléctrica se tratara, de aquellas que portaban las bicicletas de mi infancia, fui cargando baterías, de modo que cuando llegamos de nuevo a casa estaba como para repetir el paseo. Curioso, ¿no?

Así que decidí entonces acompañar a mi mujer a Quintes para disfrutar yo también de una comida familiar que en su casa habían organizado con el fin de reunirse unos cuantos primos de mi suegro. Confieso que no lo tenía muy claro, porque todavía me cuesta un poco el estar entre tanta gente pues me canso con facilidad enmedio del lógico barullo que siempre se origina, pero como era de esperar, no me arrepentí en absoluto de mi decisión. Fue además de lo más divertido escuchar sus historias de antaño, de la viva voz de personas que en algunos casos viven fuera de España, nada menos que por la Argentina a la que tantos asturianos emigraron, y que están pasando unas semanas visitando a su familia. Y de la comida mejor ni os cuento, ¿o sí lo hago? Porque luego alguno todavía me echa en cara que me queje de problemas estomacales comiendo lo que como... O tal vez sea la envidia de que con todo, sigo en unos 66 kilos que para sí quiseran muchos de ellos. Ya sabéis que lo digo en broma. Pero bueno, ya que me he metido yo solo en este charco, habrá que salir de él, así que ante todos vosotros confieso de haber pecado, ¡y bien pecado!, con una fabada que deja a las de Casa Gerardo al nivel de un aperitivo, tras la cual cayeron unas cuantas chuletillas a la plancha, cerrando con una fiesta de postres -todos caseros, excusa decir- que consistieron en arroz con leche, tarta de almendra y fayuelos.

No resulta extraño de entender que después de semejante festín, me disculpara ante todos para irme a echar una buena cabezada. Cuando quise darme cuenta había dormido como un angelito algo más de hora y media. Como seguía haciendo un día espléndido, volvimos como el día anterior a repetir excursión a Playa España, donde apenas si había algunos surferos, más yo creo por verse entre ellos y lucir tablones que por otra cosa, porque el agua sigue como un plato.

Que nadie se ofenda si digo que con todo, al llegar a Gijón con el atardecer, todavía tuve fuerzas para cenar. No es gula de verdad; en realidad es que si no, no acabo de digerir bien las pastillas... Y como colofón a un día espléndido, una espléndida película, También la Lluvia. Y lo dice alguien que por lo general no soporta el cine nacional, pero cuando algo es bueno bastan cinco minutos para darte cuenta de ello. La película, dirigida por Icíar Bollaín y protagonizada entre otros por Luis Tosar y Gael García Bernal, nos sitúa en Cochabamba, Bolivia, adonde Sebastián (Gael García Bernal) y Costa (Luis Tosar) se han trasladado con todo un equipo con el objetivo de rodar una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Enmedio de los distintos intereses que llevan a unos y a otros a participar del proyecto, al llegar a Cochabamba, se encuentran con que la privatización y venta del agua a una multinacional provoca entre la población indígena -la misma que ellos podemos afirmar que explotan como extras de su película- un sentimiento tal que es lo que acabará por transformarse en la desgraciada Guerra Boliviana del Agua de abril del año 2000. Una película dentro del rodaje de otra película que nos muestra cómo después de más de quinientos años, la población indígena vuelve a sufrir el yugo de la colonización. Absolutamente recomendable insisto, tanto para ver, como para luego reflexionar. No me sorprendió luego enterarme que fue merecedora de tres Premios Goya en el 2010 y el del Premio del público del Festival de Berlín un año después.

Para hoy como es ya costumbre, tengo cosillas con las que entretenerme durante la mañana para por la tarde dejarme caer de nuevo por Quintes. Mañana será otra historia, con la visita al HUCA donde espero recibir los resultados de la resonancia practicada el pasado viernes, además del lógico interés por conocer mi estado real en cuanto a valores hematológicos se refiere. Será también el momento de conocer si ponemos fin al tratamiento con Retixumab -mañana es mi cuarta sesión- o si tendremos que prolongarlo. El agujero provocado por la úlcera de origen viral ahí sigue, aunque lo importante es que apenas me produce más molestia que la de tener que seguir una estricta higiene a base de productos específicos, después de cada comida. Consultaré por último una leve hinchazón en uno de los ganglios de la garganta, aunque ya me había sucedido con anterioridad en el del lado contrario, y el tema pasó por si solo.

Nada más por este post, que ya se me va de las manos. Que tengáis un miércoles lo más apacible posible... "y mañana más".

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