miércoles, 30 de junio de 2010

Día 82

Son las ocho y veinte en este miércoles, segundo del quinto ciclo, cuando comienzo a escribir el Blog. Esta noche he dormido francamente bien. Raro en mí, únicamente me desperté una vez, y fue al poco de quedar dormido. El resto fue todo del tirón. De este modo me he levantado muy descansado por lo que en apenas una hora me iré a dar mi paseo diario, aprovechando que todavía la temperatura es agradable.

Ayer fue un día bueno –y no me refiero únicamente a lo que vendría por la noche-. No me encontré ya tan cansado como el lunes, aunque preferí no tentar a la suerte y de este modo, no salí a caminar por la mañana. Estuve toda ella entretenido con los blogs, el correo electrónico y leyendo un poco. Como era festivo, mi mujer no trabajaba, así que mientras yo hacía eso, la pobre se dedicó a la limpieza. ¡Vaya manera de celebrar un día sin tener que ir a trabajar!

A media mañana ella se fue a dar una vuelta –el día estaba realmente espléndido-, por lo que vino mi padre para que no me aburriera solo. ¡Y qué mejor forma de pasar el tiempo que con unas partidas, modalidad relámpago, al Parchís! La verdad es que no recuerdaba un día de esos en los que absolutamente todo te sale y a tu oponente, ni una. Pero así fue. Tres partidas a cero en apenas media hora y ni una sola ficha comida en mi contra. Aplastante. Como mi padre es casi tan competitivo como yo, sé que en el fondo está dolido, así que habrá que darle revancha esta mañana.

Para cuando regresó mi mujer tenía yo preparada ya la mesa con la comida, así que nos pusimos de inmediato manos a la obra, que luego teníamos faena hasta la hora del primer partido. En realidad lo que teníamos previsto era aprovechar ese tiempo para hacer unas sabrosas galletas de avena. Y así lo hicimos. Algún día os dejo la receta porque son sencillísimas de hacer.

A las cuatro, justo al acabar con las galletas, llegó mi padre para ver conmigo el partido, un “apasionante” Paraguay Japón que el único atractivo que tuvo fue que se resolvió desde el punto de penalti. ¿Por qué nos gustará a la mayoría que un partido acabe en la tanda de penalties? Supongo que por la emoción, pero lo que está claro es que si es nuestro equipo el que está de por medio, entonces la cosa cambia y es lo peor que te puede ocurrir. Sobre todo cuando luego pierdes. Lo digo por experiencia.

Así que entre prórroga y penalties el partido acabó cerca de las siete menos cuarto. Fue entonces cuando decidimos hacer una excusión sorpresa a Quintes, el pueblo de mi mujer. Llevaba tres meses por lo menos sin dejarme caer por ahí, así que fue una sensación muy agradable el volver a ver todo aquello. No fue más de media hora pero valió la pena. La próxima vez igual nos animamos a bajar a dar una vuelta por Playa España, aunque creo que este año está que da pena porque las riadas provocadas por las fuertes lluvias de hace un par de semanas, se llevaron toda la arena y aquello es todo rocas. Una pena.

Para cuando volvimos era casi la hora de comienzo del gran partido del día, el España Portugal. La primera parte fue un poco tostón, pero la segunda respondió a las expectativas, aunque tal vez en Portugal no opinen lo mismo. Lo importante es que pasó España y de este modo estará en cuartos donde le espera un rival, Paraguay, que invita al optimismo. ¡Pero ojo con bajar la guardia!

Al acabar el partido todavía estuvimos un rato viendo las típicas entrevistas pospartido. Luego, haciendo un poco de zapping, nos quedamos con Españoles por el Mundo en La1. Ayer me hizo gracia porque una parte del programa era sobre gente que estaba en Italia. Recuerdo el comentario de una mujer que decía: "a mí los italianos siempre me gustaron, pero desde que estoy aquí casi que empiezan a caerme peor porque no soporto que se arreglen más que yo para salir ". ¡Cuánta razón lleva!

Hoy ha amanecido nublado, aunque es más que probable que como ayer acabe por despejar. La temperatura ahora mismo creo que es de diecinueve grados, así que perfecta para salir a caminar media hora. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 29 de junio de 2010

Día 81

A las diez menos cuarto comienzo hoy con el Blog, en este martes, segundo del quinto ciclo, festividad de San Pedro y San Pablo. Esta noche he dormido bien. Prueba de ello es que me he levantado cerca de las nueve. Con todo, me siento ahora un poco cansado, algo normal en estos días donde la quimio está todavía barriendo todo lo que pilla por delante, dejándome bajo mínimos. Así que de momento he preferido quedarme en casa sin paseo, y ya veremos si salgo un poco más tarde o hoy me lo tomo de descanso.

Ayer fue otro día bastante bueno, aunque ya por la mañana noté que como hoy, las fuerzas no eran las mismas que en días anteriores. Lo primero que tocaba como todos los lunes era subir a Cabueñes, en este caso para la consulta de control. Hicimos así el correspondiente análisis y los resultados siguen siendo satisfactorios en cuanto a que me mantengo en unos parámetros más que aceptables para el tratamiento que estamos llevando a cabo. Según palabras de la Dra. que ayer me atendió –era nueva para mí, y que sustituía a la que había sustituido a la habitual, ambas de vacaciones- lo llevo muy bien para la caña que me están dando.

Una vez ya en casa y después de desayunar, llamé a mi padre para irnos a dar el paseo diario. Ahí quizás tenía que haberme contenido porque al ligero cansancio que yo achacaba al haber estado con la tripa vacía hasta las diez, se unía el calor que comenzaba a hacer. Así que cuando volvimos de nuevo a casa, me sentía como cuando regresaba después de correr una hora como un loco. Me duché para ver también si esto me aliviaba un poco el cansancio y después me puse ya con los blogs. Lo primero es lo primero. Al acabar me tiré en el sofá para ver si descansaba un poco, y como era de prever, me quedé dormido. Creo que estuve así casi una hora y media. Me vino genial.

Cuando me levanté era la hora de la comida. Me ayudó bastante para seguir recobrando fuerzas. Estuve luego leyendo la prensa en Internet hasta que a las cuatro llegó como siempre mi padre, para ver en este caso el Holanda Eslovaquia que ayer se jugaba. ¡Qué pena ver a los eslovacos donde podía estar perfectamente Italia! Y viendo a la Holanda de ayer, ¡quién sabe que habría pasado! Bueno, es absurdo estar pensando lo que pudo haber sido pero no fue. Es de perdedores. Lo que hay que hacer es mirar siempre al frente y poner todo de tu parte para que no se repitan los mismos errores. Oportunidades de revancha las tenemos todos cada día.

Después del partido llegó mi mujer, si bien en este caso no nos pusimos de inmediato con nuestras partidas porque antes tenía que ir a hacer unos recados. Así que para cuando volvió no nos dio tiempo nada más que a una única partida al Parchís; todo o nada. Ayer me tocó nada, o sea, cabreo.

Unos espectaculares chipirones rellenos sirvieron para que nos pusiéramos las botas cenando mientras veíamos cómo Brasil se deshacía de Chile en el segundo de los partidos del día. Estos brasileños mezclan el rigor táctico típico de los europeos, el poderío físico de los africanos y la calidad que nunca le ha faltado a la canarihna. Una cóctel ganador sin duda. Huelen junto a Alemania o Argentina como campeones del mundo. Lo siento por quien todavía tenga ilusiones por España. Aunque como siempre digo, esto es fútbol, y siempre hay lugar para las sorpresas.

Al acabar el partido estuvimos viendo una serie que echaban por Tele5 justo después de CSI. Es su primera temporada; creo que se llama NCIS o algo así. Un poco lenta pero se puede ver para pasar el rato. Pasadas las doce nos fuimos a la cama, aunque no había demasiada prisa al ser hoy fiesta. En realidad para mí es como si lo fueran todos los días.

Hoy ha amanecido nublado aunque según escuché para por la tarde se abrirán claros. Eso sí: sigue haciendo un bochorno que me apetecería irme a la playa y meterme en el agua hasta las orejas. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 28 de junio de 2010

Día 80

Son las once y cuarto cuando comienzo a escribir el Blog en este lunes, segundo del quinto ciclo. Apenas me acabo de duchar después de mi paseo por el parque, tras bajar esta mañana de Cabueñes. He preferido adelantar el paseo al Blog porque con el calor que hace a estas horas, después no quiero ni pensar el bochorno que podría hacer. Esta noche la he pasado bien, aunque justamente el calor que hace ha hecho que me despertara quizás más de lo habitual.

Por lo que respecta a ayer, esperaba el típico día que en cada ciclo me toca pasar, con mal cuerpo y algo de fiebre. Pero para mi sorpresa no fue así. Tuve un día sorprendentemente bueno si los comparamos con los que los que había tenido en los primeros domingos de cada ciclo. Ni molestias ni fiebre. Mucho mejor así.

De este modo, por la mañana después de desayunar y viendo que me encontraba bien, fuimos a dar una vuelta por el parque. Aunque era domingo no había demasiada gente, lo cual agradecí. Después de la media horita que más o menos nos lleva dar la vuelta al “ruedo” –como llamo yo a mi circuito-, regresamos a casa y me puse a ver un poco la tele, aunque prácticamente de inmediato me quedé dormido. Sí que es verdad que al llegar de caminar me notaba un poco más cansado de lo habitual, así que agradecí la hora y pico larga que reposé.

Hice un poco de tiempo luego organizando mis cosas hasta que llegó la hora de la comida, que coincidía con la salida del GP de F1 de Valencia. Fue una carrera bastante aburrida, sólo amenizada por la polémica que había surgido entorno al “amigo” de Alonso, Hamilton, quien con una maniobra un tanto dudosa había dado al traste con las posibilidades tanto del asturiano, como de su compañero de equipo. Otra tarde de gloria para Ferrari.

A las cuatro llegó mi padre para ver conmigo el Alemania Inglaterra. El partido respondió a lo que esperaba de él y hoy todavía sigue dando mucho que hablar la jugada que pudo ser clave, cuando el árbitro no dio validez a un gol de Inglaterra por entender que el balón no había entrado. ¡Que Dios le cuide la vista!

Al acabar como no podía ser de otra forma, y hasta que llegara la hora de la cena, mi mujer y yo nos dedicamos al gran campeonato de juegos. Por segundo día consecutivo tuve una jornada brillante, derrotándola tanto al Parchís primero, como al Chinchón después.

Cenamos relativamente pronto para ser domingo, de modo que acabamos casi al mismo tiempo que comenzaba el Argentina México, segundo partido del día. Al igual que el de por la tarde, fue un encuentro de lo más entretenido, pero también marcado por una jugada conflictiva que supuso el primer gol de Argentina en claro fuera de juego.

Nada más acabar el partido, nos pusimos a rematar lo que nos quedaba por ver de la miniserie de Einstein que habíamos empezado el viernes. Así que para cuando nos fuimos a la cama, serían como siempre las doce más o menos. Yo por mi parte todavía leí un rato hasta que noté que los ojos se me cerraban.

Hoy ha amanecido un día caluroso a más no poder. Me parece que me va a tocar tener las ventanas abiertas todo el día para que esto no se transforme en una sauna. No sé cómo lo pueden aguantar en el sur. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 27 de junio de 2010

Día 79

Hoy comienzo aún más tarde de lo habitual con el Blog. Son ahora casi las diez menos cuarto en este domingo, primero del quinto ciclo. De momento me he levantado bien, aunque anoche también tardé algo más de la cuenta en dormirme. Vamos a ver qué tal llevamos este día porque ya sabéis que los domingos primeros de cada ciclo y yo, no es que congeniemos demasiado. ¡Podría esperarse mejor a mañana para darme la lata!, que hoy tengo dos partidazos y la F1, y necesito estar en plenitud de facultades.

Bromas aparte, lo cierto es que ayer fue un día aceptable, aunque con algunas molestias que son presagio de la cercanía de estos días "complicados" que en cada ciclo tengo. Para empezar, ya desde que me había levantado, noté un dolor –típico pinchazo de los míos- en la zona del abdomen, más o menos por la zona del hígado, aunque luego se me desplazó hacia atrás, hacia el riñón. De todos modos como no era algo continuo, sino que iba y venía, lo llevé bastante bien. Luego por la tarde sí que noté también esos típicos síntomas de malestar muscular y de huesos, a nivel general, pero especialmente en la zona de la espalda, que también son habituales en estos días. Así que nada; está claro que seguimos el mismo patrón por lo que no hay motivos para preocuparse. Dentro de dos o tres días estaremos otra vez como nuevos.

Ayer, dado que era sábado, fue mi mujer quien me acompañó a dar el paseo matutino por el parque. Era un poco más tarde de lo habitual para mí, y eso, unido a que era sábado, se notó a la hora de encontrarse aquello mucho más concurrido de lo que me lo encontraba cuando iba con mi padre de diario. La verdad es que me siento más a gusto con menos gente, pero bueno, será también cuestión de ir acostumbrándose. Que tampoco me voy a volver ahora un ermitaño. Caminaríamos aproximadamente media hora, y no lo hicimos más, no por mí, sino por mi mujer que lo de caminar nunca es que lo haya llevado muy bien precisamente. Así que ayer, como siempre que salimos a dar un paseo, era yo quien tiraba de ella.

Cuando volvimos a casa yo me quedé viendo la carrera de motos que a esa hora comenzaba, mientras que ella se fue a ver un poco a su familia. Vino entonces mi padre para ver la carrera conmigo y estuvimos así entretenidos hasta casi las dos.

A esa hora llegaba la comida –Lasagna, como todos los sábados- y al mismo tiempo comenzaban la clasificación de F1 para el GP de Valencia. Al acabar ésta, no puede evitar –tampoco lo intenté demasiado- el quedarme dormido en el sofá, y para cuando desperté, me encontré con que el Uruguay Corea del Sur de las cuatro, ya estaba mediada la primera parte.

Al finalizar el partido nos apeteció entonces echar una partidilla al Trivial. ¡Menuda partidilla! ¡Casi hora y media y al final firmamos un armisticio! El tema es que empezamos estrenando unas tarjetas de preguntas que aquello debía ser nivel ultra-avanzado, porque sólo les faltaba preguntar cuál era el nombre de la mascota del gran filósofo danés Sören Kierkegaard. Por cierto, que no penséis que estoy loco, que yo a este buen hombre no lo conozco de nada: simplemente he buscado ahora por Google el nombre de un filósofo danés para hacer la gracia. Pero vamos, que las preguntas del Trivial iban en ese estilo. ¡Un horror!

Al acabar la partida, o mejor dicho, al interrumpirla, se puso mi mujer manos a la obra con la cena. Empezamos así viendo en la cocina la primera parte del EEUU Ghana, para luego ya irnos al salón donde acabamos de ver el partido, que tuvo que irse a la prórroga para resolverse a favor de los africanos.

A pesar de que como digo, hubo prórroga, y que por tanto el partido acabó un poco más tarde de lo habitual, dado que era sábado y hoy no tocaba madrugar, seguimos con la serie que habíamos iniciado el día anterior sobre la vida de Albert Einstein. La verdad es que había un montón de aspectos de su vida que desconocía y no deja de sorprenderme cada cosa que descubro sobre la figura del gran físico alemán. Todavía nos quedará medio capítulo o así para acabarlo esta noche.

Hoy ha amanecido nublado, e incluso con el suelo mojado, lo que quiere decir que esta noche ha llovido. De todos modos la temperatura sigue siendo agradable, así que en menos de una hora supongo que estaremos haciendo unos largos por el parque. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 26 de junio de 2010

Día 78

Son poco más de las nueve y cuarto de este sábado, primero del quinto ciclo, cuando comienzo a escribir el Blog. Esta mañana me he despertado un poco primero de lo que tenía pensado, sobre las siete y media, y a partir de ahí me ha sido imposible coger de nuevo el sueño. Habré dormido apenas seis horas pero me encuentro descansado para afrontar el día. Ya habrá tiempo más tarde para recuperar el sueño si hace falta.

Ayer viernes fue un día de esos típicos en la primera semana de cada ciclo: cero molestias, temperatura corporal casi perfecta y con buenas sensaciones en general. No puedo negar el que sienta un poco de fastidio al saber que a partir de mañana, y si se repite la tónica de los ciclos anteriores, entremos en esos días un poco menos llevaderos; pero bueno, a fin de cuentas ya sabemos lo que son y trataremos de pasarlos lo mejor posible.

Por la mañana ayer, tal y como había hecho en días anteriores, nada más que llegó mi padre, me fui con él a dar un paseo. El día estaba para ello puesto que a una temperatura genial se unía la práctica ausencia de viento. Además, a esas horas –no serían todavía ni las diez- se percibe un aire puro en el parque que parece que con solo respirarlo uno se encuentra en la gloria. Al final, caminaríamos cerca de treinta y cinco minutos, así que poquito a poco vamos subiendo. Me sigo encontrando muy a gusto y para nada noto cansancio al caminar, pero tampoco quiero excederme.

Al volver a casa y después de la correspondiente ducha, estuve echándole un ojo al correo mientras en la tele tenía puesto primero los libres de F1 –este finde tenemos carrera en Valencia- y luego las motos. Entre el motor y el mundial estaré más que entretenido estos próximos dos días.

Tras la comida me relajé un rato en el sofá –quiero decir que caí dormido- y cuando me quise dar cuenta, ya eran casi las cuatro, o lo que es lo mismo: la hora de inicio del primer partido de la jornada, todo un Brasil Portugal. Mucho ruido y pocas nueces, de tal modo que mi padre y yo, estuvimos casi más tiempo charlando del desastre de Italia y de las posibilidades de España, que atendiendo al partido.

Al acabar y para hacer tiempo hasta que llegara mi mujer, decidí intentar tomarme la revancha de la paliza al Parchís que el otro día me había propinado mi padre, así que le lancé el reto en toda regla, a lo cual, por supuesto aceptó. Fueron tres partidas rápidas –con mi mujer las partidas son a ocho fichas y duran mucho más- pero conseguí mi objetivo: empate a uno tras las dos primeras y victoria para mí en la decisiva y última.

Como me sentía en racha, nada más que mi mujer entró por la puerta ya tenía yo dispuesto de nuevo el tablero de juego. He de reconocer que la cosa estuvo bastante reñida aunque al final logré llevarme la victoria. ¡Menudo día!

Casi sin darnos cuenta llegó la hora de cenar, y al mismo tiempo, la del partido de España. Tal y como se preveía, España consiguió no solo clasificarse sino además ser primera de grupo. Ahora es cuando de verdad comienza el mundial.

Al acabar el partido y como al día siguiente en teoría no tocaba madrugar –digo en teoría porque ya veis que al final para mí ha sido igual-, nos pusimos a ver el primero de los dos capítulos que componen una miniserie para la televisión sobre la vida de Albert Einstein, y en especial, sobre su relación con su primera mujer. Después, todavía estuve leyendo un rato hasta que hacia las doce y media, apagaría la luz.

Hoy ha amanecido nublado aunque sigue haciendo una buena temperatura. Lo importante es que por lo menos no nos llueva, que no parece que vaya hacerlo. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 25 de junio de 2010

Día 77

Comienzo hoy escribir el Blog a las ocho y cuarto de este viernes, primero del quinto ciclo. Anoche tardé bastante en dormirme. Esa mala leche que se me queda en el cuerpo cuando Italia pierde, y que sólo los que me conocen de verdad saben hasta qué punto puede llegar, hace que la tarea de coger sueño se haga casi imposible. Al final, calculo que lo lograría sobre la una y media, así que habré dormido unas seis horas en total. De todos modos me he levantado con las pilas a tope. Es lo que tiene también esa mala leche: que tarda unos días en irse.

Ayer jueves había amanecido un día precioso, por lo que apenas llegó mi padre a las nueve y media, nos fuimos a dar nuestro ya habitual paseo matutino. Como me encontraba con ganas, aumentamos ligeramente el recorrido, y al final caminaríamos una media hora. Me hace gracia que de vez en cuando mi padre tenga que tirar de mí hacia atrás porque dice que me lanzo como si fuera a salir corriendo en cualquier momento. Yo es que siempre he sido de caminar bastante rápido -¡anda que no me habrá echado broncas por eso mi mujer que siempre la llevo “afogada”!, y eso es algo que se te queda, aunque ahora evidentemente no esté en plenitud de facultades físicas. Afortunadamente las mentales creo que no se han visto afectadas… que ya de por sí, nunca estuvieron muy allá según para qué temas.

Hablando de mi mujer, me comentaba ayer a modo de crítica constructiva –siendo tu mujer no se entiende de otro modo, por supuesto…-, que debía intentar cambiar un poco este Blog, de modo que no pareciera escrito con una plantilla. Y yo lo respondí: “¿y qué quieres que ponga?, ¿que cuente chistes?”. Mi vida ahora mismo es esto: sota, caballo y rey; una sucesión de rutinas que yo mismo me he autoimpuesto y que cumplo con rigor casi militar. Para mí el simple hecho de tener que cambiar cualquiera de ellas supone un trastorno que no os podéis ni imaginar. Así que esto que escribo es lo que sencillamente vivo día a día. Lo bueno para vosotros es que si os perdéis un capítulo, al igual que ocurre con los culebrones, podéis reengancharos al día siguiente y no os habréis perdido nada. Facilísimo de seguir.

Volviendo al día en sí –que luego pierdo el hilo-, después de la caminata me dediqué entonces a dar respuesta a los mails que tenía pendientes en mi buzón, y que siendo el día que era, en gran parte iban dedicados al partido de por la tarde.

Se hizo así la hora de la comida, y en este caso fue mi tía la encargada de servir el catering. ¡Qué buen plato de pasta con su filetito acompañado de verduras! Yo creo que no he comido tan bien, y sobre todo tan sano en mi vida. Tengo curiosidad por ver cómo se me ponen los parámetros sanguíneos en cuanto dejemos la quimio, porque estoy seguro que los voy a tener como los de un adolescente quince años. Bueno, según que adolescente, ¡que menudos son ahora! Nosotros a esos años éramos unos santos...Casi que sí.

Con una siesta de por medio llegó la hora de la cita del día: el Eslovaquia Italia. Mi padre llegó unos minutos antes de que comenzara, mientras que mi madre –que venía a aprovechar para limpiar un poco- llegó cuando el partido ya estaba en sus primeros minutos. No me voy a alargar mucho comentado el partido en sí. Diré lo básico: Italia perdió víctima de sus propios errores y en esta ocasión –lo mismo que durante todo el mundial- ni tan siquiera la fortuna le acompañó. Un tremendo palo para el fútbol italiano y para todos sus seguidores. Pero ahora no es el momento de quedarse lamiendo las heridas. Al contrario: hay que dar la cara desde el primer momento para que todos esos cretinos que hoy ríen con nuestra derrota sepan que mañana volverán a vernos con más fuerzas y orgullo si cabe.

Tras el partido se fueron mis padres y yo me quedé escribiendo un poco a la espera de que llegara mi mujer. Me dediqué básicamente a leer todo lo que ya estaba siendo publicado online en la prensa italiana sobre nuestra eliminación. ¡A casa con vergüenza!, era el más repetido de los titulares. Duro pero conciso. No me molestó. Me fastidiaron más los titulares de prensa de países extranjeros, algunos ya en nuestra misma situación –caso de los franceses-, y otros, que no están muy lejos de reservar su billete de vuelta.

En fin, que al final se nos echó un poco el tiempo encima y nada más que pudimos jugar una partida al Parchís, que para completar el día ”fabuloso” que llevaba, por supuesto perdí.

Después de cenar continué leyendo y leyendo en Internet mientras seguí con un ojo el sorprendente Dinamarca Japón, en el que los nipones lograron con total merecimiento su pase a octavos. El mundo al revés: Japón, Eslovaquia, EEUU, Corea del Sur,,, clasificados; Italia y Francia a casa. Esto es fútbol.

Como todavía tenía ganas de mortificarme un poco más, me quedé viendo el resumen de la jornada en el programa del Plus. ¡Cómo se les veía disfrutando con la derrota de Italia! ¿Envidia? ¿Miedo a un hipotético enfrentamiento? No sé, pero aquello ya sirvió para llenar al máximo mi depósito de mala leche. Me fui entonces para la cama, estuve leyendo un poco, y para cuando apagué la luz serían las doce y media. Para relajarme un poco me convencí a mi mismo que una cosa está clara: dentro de cuatro años volveremos a intentarlo –en Brasil, por cierto- y yo estaré ahí para verlo, y para celebrarlo.

Hoy ha amanecido un poco nublado, aunque sigue haciendo calorcillo. Bueno, calorcillo para lo que entendemos aquí como tal: unos dieciocho grados tendremos ahora con máximas previstas de veintitrés. Así que en cuanto llegue mi padre me iré a dar un paseo con él. Hoy sí que necesito caminar, que la mala leche se evapora quemando energías. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 24 de junio de 2010

Día 76

Son justo las ocho y media de la mañana, en este jueves, primero del quinto ciclo, cuando tecleo las primeras líneas de este Blog. Esta noche he descansado muy bien. Ha sido toda una novedad el que la primera vez que me despertara fueran pasadas ya las cuatro y media de la mañana. Y cuando volví a despertar eran cerca de las siete. A ver si se repite estas próximas noches.

De nuevo ayer miércoles, tras escribir los blogs y poner al día el email, fui a dar otro paseo al parque con mi padre. En esta ocasión el día estaba realmente agradable: la temperatura era superior incluso a la del día anterior –tendríamos unos 18 grados a las diez y media- pero apenas teníamos viento. Fueron veinticinco minutos apenas, pero que son otro pequeño avance en mi día a día. El parque a esas horas está de lo más tranquilo, con muy poca gente. Casi hay más empleados públicos cuidando de los jardines que personas paseando o corriendo.

Como os comentaba ayer, al comenzar con estos paseos matutinos para los que tengo que echar crema solar en abudancia, he tenido que modificar un poco mi rutina, de modo que en lugar de ducharme nada más levantarme, lo hago al volver de caminar. Iba a gastar si no la piel de tanto enjabonarme si optaba por ducharme un par de veces de forma tan seguida.

Ya de vueta y tras la mencionada ducha me puse a hacer un pequeño trabajillo –que no llega siquiera a esa categoría- que me sirvió para estar entretenido un par de horas hasta la hora de la comida. Es agradable poder sentirse en cierto modo útil. Y cuando uno se encuentra bien como ayer me encontraba yo, parece que tiene ganas de mantenerse activo con lo que sea.

A media mañana me llegó otra sorpresilla, de esas que uno abre como si fuera el día de Reyes. ¡A este paso vamos a hacer ricos a las agencias de transportes! En este caso los “culpables” fueron unos amigos de Madrid. Me hizo muchísima gracia el que una de las dos cosas que me enviaron sea una especie de helicóptero mosquito para manejar en el interior. Me estoy ya viendo con el aparatillo en cuestión golpeando contra todas las paredes del salón y tirando y destrozando jarrones, libros o figurillas. Ya os contaré qué tal me va de piloto. Y se pueden preparar en la oficina, porque ahí sí que hay espacio para ejecutar maniobras a lo bestia.

Fue mi madre ayer quien me acercó la comida y al acabar ésta a eso de las dos y media, aproveché para echarme un poco en el sofá para ver si caía dormido hasta las cuatro que llegaba mi padre para ver conmigo el primero de los partidos del mundial. No me costó mucho la verdad, y descansaría así como una horita más o menos. ¡Qué grande el invento de la siesta!

Puntual como siempre –es de familia- llegó mi padre y nos enfrascamos en el Eslovenia Inglaterra. El partido fue de lo más emocionante con los dos equipos a un gol de la gloria o del fracaso. Cuando finalizó, con ambos en ese momento clasificados, la noticia de un gol en el otro partido del grupo que en ese momento se estaba jugando también, dejó helados a los eslovenos: estaban fuera del mundial. Así es la vida. Uno puede llegar hasta cierto punto a mantener un control limitado sobre la misma, pero existen factores externos que no manejamos y que pueden ser precisamente los que más influencia tengan en nosotros. Cuando esto ocurre, no queda más que afrontarlos, mirar al frente y salir adelante.

A las seis cuando se marchó mi padre, y a la espera de que llegara mi mujer, estuve escribiendo algunas cosillas en el ordenador, para ir adelantando el blog futbolero del día siguiente. Me gusta además escribir cuando tengo las cosas frescas en la cabeza, o cuando me viene una idea que considero ingeniosa. Luego me ocurre, que a veces cuando la vuelvo a leer, ya no me parece tan ingeniosa. Pero escrita está.

Serían las siete menos algo cuando nos pusimos con la sesión de juegos. Ayer me tocó algo más de fortuna, ya que a pesar de perder en la primera partida al Chinchón, me desquité luego con el Parchís y el Dominó –a éste por dos veces-.

Ayer volvimos a cenar algo temprano, antes de que comenzara el segundo partido del mundial, el Ghana Alemania. Probablemente habrá sido uno de los mejores partidos que llevamos hasta ahora. Al igual que en la jornada de la tarde, ambos equipos acabaron el partido al filo de la navaja. Sin embargo en esta ocasión no hubo milagro en el otro campo, y de este modo, Alemania y Ghana pasan a octavos, mientras que Australia y Serbia, hacen las maletas.

Estuvimos luego viendo un poco más la tele, mientras teníamos encendida en el salón una pequeña vela para celebrar a nuestro modo la Noche de San Juan. ¡Anda que no lo hemos pasado bien otros años yendo a la hoguera! Hombre, la verdad es que no es que fuera yo mucho de ir a correr alrededor del fuego. Pero casi siempre mi mujer me acababa arrastrando para cumplir con la tradición. Y luego, como suele ocurrir, era yo el que mejor me lo pasaba haciendo el ganso y el que no se quería ir para casa.

Hoy ha amanecido otro día de sol espléndido. En cuanto publique el Blog me echaré la crema solar para salir a dar el paseo diario a eso de las nueve y media, que más tarde empieza a calentar demasiado. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 23 de junio de 2010

Día 75

Son algo más de las ocho y media de este miércoles, primero del quinto ciclo. Hoy he dormido bastante bien, y de hecho al despertar como de costumbre a las siete de la mañana, decidí –cosa rara en mí- dar media vuelta y seguir otro poco. Así fue que me he levantado casi una hora más tarde lo habitual.

Ayer martes después de cumplir con mis respectivos blogs, y con el correo electrónico, como el tiempo acompañaba decidí salir a dar un pequeño paseo por un parque cercano a mi casa. Me acompañó mi padre y juntos caminamos no más de veinte minutos. Las sensaciones fueron un poco contradictorias, del que vuelve a encontrarse con algo que antes le era familiar, pero que al mismo tiempo lo siente como extraño. Por aquel parque habré hecho kilómetros y kilómetros, tanto corriendo como en paseos maratonianos. Y ahora me encontraba otra vez ahí, pero como el que tiene que aprender a caminar de nuevo. Si seguimos con el buen tiempo anunciado para toda la semana, intentaré mantener estos pequeños paseos. Poco a poco tenemos que ir saliendo de la burbuja.

Al volver a casa me duché de nuevo para quitarme la crema solar con la que me había embadurnado. Tengo que ser muy cuidadoso con la protección solar –utilizo factor50- puesto que con la quimio, podrían salirme manchas. Además y aunque haya sol, también tengo que ir relativamente abrigado para evitar corrientes. Ayer por ejemplo tiraba un vientillo del nordeste que rascaba lo suyo. Menos mal que aunque uno esté en baja forma, sigue siendo del norte.

Después de la ducha, seguí con el ordenador hasta que llegó la hora de la comida. ¡Otro festival gastronómico ayer! Al acabar fue cuando decidí llamar a Cabueñes para comprobar si tal y como me habían comentado desde Salamanca, ayer hablarían con ellos para hacerles llegar su opinión según todos los datos que les había enviado la semana pasada. Efectivamente así había sido y según me comentó la enfermera, las dos doctoras habían estado hablando largo y tendido sobre mi caso.

Se puso entonces la Dra. y básicamente lo que vino a decirme fue que en primer lugar que en Salamanca están de acuerdo en que sigamos con el mismo tratamiento porque una cosa según ellos está clara: está habiendo respuesta. Por ello, su consejo es que sigamos hasta el sexto ciclo y al acabar, repitamos de nuevo las pruebas. Han pedido además que les envíen una muestra para analizar ellos en su laboratorio en el Clínico -lo que me deja mucho más tranquilo- por Biología Molecular, que es lo que a ellos les inspira más confianza. Con eso sabríamos exactamente el estado de la médula ósea, y por ende, qué nivel de remisión hemos logrado con el tratamiento.

De este modo, si hubiera remisión completa –que seguro que la lograremos-, podríamos hacer un trasplante autólogo, es decir, con mis propias celulillas. Si por contra quedara por ahí algo residual, tendríamos dos opciones a valorar: meter un par de ciclos más agresivos (mayor riesgo de infecciones con los consiguientes ingresos) para intentar limpiar y realizar el trasplante autólogo -claro que está por ver que con esos dos ciclos quedes limpio, o eso es lo que pienso yo- o la otra opción sería olvidarse del autólogo y aprovechar la compatibilidad de mi hermano e ir directamente al transplante alogénico.

La diferencia entre un transplante y otro ya la hemos comentado creo anteriormente, pero lo principal podría ser que con el transplante autólogo existe cero riesgo de rechazo y no hay necesidad por tanto de administrar inmunosupresores, con los que tu sistema defensivo queda barrido y a merced de un simple estornudo. Pero por lo que he leído -y esto es algo que me habrá confirmar con ellos- las posibilidades de recaída a medio o largo plazo son mayores que con el alogénico. En fin, que una vez más, lo que vamos hacer ahora es centrarnos en este quinto ciclo, y luego en el sexto. Y cuando acabemos y tengamos los resultados de las pruebas en nuestras manos, valorarlo con ellos –que para eso son los que entienden- y tomar la decisión. Yo estoy convencido de que tomemos la decisión que tomemos, todo irá bien. Al final, como le digo a mi mujer, esto es más fácil que comer una ficha al parchís. Y sé de lo que estoy hablando… aunque últimamente no se me esté dando muy bien.

A las tres y media llegó mi prima para ponerme la inyección de Neulasta, como en cada ciclo. Estuvimos charlando un rato sobre mi conversación con Cabueñes el tiempo justo para que llegara ya mi padre. Con él me quedé viendo el Francia Sudáfrica, mientras seguíamos al mismo tiempo el Uruguay México que echaban por otro dial del Plus. Lo más destacado es que Francia ha dicho adiós al mundial con una nueva derrota y que al final han sido Uruguay y México las clasificadas para octavos.

Estuve luego haciendo tiempo hasta que sobre las siete llegó mi mujer. Nos pusimos entonces sin dilación a lo nuestro: sesión de juego intensiva. Pensé que la iba a pillar en baja forma pero qué va. Casqué en apenas dos manos al Chinchón y luego en el Parchís, caí también derrotado con un final horripilante que provocó en mí tal cabreo que lancé cubilete y dado por los aires mientras profería todo tipo de improperios, ante las risas de mi mujer. Menos mal que luego me calmé un poco con dos victorias consecutivas que logré al Dominó.

Llegó así la hora de cenar, y después, nos volvimos a enganchar al mundial. En este caso vimos el Grecia Argentina, y de vez en cuando –si había algún gol y luego al final del partido- con el Corea del Sur Nigeria. Aquí los equipos clasificados para octavos fueron Argentina y Corea del Sur. Una pena, porque Nigeria lo tuvo cerca y me hubiera gustado que el equipo africano hubiera sido el afortunado.

Al acabar el partido mientras mi mujer se iba ya a dormir yo me quedé viendo el resumen de la jornada hasta casi las doce. Luego como siempre, un poco de lectura para coger sueño, y a eso de las doce y cuarto estaba ya soñando con los angelitos.

Hoy ha amanecido otro día fantástico. Así que en algo menos de una hora cuando llegue mi padre, me iré con él a dar otro paseíllo. Además hoy incluso parece que no hace ni viento. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 22 de junio de 2010

Día 74

Son las ocho y cuarto cuando comienzo hoy a escribir estas primeras líneas del Blog. Esta noche entre que me dormí algo tarde y me desperté temprano, habré dormido algo menos de seis horas. Seguramente durante la mañana tendré que echar una cabezada para que no me dé luego el bajón por la tarde. De todas formas ahora me encuentro muy bien, únicamente con un ligero dolor de cabeza, más fruto de las pocas horas de sueño, que de otra cosa.

Ayer lunes subimos por la mañana a Cabueñes para la sesión de quimio. Fue mi hermano en este caso quien me subió desde casa. A las ocho y cuarto estabábamos ya en Hematología para la correspondiente extracción semanal de sangre. Después tocaba esperar hasta las nueve y cuarto para que llegaran los resultados y poder así entrar en la consulta. Para entonces ya había llegado mi mujer, quien se encontraba mucho mejor. Entramos así los dos a la consulta donde la Dra. nos informó que los resultados de la analítica siguen en principio en la misma línea positiva que los anteriores: mantenemos las defensas en unos números aceptables, las plaquetas se encuentran dentro de la normalidad, y la hemoglobina –y con ella el hemtocrito- ha vuelto a subir ligeramente. Por otra parte nos comentó que reunidos todo el Servicio en sesión clínica y estudiada mi evolución junto con lo obtenido en la biopsia, están de acuerdo a la hora de afirmar que el tratamiento parece estar funcionando y que por tanto, no se hace necesario cambiar el mismo. Seguiremos así con los seis ciclos previstos –a falta de lo que hoy puedan comentar desde Salamanca, quienes quedaron este mediodía de llamar a Cabueñes-, y una vez los finalicemos, realizaremos una nueva biopsia para ver el resultado obtenido. A partir de ahí se marcarían los pasos a seguir para el transplante de médula ósea, si bien, tampoco es descartable que en el caso de que no hubiera una remisión completa de la enfermedad o si el transplante se demorara más de lo previsto, hubiera que añadir un ciclo más para rematar la faena y estar así en la mejor disposición para afrontar el trasplante con las mayores garantías de éxito posibles.

Después de la consulta nos fuimos hacia el Hospital de Día, donde en esta ocasión tardaron muy poco en subir mi "cóctel mágico" desde Farmacia, así que antes de las doce ya estábamos saliendo por la puerta del hospital hacia mi casa.

Lo que hice ayer dado que no había desayunado -por tener que ir como siempre en ayunas-, fue adelantar la hora de la comida. Así, a la una y cuarto estaba dando cuenta de una buena menestra. Tengo ahora además que cuidarme un poco más si cabe, puesto que según los análisis, parece que tengo los triglicéridos un poco pasados, algo que podría ser debido al propio tratamiento, añadido a una comida en la que no hemos cuidado las grasas ingeridas.

Después de la comida, enganché con el Portugal Corea del Norte apenas iniciado. Los portugueses se dieron un auténtico festín de goles, endosándole a los pobres coreanos la mayor goleada en lo que llevamos de mundial: siete a cero. Con la segunda parte llegó mi padre para estar conmigo el resto de la tarde. Al acabar, mientras él leía un poco, yo me dediqué a poner en orden mi blog mundialista para ir adelantando de cara al día siguiente.

Nos pusimos de nuevo a las cuatro con el segundo de los partidos, el Chile Suiza. Estuvo bastante entretenido aunque volvimos a comprobar cómo un mal árbitro –no podíamos esperar nada mejor de uno saudí- puede decantar hacia un equipo la balanza. En este caso fue Chile la beneficiada con un gol en fuera de juego –a la postre el único del partido- y con una expulsión suiza absolutamente exagerada cuando quedaba más de una hora de juego.

Desde las seis que acabó el partido hasta las ocho que llegó mi mujer -¡bien!-, pasé el tiempo leyendo cómo la prensa italiana destrozaba a la nazionale por su ridículo del día anterior frente a Nueva Zelanda. Es una herida abierta que tardará mucho en cicatrizar en la afición italiana.

Cené para aprovechar el tiempo que tenía antes de que comenzara el España Honduras. La victoria muy merecida de España hace que las aguas se tranquilicen un poco, aunque evidentemente el rival ayudaba lo suyo. De todos modos, en un mundial donde las sorpresas están a la orden del día, ganar tiene un valor importantísimo se juegue contra quien se juegue. La clasificación para octavos está ahora un poco más enfocada, aunque para ello habrá casi con toda seguridad que vencer a Chile el próximo viernes. No parece misión imposible ni mucho menos. Al contrario, sería lo lógico.

Al acabar el partido estuvimos viendo un poco la tele hasta que llegó la hora de irse a dormir. Estuve leyendo un par de capítulos del libro con el que estoy ahora -Lo mejor que le puede pasar a un cruasán- antes de apagar la luz y comprobar que eran las doce y media pasadas.

Hoy ha amanecido un día precioso. Parece además que de momento el viento está calmado. Tal vez a media mañana me anima a calzarme los playeros e ir con mi padre a dar un paseo por el parque. Un poco de aire seguro que me viene bien. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 21 de junio de 2010

Día 73

Recién llegado de Cabueñes de la sesión de quimio –la quinta y penúltima si todo va según lo previsto-, cuando son poco más de las doce y cuarto, comienzo a escribir el Blog. Esta noche he vuelto a dormir bastante bien, y de hecho, apenas desperté un par de veces. Me levanté así descansado y con la alegría de saber que hoy empezamos un nuevo ciclo. ¡Y ya llevamos completados cuatro! En los análisis de que hoy hicimos, todo sigue aparantemente bien, así que no podemos quejarnos en absoluto.

Ayer domingo fue un día bastante similar al sábado en cuanto a sensaciones. Me levanté con las ligeras molestias en el abdomen con las que me había acostado el sábado, pero se me pasaron a lo largo de la mañana. Por la tarde de nuevo me encontré algo cansado, pero aun así puedo decir que el día en general fue bueno. En resumen podríamos afirmar que este cuarto ciclo ha sido bastante similar al tercero, quizás un pelín menos bueno, pero más por lo mental que por lo físico. A veces cuesta mantener la concentración en el único objetivo y uno se pierde en tonterías que no conducen a nada. De todos modos con el inicio de este nuevo ciclo, recupero otra vez todas mis energías positivas.

Ayer por la mañana me había levantado un poco más tarde de lo habitual, así que todo se mi hizo un poco más corto. Desde primera hora estuve viendo las motos y estuve con ellas entretenido hasta que llegó la hora del primer partido del mundial, el que jugaban Paraguay frente a Eslovaquia. No dejé tampoco de cumplir con mi sesión en la cinta de andar, aunque tampoco pasé de los quince minutillos de rigor.

Tanto la comida como la cena corría ayer domingo a cargo de mi tía, así que probablemente haya ganado algún kilillo con sus raciones XXL. Una de las cosas precisamente que me preguntaron hoy en la consulta fue si estoy manteniendo el peso, y lo cierto es que desde que comencé con el tratamiento no he perdido un gramo. Si acaso lo habré ganado. Eso es lógicamente algo bueno de cara a mantener el cuerpo con fuerzas para afrontar lo que nos queda por delante.

Tras el primer partido venía el que de verdad a mí me interesaba, que era el Italia Nueva Zelanda. Parafraseando a Jesulín, el partido lo podríamos resumir en dos palabras: des-esperante. Lo mejor de todo –o lo peor según de mire- es que después del ridículo que supone empatar con una selección amateur, Italia sigue dependiendo de ella misma para clasificarse -a esto me refería con "lo peor"-. De todos modos o mucho cambia en su juego o muy pronto los veremos hacer las maletas. ¡Arrivederci Sudáfrica!

Antes del tercer encuentro del mundial, hubo tiempo para jugar al Parchís unas partidas, en esta ocasión con mi padre. Hacía mucho que no lo hacía, así que no recordaba lo que eso significaba: sucesión casi infinita de seises –pero nunca tres seguidos-, fichas comidas unas tras otras… En fin, que le duré menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Tres a cero. ¡Ojalá hubiera sido ese también el resultado del Italia Nueva Zelanda!

Durante todo el día hablé varias veces con mi mujer, y si todo va bien, hoy es probable que vuelva a casa. ¡Habrá que celebrarlo con una buena sesión de juegos! Tengo que aprovechar a ver si la pillo flojilla y me desquito de las últimas derrotas.

Justo cuando iba a comenzar el Brasil Costa de Marfil llegó mi madre, así que estuvimos un rato juntos. Luego ella se fue a preparar la cena para mi padre, que volvió apenas comenzada la segunda parte. Del partido poco que decir: Brasil con la ley del mínimo esfuerzo ganó con solvencia. Peligro para el resto de favoritas.

A pesar de que era domingo y que hoy tocaba madrugar, aguantamos viendo la tele hasta las doce como en días anteriores. Yo aun así, y por no perder las rutinas, todavía leí un buen rato hasta que noté que ya me podía el sueño.

Hoy ha amanecido un día soleado para celebrar el inicio del verano y parece que lo vamos a mantener unos cuantos días. ¡Genial! Si encima hoy por la tarde entra por casa mi rayito preferido, ya ni os cuento… Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 20 de junio de 2010

Día 72

Son ya casi las diez de la mañana cuando me dispongo a escribir el Blog. Esta mañana me he levantado algo más tarde, que para eso es domingo. Anoche dormí aceptablemente, aunque tenía algunos dolores en la zona derecha del abdomen que me dieron un poco la lata a la hora de coger sueño, aunque al final tampoco es que me costara demasiado dormirme. Eso sí, luego desperté como siempre bastantes veces pero también como siempre, apenas me giraba y ya estaba de nuevo durmiendo.

Ayer sábado en general fue un día tranquilo, aunque sí es verdad que por la tarde me encontré un poco más cansado, supongo que en parte porque a mediodía tenía ya 37 de temperatura, que sin ser ni siquiera febrícula –como dicen los médicos- sí que es suficiente para que te encuentres al final del día un poco molido.

Después de dar cumplida cuenta de los blogs y correos electrónicos, hablé con mi mujer. Se encontraba algo mejor, aunque como cualquier catarro, es normal que tenga que estar algunos días más hasta recuperarse por completo.

Durante la mañana estuve viendo los entrenos de motociclismo correspondientes al GP de Gran Bretaña que se disputa este fin de semana. Aproveché también para hacer mis habituales quince minutos en la cinta. La semana que viene la idea es en función de cómo esté el tiempo, dar algún que otro paseo por la mañana, que siempre hay menos viento, y de paso, menos gente.

A la una y media comenzaban un día más los partidos del mundial. El primero ayer era el Holanda Japón. La primera parte fue infumable, aunque en la segunda sí hubo algo más de juego. Al descanso había llegado mi padre con la comida, que como sábado que era, podéis adivinar que se trataba de un buen plato de pasta acompañado de carne como segundo.

Me fui al sofá a ver cómo concluía el partido, y nada más finalizar éste, me pase a los entrenamientos de MotoGP con Lorenzo y Pedrosa luchando por la pole. Sin embargo aquí me quedé dormido y cuando desperté, estaban justo metiendo en la ambulancia a Pedrosa por una caída que había sufrido. De tarde ya supe que había sido un fuerte golpe, pero que no le impedirá correr hoy.

Para el partido de las cuatro, Ghana Australia, llegó mi padre. Estuvimos así entretenidos hasta las seis que acabó. Luego venía mi madre que quería hacer un poco de limpieza. Al acabar, y como teníamos bastante tiempo hasta que tuviera que irse a preparar la cena, jugamos unas cuantas al Parchís. Con el entrenamiento que tengo acumulado no me fue complicado vencer las dos primeras de carrerilla, aunque en la tercera –quizás por la confianza- mi madre consiguió la victoria de la honra. Tampoco era plan de ganarle todas, que luego no me viene más a limpiar.

Mientras estábamos jugando llegó mi mujer para recoger unas cosas que quería llevarse y aunque prefirió por precaución ni pasar del descansillo, sólo el verla fue lo mejor del día. A ver si con un poco de suerte para mañana o pasado como mucho, puedo tenerla en casa para volver a pulirla en los juegos. Pero si hace falta, me dejo ganar.

A las ocho y media comenzaba el último partido de la jornada, un interesante Camerún Dinamarca y que a la postre, para mí, fue el mejor partido de los que hemos visto en lo que va de campeonato. Ganaron los daneses con lo que Etoo y sus compañeros, tendrán que hacer las maletas con una jornada de antelación. Una pena, porque ayer merecieron al menos un empate que les habría dado alguna posibilidad de clasificación.

Nada más acabar de cenar, y cuando comenzaba ya la segunda parte, llegó mi padre para quedarse de nuevo conmigo toda la noche. Aguantamos hasta las doce viendo la tele y luego estuve leyendo hasta la una menos cuarto aproximadamente.

Hoy ha amanecido algo nublado pero según las previsiones esta misma tarde veremos de nuevo relucir el sol. Mañana nos toca si no hay novedad poner el quinto chute de quimio, así que el Blog llegará por la tarde. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 19 de junio de 2010

Día 71

Son poco más de las nueve y cuarto de la mañana cuando comienzo a escribir este Blog. Anoche dormí un poco mejor que el día anterior y de hecho hoy me quedado en la cama hasta las ocho y media. En este sábado, ya a las puertas de comenzar el lunes el quinto ciclo, me levanto bien de sensaciones pero con ganas de que el día pase rápido. Es algo que no puedo evitar: si pudiera acelerar el tiempo no dudaría en pisar a fondo para llegar cuanto antes a la meta. Tal vez sea también porque quiero creer que cada vez está más cerca, aunque es justo el no saber realmente lo que me queda por recorrer lo que en ocasiones me agobia. Me tengo así que conformar con saber que queda menos. ¿Cuánto? ¡Ojalá lo supiéramos!

Ayer viernes tuve un día relativamente bueno. No tuve ninguna molestia en especial pero al mismo tiempo me notaba un poco raro. Es algo que veo que también se repite en los segundos fines de semana de cada ciclo. Pienso que puede ser el famoso Neulasta –el que ayuda a la producción de defensas- que con la quimio bajo mínimos al final del ciclo, le da caña a la médula para que produzca a destajo. Bueno, sea lo que sea, se lleva bien.

Al levantarme lógicamente lo más extraño fue encontrarme por casa con mi padre en lugar de con mi mujer. A ver si con un poco de suerte la puedo tener otra vez conmigo el lunes. La echo muchísimo de menos.

Mantuve igualmente todas mis rutinas habituales, e incluso me animé de nuevo a caminar quince minutillos en la cinta. Es la primera vez que durante la segunda semana del ciclo me muevo con algo de regularidad, y es que quiero ver si esto provoca algún efecto real –y por supuesto positivo- que pueda reflejarse en los análisis que haremos el lunes. Así que hoy repetiremos.

Durante toda la mañana estuve pendiente de recibir contestación al mail que había mandado el día anterior al Clínico de Salamanca, en relación a la posibilidad de fijar una segunda visita. A última hora y para mi tranquilidad recibí respuesta: este mismo martes han quedado de ponerse en contacto con Cabueñes, con la Dra. que lleva mi caso, para hablar con ellos y hacerles llegar su punto de vista y cuál sería la actuación a seguir según su criterio y a tenor de los informes que les he enviado. A partir de ahí ya veríamos si es necesario acudir a Salamanca o si lo podemos arreglar desde aquí en plan teleconsulta.

A la una y cuarto mi padre me llevó a Cabueñes donde tenía cita para realizar una ecocardiografía del corazón. Se trataba de una prueba rutinaria con el único fin de comprobar si mi corazón está soportando sin problemas los efectos de la quimio. Como nos esperábamos la prueba ha demostrado que sigo estando como un toro y que mi corazón aguanta sobradamente lo que le echen. ¡Faltaría más!

Bajamos cerca de las dos y media y para entonces ya había comenzado la segunda parte del Alemania Serbia –deben ser los primeros cuarenta y cinco minutos de Mundial que me pierdo en las últimas ediciones-. Comí así mientras veía el desenlace de un encuentro que finalizó con la sorpresa monumental –otra más- de la derrota alemana, pero eso sí, en la que el árbitro español Undiano Mallenco tuvo su triste influencia.

Eslovenia EEUU comenzaba a las cuatro, y poco antes del inicio llegó ya mi padre. Fue un partido realmente entretenido que finalizó con empate a dos y en el que los norteamericanos después de ir perdiendo por dos a cero, remontaron y podrían haberse llevado el partido de no anular el árbitro un gol a todas luces legal cuando apenas quedaban unos minutos para la finalización.

Al acabar llegó mi hermano para estar un rato conmigo. Como yo ya estaba un poco cansado de ver la tele, le dejé a él viendo una película mientras yo me dedicaba a caminar un poco, esta vez por el pasillo. Llegó así casi sin darnos cuenta la hora del tercer partido, el que jugaban Inglaterra Argelia. Mi hermano se quedó hasta que acabó la primera parte, que fue cuando llegaba ya mi padre con la cena. Así que nuevo relevo –sólo les falta entregarse un testigo como en las carreras de atletismo-, en este caso el último, pues mi padre se quedaría ya conmigo toda la noche.

Al acabar el partido a las diez y media estuve hablando un poco con mi mujer, que aunque está algo mejor, todavía sigue con bastante congestión nasal. ¡Mira que nunca me pilla un catarro! Pero con este tiempo que hemos tenido, lo raro es que no lo cogiera. Bueno, lógicamente lo importante es que no lo haya cogido yo, que podría llevarlo bastante peor que ella.

Me fui para la cama pasadas las doce, y como siempre, estuve leyendo media hora más o menos –lo que me lleva un capítulo del libro con el que estoy ahora- y apagué la luz con la sensación de que después de todo, había sido un buen día.

Hoy ha amanecido con resolete y parece que tendremos así un día muy agradable. Veo además que las previsiones dan que la próxima semana predominarán los claros sobre las nubes. Tal vez sea un buen momento para volver a pisar la calle. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 18 de junio de 2010

Día 70

Cuando apenas son las ocho y cuarto de este viernes, segundo del cuarto ciclo, comienzo a escribir el Blog. Anoche tarde más de lo habitual en dormirme. Supongo que estaba algo afectado porque mi mujer, aquejada de una congestión nasal, prefirió no quedarse conmigo para evitar cualquier posibilidad de contagio. Como no quieren que me quede solo, fue mi padre quien se quedó a dormir en casa. Lo cierto es que como digo tardé bastante en coger sueño aunque luego dormí aceptablemente, si bien a partir de las seis no dormí prácticamente nada hasta que decidí levantarme a las siete y media.

Ayer jueves tuve una jornada bastante tranquila en general, sin ninguna molestia y sin que mi temperatura corporal superara en ningún caso los 37 grados. Estamos en los últimos días del ciclo y normalmente coincide con éstos cuando me sube alguna décima de más. De momento ni eso.

Por la mañana seguí mi rutina habitual, esto es, ducha, desayuno, colocar lavavajillas, redactar y publicar blogs, y finalmente poner en orden el correo electrónico. Como ayer había adivinado buena parte de estos correos tenían que ver con el partido de España del miércoles, así que hubo una buena tertulia futbolera vía mail.

Para cuando acabé con todo esto, eran más de las once. Me encontraba bien y con ganas de dar un paseo, así que me subí a la cinta y caminé durante quince minutos. Después, ¡qué mejor que una horita de descanso en la cama! Pues eso fue lo que hice: me eché y me quedé dormido despertando la mar de relajado. Poco más y enlazo directamente con la hora de la comida.

A la una y media tenía la primera cita ante el televisor con un Argentina Corea del Sur que sirvió para que los hombres de Maradona se dieran un auténtico festín ante los pobres asiáticos. Un buen arroz con verduras acompañado de un filete de carne me sirvió para “entretenerme” durante el descaso.

A las dos pasadas me llamó mi mujer, quien había subido a Cabueñes para recoger algunos informes que teníamos pendientes, de cara a poder solicitar una nueva consulta en Salamanca, que intentaremos fijar para la próxima semana. Es muy importante, puesto que a la vista de los resultados que ahora mismo tenemos sobre la mesa, la mayor experiencia del Clínico de Salamanca con este tipo de enfermedades, puede servir de ayuda a la hora de dictaminar realmente cuál está siendo la efectividad del tratamiento -por ellos sugerido- en mi caso particular. Hay que ser precavidos puesto que si bien en algunas pruebas parece que la enfermedad está al borde del KO, en otras, aparecen algunos restos que conviene analizar y estudiar para salir de dudas. Y como digo, en esto, la experiencia de Salamanca puede aportar muchísimo.

Para el segundo partido del día, el Grecia Nigeria, llegó mi padre para hacerme compañía. Sorprendente el que un partido entre dos selecciones sin mucho nombre al final resultara casi el más entretenido en lo que llevamos de campeonato. Pero bueno, no es la primera que pasa esto.

Fue al acabar cuando llegó mi mujer y pude comprobar que la ligera congestión nasal con la que se había levantado había ido a peor. Decidimos entonces que lo más prudente era que se fuera a dormir esa noche con sus padres y confiar en que mejorara cuanto antes. Cuando se fue me quedé realmente triste. Mientras fuera de casa el día había despejado y lucía el sol, dentro se había nublado porque se iba mi único rayo de sol insustituible.

Me dediqué entonces a escanear los informes que me había traído de Cabueñes y a enviarlos de inmediato junto con un mail a la dirección del Servicio de Hematología del Clínico de Salamanca. A ver si tenemos suerte y me contestan hoy mismo.

Cené así solo poco antes de las ocho y media, y al poco llegó ya mi padre –antes ya había estado mi madre preparándolo todo para que él se quedara a dormir conmigo-. Vimos así juntos el último partido del día, el Francia México, con sorpresa monumental al vencer los mexicanos por dos goles a cero, dejando a los franceses al borde de la eliminación. Al acabar el partido, estuvimos todavía viendo la tele un buen rato, porque la verdad, yo no tenía ninguna gana de irme a la cama.

En cualquier caso, a las doce, decidimos que ya era hora de retirarse, aunque todavía estuve leyendo más de media hora antes de apagar la luz.

Hoy el día ha amanecido nublado aunque no tiene pinta de llover y hasta es probable que por la tarde veamos un poco el sol. No me importa demasiado porque lo que ahora yo deseo es que pueda a volver a entrar cuanto antes en casa mi verdadero rayo de sol. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 17 de junio de 2010

Día 69

Son las ocho y cuarto de este jueves, segundo del cuarto ciclo, cuando me encuentro sentado en el salón, delante de mi ordenador, y escribiendo estas primeras líneas del Blog. Anoche dormí bastante bien, más o menos como en noches anteriores. Me he levantado así con buenas sensaciones y con la vista fijada ya en el lunes como próxima etapa en esta carrera de largo recorrido.

Ayer miércoles no tuve un día tan bueno como había sido el martes, pero tampoco fue malo ni mucho menos. La diferencia es que me noté algo más cansado, especialmente durante la mañana, lo que me hizo desistir de realizar mi habitual entrenamiento sobre la cinta.

Después de publicar tanto este Blog como el del mundial que mantengo también a diario, me pasé un buen rato leyendo y respondiendo correos, la mayoría de los cuales iban referidos al partido que por la tarde jugaba España. Puedo imaginarme los que podré tener hoy.

A las once, en lugar de la cinta de andar, pensé que sería mucho más beneficioso echarme un rato a descansar. Y debía ser que lo necesitaba porque dormí casi una hora. Estuve luego supervisando –en plan jubilado que contempla una obra- a mi padre mientras éste pasaba la aspiradora por toda la casa.

A la una y media nos pusimos juntos a ver el inicio del primer partido de la jornada, el que enfrentaba a Chile y Honduras, las dos selecciones enmarcadas en el mismo grupo de España. Tengo que decir que los chilenos –que ganaron por uno a cero- me causaron una muy buena impresión, aunque era previsible para un equipo que en su grupo de clasificación quedó únicamente por detrás de la todopoderosa Brasil.

Al descanso tocaba reponer fuerzas siendo ayer mi madre la encargada de servir el catering. La segunda parte del partido la vi ya solo pues mi padre se había ido a casa a comer él también.

No hubo tiempo casi ni para una mínima siesta porque a las cuatro menos cuarto llegó mi madre, fregona en mano, para rematar el trabajo realizado por mi padre durante la mañana. Así que mientras ella se ponía manos a la obra, yo me dispuse a ver el partido del día: el España Suiza. Que nadie esperaba que ayer España la pifiara a lo grande es indiscutible. Ahora bien, de ahí a pensar que ahora ni tan siquiera se van a clasificar para octavos media un abismo. España jugo bien, quizás no tanto como otras veces, pero mereció como poco el empate. Ahora todo pasa por ganar a Honduras –selección floja, floja- y esperar a ver qué hacen suizos y chilenos para sacar la calculadora. La primera plaza del grupo es incluso posible, aunque quizás en la situación actual, sea pedir ya demasiado.

Mi mujer llegó justo para ver los últimos diez minutos y cómo se consumaba la mayor sorpresa del mundial hasta ahora. Después, para quitar el mal sabor de boca, nos entregamos a nuestra sesión de juegos. Comencé con la intención de devolverle todas y cada una de las derrotas que me había inflingido el día anterior, y después de ganar con solvencia al Parchís y al Chinchón pensé que estaba en disposición de lograrlo. Pero fue la última partida al Dominó la que evitó que consumara el pleno, dejándome así con el ceño un poco fruncido.

Para cerrar la jornada mundialista a las ocho y media comenzaba el último partido del día: el que medía a la selección anfitriona, Sudáfrica y a la Uruguay de Diego Forlán. No hubo color y los sudamericanos se impusieron por tres goles a cero –dos de Forlán- dejando al borde del KO a los pobres sudafricanos, que ni con esas, provocaron que dejaran de sonar las atronadoras vuvuzelas.

Tras el partido y como eran apenas las diez y media, estuve viendo en la tele por LaSexta una serie que no me disgusta, Bones. Me enganché así a ver dos capítulos de seguido, con lo que para acabó eran ya cerca de las doce. Estuve todavía leyendo un rato antes de apagar la luz, quedándome al poco adormentado.

Hoy parece que las lluvias quieren darnos un respiro. El cielo está nublado aunque para la tarde se prevén algunos claros que podrían dejar pasar algún rayito de sol. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 16 de junio de 2010

Día 68

A las ocho y media en punto de esta mañana de miércoles, segundo del cuarto ciclo, comienzo a escribir este Blog. Como veis, en lo que se refiere a mis rutinas cotidianas, las mantengo con un rigor casi militar. Reconozco que a veces puedo ser un poco maniático con este tipo de cosas, aunque tal vez tenga también un punto de superstición en su explicación. Esta noche he vuelto a dormir bien aunque cuando me eché tenía algunas molestias que achaqué a una cena demasiado copiosa.

Ayer martes tuve un día muy llevadero, sin molestias y con la temperatura en todo momento por debajo de los 37. Da la sensación de que a cada ciclo que pasa mi cuerpo responde mejor, o que dicho de otro modo, que la quimio me afecta menos. Supongo que eso tiene que ver con el hecho de que cuando iniciamos el tratamiento mis parámetros sanguíneos estaban por los suelos, mientras que ahora, están en unos niveles más aceptables. De todos modos no nos confiaremos, porque quién sabe si en el quinto o sexto ciclo, o incluso en lo que queda de éste, esa apreciación mía tengamos que cambiarla. Seremos positivos como siempre y pensaremos que no sucederá, pero como desde el primer día y hasta que esto termine, nunca bajaremos la guardia.

Apenas acabé de redactar el Blog llegó mi padre a las nueve y media, puntual como un reloj suizo. Estuve como siempre charlando con él un rato antes de volverme al salón a hacer mis cosas mientras él se quedaba en la cocina con las suyas. De vez en cuando luego le voy haciendo visitas –sobre todo por si tiene algún problema con el portátil-, miramos por la ventana a ver si vemos algún gato de los que abundan en el descampado que tenemos justo debajo, aprovecho para llenarme el vaso de agua que siempre me acompaña, y me vuelvo a mis aposentos. Creo que los dos lo llevamos muy bien así.

Como me encontraba bastante recuperado –mejor que el día anterior si cabe- decidí hacer un poco de cinta para mover las piernas, aunque sin pasar de quince minutos a un ritmo muy lento. Con eso y con los paseos que me doy por el pasillo cuando no aguanto más sentado o tumbado en el sofá, creo que por el momento tengo bastante.

A la una y media comenzaban un día más los partidos del mundial y con ellos mi perdición más absoluta. Para abrir boca teníamos un Nueva Zelanda Eslovaquia, que a mí me interesaba particularmente por estar ambas selecciones encuadradas en el grupo de Italia. Y como lo mejor para mi selección era sin duda que empataran, pues para no contradecirme, resultó que justo en el tiempo de descuento los kiwis, o sea, Nueva Zelanda, les metieron un chicharro a los europeos empatando el partido. Creo que canté el gol casi con la misma intensidad con que el que había celebrado el de De Rossi el día anterior.

Al descanso llegó mi tía que ayer me subía la comida, con un pedazo rodaja de bonito que aquello parecía la rueda de una cuadriga romana. Como seguramente tenía miedo de que con aquello pasara hambre, de aperitivo tenía una fuente de puré de verduras y de postre unas manzanas asadas al vino. Ahora que lo pienso debe ser el único alcohol –cocinado, así que ni cuenta- que he tomado desde hace más de dos meses y medio. ¡Menuda cura de desintoxicación que estoy haciendo! Creo que cuando me recupere lo primero que voy a hacer es beberme una botella de sidra de un trago. Eso sí, de casa. Nada que ver con ese vinagre que se vende por ahí.

Por la tarde a las cuatro regresó mi padre para ver conmigo el Portugal Costa de Marfil, un partido que de mano prometía, y que luego defraudó un poco acabando con un triste empate a cero. En este caso lo interesante del partido estaba en ver cómo se desenvolvían dos selecciones de las que puede salir el rival de España en octavos. Por lo visto ayer diría que España es superior a ambas, pero puestos a elegir, preferiría Portugal. Un equipo africano como Costa de Marfil, físicamente enorme, con buenas individualidades –entre ellas Drogba- y jugando en África puede ser un rival muy peligroso, y no digamos ya si fuera el único equipo del continente negro a esas alturas de la competición. La FIFA es muy dada a promover cierto tipo de favores sin importarle a quién pille de por medio.

A las seis llegó ya mi mujer y nos centramos en nuestro torneo de juegos. ¡Qué día más nefasto que tuve! Perdí al Parchís una partida que tenía totalmente ganada, me arrasó al Chinchón y apenas le duré tres manos al Dominó. Como ya no sabía por dónde me venían las tortas decidí tentar la suerte y retarla a jugar a la ruleta francesa que viene en la caja de juegos reunidos que nos había regalado mi prima. Craso error. De nuevo tras un inicio prometedor, llevado por lo que creí una buena racha, arriesgué hasta mis pantalones perdiéndolo todo.

Así que con el mosqueo que podéis imaginaros, llegó la hora de cenar antes de acometer el último partido de la jornada: el Brasil Corea del Norte. Otro partido que no pasará por juego a la historia de los mundiales, necesitando los brasileños de casi cincuenta y cinco minutos para lograr colarle un gol a los disciplinados coreanos. Tras ese primer gol llegó un poco más tarde el segundo, y cuando pensábamos que aquello acabaría en goleada, el partido se enfrío de nuevo y fue Corea la que logró su gol en el último minuto; un gol que a juzgar por cómo lo celebraban –como si hubieran ganado el mundial- diría que les supo a victoria.

Coincidió justo el final del fútbol con la conclusión del tercer partido correspondiente a la Final de la liga ACB de baloncesto entre el Regal Barça y el Caja Laboral de Vitoria. En los dos primeros jugados en Barcelona, contra todo pronóstico el Caja Laboral había logrado sendas victorias y en este tercer envite, ya en Vitoria, se llegaba en ese momento a la prórroga. Así que estuve viendo el desenlace de ésta con un final emocionante hasta el último suspiro, imponiéndose el Caja Laboral gracias a un tiro libre con el tiempo prácticamente ya a cero. Campeón por tanto el equipo de Vitoria y decepción mayúscula para los blaugranas.

Me fui después para la cama y serían ya las once y cuarto. Como era relativamente temprano para lo que en mí es habitual, leí un poco más hasta que se hicieron las doce. Apagué la luz y en apenas diez minutos estaba ya durmiendo.

Hoy ha amanecido para variar lloviendo. En la radio han comentado que estamos en alerta naranja por riesgo de lluvias torrenciales además de importantes rachas de viento. Parece increíble que estemos hablando de esto en pleno mes de Junio. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 15 de junio de 2010

Día 67

Cuando son las ocho y media de la mañana de este martes, segundo del cuarto ciclo, comienzo a escribir las primeras líneas de este Blog. Esta noche he dormido bastante bien habiendo despertado únicamente un par de veces, lo que no veáis cómo agradezco. Me he levantado así con muy buenas sensaciones y como siempre, con bastante hambre, por lo que nada más ducharme me he lanzado a desayunar a lo grande.

Después del domingo “movido” que habíamos tenido, ayer fue un día mucho mejor. Es cierto que desde mediodía y hasta acostarme mantuve la temperatura en los 37, pero sin embargo, durante toda la jornada me encontré muy bien y sin apenas molestias en la espalda, que eran las que me habían dado más fastidio el domingo.

Ayer tocaba análisis de control en Cabueñes, por lo que a las ocho y media ya estábamos en el hospital para la extracción de sangre. Si me pongo a contar las veces que me han pinchando en los últimos meses lo mismo tengo más agujeros que un queso gruyere. No se encontraba en la consulta mi hematóloga habitual, así que me atendió una compañera suya. No hubo novedades respecto a lo importante, es decir, respecto a los resultados definitivos de la biopsia de la médula ósea. Siguen a la espera de que el patólogo les remita su informe puesto que de él podría derivarse el procedimiento a seguir a partir de ahora.

Sé que no me puedo quejar en absoluto de cómo estamos llevando el tema hasta ahora, pero aceptando luego lo que pueda venir, de mano quiero ser ambicioso y pensar que mi cuerpo ha sido capaz no sólo de asimilar la quimio, sino de aniquilar de la mano de ésta a nuestro enemigo común.

A la vuelta, a pesar de encontrarme bien preferí no tentar la suerte por lo que no realicé mi paseo en la cinta, que fue sustituido por algunos “largos” por el pasillo durante la mañana.

Como en jornadas anteriores, a la una y media comenzaban los partidos del mundial. En este caso jugaban Holanda frente a Dinamarca, en un encuentro que a priori prometía. Pero como no siempre las cosas responden a las expectativas que sobre ellas se crean, en realidad el partido fue un tostón en el que Holanda se impuso con una suerte que para sí quisieran muchos.

Debido al horario de este primer partido, lo que vengo haciendo estos días es retrasar un poco la comida –solía antes comer sobre las dos menos cuarto- para hacerla coincidir con el descanso. Así, nada más acabar de comer, retomo el partido en su segunda parte. Hay que optimizar el tiempo.

Por la tarde a las cuatro regresó de nuevo mi padre –quien ya me había acompañado por la mañana- y juntos estuvimos viendo el segundo partido –y segundo tostón- del día: Japón Camerún. En este caso era más previsible a la vista de quienes jugaban, pero me esperaba más del equipo de Etoo. Al final sorprendentemente fueron los nipones los que se llevaron el gato al agua –león en este caso- con un solitario gol.

Llegó entonces mi mujer y ya tenía yo preparado el “terreno de juego” para tratar de vengar mi derrota del día anterior al Parchís. No hubo manera. Llevaba una partida redonda desde el punto de vista táctico, pero como me ocurre últimamente, de repente todo se torció y ya no hubo forma de levantar la partida. ¡Ni al Parchís se puede confiar uno! Lo volveremos a intentar hoy.

Mi mujer, con la sonrisa de la victoria en los labios –es broma, ella en ese sentido no se parece en nada a mí- y yo, con el cabreo de la derrota –esto sí es cierto- decidimos entonces aprovechar que había tiempo para preparar la cena antes de comenzara el partido del día, el Italia Paraguay.

Me había propuesto no agitarme con el partido pasara lo que pasara, y aunque pensaba que lo estaba logrando, bastó que marcara Paraguay cuando mejor lo estaba haciendo Italia, para que se desencadenaran todos los truenos que hasta entonces había permanecido aletargados en mi interior. Respiré un par de veces y ya durante el descanso traté de convencerme de que aquello no iba conmigo, que no merecía la pena agitarse. ¡Vaya si no! Con el empate di un salto que casi pego con la cabeza en el techo. Lo cierto es que fue un partido entretenido, en medio de un diluvio universal –debe ser el primer partido en el que llueve en el mundial- y donde el empate se puede considerar como justo. Tengo que decir además que Italia me gustó más de lo que me esperaba. Los octavos parecen alcanzables.

Estuve luego viendo los resúmenes de la jornada –por si había tenido ya poco fútbol- y para rematar, me dediqué a leer por Internet las primeras crónicas del partido de Italia. Me iría para la cama sobre las once y media y todavía estuve leyendo media hora hasta que bostecé por primera vez, circunstancia que aprovecho siempre para apagar la luz. No se puede desperdiciar un bostezo a esas horas.

Hoy ha amanecido lloviendo otra vez a mares. Parece ser que un nuevo frente frío entra por el Norte. Se antojaba algo impensable hace un par de semanas, pero lo cierto es que hemos tenido que volver a encender la calefacción para que la temperatura dentro de casa no baje de unos confortables veintidós grados. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 14 de junio de 2010

Día 66

A las diez y media de la mañana de este lunes, segundo del cuarto ciclo, comienzo a escribir el Blog. Hoy a primera hora me tocaba análisis de control en Cabueñes, así que apenas acabo de regresar. No tenemos noticias nuevas sobre los resultados definitivos de la biopsia. No os voy a negar que no desespere un poco el que después de una semana todavía no podamos saber exactamente cómo están las cosas, aunque no nos queda otra que esperar entendiendo que hay pruebas que requieren su tiempo. Lo que estoy convencido es que al final la espera merecerá la pena.

Como no podía ser de otra forma, ayer domingo, el primero del ciclo, me tocó el primer día “tonto”. Yo creo que esto de que siempre me ocurra en domingo es una especie de castigo divino por todos mis años de juerga y que no eche en falta así el mal cuerpo típico del domingo al despertar tras una noche de sábado “movida”. Sea la razón que sea, lo cierto es que ayer me encontré un poco revuelto, especialmente durante la tarde, pero sin llegar en ningún caso al malestar que sentí esos mismos días en el primer y en el segundo ciclo.

Por la mañana, nada más acabar de escribir el Blog, preferí por ello irme a descansar un poco en lugar forzar el cuerpo en la cinta. Estuve así tres cuartos de hora intentado dormir un poco porque sabía que la tarde iba a ser larga.

A la una y media comenzaba el primero de los partidos del día, el Argelia Eslovenia, que como era de prever, fue un auténtico aburrimiento. Aprovechamos en el descanso para comer y ya de nuevo en el sofá para la segunda parte, me quedé un poco otra vez un tanto aletargado.

El segundo partido del día –Serbia Ghana- no es que fuera mucho mejor, pero como estaba algo más espabilado, me sirvió para estar entretenido a la espera de que a las seis comenzara la F1. La de ayer fue una carrera divertida y la pena fue que Alonso perdió una oportunidad inmejorable de haber ganado de no haberse dormido en un doblaje, lo que aprovechó Button para quitarle las pegatinas y colocarse segundo. De todos modos el tercer puesto de Alonso permite a Ferrari mantener sus opciones intactas de cara a lograr el título. ¡Y la próxima carrera es en Valencia!

Por no perder las buenas costumbres, antes de que se iniciara el tercer y último partido del día, mi mujer y yo nos medimos en duelo al Parchís, donde no tuvo ningún reparo para derrotarme a pesar de mis condiciones claramente limitadas. Para que luego alguno diga que me deja ganar. ¡Hoy revancha!

Justo al descanso del partido aprovechamos para cenar y poder así ver tranquilamente en el salón el segundo tiempo. Tenía curiosidad por ver el nivel real de Alemania y tengo que decir que de momento es la selección que más me ha gustado por su apuesta ofensiva de juego.

Al acabar el partido todavía estuvimos viendo un rato el Código Da Vinci que en ese momento empezaba por La1. Debo ser unas de las pocas personas que jamás ha leído el libro y ni tan siquiera ha visto la película. Ayer tampoco lo hice puesto que a las once y media me pareció que ya era más que suficiente por lo que decidí irme a dormir. Puse el termómetro para ver cómo andaba y comprobé que estaba en los 37 "planchados". Nada anormal para un día como ese y es probable que hoy suba alguna decimilla más -espero que no por culpa del partido de Italia-. Esta semana tocará vigilar un poquito el termómetro los primeros días porque si luego sigue el patrón de anteriores ciclos, a partir del miércoles o jueves, volvería a cifras normales.

¿Y qué os voy a contar del tiempo que no sepáis? Para esta semana la previsión es lluvia con probabilidad alta de… más lluvia. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 13 de junio de 2010

Día 65

Justo cuando son las diez de la mañana comienzo hoy el Blog, en este domingo, primero del cuarto ciclo. Esta noche ha sido bastante aceptable aunque sigo despertándome cada dos por tres –seis-. La primera vez que vuelva a conseguir dormir tres o cuatro horas seguidas voy a celebrarlo por todo lo alto.

Ayer sábado de nuevo tuve un día de lo más llevadero. Únicamente por la tarde me encontré un poco nervioso. Es una sensación que ya conozco de otros ciclos y en cualquier caso, no fue sino un rato nada más. Te mueves un poco, tomas una infusión o lo que sea y cuando te das cuenta se te ha pasado. Lo que voy a tener que cuidar un poco más es mi espalda, sobre todo las cervicales, que ayer de noche me dolían bastante a la hora de echarme. Un poco de pilates igual no me venía mal.

Por la mañana, como me había levantado un poco tarde, prácticamente no tuve tiempo nada más que para poner en orden mis blogs, responder a los correos y poco más. Lo que no perdoné fueron los treinta minutos en la cinta. Voy a intentar por todos los medios mantenerlos durante esta próxima semana, aunque como siempre, dependerá de mis sensaciones y de si me sube alguna decimilla la temperatura. Más que por la subida en sí misma el tema es que con ella me duelen todos los huesos, que lo que menos me apetece es moverme demasiado. Toda la vida llevé muy mal el tener una triste décima de fiebre y ahora ya soy un poco mayorcete para cambiar.

Como todo sábado que se precie, ayer para la comida tocó un buen plato de pasta, en este caso una lasagna de berenjenas espectacular. Para entonces ya había empezado la jornada mundialista y con ella, mi particular maratón deportelevisivo.

Como os digo comencé concretamente con el Corea del Sur Grecia, luego me pasé al final de etapa de la Dauphiné Liberé –donde Contandor venció en la llegada a Alpe D’Huez- al mismo tiempo que comenzaba el Argentina Nigeria. Por el medio y casi de forma simultánea con el portátil seguía los terceros libres de F1. Una vez acabó el partido y para no “enfríar” me puse con el basket. Ayer era el segundo partido de la Final de la ACB que enfrenta al Barcelona con el Vitoria. A las siete volví de nuevo a la F1 con la clasificación –buen cuarto tiempo para Alonso- y tuve tiempo de ver justo el final del partido de baloncesto –segunda victoria en el Palau para los vitorianos y medio título en el bolsillo- antes de que comenzar el Inglaterra EEUU. ¿Me habéis seguido hasta aquí u os habéis perdido? Mi mujer, que estoicamente soporta semejante borrachera deportiva no puede sin embargo de vez en cuando dejar de decirme aquello de “vas a dar en bobo”.

Aprovechamos el descanso del partido entre ingleses y americanos para cenar. Cuando acabó el encuentro y dado que todavía eran las diez y media nos pusimos a ver una peli sencillita. En concreto otra de Walt Disney, Hermano Oso. No es de las mejores y sin duda me gustó mucho más la de Tiana y el Sapo que vimos esta misma semana.

Ayer fue además un día señalado, puesto que era el cumple de mi prima Rocío, fiel seguidora de este Blog. Así que ¡muchísimas felicidades!, aunque quizás hoy no estés para recibirlas, que nos conocemos…

Esta mañana sigue el tiempo gris y con pinta de llover. A ver si la semana que viene podemos ver un poquito el sol. ¿Dónde te has metido Lorenzo? Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 12 de junio de 2010

Día 64

Cuando son casi las diez y media de la mañana de este sábado, primero del cuarto ciclo, comienzo a escribir este Blog. Esta noche he dormido bastante bien, aunque también es cierto que me había echado un poco tarde y todavía estuve leyendo un buen rato, así que debí apagar la luz pasada la una y media de la madrugada. Por ello esta mañana he aguantado en la cama un poquito más, que tampoco es que tenga nada especial de hacer. Además, es fin de semana, ¿no?

Ayer viernes volví a tener un día realmente bueno. No me puedo quejar en absoluto de cómo estoy llevando hasta la fecha el tratamiento, pero claro, si todos los días pudieran ser como estos últimos, esto sería pan comido. Todavía ayer le comentaba a una persona por email que si no fuera por esos tres o cuatro días que tengo un poco revueltos en cada ciclo, creo que a veces me olvidaría por completo de que estoy enfermo. Veremos ahora qué tal paso estos días que son precisamente los aparentemente más “conflictivos”. En el último ciclo a la postre tampoco es que lo fueran demasiado…

Una vez concluí el Blog y como siempre, después de poner en orden todo el correo pendiente, le dediqué entonces mi atención a mi nueva “criatura”, el blog mundialista. Como su nombre indica, Al Contraataque, no pretende sino poner unas pinceladas muy rápidas sobre la actualidad más inmediata del Mundial de Sudáfrica. Bueno, al final se trata de una pequeña obligación más que me he autoimpuesto para mantenerme así todavía más entretenido.

Comenzaba entonces con el tenis la que iba a ser una jornada repleta de eventos deportivos. Mientras veía ya la tele aproveché para cumplir con mi media hora matutina de paseo en la cinta. Sigo manteniendo un ritmo muy suave con el que en ningún caso llego ni tan siquiera a sudar, pero me sirve para soltar un poco las piernas. Lo ideal sería poder continuar durante toda esta semana caminando un poco si la quimio no me produce demasiado cansancio en estos próximos días.

Por otra parte no recibí ninguna novedad respecto a los resultados de las pruebas que el otro día os comentaba, así que habrá que ser pacientes y esperar a esta próxima semana donde seguramente podamos ya tener todos los datos. La idea es que una vez dispongamos de ellos, intentar concertar una segunda cinta con el Clínico de Salamanca, para que puedan valorar también la progresión en el tratamiento. Creo que es muy interesante disponer de su punto de vista como complemento a lo que nos puedan aportar desde Cabueñes –con quienes estoy francamente muy satisfecho- y el HUCA.

Fue tras la comida cuando llegaba de verdad lo bueno de la jornada. Para abrir boca partido de tenis entre Nadal y Feliciano con sorpresa al caer derrotado el mallorquín que quizás haya llegado un poco justo de fuerzas tras su victoria en Roland Garros. Por cierto, que hablando del torneo parisino, unas personas que estuvieron en la final –los hay que viven todavía mejor que yo-, me hicieron llegar un precioso sombrero tipo Panamá de esos que tanto se veían lucir entre el público. A la vez que veía el partido de tenis, hacía de vez en cuando zapping para disfrutar del final de etapa de la Dauphiné Liberé donde ayer un gijonés, Dani Navarro, se impuso gracias a una escapada en solitario logrando así su primera victoria como profesional. Se da la curiosa circunstancia de que el ciclista asturiano es hermano de Borja Navarro, jugador del SportingB, pero que esta temporada ha debutado ya con el primer equipo.

Como veis, se me iban juntando las citas deportivas, y apenas pude ver nada de la inauguración del Mundial de Sudáfrica. Lo que por supuesto no me perdí fue el partido que abría el mundial. Como aperitivo de todo lo que nos vendrá en las próximas semanas no estuvo del todo mal. Impresionante el ambiente que se veía en un estadio repleto en sus más de noventa mil asientos. Y ensordecedor el ruido producido por sus ya famosas vuvuzelas. Pero no fue el partido entre Sudáfrica y México lo único que acaparó mi atención a esas horas, sino que al mismo tiempo, con el portátil, estaba con un ojo viendo a ver qué hacían los Ferrari en los primeros libres de Canadá. De locos, ¿no os parece?

Al finalizar el partido de fútbol todavía estuve viendo más tenis, con Federer en este caso como protagonista. Después por fin tuve un pequeño descanso para reposar un poco los ojos de tanto deporte hasta que a las ocho y media llegó mi padre para ver conmigo el Uruguay Francia que comenzaba a esa hora. Me trajo además una nueva sorpresa: una camiseta de la selección italiana que unos buenos amigos me enviaban para animarme en mi recuperación. Lo bonito del asunto es que la camiseta viene en la espalda con el número uno impreso y mi nombre. A ver si nos trae suerte para el Mundial, aunque por supuesto lo primero es que nos traiga suerte con lo más importante que ahora tenemos entre manos.

En el descanso del partido aproveché para cenar un buen trozo de tortilla que me había subido mi tía. Es lo que tiene no tener televisión en la cocina, que hay que comer algo rapidito si no te quieres perder nada.

Justo a la hora del partido, ayer coincidía que se celebraba la cena de cierre de temporada de la Peña Sportinguista Casa Kilo, de la que yo y mi mujer somos miembros. No quería dejar pasar la ocasión de enviarles desde aquí un saludo a todos y agradecerles sus muestras de apoyo. ¡Puxa Sporting!

Esta mañana como ya me imaginaba sigue lloviendo y de las previsiones para la semana que viene casi mejor ni hablamos. ¡Yo que quería empezar a salir a caminar un poco! Bueno, cosas que ver en la tele no me van a faltar, eso seguro. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 11 de junio de 2010

Día 63

Son las ocho diez cuando comienzo a escribir este Blog, en un viernes, primero del cuarto ciclo, donde la actualidad del día pasa por el inicio del mundial de fútbol, que sin duda, me acompañará durante un buen número de horas en las próximas semanas. Anoche tardé un poco más de lo normal en dormirme, y luego, desperté bastantes veces. Así que no sé si habré en total alcanzado las seis horas de sueño que marca como mínimo mi particular manual de supervivencia. Habrá que recuperar algo durante esta mañana.

Ayer de nuevo tuve un día casi perfecto, sin ningún tipo de molestia, encontrándome realmente bien. Quizás lo único reseñable fueron unos ligeros dolores de espalda, pero que asocio más bien a las horas que me paso sentado en el sofá delante del ordenador.

Después de finalizar el Blog como cada mañana y de dar cumplida cuenta del correo electrónico, me decidí a dar a luz un nuevo blog paralelo, dirigido a los futboleros que como yo, desde hoy y hasta que concluya el mundial, no tendrán más ojos que para lo que ocurra en Sudáfrica. Desde el Mundial82 de España, primero del que tengo verdaderos recuerdos, diría que se contarían con los dedos de las manos los partidos que me habré perdido en el total de las siguientes ediciones. Tres partidos diarios a partir del lunes serán sin duda un buen complemento para reforzar mi tratamiento y acelerar la recuperación.

Para cuando acabé de escribir, comenzaba un día más la jornada de tenis, tanto en Halle, como un poco más tarde en Queen’s. Así que aproveché mientras veía la tele para hacer mi sesión de cinta. Ayer volví a repetir la media hora de paseo, y puedo decir que cada día me encuentro con más fuerzas. Sin embargo, es probable que como ocurriera en ciclos anteriores, en los próximos días, esas fuerzas se vean un poco mermadas coincidiendo con los días más “conflictivos”.

Llegó así la hora de la comida –donde ayer di cumplida cuenta de un buen plato de fabes- y justo al finalizar recibí de Cabueñes la llamada de mi hematóloga. El motivo era confirmar que ya tenemos cita para acudir a Oviedo a la consulta de transplantes. Será el próximo 12 de Julio, y entonces, se fijará la fecha para la realización del tratamiento previo al previsible trasplante. Todavía nos queda un mes hasta esa fecha, así que de momento nos centraremos en nuestro día a día. Sobre los resultados que comentábamos ayer, apenas hay novedades. Estamos a la espera de que el patólogo remita su estudio, aunque nuevamente la Dra. insistió en que a priori hay motivos para ser optimistas. Quizás hoy podamos saber algo más.

De tarde, me quedé un poco adormilado en el sofá mientras veía la conclusión de la etapa de la Dauphiné Liberé, que ayer concluía con la ascensión a un pequeño puerto donde Alberto Contador intentó atacar sin éxito al líder. Hoy seguro que volverá a intentarlo.

Después se reanudaba la jornada de tenis, coincidiendo los partidos de Federer en Halle, y de Nadal en Queen’s. Ambos encuentros se saldaron con sendas victorias para los dos mejores tenistas de la actualidad, aunque en el caso del mallorquín, sufrió más de lo esperado, necesitando de tres sets para derrotar a un desconocido Denis Istomin. Por si fuera poco, tras precisar de la atención del fisio durante el partido, la presencia de Nadal en el partido que hoy habría de enfrentarle a su amigo Feliciano, está ahora mismo pendiente de un hilo.

Por lo que se refiere al campeonato de juegos que día a día mantengo con mi mujer, ayer tuve un día dulce, logrando en primer lugar resarcirme de mi derrota del día anterior al Parchís para concluir con una nueva victoria al Trivial –tercera consecutiva si no me equivoco-. A este paso le voy a coger gusto al jueguecito de marras.

Nada más concluir los juegos preparamos la cena –mejor dicho la preparó mi mujer- y después de ésta, nos dispusimos para nuestra sesión de cine. Como hacía tiempo que no veíamos una película de animación, y ya las echaba de menos, escogí para la ocasión Tiana y el Sapo, una película de Walt Disney. Muy en la línea de todas las películas de la factoría Disney, y como tal, merece ser vista.

Esta mañana sigue lloviendo como hacía tiempo que no se recordaba. Menos mal que para esta tarde noche las previsiones anuncian que lo peor habrá pasado. Esperemos que no se equivoquen porque mirando por la ventana y viendo lo que cae, tengo muchas dudas de que esto pase tan rápido. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 10 de junio de 2010

Día 62

A las ocho y media inicio hoy a escribir el Blog después de una noche tranquila, donde a pesar de despertar varias veces como ya es costumbre en mí, he podido descansar unas siete horas. De momento las sensaciones son buenas, y en principio no parece que hoy vaya a ser un día complicado.

Ayer como ocurriera el martes, tuve una jornada muy llevadera. Estos primeros días de cada ciclo al igual que ocurrió con los últimos, sin duda están siendo los mejores.

Tras publicar el Blog diario y poner en orden mi correo electrónico, lo primero que hice –ya veis cuáles son mis mayores preocupaciones- fue comprobar en Internet que la selección italiana, que había partido en la noche del martes hacia Sudáfrica, había aterrizado sin problemas en Johannesburgo. En GazzettaTV pude ver así el video de la llegada de la expedición azzurra, donde una vez más quedó patente el hecho de que jugar no jugaremos, pero a elegantes no nos gana nadie. ¿Qué otra selección si no la italiana, tras nueve horas de viaje descendería por la escalerilla del avión con su traje impecable, gafas de sol a la última moda y perfectamente acicalados?

Ver aquella escena también me trajo recuerdos de cuando con motivo de nuestra luna de miel, aterrizamos también nosotros en aquel aeropuerto, previa escala a nuestro destino final, Botswana. Un viaje inolvidable a la naturaleza del continente africano donde tuvimos la oportunidad de disfrutar entre otras cosas, de los paisajes y atardeceres más maravillosos que se puedan imaginar.

Volviendo al presente, tras ver en el mismo portal de Internet unos cuantos videos más sobre el Mundial que este viernes empieza, estuve pasando el tiempo jugando en el ordenador con el juego de transportes que os comentaba el otro día. No quiero pasarme con él, porque es sumamente adictivo. Cuando te das cuenta estás enganchado y puedes pasarte horas y horas haciendo y deshaciendo. Pero bueno, para desconectar un poco, está bien.

Así que lo dejé apenas comenzó la jornada de tenis por televisión. De nuevo la lluvia retrasó el inicio de la jornada en Queen’s, aunque por la tarde –y a pesar de una pequeña interrupción- no hubo problemas para que Nadal debutara en la hierba arrollando a su rival en menos de una hora.

Hacia las once de la mañana me tiré un poco en la cama a descansar, cayendo dormido casi una hora. Aproveché al levantarme que me encontraba realmente bien y relajado para dar un pequeño “paseo” en la cinta de andar. Otra media hora que añadir a las piernas para que poco a poco vayan cogiendo el tono muscular.

Se hizo así la hora de la comida, y al finalizar, llamé a Cabueñes para informarme sobre si tenían ya algún tipo de resultado en relación a la biopsia de este lunes. A falta de disponer de los datos definitivos, sí que me anticiparon que los primeros resultados parecen positivos en el sentido de que tal y como presuponíamos, el tratamiento estaría siendo efectivo. Necesitamos con todo saber ahora el porcentaje de linfocitos presentes todavía en la sangre para cuantificar esa mejoría. Por lo que se refiere al PET/TAC y también pendiente de un mayor estudio, cabría también deducirse de él esa recuperación, destacando la disminución en el tamaño del bazo, que como recordaréis, estaba inflamado antes de comenzar con el tratamiento. Probablemente para este jueves podamos ya conocer de forma pormenorizada los resultados, así que hasta ese momento prefiero ser cauto. Y sean cuales sean, no bajaremos en ningún caso la guardia.

Por la tarde fue mi hermano quien me acompañó mientras yo veía primero la contrarreloj de la Dauphiné Liberé –donde ayer Contador perdió el maillot amarillo- y después el mencionado partido de Nadal, al que seguía el de Djokovic que al igual que el mallorquín, se deshacía sin problemas de su rival.

Llegó poco después de mi mujer y de este modo, la hora de nuestro particular duelo en la mesa de juegos. Tras comenzar de forma arrolladora en el Chinchón, perdí sin embargo al Parchís, pero me resarcí de forma inmediata en el desempate establecido al Dominó. No estuvo mal por tanto, aunque la derrota al Parchís me dejó cierto resquemor. Hoy intentaré desquitarme.

Tras la cena, nos dispusimos a ver la película del día. Anoche tocaba Todo Incluido, una comedia con aires románticos, en la que cuatro parejas acuden a una isla paradisíaca con el fin de solucionar los problemas de una de ellas. Como suelo decir, sin ser nada del otro mundo, cumplió con su objetivo y sobre todo, no veáis los dientes largos que se me pusieron viendo aquellos parajes, que según los créditos finales, se situaban en la isla de Bora Bora.

Ya durante la película comenzó a llover de forma torrencial y por lo que se ve, siguió así durante toda la noche.

Esta mañana ha amanecido de igual modo lloviendo a mares. Por lo que he oído por la radio en Avilés hay inundaciones de cierta importancia y en otras zonas de Asturias, la situación podría complicarse aún más en las próximas horas. Cualquiera diría que estamos a cuarenta de mayo. ¡A ver quién es el guapo que se quita hoy el sayo! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”