miércoles, 23 de junio de 2010

Día 75

Son algo más de las ocho y media de este miércoles, primero del quinto ciclo. Hoy he dormido bastante bien, y de hecho al despertar como de costumbre a las siete de la mañana, decidí –cosa rara en mí- dar media vuelta y seguir otro poco. Así fue que me he levantado casi una hora más tarde lo habitual.

Ayer martes después de cumplir con mis respectivos blogs, y con el correo electrónico, como el tiempo acompañaba decidí salir a dar un pequeño paseo por un parque cercano a mi casa. Me acompañó mi padre y juntos caminamos no más de veinte minutos. Las sensaciones fueron un poco contradictorias, del que vuelve a encontrarse con algo que antes le era familiar, pero que al mismo tiempo lo siente como extraño. Por aquel parque habré hecho kilómetros y kilómetros, tanto corriendo como en paseos maratonianos. Y ahora me encontraba otra vez ahí, pero como el que tiene que aprender a caminar de nuevo. Si seguimos con el buen tiempo anunciado para toda la semana, intentaré mantener estos pequeños paseos. Poco a poco tenemos que ir saliendo de la burbuja.

Al volver a casa me duché de nuevo para quitarme la crema solar con la que me había embadurnado. Tengo que ser muy cuidadoso con la protección solar –utilizo factor50- puesto que con la quimio, podrían salirme manchas. Además y aunque haya sol, también tengo que ir relativamente abrigado para evitar corrientes. Ayer por ejemplo tiraba un vientillo del nordeste que rascaba lo suyo. Menos mal que aunque uno esté en baja forma, sigue siendo del norte.

Después de la ducha, seguí con el ordenador hasta que llegó la hora de la comida. ¡Otro festival gastronómico ayer! Al acabar fue cuando decidí llamar a Cabueñes para comprobar si tal y como me habían comentado desde Salamanca, ayer hablarían con ellos para hacerles llegar su opinión según todos los datos que les había enviado la semana pasada. Efectivamente así había sido y según me comentó la enfermera, las dos doctoras habían estado hablando largo y tendido sobre mi caso.

Se puso entonces la Dra. y básicamente lo que vino a decirme fue que en primer lugar que en Salamanca están de acuerdo en que sigamos con el mismo tratamiento porque una cosa según ellos está clara: está habiendo respuesta. Por ello, su consejo es que sigamos hasta el sexto ciclo y al acabar, repitamos de nuevo las pruebas. Han pedido además que les envíen una muestra para analizar ellos en su laboratorio en el Clínico -lo que me deja mucho más tranquilo- por Biología Molecular, que es lo que a ellos les inspira más confianza. Con eso sabríamos exactamente el estado de la médula ósea, y por ende, qué nivel de remisión hemos logrado con el tratamiento.

De este modo, si hubiera remisión completa –que seguro que la lograremos-, podríamos hacer un trasplante autólogo, es decir, con mis propias celulillas. Si por contra quedara por ahí algo residual, tendríamos dos opciones a valorar: meter un par de ciclos más agresivos (mayor riesgo de infecciones con los consiguientes ingresos) para intentar limpiar y realizar el trasplante autólogo -claro que está por ver que con esos dos ciclos quedes limpio, o eso es lo que pienso yo- o la otra opción sería olvidarse del autólogo y aprovechar la compatibilidad de mi hermano e ir directamente al transplante alogénico.

La diferencia entre un transplante y otro ya la hemos comentado creo anteriormente, pero lo principal podría ser que con el transplante autólogo existe cero riesgo de rechazo y no hay necesidad por tanto de administrar inmunosupresores, con los que tu sistema defensivo queda barrido y a merced de un simple estornudo. Pero por lo que he leído -y esto es algo que me habrá confirmar con ellos- las posibilidades de recaída a medio o largo plazo son mayores que con el alogénico. En fin, que una vez más, lo que vamos hacer ahora es centrarnos en este quinto ciclo, y luego en el sexto. Y cuando acabemos y tengamos los resultados de las pruebas en nuestras manos, valorarlo con ellos –que para eso son los que entienden- y tomar la decisión. Yo estoy convencido de que tomemos la decisión que tomemos, todo irá bien. Al final, como le digo a mi mujer, esto es más fácil que comer una ficha al parchís. Y sé de lo que estoy hablando… aunque últimamente no se me esté dando muy bien.

A las tres y media llegó mi prima para ponerme la inyección de Neulasta, como en cada ciclo. Estuvimos charlando un rato sobre mi conversación con Cabueñes el tiempo justo para que llegara ya mi padre. Con él me quedé viendo el Francia Sudáfrica, mientras seguíamos al mismo tiempo el Uruguay México que echaban por otro dial del Plus. Lo más destacado es que Francia ha dicho adiós al mundial con una nueva derrota y que al final han sido Uruguay y México las clasificadas para octavos.

Estuve luego haciendo tiempo hasta que sobre las siete llegó mi mujer. Nos pusimos entonces sin dilación a lo nuestro: sesión de juego intensiva. Pensé que la iba a pillar en baja forma pero qué va. Casqué en apenas dos manos al Chinchón y luego en el Parchís, caí también derrotado con un final horripilante que provocó en mí tal cabreo que lancé cubilete y dado por los aires mientras profería todo tipo de improperios, ante las risas de mi mujer. Menos mal que luego me calmé un poco con dos victorias consecutivas que logré al Dominó.

Llegó así la hora de cenar, y después, nos volvimos a enganchar al mundial. En este caso vimos el Grecia Argentina, y de vez en cuando –si había algún gol y luego al final del partido- con el Corea del Sur Nigeria. Aquí los equipos clasificados para octavos fueron Argentina y Corea del Sur. Una pena, porque Nigeria lo tuvo cerca y me hubiera gustado que el equipo africano hubiera sido el afortunado.

Al acabar el partido mientras mi mujer se iba ya a dormir yo me quedé viendo el resumen de la jornada hasta casi las doce. Luego como siempre, un poco de lectura para coger sueño, y a eso de las doce y cuarto estaba ya soñando con los angelitos.

Hoy ha amanecido otro día fantástico. Así que en algo menos de una hora cuando llegue mi padre, me iré con él a dar otro paseíllo. Además hoy incluso parece que no hace ni viento. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

1 comentario:

  1. Cómo presta recibir buenas noticias cariñín!!
    Vamos ganando el partido, Sr. T!!

    Un millón de besos y rayitos de sol

    ResponderEliminar