Día 53

A las nueve menos cuarto comienzo hoy martes a escribir el Blog. Esta noche he descansado bastante bien, sobre todo a partir de las tres y media, que fue cuando desperté por última vez antes de levantarme a las siete y cuarto. Al principio me costó un poco coger el sueño, en especial porque esas decimillas de fiebre que estos días me acompañan hacen que sude bastante, lo que resulta un poco incómodo cuando estás en la cama.

Ayer tuve por la mañana la habitual consulta de control que realizo a los ocho días de iniciado el ciclo. Como siempre, estaba a las ocho y media en Cabueñes para la correspondiente extracción de sangre. Después, tuvimos ya que esperar un buen rato, hasta las once menos cuarto, para entrar en la consulta. La razón fue que ayer había bastantes personas que tenían que bajar a la quimio, y lógicamente esas personas tienen preferencia a la hora de ser atendidas para poder comenzar cuanto antes con su tratamiento. Así que unos días ellos me hacen esperar a mí, y otros, les hago esperar yo a ellos. Por lo que se refiere a los resultados de la analítica, éstos siguen mostrando que seguimos estables y en principio, por el buen camino. Así lo manifiesta la Dra. que lleva mi caso en un informe previo que ha elaborado, al mencionar en él una remisión parcial de la enfermedad tras tres ciclos realizados. Nuestro objetivo es que esa remisión parcial pase a ser muy buena o completa a la finalización del tratamiento.

Aprovechamos además la consulta para fijar definitivamente las fechas de las próximas pruebas a realizar. Para comenzar, este jueves a las nueve tendré el PET/TAC en Oviedo. Si recordáis de la otra vez, no es más que un escáner (TAC) al que sigue otra prueba diagnóstica bastante llevadera (PET), aunque pueda impresionar si te dicen que lo que te están haciendo es bombardear el cuerpo con positrones. Tanta radioactividad no es que sea lo mejor del mundo, pero bueno, tampoco es que vayamos a acabar como el increíble Hulk, digo yo.

Por otra parte, la biopsia de médula ósea la hemos retrasado al próximo lunes, haciéndola coincidir así con la cuarta sesión de quimioterapia. Casi lo prefiero porque supone un día menos que tengo que subir a Cabueñes.

Una vez que tengamos los resultados de estas dos pruebas, unidos a los de las analíticas que hemos venido haciendo desde el primer momento, se evaluará la eficacia con la que en principio está actuando el tratamiento. Si la evaluación es satisfactoria -estoy seguro que lo será-, seguiríamos entonces con otros tres ciclos de quimio, que serían por tanto el cuarto, quinto y sexto. Después, ya veríamos: para eso todavía hay tiempo.

Otra prueba a la que me voy a someter, concretamente el próximo 18 de Junio, es una ecografía del corazón, o algo por el estilo. Se trata de echarle un ojo a la "patata" para ver si la quimio pudiera haberle afectado. No sería lo más habitual en una persona joven y con antecedentes deportistas, pero hay que eliminar cualquier posibilidad de complicación. De todos modos creo que esto va más en el relación a la preparación para el trasplante de médula al que habría de someterme si todo va bien a la finalización del tratamiento.

Cuando bajamos de Cabueñes eran de este modo cerca de las doce, así que apenas tuve tiempo para escribir el Blog y descansar un poco antes de comer.

Fue justo antes de la comida cuando el cartero nos trajo una nueva sorpresina. Unos buenos amigos que viven en Valencia tuvieron el detallazo de enviarnos unos preciosos imanes –saben que decoramos la nevera con ellos- en los que aparecen impresas fotografías nuestras. Por si fuera poco, me añadieron además una camiseta con un mensaje retundo: ¡Fuerza y Honor! En fin, que me estáis acostumbrando muy mal y a este paso me voy a volver un niño caprichoso. Si es que ya no lo era un poco…

Lo que más eché en falta ayer fue el Giro, que había puesto punto y final el día anterior, así que tuve que conformarme con Ronald Garros, donde en primer lugar presencié la victoria aplastante de Nadal y después el desenlace fraticida entre Verdasco y Almagro, con victoria para este último. Almagro y Nadal jugarán mañana de este modo uno de los cuartos de final del torneo parisino.

A esas horas de la tarde, mi temperatura ya se situaba entorno a los 37.3, aunque para tranquilidad de todos, de ahí no pasó. Parece mentira que unas pocas décimas te dejen tan molido, pero supongo que es la combinación de ésta con los momentos más álgidos de la quimio. Lo cierto es que ayer -y el domingo- estuve con mal cuerpo, aunque bueno, se lleva mejor con la experiencia de los ciclos anteriores que te indica que no es sino algo pasajero. Me consuelo como de costumbre al pensar que son en estos momentos más complicados cuando más le estamos dando en todos los morros a la enfermedad.

Ayer, antes de nuestra sesión de juegos de mesa, tuve una nueva visita que me alegró la tarde. En este caso fue el mayor de mis primos, quien aprovechando que estaba por el barrio, me picó al timbre para que me asomara un minutillo a la ventana. Creo que debería pasarse por el oculista, porque me dijo que me veía muy bien. En serio, que la verdad es que si no fuera por el blanco vampiro que luzco y el pelao de mi otrora frondosa caballera, seguro que nadie podría imaginarse que estoy enfermo.

Y en la sesión de juegos como en los últimos días hubo para todos los gustos. Comenzamos con una partida de dados al Mentiroso, para inaugurar así nuestra caja de Juegos Reunidos. Mal inicio porque perdí por una puñetera letra. Después volví a salir derrotado en el Chinchón, pero como no podía tolerar aquello, puse todos mis sentidos en el Parchís consiguiendo una victoria antológica después de una remontada casi imposible. Impossible is nothing.

Después de cenar, tocaba una nueva película. En este caso la elegida fue un clásico de la comedia, La Vida de Brian. Aunque no lo creáis no la había visto nunca entera, sino que únicamente había visto escenas sueltas, las más típicas. Sin duda está a años luz de la que vimos la semana pasada de los mismos autores, la de Los Caballeros de la Mesa Cuadrada. Pero bueno, como ya dije entonces no es mi estilo de humor preferido. De todos modos sí que alguna risa nos echamos viéndola.

Antes de irme a la cama comprobé que efectivamente la temperatura se mantenía estable en los 37,3. Si continua así estos próximos días será una buena noticia.

Hoy ha amanecido nublado y no tiene pinta de querer despejar e incluso pudiera caer alguna gota. Parece que esta semana por estos lares el sol lo veremos más bien poco. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”