lunes, 31 de mayo de 2010

Día 52

Son las doce en punto cuando comienzo a escribir hoy lunes el Blog. El motivo del retraso es que esta mañana tenía consulta de control en Cabueñes; así que ahora mismo acabamos a llegar a casa. La verdad es que a veces se hace un poco pesado tanto control y tanta prueba, pero lógicamente son indispensables para la valorar la evolución del tratamiento, y por tanto, hay que tomarlos como lo que son: aliados en nuestra batalla. Para esta semana tengo además programado el jueves un nuevo PET/TAC, en este caso en Oviedo.

Ayer domingo no salí a caminar como el día anterior, sino que preferí quedarme en casa y hacer algo de ejercicio en la cinta. Me sentía algo más bajo de fuerzas y tampoco quería tentar a la suerte en un día que sabía, por los ciclos anteriores, que podía ser complicado.

Después de estar viendo un poco de tenis, decidí descansar un poco porque el cuerpo realmente me lo estaba pidiendo. No fue más de media hora pero me sirvió para recargar baterías.

A las dos, justo antes de comenzar la carrera de F1, puse el termómetro porque me notaba con un poco más de temperatura de la que había tenido hasta entonces. Comprobé así que estaba en 37 grados, con lo que una vez más parece confirmarse que a partir del séptimo día de cada ciclo, la temperatura siempre me sube algunas décimas. Es algo propio del tratamiento.

Comimos mientras vimos las primeras vueltas de la carrera, y luego nos fuimos ya al salón para ver el resto de la prueba. Realmente fue un GP bastante aburrido de no ser por el cataclismo provocado por Vettel y que a punto estuvo de costarle la carrera, no sólo a él –obligado a retirarse-, sino también a su compañero de equipo quien vio cómo se le escapaba una victoria segura teniendo que conformarse con una tercera posición, que tampoco está mal visto como podría haber acabado en el accidente. Del comportamiento de Ferrari mejor nos abstenemos de emitir comentarios. Un desastre. La única esperanza que podemos tener es que queda mucho Mundial por delante.

Tras la carrera descansé otro poco para ver luego la última etapa del Giro d’Italia, una cronoescalada, donde lo único destacable era la pelea por el tercer escalón del podium. Finalmente fue Nibali quien acompañó a Arroyo y Basso, segundo y primero de esta edición respectivamente. Ha sido un bonito Giro. Ya veremos si el Tour lo es tanto.

Tras el Giro la acción se trasladaba del salón a nuestra cocina, escenario habitual para nuestro campeonato de juegos. Tras perder al Chinchón me repuse con una espectacular victoria al Parchís. En el desempate al Dominó, logré llevarme el título de "campeón del domingo". Un día tengo que ponerme a revisar los Blogs para ver cómo llevamos las estadísticas generales. Lo que me sobra es tiempo...

A las siete volví a encender la tele para ver por La Sexta el partido benéfico que disputaban en el Bernabeu, las viejas glorias del Real Madrid contra las del Milan. Fue una mezcla de nostalgia e ilusión ver de nuevo a tantos jugadores a los que vi jugar en sus mejores tiempos. Lo de menos ayer era el resultado, aunque no puedo dejar escapar la ocasión para decir que el Madrid se impuso por cuatro a tres gracias a un penalty inexistente en las postrimerías del partido. Ahí lo dejo.

Después de cenar, tocaba película. Elegimos para la noche del domingo Up In The Air, con George Clooney en el papel de especialista de recursos humanos que se dedica a despedir trabajadores en las empresas que contratan sus servicios. Una buena película que además me trajo algún que otro recuerdo de mi época trabajando en recursos humanos.

Al echarme volví a poner el termómetro y la temperatura más o menos seguía estable entorno a los 37 grados, concretamente 37,2. Lo que más noto cuando tengo estas décimas es que además del cansancio y ligero dolor de cabeza y de espalda, cuando me voy para la cama sudo más de lo habitual. Pero bueno, habrá que llevarlo con paciencia porque sé que en tres o cuatro días volveremos a la normalidad. Para volver a la Normalidad con mayúsculas todavía nos quedará un poquito más.

Hoy ha amanecido con niebla, pero la temperatura sigue siendo de lo más agradable. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 30 de mayo de 2010

Día 51

A las nueve y media en este día de domingo comienzo a escribir el Blog. Hoy he pasado una noche bastante aceptable; habré dormido unas seis horas y media. La única incidencia fue que a las dos me desperté con la nariz un poco atascada, algo que siempre me da luego fastidio porque me obliga inconscientemente a respirar por la garganta mientras duermo, por lo que cuando me levanto por la mañana, la tengo más seca que los Campos de Castilla. Sin embargo, esta noche se ve que finalmente se solucionó porque no tengo ninguna molestia en la garganta, y lo que es más importante, la temperatura que me he tomado muestra los maravillosos 36,5. ¡Que siga así todo el domingo!

Ayer sábado fue un día en el que por la mañana me encontré muy bien, aunque de tarde empecé a sentir algunas molestias –y mal cuerpo en general- concentradas en unos fuertes pinchazos en la zona de uno de los riñones. Afortunadamente iban y se venían con lo que más o menos se aguantaban bien. Mi principal preocupación era que no ocurriera como otros días en los que estos pinchazos se acentuaban en intensidad y frecuencia justo cuando me iba a la cama. Al final no fue así.

A las diez de la mañana encendí puntual la tele una vez hube acabado de redactar el Blog. Comenzaban los terceros libres de F1, donde tanto RedBull como McLaren siguieron imponiendo su ley, con Ferrari preocupantemente retrasada.

Casi sin tiempo de sentarme a ver algo de tenis, como hacía buen día, mi mujer se empeñó en que había llegado la hora de mi "bautismo" con el mundo exterior, así que me llevó –no sin antes ponerme protección solar como si fuera albino- a dar un paseo por un parque que tenemos muy cerca de nuestra casa. Apenas fueron quince minutos pero las sensaciones fueron especiales. Ver la gente correr, pasear con sus niños, jugar con sus perros o simplemente sentados en un banco leyendo un libro, hace que te sientas partícipe de esa normalidad. ¡Cuántas vueltas habré dado yo a ese parque corriendo como un poseso! ¡Y qué curioso resulta que ahora, caminando tan despacio me sienta más vulnerable que cuando iba con la patata a punto de reventar! Estoy convencido que poco a poco volveré a dar esas vueltas y otras muchas más; y más rápido. Es cuestión de tiempo.

Antes de la comida me llegó otra sorpresa. ¡Vaya racha que llevo! Resulta que mi prima –os había hablado de ella ayer- le dejó a mis padres para que éstos me lo dieran, una colección de juegos de mesa similar a una que tenía cuando era un crío, y que se llamaba los Juegos Reunidos Geyper. Yo creo que en cada casa todos tuvimos uno de esos. El tema es que ya no se fabrican desde hace tiempo por lo que mi prima se recorrió todas las tiendas de juguetes de Asturias hasta dar con algo prácticamente igual. Lo de ser persistentes e incansables hasta que no logramos lo que nos proponemos es algo de familia. Me regaló además un par de libros para que me eche unas buenas risas mientras los leo por la noche antes de dormir.

Llegó el turno así para ver qué hacían al final los Ferrari en la clasificación del GP de Turquía, y bueno, mejor me lo hubiera ahorrado. Desastre total de Alonso –ayer lo vi un poco despistado- y no mucho mejor Massa. Un resultado pésimo precisamente cuando conmemoramos hoy el que será el 800 GP disputado por nuestra Scuderia en la historia de la F1. Los ferraristas nos merecíamos algo más.

Con el gusanillo de ver tanto juego rodando por casa, y por romper un poco la tradición, después de la comida echamos una partidilla al Parchís. Mi mujer estaba que se caía de sueño, así que no me fue muy complicado derrotarla. ¡Al enemigo ni agua! O en este caso, ¡ni agua ni siesta!

Mientras mi mujer se fue ya a descansar un poco yo me dediqué a ver el final de etapa del Giro, que en este caso, quizás estuvo por debajo de lo esperado. Las fuerzas son ya mínimas y nadie quiere arriesgarse a perder lo que tienen conseguido. Si no pasa nada raro en la crono de hoy, el italiano Ivan Basso será el ganador, con el español Arroyo en segundo lugar.

Fue más o menos aquí cuando el riñón empezó a darme más la lata. Me encontraba además algo inquieto y nervioso, así que me preparé una infusión, que siempre me relaja un poco. Supongo que en todo esto influye mucho el coco. Tengo la experiencia de los dos primeros ciclos donde en el primer fin de semana tras la quimio me había revuelto en ambos, y quizás mi cuerpo esté ya esperando en alerta a ver qué pasa, cuando a lo mejor, al final no pasa nada.

Por supuesto también hubo de tarde tiempo para el tenis. Nadal y Verdasco cumplieron con sus partidos en Ronald Garros aunque con mucha más solvencia el mallorquín. Cayeron por el contrario Ferrer y Ferrero. Hoy siguen los partidos.

Del partido de la selección de fútbol la verdad es que vi muy poco porque me coincidía con la sesión de juegos, y estos partidos preparatorios nunca dicen nada. Pero a la vista del resultado final y de cómo se decidió el partido diría que España tiene mucho trabajo por delante, pero que tampoco hay que alarmarse en absoluto. Las grandes selecciones suelen de hecho perder con frecuencia sus partidos previos al Mundial y luego cuando éste da inicio, parece como si se transformaran por completo y fueran casi imbatibles. Cuestión de mentalidad.

Sobre los juegos decir que si el día anterior había vencido sorprendentemente al Trivial, ayer la que dio la campanada fue mi mujer al derrotarme a mi especialidad: el Monopoly. Menos mal que luego me resarcí con un triunfo al Chinchón.

Llegó la hora de la cena y tras ella, el Festival de Eurovisión, que a la postre nos lo tragamos de inicio a fin. Poco se puede decir ya de este Festival. Los que participan saben dónde participan y lo que resulta absurdo es luego quejarse. Otros países hace tiempo que decidieron no tomar más parte de esta farsa –véase Italia por ejemplo-. Por otra parte, sobre el presentador, el insoportable Uribarri, se ha metido tanto en su papel de superexperto que todo lo sabe, que resulta chirriante y hasta ofensivo en todos sus comentarios. ¡Parece que estuviera en un bar comentando las votaciones con sus amigotes! Se equivocó además en su principal predicción: que España quedaría entre las diez primeras. Tampoco estuvo nada iluminado por cierto a la hora de valorar la actuación de la que sería al final la canción ganadora. Pero si penoso fue lo de Uribarri, no menos lo fue la tertulia que se montó en el plató de TVE tras el Festival, donde por supuesto se calificó de injusta la clasificación final de la canción española. Como muestra un botón: una de las que se supone miembro del jurado afirmó sin inmutarse que “todos los participantes han desafinado; todos, menos nuestro David que ha sido el único que no lo ha hecho”. Pues vale: nos tienen manía.

Hoy ha amanecido un día despejado y con muy buena temperatura. Las predicciones para el inicio de la próxima semana siguen siendo halagüeñas, así que probablemente repitamos algún paseíllo por el parque. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 29 de mayo de 2010

Día 50

Son las nueve y cuarto cuando me siento a escribir el Blog. Esta mañana, siendo sábado, he intentado aguantar un poco más en la cama –no sin poco esfuerzo- para así no dar demasiado la lata a mi mujer, que bastante madruga ya toda la semana. No he dormido del todo mal, aunque al echarme y durante la noche, he tenido alguna pequeña molestia en forma de pinchazos por el abdomen. Puede que sean los primeros avisos de la proximidad de los días “calientes” que me toca pasar en cada ciclo. De todos modos nada más despertar puse el termómetro y estoy en unos 36,5 clavados, aunque también es cierto que he subido algunas décimas en relación a días anteriores a esa misma hora.

Ayer viernes fue otro día de lo más llevadero. Para comenzar la mañana, y poco después de finalizar el Blog, comenzaban ya en la televisión las retransmisiones deportivas. Para abrir boca, a las nueve, daban inicio así los primeros entrenamientos libres del GP de Turquía. Eso me ocupó hasta las diez y media de la mañana, donde hice un pequeño break televisivo antes de enchufarme al tenis con Ronald Garros, donde Rafael Nadal abría la jornada.

Hacia las doce me eché un rato a reposar para luego subirme a la cinta y caminar durante media hora. Me siento cada vez mejor de fuerzas pero esto es algo que sé que hoy mismo podría cambiar, así que es por eso que intento aprovechar los días en los que me veo bien.

A la una retomé la F1 con la segunda sesión de libres. Ayer públicamente aposté en este mismo Blog por una victoria de Ferrari en la carrera del domingo, y aunque en los entrenamientos no haya parecido que estemos muy finos, creo que todavía tenemos opciones. Y si no se puede ganar, lo mínimo que podemos exigir es que se pelee hasta la última curva.

Tras la comida llegó entonces el turno del ciclismo con la etapa grande del Giro D’Italiail tappone para entendernos-. Como era previsible, y aunque lo dio todo por defender la maglia rosa, al final el español Arroyo tuvo que darse por vencido y cedió el liderato ante el mayor poderío de Ivan Basso que es quien ahora domina en la clasificación general.

Justo antes de iniciar nuestra habitual sesión de juegos, a las seis de la tarde, ocurrió algo muy especial y que me produjo un subidón en mi moral, ya de por sí alta. Y es que estaba tranquilamente sentado en mi sofá cuando de repente el móvil pareció volverse loco. Uno tras otro comenzaron a llegarme mensajes sin que aquello pareciera querer detenerse. Extrañado por aquel concierto de música inesperado, miré en la pantalla y descubrí entonces con enorme alegría que se trataba de sms de ánimo y apoyo de mis compañeros de empresa, que ayer de tarde tenían reunión en nuestras oficinas de Gijón. ¡Qué puedo decir! Que en plena reunión tengan un recuerdo para mí es algo que de verdad me llegó al corazón. Son esos detalles que hacen que a pesar de la circunstancias, te sientas muy afortunado. ¡Y vaya si lo soy! Fueron más de ochenta rayos de sol que entraron a través de mi móvil, más de ochenta razones que añadir a mi lista de motivos por los que tengo que ganar este partido. Como diría un diestro en mitad del ruedo, ¡va por ustedes!

En lo que se refiere al campeonato de juegos, con enorme orgullo tengo que decir que después de ni recuerdo cuántos años, por fin le vencí una partida al Trivial a mi mujer. No es nada fácil cuando se es uno que a todas las preguntas de Historia que hacen mención a un rey español responde Felipe II para ver si así acierta alguna. Eso sí, de las de deporte no fallo una. Después de mi memorable victoria al Trivial, la racha siguió con el Chinchón, pero se vio truncada con el Parchís donde salí derrotado. Nadie es perfecto.

Al acabar de jugar tuve la segunda sorpresa del día: mi prima que actualmente está trabajando en Burkina Faso y que estos días está por Gijón de vacaciones, vino a verme con sus padres. Bueno, en realidad me vieron desde la calle, porque es como ahora mismo puedo recibir las visitas. Creo que sólo me falta poner un estandarte en mi ventana para ser como el Papa cuando reparte su bendición desde la ventana de su habitación en el Vaticano.

Al ser viernes, inicio del fin de semana, la cena merecía ser un poco especial. Para ello qué mejor que de mano un buen centollo del Cantábrico –tenía más pelos en el caparazón que yo en la cabeza- seguido de una tortilla española de primera categoría –cortesía de mi tía-, hecha con huevos de pita caseros procedentes de la huerta que mi padre y mi tío con tanto mimo cuidan en la Providencia. Rematamos la faena con un arroz con leche –en este caso elaborado por mi suegra- de esos que cuanto más comes, más te apetece seguir comiendo aunque sientas que tu estómago está que rebosa por todas partes.

Para acabar el día vimos nuestro particular Peliculón de los viernes. En Tierra Hostil fue la elegida ayer, que como sabéis, fue la ganadora del Oscar este año a la mejor película. Y después de verla -y de compararla con Avatar-, tengo que decir que la preciada estatuilla nunca fue más acertada en su elección. Una película para no dejar de ver.

Hoy ha amanecido bastante nublado aunque sin embargo, ahora parece que quiere abrir un poco el día. La temperatura sigue siendo en cualquier caso muy agradable. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 28 de mayo de 2010

Día 49

Justo cuando en la radio suenan las señales horarias que indican que son las ocho de la mañana, comienzo en este viernes a escribir el Blog. Esta noche he dormido bastante bien, aunque sigo despertando con cierta frecuencia. Con todo, habré descansado algo más de seis horas. Me he levantado así con ganas de afrontar este primer fin de semana correspondiente al tercer ciclo, que si se repite la tónica de los dos anteriores, coincidirá probablemente con mis días más bajos. De momento esta mañana las sensaciones son buenas.

Ayer jueves volví a tener un día tranquilo. Tras publicar el Blog y revisar los correos pendientes, como no tenía nada peor que hacer, no se me ocurrió otra cosa que ponerme a seguir la Sesión del Congreso -¡ya son ganas!- que ayer se celebraba en el Parlamento. Digamos que fue un buen instrumento para mi tratamiento de risoterapia, porque eso es lo que producen la mayoría de los políticos: risa; eso sí, por no llorar. Siempre he defendido que lo que nos sobran son políticos que viven de la política y no para la política, ni para defender los intereses de los ciudadanos que les votan. En fin, que estoy convencido que cualquiera de quienes compartimos este Blog tendríamos mucho más sentido común e incluso diría que capacidad intelectual que la media de los que se sientan en el Parlamento. ¿Se anima alguien? Yo a veces me tengo que contener. Tendría además, que cambiar mi nacionalidad, y eso son palabras mayores.

Pero pasemos mejor a otras cosas, que además, la culpa en realidad de que me tragara algo tan infumable como la Sesión del Congreso la tuvo la lluvia en Roland Garros, que hizo que se suspediera prácticamente la mayoría de la jornada. De hecho, durante la mañana no se disputó ningún partido. Menos mal que para hoy la previsión es buena, y además, por si fuera poco, tenemos también los entrenamientos de F1 correspondientes al GP de Turquía que se celebra este fin de semana. ¿Mi apuesta? Ferrari ganará la carrera.

Ayer, aunque tenía algunas ligeras molestias en la espalda, continúe con mis entrenamientos en la cinta. Estuve así caminando veinticinco minutos para poco más de un kilómetro de distancia. Como podéis ver el ritmo es muy lento, y siempre manteniendo mis pulsaciones por debajo de las noventa.

Mientras, mi padre tuvo ayer su ración de aspiradora. Se encargó así de darle una pasada a la casa, para que luego por la tarde, mi madre rematara la faena fregando los suelos y pasando el polvo. Da gusto tener unos padres tan hacendosos.

Tras una comida que haría temblar al más voraz –mi tía está empeñada en que no adelgace ni un gramo, ¡y vaya si lo está consiguiendo!-, me fue imposible resistirme al sofá, así que caí en una reparadora siesta que me condujo ya al final de etapa del Giro. Ayer era otra etapa sin mucha historia que se resolvió al sprint. Para este fin de semana tenemos el desenlace final de la ronda italiana, con una etapa hoy, que promete sobre el papel emociones fuertes con la subida entre otros al mítico Mortirolo en los Dolomitas.

Después del descanso que nos habíamos tomado el miércoles, ayer retomamos mi mujer y yo nuestro campeonato de juegos. Tras imponerme al Chinchón caí derrotado por un mísero uno al Parchís. Nos jugamos así el todo por el todo al Dominó y ahí, tras un inicio algo dubitativo, conseguí finalmente llevarme la victoria.

Para cenar se encargó mi mujer de preparar un pescado riquísimo y poco común: unas agujas. Se trata de un pescado azul que apenas se puede encontrar, y que además de por su sabor intenso, destaca a la vista por sus espinas azules que parecen haber sido pintadas por la intensidad de su color. Bastante curioso para quien nunca lo haya visto o probado.

Tras la cena, anoche fue el turno para ver un clásico de los Monty Python, Los Caballeros de la Mesa Cuadrada. No es que ese tipo de humor absurdo y a veces un tanto surrealista sea de mis preferidos, y con toda seguridad no es la mejor película ni de lejos de los Monty, pero bueno, cumplió su principal objetivo que es el de entretenernos hasta la hora de irnos a dormir.

Hoy ha amanecido con el cielo parcialmente despejado. Ahora mismo el sol está entrando por las ventanas del salón iluminándolo como si estuviera en la calle. La temperatura sigue siendo muy agradable, y por lo que parece, volverá a subir un poquito este fin de semana. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 27 de mayo de 2010

Día 48

Comienzo hoy poco antes de las ocho y cuarto a escribir estas primeras líneas del Blog. Esta noche he dormido bastante mejor, al menos en lo que a horas se refiere. Me he levantado de nuevo con buenas sensaciones, así que de momento, parece que se mantiene la tónica de los primeros ciclos.

Ayer miércoles tuve un día muy llevadero. Por la mañana después de concluir el Blog y de poner en orden el correo electrónico, me pasé un buen rato viendo videos musicales por Youtube. De hecho, me dio por buscar una canción de la Credence Clearwater Revival, Have you ever seen the rain?, y como me apareció también en versión Karaoke, me puse a destrozarla cantando en plan O.T. Como me sentía inspirado, no me quedé ahí, sino que busqué otras canciones que me iban viniendo a la cabeza, así que al final debí estar como media hora larga dándoles el concierto a los vecinos. ¡Espero que mi garganta no se resienta de estos excesos!

A las once como todos los días comenzaban los primeros partidos en Roland Garros. Lo bueno –o malo según se mire- de tener Eurosport y Teledeporte –además de Eurosport2, Sportmanía y GolTV- es que si te apasiona el deporte como a mí, siempre encuentras algo que ver. En el caso de Roland Garros, si no te gusta el partido que echan por Eurosport, cambias a Teledeporte y compruebas si es más de tu agrado. Creo que de tanto ver tenis estoy mejorando tanto mi revés como mi drive. Todavía me queda no obstante un poco más para pulir mi saque y mi juego de volea en la red.

Ayer volví de nuevo a mis paseos en la cinta. Como me encontraba con ganas, fueron veinte minutos –a ritmo bajo- que espero poder repetir estos días para ir recuperando un poco el tono muscular en las piernas, que ahora mismo están un poco atrofiadas. Está claro que he perdido algo de masa muscular. En ese sentido, me peso todos los días después de ducharme para ver cómo voy, y de momento tampoco es que haya perdido demasiado: no más de un kilo o kilo y medio desde que inicié el tratamiento.

Hacia las doce y cuarto me eché a descansar para recuperarme de las pocas horas que había dormido el día anterior. Cuando desperté era ya casi la una, así que me dediqué a hacer un poco de tiempo hasta que llegó la hora de comer.

Tras la comida, estuve come de costumbre escuchando la radio hasta que a las tres me pasé ya al Giro D’Italia. Ayer fue una etapa de esas denominadas de transición, sin interés para la clasificación final. La victoria fue para el desconocido francés Damien Monier del equipo Cofidis, quien formaba parte de una nutrida escapada de diecinueve corredores.

Llegó a las cuatro mi hermano para hacerme de nuevo compañía durante toda la tarde. Vio conmigo así el final de la etapa que comentaba antes, y luego estuvimos viendo un poco a Federer en su partido de Roland Garros. Como mi hermano es casi tan forofo como yo de la selección italiana, aproveché para ponerle el DVD de la final del Mundial de Alemania, donde como recordaréis la azzurra se impuso en los penalties a los franceses. ¡Qué noche la de aquel verano!

Lo que no tuvimos ayer fue campeonato de juegos. Se nos hizo un poco tarde entre una cosa y otra, y tanto mi mujer como yo decidimos darnos un descanso para retomar hoy con más energía ese duelo que mantenemos a diario y que sé además, que alguno de vosotros seguís con sumo interés.

Cenamos como es habitual a las ocho y media, y después de ver un poco las noticias en el telediario –casi es mejor no verlas- nos acomodamos para nuestra particular sesión de cine. Nunca Juegues Con Extraños fue ayer la elegida. Para quien no la hayáis visto comentaros que se trata de un thriller que recuerda a aquella mítica película de Steven Spilberg, El Diablo Sobre Ruedas, aunque se queda muy lejos de ésta. Para pasar el rato sin más.

Hoy ha amanecido de nuevo con nubes con riesgo de lluvias para esta tarde. De todos modos parece que para el fin de semana la situación mejorará en parte. Las temperaturas siguen siendo muy agradables, aunque han bajado algún grado. Ya veremos; tal vez la semana que viene me anime a dar mi primer paseo al aire libre después de casi dos meses encerrado en mi burbuja. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 26 de mayo de 2010

Día 47

Hoy comienzo a escribir este Blog a las ocho y cuarto, mientras escucho como todas las mañanas, las noticias en la radio. Esta noche ha sido un poco larga ya que desperté de nuevo varias veces, pero en esta ocasión, cuando lo hice a las cuatro y cuarto no fui capaz de coger sueño hasta bien pasadas las cinco. Así que ahora mismo estoy un poco cansado, pero ya habrá tiempo para recuperarse a mitad de mañana con una buena cabezada.

Ayer, segundo día del ciclo, fue bastante tranquilo en el sentido de que no tuve ninguna molestia, siendo uno de esos días que uno firmaría para que se repitieran una y otra vez. Sin embargo, la experiencia de los dos ciclos anteriores, me previene para estar preparado para este primer fin de semana del ciclo, ya que en los anteriores, esos días coincidieron con los más complicados de llevar. Luego, la segunda semana por lo general suele ser liviana si no surge ninguna complicación añadida a las décimas habituales de fiebre. Ya veremos.

A las nueve y media como todos los días llegó mi padre para pasar la mañana conmigo. Mientras él sigue con su portátil –ahora está encantado con el PacMan que le pasé para que eche alguna partidilla- y está siempre atento para cualquier cosa que pueda necesitar, yo me dediqué a lo habitual: revisar y responder emails, devolver alguna llamada perdida pendiente, visitar foros que suelo frecuentar, leer la prensa tanto nacional como la italiana –en este caso principalmente la deportiva-, etc.

Hacia media mañana comenzaban las retransmisiones desde Roland Garros. Ayer pude así ver las victorias de Nadal y Verdasco, ambos sin apuros, además de la espectacular remontada del escocés Andy Murray que tras ir perdiendo dos sets a cero frente al francés Richard Gasquet, fue capaz de llevarse el partido al ganar los tres sets siguientes. Por una vez el escocés no se dejó llevar por su moral un tanto frágil y creyó firmemente en sus posibilidades hasta que destrozó físicamente a su rival y le barrió de la pista –prueba de ello fueron los dos últimos sets con 6-2 y 6-1 para Murray-.

Como la noche anterior tampoco es que hubiera dormido demasiado, me eché hacia las once a descansar un poco. Lo hice como marcan las más sanas costumbres, es decir, en pijama, directamente en la cama y con la persiana a media asta. Así fue que con esas condiciones ideales, dormí cerca de una hora y media, lo que hizo que despertara como si llevara durmiendo toda una noche.

Tras la comida, estuve escuchando un poco la radio, que siempre a esa hora las emisoras locales emiten sus programas deportivos, donde en estos días, las noticias giran entorno a las salidas y entradas que se producirán en el Sporting, y en el fracaso mayúsculo del Oviedo al quedarse un año más en Segunda B.

A las cuatro venían a ponerme la inyección de Neulasta, que como ya os comenté en los dos ciclos anteriores, su función es la de favorecer la producción de defensas y compensar así la caída en éstas como producto de la acción de la quimioterapia. Como la vez anterior, fue mi prima, enfermera, quien vino a ponérmela. De todos modos para la próxima vez igual pruebo a ponérmela yo mismo, porque no es nada complicado –la inyección va en la barriguilla-, pero bueno, lo de autopincharme no me convence demasiado. Parece que últimamente me llegan regalillos de todas partes, porque a la camiseta de Ferrari del lunes, se añadió ayer una preciosa bufanda traída de la final de la Copa del Rey, a la que mi prima asistió con dos amigos. Es una bufanda conmemorativa del evento y en ella aparecen los nombres de los dos participantes: Sevilla –a la postre vencedor- y Atlético de Madrid. Un bonito recuerdo.

Justo cuando se fue mi prima llegó entonces mi hermano. Para ser la primera vez que ejercía de niñera conmigo, no me dio mucho la lata. El tema es que tengo que cuidarlo muy bien, por lo menos hasta que me preste su médula. Así que ya me encargaré yo de que llegue en plena forma a esa cita, si es que al final se produce. En serio, que estuvimos viendo el final de etapa del Giro –ayer con cronoescalada- en la que Stefano Garzelli logró la quinta victoria consecutiva para los ciclistas italianos. Entre los líderes, salvaron bien la situación Cadel Evans e Iván Basso, quien ahora ocupa ya la segunda plaza en la general. El español Arroyo a pesar de perder bastante tiempo, mantuvo la maglia rosa, mientras que Carlos Sastre volvió a demostrar que no está fino, por lo que prácticamente queda descartado para el podium final.

Mi hermano se fue al llegar mi mujer con el relevo. Nos tocaba además nuestra sesión de juegos, y por fin, para gloria del vencedor, me llevé las dos victorias tanto al Chinchón como al Parchís. ¡Que siga hoy la racha!

Después de cenar, nos pusimos a ver una peli un poco especial, Vacaciones de Ferragosto. Se trata de una comedia dramática italiana en la que Gianni, un hombre mayor, tiene a su cargo a su madre de noventa años. Las deudas acumuladas le hacen aceptar hacer de niñera de otras tres ancianas, con lo que su casa se vuelve un auténtico caos. Gianni demuestra con todo una paciencia enorme y lleva la situación como puede. En definitiva se trata de una película que nos muestra los problemas que acarrea la vejez, e invita a la reflexión de cómo esta sociedad trata a los ancianos.

De esta forma acabamos de ver la película hacia las once y cuarto, hora a la que nos fuimos a dormir. Estuve leyendo un poco en la cama hasta que por fin, hacia las doce me entró el sueño y apagué la luz.

Hoy ha amanecido bastante nublado y han anunciado lluvias a lo largo del día, alguna de las cuales podría ser incluso de tipo tormentoso. La temperatura sin embargo se mantiene agradable. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 25 de mayo de 2010

Día 46

Cuando son poco más de las ocho y cuarto de la mañana comienzo hoy a escribir el Blog. Esta noche he dormido lo suficiente, aunque creo que a media mañana me echaré un ratito, que seguro tampoco me vendrá mal.

Ayer, como ya os anticipé, estuve en Cabueñes durante toda la mañana. Llegamos mi mujer –que como siempre me acompaña en cada sesión de quimio- y yo a eso de las ocho y cuarto de la mañana para la extracción de sangre. Mientras esperábamos, una buena amiga de la familia, que trabaja en el Hospital, nos vino a ver y traerme de paso un regalillo llegado directamente del GP de F1 de Montmeló: una preciosa camiseta de Ferrari. Supongo que el que fuera concretamente una con el nombre de Fernando Alonso bordado en un lado iba con toda la intención del mundo. Los que me conocen ya saben por dónde voy.

Después, a las nueve y media nos recibió mi hematóloga en su consulta. Fue allí donde nos dieron, no sin una buena dosis de suspense, la gran noticia de que finalmente los resultados de los análisis hechos hacía tres semanas, han confirmado la compatibilidad de mi hermano para un posible trasplante de médula ósea.

Digo que hubo suspense porque apenas nos sentamos en el despacho, y sin preguntar por ello, la hematólogo nos dijo: “lo que no han llegado aún y me extraña mucho son los resultados de lo de tu hermano. Vamos a llamar a Oviedo a ver qué pasa”. Marcó así el número de Inmunología en Oviedo y durante un largo rato se mantuvo a la espera pues no contestaba nadie. A mí la verdad es que empezó a entrarme un poco de nerviosismo; soy de esas personas a las que le gustan que las noticias –buenas o malas- se las den de forma inmediata, sin rodeos ni esperas. Estuvimos así mi mujer y yo mirándonos el uno al otro esperando a ver si desde el otro lado alguien contestaba. Por fin alguien lo hizo y la hematólogo le pasó entonces la información y mis datos a la persona que estaba al otro lado del teléfono y de nuevo volvimos a una espera que se me hizo ya eterna. “¿De verdad? ¡Hemos tenido suerte entonces!; mándamelo por fax por favor”, fue la respuesta que le dio la hematólogo a su interlocutor cuando conoció los resultados mientras nos miraba sonriendo. Una sensación de enorme alivio me recorrió de los pies a la cabeza. La espera y el nerviosismo en este caso habían tenido su recompensa. Una preciosa recompensa.

En cualquier caso, mi idea sigue siendo por supuesto la de lograr una curación total antes del trasplante que me permita someterme así a uno de tipo autólogo, es decir, a uno con mi propias células de la médula ósea. Puestos a pedir, ¿no? Pero el que mi hermano sea compatible conmigo lógicamente es el mejor “comodín del público” que podía tener como salvaguarda en caso de la necesidad de un trasplante alogénico –no autólogo-, puesto que las posibilidades de rechazo en principio son inferiores a las que tendría si tuviera que recurrir a un donante externo, perteneciente al banco de trasplantes de médula ósea.

Por otro lado, los análisis también trajeron buenas noticias, ya que seguimos manteniendo un nivel de defensas aceptables y además, mis plaquetas siguen aumentando. Esto según la hematólogo y como os comentaba ayer, es en principio buena señal, dado que no estoy tomando ningún medicamento que pudiera producir este aumento, por lo que significaría que es mi propia médula la que está respondiendo al tratamiento y produciendo por sí misma estas plaquetas. Lo que sigo manteniendo es un nivel bajo de hemoglobina por lo que para los próximos análisis incluiremos un control de la Ferritina para ver si simplemente resultara que tengo un bajo nivel en el hierro que se pudiera solventar con algún fármaco.

Nos fuimos así de la consulta con buenas sensaciones, y bajamos al Hospital de Día a donde llegamos a eso de las diez y media aproximadamente. Me llevaron de nuevo a una habitación para que estuviera echado tranquilamente en una cama, y lo primero que hicieron fue administrarme lo que ellos denominan como premedicación. Después, por problemas en Farmacia –que son quienes preparan mi tratamiento- estuve más de dos horas esperando echado en la cama. Aproveché para dormir un poco mientras mi mujer hacía algunos trámites pendientes en el Hospital. Como en la habitación teníamos televisión, cuando volvió, le pedí que la encendiera porque recordaba que a esas horas ya habrían comenzado los partidos de Ronald Garros, con la suerte de que precisamente estaba iniciándose el partido del número uno, Roger Federer. Parece que todo estuviera perfectamente sincronizado porque las bolsitas de la quimio llegaron a mitad del partido y justo cuando sonó la alarma que indicaba que habíamos acabado, Roger Federer le daba la mano a su rival tras haberlo derrotado. ¡Ya me hubiera fastidiado perderme el final después de casi cuatro horas en aquella cama!

Comimos nada más llegar –yo ya estaba que me comía los asientos del coche por el camino- y para cuando acabamos, eran ya las tres y media de la tarde. Di cumplida cuenta entonces del Blog y tras ello, me dediqué a contestar a los emails pendientes mientras en la tele, seguía con el torneo de Roland Garros puesto, aunque tampoco sin prestarle especial atención.

A media tarde llegamos a nuestro tradicional duelo al Chinchón y al Parchís. En fin, no sé ya que excusas poner a mis derrotas, así que simplemente dejaré aquí pública constancia de ellas, junto con mi más firme propósito de resarcirme hoy mismo.

Nos llegó así la hora de la cena y al finalizar ésta y por seguir con la serie de comedias románticas, ayer vimos Qué Les Pasa A Los Hombres, película con un reparto cargado de conocidas estrellas de Hollywood -Ben Affleck, Jennifer Aniston, Drew Barrymore, Jennifer Connelly, Scarlett Johansson, Kris Kristofferson…- y que desarrolla la típica trama de diversas historias cruzadas sobre el amor y los distintos puntos de vista –un poco estereotipados- que a veces tienen los hombres y las mujeres a la hora de afrontar una misma situación.

En fin, que de este modo se concluyó el primer día del tercer ciclo. Hemos recorrido dos tercios del camino, y para cuando finalicemos este ciclo, habremos llegado justo a la mitad del mismo. Pasito a pasito también se llega a la meta. Aquí lo importante no es llegar el primero, sino llegar y cruzarla con éxito. Sin duda lo haremos.

Hoy ha amanecido de nuevo con nubes y claros –de momento más claros que nubes- pero la temperatura sigue siendo muy agradable. Yo en estos momentos tengo ya el termómetro del salón que me marca veinticinco grados. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 24 de mayo de 2010

Día 45

Son ya casi las cuatro de la tarde cuando hoy comienzo a escribir el Blog. La razón es que como sabíais, esta mañana me tocaba sesión de quimio en Cabueñes y la verdad es que en esta ocasión la cosa ha ido mucho más lenta. Se ve que en Farmacia estaban saturados y tardaron un montón en enviar mis bolsitas para el tratamiento. Aunque sea anticiparme a lo que os contaré mañana, os adelanto que hoy he tenido la confirmación de que a mi hermano no lo cambiaron en la cuna –sospecha que siempre he tenido por lo distintos que somos- cuando nació. Como habréis adivinado he llegado a esta conclusión en base a los resultados de compatibilidad de médula ósea que por fin nos han dado y que confirman a mi hermano como un óptimo donante. Por lo que se refiere a la analítica previa a la quimio, ésta sigue en la línea de las anteriores: se mantienen las defensas y las plaquetas continúan aumentando, lo que parece indicar que mi médula está funcionando adecuadamente. Así que han sido dos buenas noticias que como siempre digo, me sirven como carga extra de motivación.

Del día de ayer y por resumir un poco –que a estas horas tampoco tiene sentido alargarse demasiado- deciros en primer lugar lo más importante, y es que seguí sin fiebre y sin ninguna molestia asociada al tratamiento. Además voy mejorando de mis dolencias de estomacales.

Por la mañana me dediqué a ver las tres carreras del GP de Motociclismo que se disputaba en LeMans. Destacar que por segunda vez consecutiva se produjo un triplete de victorias españolas en las tres categorías. Quizás las de 125cc con Espargaró y la de Moto2 con Elías eran algo que se podía esperar, pero la que resultó más sorprendente fue la de Lorenzo en MotoGP al derrotar a un Valentino Rossi que saliendo desde la pole, fue incapaz de seguir el ritmo del mallorquín. Los años pasan para todos, pero de todas formas, esto no acaba sino de empezar, y El Doctor seguro que todavía dará mucha guerra. Para mí sigue siendo el favorito número uno para el título final.

Rompiendo un poco la tradición, antes de comer echamos una partidilla al Chinchón y al Parchís. No sé si sería el hambre o que no estoy de jugar en horario matinal, pero me llevé dos derrotas inapelables.

Tras la comida llegaba la hora del Giro D’Italia. Ayer se disputaba probablemente una de las mejores etapas sobre el programa, y la verdad es que no defraudó en absoluto. Cuarta victoria en cuatro días para un italiano –en este caso Iván Basso-, mientras que el español David Arroyo, a pesar de perder ayer más de cuatro minutos, mantiene la maglia rosa.

Volvimos entonces a nuestro campeonato de juegos inaugurando la sección Monopoly. ¡No me acordaba de lo que dura una partida al Monopoly! Al final fueron casi dos horas de juego, pero eso sí, logré que mi mujer se declarara en bancarrota. Tengo que decir que jugaba con mucha ventaja, porque el Monopoly era uno de mis juegos preferidos de niño –y no tan niño- mientras que ella apenas jugaba. Y en este juego es fundamental conocer algunos truquillos y tácticas a seguir. Como me sentía crecido, pedí entonces la revancha al Parchís y por fin pude resarcirme de la cantidad de partidas que llevaba perdidas de manera consecutiva.

A redondear mi tarde triunfal, contribuyó también sin duda la derrota del Oviedo en su lucha por lograr el ascenso a Segunda. Soy sportinguista y no creo que haya nada malo ni perverso porque me alegre de las desgracias –siempre deportivas- del eterno rival.

Llegó así la hora de la cena y tras ésta, la película de la noche. Ayer vimos La Proposición, una comedia romántica protagonizada por Sandra Bullock. Bueno, podemos decir que es una película entretenida, aunque con un guión bastante previsible y sencillito. Para ver sin más.

Así que en definitiva ayer se concluyó el segundo ciclo, que salvo por la fiebre que me tocó aguantar esta segunda semana, fue muy llevadero. Por ello, como dije al acabar el primero, espero que este tercer ciclo que iniciamos esta mañana, sea por lo menos igual de bueno que los dos anteriores. ¡Nos vamos acercando a la meta!

Hoy ha amanecido con nubes y claros aunque ahora mismo el cielo está casi despejado. Para la tarde, y sobre todo para mañana, dan aumento de la nubosidad con posibilidades de lluvia. No me importa demasiado si no baja la temperatura. ¡Ahora mismo el termómetro del salón marca veinticinco grados! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 23 de mayo de 2010

Día 44

A las diez menos cuarto comienzo a escribir hoy domingo el Blog. Anoche nos echamos tarde y he aprovechado para descansar un poco más. Me he levantado por tercer día consecutivo sin fiebre. Acabamos de esta forma el ciclo como lo empezamos: en buenas condiciones físicas, e incluso con más ganas de afrontar el siguiente si cabe.

Ayer, como sábado que era, hubo concentración de retransmisiones deportivas en la tele que acapararon gran parte de mi tiempo. Pero vayamos por partes.

Para empezar la mañana teníamos los entrenamientos del GP de Motociclismo que este fin de semana se disputa en el mítico circuito francés de Le Mans. La verdad es que apenas presté atención a los entrenos de 125cc y de Moto2. El plato fuerte era ver de nuevo a Rossi, Lorenzo, Pedrosa y Stoner en MotoGp y por la lucha de la que fuimos testigos ayer por hacerse con la pole, puedo imaginar cómo será hoy la carrera de emocionante.

Entre entrenamiento y entrenamiento hubo tiempo para echar una cabezadita reparadora. Levantándome como suelo hacer a las siete y media es normal que a media mañana me tiente reposar un poco para recobrar fuerzas.

Al ser finde, la comida la hicimos hacia las dos; algo más tarde de lo habitual. Sigo con muy buen apetito. El único problema es que tengo las encías de las muelas un poco sensibles, sobre todo las del juicio –no haremos chistes con esto-, con lo que me cuesta un poco masticar. De todos modos me apaño para comer lo que me pongan por delante. Es así que prácticamente no he perdido peso desde que comencé el tratamiento.

Después de la comida tocaba final de etapa del Giro D’Italia. Ayer se subía el primer puerto serio de la ronda italiana y el espectáculo fue de los que hacen afición. Y no lo digo porque Vincenzo Nibali consiguiera la tercera victoria italiana consecutiva, sino porque de verdad la etapa fue de las que engrandecen este deporte, a veces tan masacrado por la sombra del doping.

Por la tarde estuve un poco tocado del estómago. Supongo que se me fue la mano con tanta fibra para paliar los efectos astringentes que la quimio me están provocando. Pero una buena limpieza de tuberías de vez en cuando no está mal de todos modos. Y encima te queda una línea que ni el Cristiano Ronaldo.

En el campeonato de juegos, nueva derrota –he perdido la cuenta de las que llevo- al Parchís. Como a necio no me gana nadie, hoy volveré a pedir nueva revancha y no pienso jugar a otra cosa hasta que no logre ganar una puñetera partida.

Al acabar, mientras Mónica se dedicaba a preparar la cena, llegó la hora de la final de la Champions League que enfrentaba al Inter de Milán y al Bayer de Munich. Creo que ya he comentado –y si no lo dejo aquí de nuevo patente- que probablemente si tuviera que escoger un equipo italiano el Inter sería de los últimos que escogería. Por delante está il mio Napoli –al que seguía antes de que llegara Maradona-, la Juve, el Milan, la Roma, el Palermo,,, Pero bueno, por supuesto me alegré de la victoria del Inter, ya que a fin de cuentas, es un equipo italiano –aunque sin italianos en el once titular-.

Después del partido y de ver todas las celebraciones, nos enganchamos a ver la película que comenzaba por la TPA, Asesinos. Una vieja película protagonizada por Sylvester Stallone, Antonio Banderas y Julianne Moore. Por supuesto no era ningún peliculón, pero al final nos la vimos entera, así que para cuando acabó, eran la una y media.

Hoy ha amanecido despejado para culminar lo que ha sido una semana de sol como pocas. Parece que la semana que viene vuelven las nubes hacia el martes e incluso, tal vez las lluvias ¡Pero que nos quiten lo bailao! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 22 de mayo de 2010

Día 43

Son cerca de las nueve cuando hoy comienzo a escribir este Blog. En el salón a estas horas hace ya un calor considerable puesto que el sol entra con fuerza. El termómetro marca veinticuatro grados. Ayer prácticamente no bajamos de esa temperatura, así que estuve buena parte del día simplemente con una camiseta de manga larga. Y con todo, ya sudaba bastante.

Esta mañana me he levantado como sucedió ayer sin fiebre. Descansé muy bien las poco más de siete horas que habré dormido –a intervalos como siempre-, así que empiezo con ganas este sábado, último del segundo ciclo.

En general ayer fue un día bastante bueno puesto que apenas tuve un par de décimas de fiebre a última hora de la tarde, por lo que parece que lo “peor” –siempre siendo cautos, tocando madera y lo que haga falta- ha pasado. A falta de ver cómo paso hoy y mañana, podemos decir que este segundo ciclo que ahora concluye, salvo por la fiebre que he tenido esta semana, ha sido también bastante llevadero. Pero lo dicho: ya haremos balance definitivo el lunes.

Una de las cosas que me alegraron ayer la mañana fue que mientras oía la radio, cuando dieron la combinación de la lotería primitiva, mi atención quedó atrapada al escuchar cómo los tres primeros números que decían formaban parte de la combinación que juego todas las semanas. Es sólo una décima de segundo, la que transcurre en que oyes el cuarto número y te das cuenta que ya no lo tienes, pero en esa minúscula décima llegas a soñar muchas cosas. Al final fueron cuatro los aciertos que me llevé. Creo que hará más de un año que no rascaba un cuatro en la Primitiva. Para los que no seáis jugadores no os vayáis a pensar que me voy a montar un fiestón por todo lo alto, que son poco más de treinta euros lo que cobraré. El tema es que luego pensé: ya que me ha tocado esta “lotería” –porque casos como el mío hay uno por cada 150 mil habitantes aproximadamente- , ¿por qué no podría tocarme la lotería, pero una de las "buenas"? Y entonces lo tuve claro: ¡claro que me va a tocar! Pero será el mayor de los premios: volver a mi vida normal. Quizás esté haciendo un poco de trampa, porque me he asegurado para ese premio gordo llevar todos los billetes.

Después de tirarme otra vez en la cama a descansar otra horita a media mañana, me dediqué a ver el último capítulo de esta temporada de Los Hombres de Paco, que por lo que parece, y viendo el desenlace, será la última. Como siempre, las audiencias mandan y desde que se fueron algunos personajes principales -como el actor Hugo Silva, o su compañera en el reparto, la lolita Michelle Jenner-, las cifras habían caído en picado.

Después de comer esta vez decidí aguantar sin dormir la siesta. La razón es que últimamente me despertaba con muy mal cuerpo y preferí así estar haciendo cosas para de paso, llegar con más sueño a la hora de acostarme por la noche.

Me tragué por ello más Giro d’Italia de lo normal. Ayer la etapa acababa en Cesenatico, que supongo que a muy pocos lo sonará. Quizás les resulte más familiar el nombre del mayor mito italiano que ha dado el ciclismo en los últimos años, Marco Pantani. Pues bien, Cesenatico es la ciudad donde nació y vivió el Pirata más famoso de todos cuantos han surcado los puertos de Giro y Tour. De hecho en ella tiene su propio museo y un monumento en el que todos los turistas se hacen fotos. Y como el ciclismo es puro romanticismo sobre ruedas, como no podía ser de otra forma, ayer se impuso en una llegada apretada un corredor de la zona, Manuel Belleti, que reside a tan sólo 5 kms de Cesenatico. La emoción que brillaba en sus ojos tras la victoria es el mejor homenaje que pudo darle ayer el joven italiano a su ídolo Pantani.

En el campeonato de juegos, ayer tocó estreno: el Trivial Pursuit. La verdad es que yo creo que de cada diez partidas que pueda jugar al Trivial con mi mujer, podré optar a ganar una o dos a lo sumo, así que como decía aquella canción “Manolete, Manolete si no sabes toreá, ¿pa que te metes?” Pues eso, que me llevé un revolcón que ni José Tomás, pero que al igual que el Príncipe de Galapagar, juro por los pocos pelos que me quedan que hoy vuelvo a “torear” en el ruedo. No contento con mi derrota al Trivial tenté la suerte al Parchís, y este segundo "toro", que al principio parecía manso, me metió otra cornada que todavía me escuece. ¡Vaya racha que llevo!

Después de cenar tocaba nuestro particular Peliculón de los viernes. Ayer fue el turno de Enemigos Públicos, una película basada en la historia de John Dillinger, uno de los delincuentes más famosos en EEUU durante la Gran Depresión, e interpretado en este caso por Johnny Depp. Grandes dosis de acción para una película muy recomendable.

Hoy ha amanecido de nuevo sin una sola nube en el cielo. Las previsiones dicen que podremos superar la barrera de los veinte grados. ¡Qué mejor noticia para un sábado! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 21 de mayo de 2010

Día 42

Ahora mismo son las ocho y media cuando comienzo a escribir el Blog. He pasado una buena noche y al levantarme me he llevado la agradable sorpresa de que la fiebre de los últimos días parece por fin estar despidiéndose. No habrá que confiarse pero sería genial tener un fin de semana tranquilo en vistas a la tercera sesión de quimio que pondremos este lunes si no hay novedades de última hora.

En realidad ayer, a pesar de las décimas de fiebre, fue un día bastante tranquilo. Por la mañana me encontré muy bien y aproveché así para leer un poco y contestar un montón de emails que tenía acumulados del día anterior. No faltó la horita de reposo que tan bien me sienta todas las mañanas. Me encierro en el salón, enchufo algo de música tranquila –ayer creo recordar que puse a Seal- y me quedo dormido como un bendito.

Estuve explicándole luego algunas cosillas sobre Internet a mi padre, que como siempre, vino a hacerme compañía –bueno, ayer pasó también la aspiradora, que todo hay que decirlo- y cuando me di cuenta, ya tenía la comida encima de la mesa. Me puse el termómetro antes de comer y pude comprobar que había una ligera mejoría con respecto a los días anteriores. Habría que confirmarla por la tarde y antes de irme a dormir.

Tras la comida y como hago siempre, estuve caminando un poco por el pasillo –la cinta la tengo abandonada hasta la próxima semana- para no irme a dormir la siesta recién comido. No penséis que durante estos ratos completamente solo me da por pensar cosas raras ni me como demasiado la cabeza. Al contrario, intento tener mi mente ocupada con temas sin mayor importancia o simplemente pongo la radio y escucho la información deportiva del Sporting, que a esa hora suelen ofrecer distintas emisoras a nivel local.

Por la tarde fue mi madre –que la pobre llevaba una semana casi sin verme- la que vino para estar conmigo. Bueno, en realidad, más que para estar conmigo, vino para estar con la casa, porque por supuesto en las dos horas largas que estuvo, no paró ni un minuto: que si friego cocina, que si paso el polvo a las habitaciones, que si limpio las ventanas… De verdad que ya lo comentaba otra vez: es increíble que limpiando como limpiamos de forma continua, se acumule tanto polvo. Y mi mujer lo entiende menos; así, cada día que le toca limpiar, mientras lo hace la oigo cómo no para de repetir un dicho asturiano: “¡facemos cucho, facemos cucho!”. No puedo evitar reírme y ella que se da cuenta, todavía lo repite con más fuerza, “¡facemos cucho!”.

Del campeonato de juegos –del que tengo ya ofertas en firme para que sea emitido por PPV dada la expectación que está creando- mejor corramos un tupido velo. Nos entendemos, ¿no? Pues eso: casqué a todo. Ni Chinchón, ni Parchís ni Dominó. Yo sí que soy un auténtico ni-ni.

Luego mientras cenábamos, escuché por la radio que se subirán los impuestos a los más ricos. Tendré que tener cuidado de que no caigan en la cuenta de que la mayor riqueza con la que cuenta una persona es el cariño y amor de todos los que le rodean. Porque como les dé por ir por ahí, viendo todas vuestras muestras de afecto que a diario recibo, no habría dinero en el mundo para pagar “mis impuestos”.

Tras la cena, nos vimos una comedia romántica, No Es Tan Fácil, con Meryl Streep, Alec Baldwin –quien por cierto está enorme, de tamaño me refiero-, y Steve Martin. La verdad es que nos reímos bastante, sobre todo con una escena en particular que no comentaré para no chafarle la peli a nadie que no la haya visto y tenga intención de hacerlo.

Antes de acostarme, mi inseparable termómetro volvió a darme buenas noticias ya que seguía un par de decimillas por debajo de lo que tenía otros días. La placa de la garganta parece así tener los días contados. Y eso que todavía me quedan por tomar los antibióticos otros cuatro días.

Hoy ha amanecido de nuevo un día impresionante, y además es viernes. Aprovechad el fin de semana porque será difícil que en Asturias los tengamos tan buenos en verano. Los que estéis por aquí no dejéis de tomar un culín a mi salud. ¡Seguro que notaré el saborín en la garganta! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 20 de mayo de 2010

Día 41

Hoy comienzo a escribir este Blog cuando son casi las nueve. Lo cierto es que a las siete de la mañana me levanté a tomar el antibiótico, pero luego me fui otro ratito a la cama, ya que me apetecía descansar un poco más. Esta noche no ha estado mal, aunque he sudado bastante –supongo que por la fiebre-. Ahora ya en pie, tras la ducha y el correspondiente desayuno, me siento más o menos como en días anteriores, por lo que me parece que tampoco va a ser el hoy el día en el que digamos adiós a las décimas de fiebre. Pero mientras siga estable no hay mayor problema salvo la incomodidad propia de estar todo el día entre 37,3 y 37,7.

Ayer por la mañana precisamente hablé a primera hora con mi médico sobre el tema. Me comentó en primer lugar que no me preocupara, que si no ha ido más allá de los 38 quiere decir que la tenemos controlada con los antibióticos. Es cuestión de un poco de paciencia y probablemente en los próximos días baje algo. Pero lo más importante de todo es que me confirmó que si sigo con los niveles de defensas –neutrófilos- que ahora mismo tengo, no habrá ningún impedimento para llevar a cabo el próximo lunes el tercer “chute” de quimio.

Tuve además con ella una conversación curiosa sobre las ventajas e inconvenientes -principalmente refiriéndonos a términos de fiabilidad- entre los termómetros tradicionales –esos de mercurio que ya no se venden pero que todos seguimos conservando en casa- y los digitales. Ella, al igual que otra mucha gente, prefiere los digitales. Sin embargo en mi caso, si pongo el digital dos o tres veces seguidas –con un tiempo prudencial de por medio- puedo tener diferencias de entre una y tres décimas. Pero es que si lo comparo con lo que me mide el de mercurio, el digital se queda normalmente por debajo entre cuatro y cinco décimas. Claro que en la exactitud tiene mucho que ver también dónde se toma la temperatura. Al tomarla en la axila la precisión ya no va ser nunca óptima. De hecho es la peor respecto a las otras dos vías más habituales: debajo de la lengua y en el culete. Como ésta última la descarto por razones “ideológicas”, la de la lengua como que no me parece muy higiénica, me queda tan solo la axilar. Así que nada, si quiero subir un poco la moral pondré el digital –que es maravilloso porque nunca tienes fiebre-, pero si quiero de verdad saber lo que tengo, aguantaré los ocho minutos de rigor con mi "amigo" Mercurio bajo el sobaco. No sé si vosotros, sobre todos quienes tenéis peques, preferís unos u otros. Por comodidad seguro que utilizáis los digitales.

Después de este "debate caliente", me fui a dormir una horita al sofá. Esto es algo que tengo que eliminar porque no podéis imaginaros cómo acabé el día con las cervicales deshechas. Estoy seguro que es por malas posturas cuando me tumbo en el sofá a dormir. Ya me lo decía siempre mi fisio: “el sofá es el peor enemigo para la espalda”. Así que esta mañana, la “siesta matutina” la haremos como se merece: en la cama.

Al levantarme luego, me dediqué a responder correos que tenía pendientes y a leer un poco la prensa por Internet. Llegó así pronto la hora de comer. No sé si sería la contundencia de la comida o el que tal vez comí con algo de desgana, pero lo cierto es que al acabar tenía un dolor de estómago que no me dejaba casi ni estarme quieto. Tras intentar bajar un poco la panzada a base de caminar por el pasillo, me tumbé –esta vez sí en la cama- y conseguí quedarme dormido algo más de una hora. Tomé entonces una infusión de manzanilla con menta y el dolor se fue ya por completo. ¡Mucho mejor!

De nuevo estuvo mi padre ayer todo el día conmigo hasta que por la tarde llega mi mujer. Ahora lo tengo enganchado a las televisiones y radios por Internet así que se pasa el día viendo la RAI y el resto de cadenas italianas a través de una página web que se llama CorvoTV. Vimos así juntos el desenlace de la etapa del Giro. Ayer fue tan espectacular como inexplicable por la circunstancia insólita que se dio con 50 escapados metiéndole una minutada a los que hasta ayer eran líderes de la carrera. De este modo por ejemplo, Carlos Sastre, que se encontraba perdido a más de nueve minutos de la maglia rosa, se ve ahora como máximo favorito a la victoria final, al situarse con una ventaja por encima de los dos minutos sobre los que supuestamente serán sus principales rivales. Lo que decimos siempre: ¡nunca, nunca hay que rendirse ni dar nada por perdido o imposible!

A eso de las seis y media comenzó el torneo de juegos y en esta ocasión se cambiaron las tornas, puesto que tras perder al Chinchón, infringí a mi mujer una derrota sonrojante al Parchís. El desempate lo puso el Dominó donde de nuevo me mostré intratable. Una buena sesión por tanto que hizo que me olvidara de la fiebre. ¡Lo que tengo yo es fiebre de victorias!

Llegó así la cena y tras ella el partido correspondiente a la Final de la Copa del Rey entre el Atlético de Madrid y el Sevilla. Fue un encuentro entretenido, marcado por el tempranero gol del Sevilla y la falta de acierto de los delanteros colchoneros. Me alegré por una prima que gracias a unas gestiones con gente del Sevilla que conoció en su visita a Gijón, consiguió entradas para estar anoche en el Camp Nou, animando por su puesto a “su” Sevilla. Aunque también lo siento por algunos miembros béticos de este Blog, y por otros colchoneros. Menos mal que esto no es un Blog de fútbol, porque seguro que saltarían chispas con tanta mezcla que hay.

Antes de acostarme pusimos el termómetro para controlar que la fiebre estuviera en sus niveles “normales” como así se confirmó. Cuando me acosté serían ya cerca de las doce y cuarto.

Hoy ha amanecido otro día espectacular. Puedo imaginarme cómo estará ya el Tostadero o la Cuesta del Cholo. Pensar en ello me llena de motivación para retomar esas “sanas” costumbres cuanto antes. ¡En nada estoy por ahí! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 19 de mayo de 2010

Día 40

Hoy comienzo a escribir este Blog -cumplimos la cuarentena- un poquito antes de lo habitual. He dormido aceptablemente y preferí levantarme primero para tomar así el antibiótico con el desayuno pronto y que de este modo, no se junte tanto con la toma del mediodía. Luego de todos modos echaré una buena cabezada. Por lo que se refiere a la fiebre parece que me ha cogido cariño y no quiere abandonarme porque a primera hora ya estoy en los 37. Así que habrá que seguir teniendo paciencia –se cumplen hoy 48 horas del inicio del tratamiento- y confiar en que al final logremos eliminar la placa presuntamente causante del problema.

Ayer cuando me levanté, más o menos tenía las mismas sensaciones que hoy. Sentía que había descansado aceptablemente, pero que sin embargo, la temperatura no era todo lo baja que hubiera querido.

De este modo, me puse a escribir el Blog aprovechando esas primera horas de la mañana que son en las que menos fiebre tengo y en las que mejor me encuentro. Apenas lo acabé –serían las nueve y media- me tiré a dormir en el sofá acompañado de un poco de buena música relajante. Caí como un bendito cerca de dos horas. Me desperté otra vez genial, aunque al poner el termómetro a las doce, éste parecía querer contradecirme, puesto que ya se situaba en los 37,7. Sin embargo, ya no pasaría de ahí en el resto del día.

Después de comer a eso de la una, estuve haciendo un poco de tiempo para no echarme de nuevo con la barriga llena. Me hice así unos cuantos “largos” por el pasillo y estuve escuchando la radio hasta que el sueño me volvió a vencer. Tampoco es que yo le oponga mucha resistencia, para qué vamos a engañarnos.

Dormiría así como otra hora antes de que llegara mi padre, que venía de tarde –ya había estado por la mañana- para hacerme un poco de compañía. Estuvimos viendo juntos el final de etapa del Giro y después él siguió con su portátil y sus historias mientras yo pasaba el tiempo a la espera de que llegara mi mujer.

Uno de mis entretenimientos preferidos para relajarme en esos tiempos muertos, a parte de la música que antes comentaba, es tirarme en el sofá y fijar mi atención en el cuadro que preside nuestro salón. Se trata de una copia de la conocida obra de El Beso de Gustav Klimt. Contemplar esa escena cargada de ternura y placidez me da sosiego y consigue que me olvide de todo.

Cuando llega mi mujer por las tardes, la verdad es que siempre me pilla en las horas más bajas, puesto que si ya sin fiebre os comentaba que era entre las seis y las nueve cuando me encontraba más flojillo, ahora podéis imaginaros cómo me siento después de todo un día con fiebre. Aun así, no renunciamos a nuestras partidas más tradicionales y ya obligadas: el Chinchón y el Parchís. Después de vencerla sin piedad a las cartas, perdí al Parchís en un partida increíble en la que rocé la victoria –me quedé a falta del típico uno- cuando nadie hubiera dado un duro por mí, con dos fichas por dar la vuelta completa mientras que ella tenía sus últimas tres fichas a tiro ya para acabar. Pero ahí estuve; creyendo en la victoria hasta el final –ese es siempre tiene que ser el concepto-. En esta ocasión perdí, pero ¿y si hubiera ganado? Nunca hay que rendirse. Ni al Parchís.

Cenamos y nos pusimos a ver una peli un poco particular, Hancock, de Will Smith y Charlize Theron. Siendo una película de superhéroes –que no son de mis preferidas precisamente- tengo que decir que no me disgustó. Al contrario: pasamos un rato entretenido, porque además Will Smith está genial en el papel de superhéroe borracho y odiado por todo el mundo.

Antes de acostarme volví a poner el termómetro para ver si la fiebre seguía estable, y me llevé la sorpresa de que en contra de lo esperado, me había bajado unas décimas. Habrá que confiar en que esta noche vuelva a repetirse, y si es posible, mejore.

Hoy ha amanecido otra vez con un sol espléndido y cielo completamente despejado. Con un poco de suerte la calefacción dormirá apagada una buena temporada. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 18 de mayo de 2010

Día 39

Hoy comienzo a escribir este Blog de nuevo a primera hora de la mañana. Esta noche he dormido bastante mejor teniendo en cuenta la fiebre que tenía cuando me metí en la cama. Importante fue también el hecho de que los pinchazos en el hígado, que me dieron la lata durante todo el día, al irme a dormir se calmaron.

Ayer por la mañana me había levantado con muy mal cuerpo después de pasarme una noche casi en vela. No me extrañó así lo más mínimo que al ponerme el termómetro, estuviera ya en los 37. No tuve ninguna duda de que el día iba a ser de los "buenos".

Teníamos cita a las ocho y cuarto en Cabueñes para la analítica y posterior consulta de control. Por lo que se refiere a la analítica parece que sigue mostrando una mejora tanto en las defensas como en las plaquetas, mientras que la hemoglobina se mantiene estable, aunque todavía baja –de todas formas ya es positivo que no dismimuya-.

Me realizaron entonces una nueva exploración para ver si la zona del hígado de la que me quejaba estaba algo más hinchada de lo que se supone que ya la tengo, pero en principio descartaron que por ahí hubiera complicaciones. Me miraron entonces la garganta porque les comenté que notaba algo al tragar y fue cuando descubrieron que tengo una pequeña placa en una de las amígdalas, concretamente la derecha.

Sin ser seguro al cien por cien, hay posibilidades de que esa placa –de la que tomaron cultivo para analizar y ver así de qué tipo de bacterias está compuesta- es la que me esté produciendo estas fiebres un tanto elevadas que estoy sufriendo en los últimos días. Bueno, lo de fiebre es algo que digo yo, porque por si no lo sabíais, para los médicos no se denomina fiebre hasta que no sobrepasa los 38 grados. Y en mi caso no fui más allá de los 37,8 a última hora del día.

De este modo me han recetado un nuevo tipo de antibiótico especialmente dirigido a esta clase de afecciones y que combinaré con el que tomo a diario desde el inicio de la quimio. Si en 48 horas no logramos que la temperatura baje algunas décimas, entonces habría que pensar en otras posibles soluciones. Así que ahora toca esperar y confiar en que lo consigamos, porque de lo último que tengo ganas es de tener que pasarme dos o tres días en el hospital, con antibiótico en vena, y menos con el tercer ciclo programado para el próximo lunes. Tercer ciclo que en caso de no bajar la temperatura un poco, podría tener que demorarse. Vamos a ser positivos y pensar que hoy ya estoy un poquito mejor y que mañana volveré a los días de vino y rosas.

Para cuando bajamos de Cabueñes serían las diez y media, y nada más desayunar lo que hice fue intentar recuperar las horas perdidas de sueño durante la noche anterior. ¡Y vaya si lo logré! Me quedé “frito” en el sofá casi dos horas y de este modo, casi sin darme cuenta, llegó la hora de la comida.

Como todavía me supo a poco lo que había dormido, después de comer y de caminar un poco por el pasillo para reposar la comida, me tiré de nuevo a dormir. Se ve que lo necesitaba porque cayó otra hora larga de siesta.

Cuando llegó mi mujer de trabajar pusimos el termómetro y la temperatura ya estaba en los 37,7. A pesar de que mis condiciones no eran las ideales para la dura competición, hubo partida al Chinchón y al Parchís, y yo no sé si sería por compasión, pero ayer me llevé las dos partidas de carrerilla.

Cenamos y nos pusimos a ver una peli que teníamos por ahí perdida, Radio Encubierta. Se trata de una comedia muy British que se desarrolla mediados los 60 y narra las aventuras y desventuras de un grupo de chiflados por la música que desde un barco, emiten música pop y rock a través de una emisora pirata, para desgracia del Gobierno que por todos los medios trata de poner fin a su emisión. Muy recomendable para los amantes de la música.

Hoy ha amanecido de nuevo con un sol espléndido. Y lo mejor de todo es que parece que el tiempo seguirá así por lo menos hasta el finde. ¡Ya era hora! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 17 de mayo de 2010

Día 38

Hoy comienzo a escribir este Blog cuando son casi las doce y media de la mañana. No es que se me hayan pegado las sábanas -¡qué más quisiera!-. La razón ha sido por un lado que esta mañana tenía analítica de control de Cabueñes –seguimos en la buena dirección según los resultados-, y por otro, que esta noche la pasé realmente fastidiado, sin apenas dormir nada, con lo que según volví esta mañana de Cabueñes, me tiré en el sofá y habré dormido casi un par de horas del tirón. Ahora sí me encuentro mucho mejor. Y para después de comer tengo programada otra siesta de las buenas, de las de pijama.

Yo no sé este Sr. T qué religión practica –si es que practica alguna- pero tengo claro que los domingos le gustan muy poco. Si en el primer ciclo fue justo en domingo –pasados los siete primeros días- el día que peor estuve, para este segundo ciclo ha vuelto a repetirse la situación, aunque en este caso, más que malestar como en aquella ocasión, el principal problema fue la fiebre.

Por la mañana, nada más despertar, al poner el termómetro –todos los días lo pongo mañana, tarde y noche- me di cuenta que la temperatura era algo elevada para lo habitual, pues estaba en 36,8, cuando por lo general a esas horas de la mañana casi ni sobrepaso los 36,5.

Aun así pasé una mañana bastante relajado entre el Blog, algo que dormí también entremedias y poco más a la espera de que llegara la hora de comer. Coincidiendo entonces con la salida del GP de F1 de Mónaco a las dos de la tarde, puse de nuevo el termómetro y para entonces ya nos habíamos ido a 37,3. Así que podíamos decir que habíamos pasado de un código verde a un código amarillo. Esto de los códigos y los colores es algo que me he inventado pero que queda muy "profesional" y luce mucho

Intenté así ver la carrera sin estresarme demasiado con ella –tampoco es que diera para mucho- e intentando estar relajado en el sofá. Al acabar, pasé al final de etapa del Giro D’Italia con la intención de recuperar también algo de sueño para ir preparándome para lo que sería el plato fuerte de la tarde: el desenlace de la Liga.

Pero antes hubo tiempo para una partidita al Chinchón, con victoria para El Niño de la Cabeza Pelá, y se concluyó la sesión de juegos con un Parchís donde ahí sí mordí de nuevo el polvo. Culpa de la fiebre sin duda.

A las siete me encontraba por tanto de nuevo delante del televisor haciendo zapping entre la pachanga que el Sporting jugaba en Santander frente al Racing –nos deben una los cántabros- y el partido del Barcelona, que era el que echaban por el PlusLiga. No creo que fuera lo "caliente" que estaba el tema, porque muy pronto se vio que estaba todo resuelto, pero a las ocho –justo al descanso- al poner el termómetro, éste me señalaba la máxima temperatura que había tenido hasta entonces: 37,7. ¡Código naranja!

Como soy bastante maniático para estas cosas, mantuve a partir de ese momento el control de la temperatura hasta la hora de irnos a dormir, con la esperanza de que en las últimas horas de la noche, y como había ocurrido otras veces, al menos bajara algunas décimas. No fue así en este caso, así que tras la película –ayer volvimos a las de animación viendo Kung Fu Panda- el tema seguía para nuestra preocupación estable, con lo que estaba ya seguro de que me esperaba una noche larga, como finalmente fue. Habría que estar también pendientes de que la fiebre no subiera por encima de los 38, porque entonces hubiera tocado excursión nocturna a Cabueñes. Un código rojo, para entendernos. Al final no fue necesario.

En realidad lo peor no fue la fiebre en sí con su correspondiente malestar general, sino que por si éramos pocos –yo creo algo de relación guardan-, a la temperatura alta se le unió el dolor en forma de pinchazo en el hígado. Podéis entender que entre lo uno y lo otro, apenas conseguí dormir cuatro horas.

Hoy cuando me levanté seguía por encima de los 37,5. Sin embargo tras pasar por el Hospital -donde me han añadido a todo el tratamiento unos nuevos antibióticos-, parece que ahora me encuentro mejor. El día despejado que hace seguro que me ayuda a recuperar las fuerzas de nuevo cuanto antes. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 16 de mayo de 2010

Día 37

Hoy me he levantado casi una hora más tarde de lo habitual, que para algo es domingo. En realidad el motivo no ha sido este, sino que esta noche dormí regularcillo. Fue una de esas veces en las que cuando te metes en la cama parece como si en lugar de relajarte y coger sueño, te activas y todo tu cuerpo se carga de electricidad. Así que di vueltas y más vueltas hasta que por fin conseguí dormirme. Después, durante la noche, desperté las tres o cuatro veces de costumbre. En cualquier caso tampoco es que ahora me encuentre especialmente cansado, así que vamos adelante con nuestro Blog.

Ayer sábado, era ya mi sexto día correspondiente al segundo ciclo y de nuevo, pasé una jornada bastante tranquila, salvo que sí es verdad que por la tarde empecé a notar algunas sensaciones que parecían querer avisarme que la noche sería larga. Te notas algo más nervioso de lo habitual, intranquilo, pero no porque te encuentres mal, sino sencillamente porque tu cuerpo de improviso se acelera. La próxima vez probaré a meterme en la bañera para darme un buen baño de agua caliente que dicen que por la noche ayuda a relajar. Además, sin llegar a tener fiebre, sí que noté como tenía alguna décima más de temperatura, algo que ya me ocurrió en el primer ciclo después de pasar los primeros días sin fiebre. Como comentaba entonces, no hay motivo para preocuparse mientras sean sólo eso, unas décimas.

Por la mañana, apenas acabé de revisar el correo, me puse a ver la tercera sesión de entrenamientos libres de F1, donde como la mayoría de vosotros conoceréis –lo han puesto mil veces en la tele- Alonso destrozó su Ferrari, con lo que hoy tendrá que salir último y desde el pitlane, al no haber podido tomar partido en la clasificación que se disputaba más tarde, a las dos. Una verdadera lástima porque pintaba muy bien la carrera. Hoy a los ferraristas no nos quedará más que confiar en que Massa pueda restar puntos a la gente de arriba y que Alonso intente llegar siquiera a los puntos, algo que en Mónaco saliendo último, sería prácticamente un milagro.

Luego, como viene siendo habitual en los últimos días, media hora antes de la comida me subí a mi cinta de andar y me di un "paseo" de quince minutos. Tengo que aprovechar los días en los que como ayer me encuentro muy bien, porque luego habrá otros en los que seguro que no me sentiré con ganas para moverme del sofá.

Después de una suculenta comida, me dediqué a ver cómo Nadal –no sin ciertos apuros- se deshacía de Almagro en la primera de las semifinales del Open de Madrid que ayer se disputaban. Al acabar, me quedé un poco adormilado hasta que me enganché al final de etapa del Giro, que ayer fue sencillamente espectacular.

Como habíamos comido un poco más tarde de lo normal, me salté la merienda y directamente pasamos a nuestro particular campeonato de juegos. Hubo tiempo así para una emocionante partida de Parchís, de esas que finalizan con los dos jugadores a falta de un uno para ganar la partida. ¿Que quién se llevó el gato al agua? Digamos que por una vez se hizo justicia. Pero como no todo podía ser perfecto, en nuestro estreno del Scrabble sufrí una inapelable derrota. Tengo que revisar las normas del juego, porque para mí que hubo algunas irregularidades durante la partida y que afectaron al desarrollo de la misma. ¡Porque mira que se me daba bien de pequeño y ayer no era capaz de componer una triste palabra!

Después, hubo sesión de pelu para ir ajustando un poco el corte de pelo a las circunstancias. Calculo que para la semana que viene puedo tirar ya el bote de champú.

Al acabar, y mientras mi mujer preparaba la cena, me dediqué a hacer un poco de zapping entre la segunda semifinal del Open de Madrid –en la que Federer se impuso a Ferrer- y el partido de promoción para el ascenso a Segunda entre el Pontevedra y ese pseudoequipo que juega a 28 km de Gijón. Como a nadie le sorprenderá me alegró que nuestros primos hermanos gallegos se llevaran el partido –dos a uno- aunque lo tendrán complicado para la vuelta. ¡Vamos Pontevedra!

Tras la cena nos pusimos a ver una “gran” película: Vickie El Vikingo. En fin, que creo que ayer se me fue la mano bajando el listón "intelectual" de las películas. Pero bueno, por lo menos era cortita y de esta forma, a las doce ya había acabado.

Hoy ha amanecido nublado pero en absoluto parece que vaya a llover -¡veréis el chaparrón que cae ahora por decirlo!-. Para la próxima semana parece que de una vez por todas volveremos a disfrutar de buen tiempo. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 15 de mayo de 2010

Día 36

Hoy es sábado y comienzo a escribiros estas líneas una vez más cuando son justo las ocho y media. Está claro que mi cuerpo se ha acostumbrado a unos horarios y no entiende de fines de semana. De todos modos como ya os había comentado otro día, nunca fui de quedarme mucho en la cama, ni siquiera cuando la noche anterior había sido un poco más larga de lo habitual. Para mí, despertar, ver la luz que entra a través de la persiana, y saber que ya ha amanecido, es como un resorte que hace que me levante porque siento que de lo contrario estaría malgastando una parte del día. Además, esta noche he dormido un poco mejor, en el sentido que no me he despertado tantas veces. Y una vez más, me levanto con muy buenas sensaciones.

Ayer, en mi quinto día del segundo ciclo, tampoco tuve ninguna molestia reseñable. Seguro que entre todos los que me leéis, alguno un poco supersticioso podrá pensar “no lo digas tanto, que a ver si se va a torcer la cosa”. No os creáis, que a veces también lo pienso yo, lo mismo que quieras o no, en tu cabeza –más que nada por la ignorancia- te asaltan las dudas de si este segundo ciclo estará siendo efectivo como según parece lo fue el primero, porque de no ser por la caída del pelo, podría hasta pensar que se olvidaron de inyectarme el “suero milagroso”. Este próximo lunes tengo una analítica de control que podría servir de respuesta a estas elucubraciones mías.

Pensándolo un poco mejor sí es verdad que ayer –en especial por la tarde- me dolió bastante el pecho, justo en la zona del esternón donde me extrajeron la médula ósea. Y es que estoy convencido de que las dos “cornadas” que me metieron con motivo de las dos extracciones que me practicaron, juraría que se han convertido en una verdadera "estación meteorológica", que emite señales de aviso cuando el tiempo está próximo a cambiar como parece ser que va a ser este fin de semana. No os lo toméis a broma; que ya me había dolido de igual forma cuando después de una semana de buen tiempo llegó la borrasca que nos ha tenido pasados por agua todos estos últimos días. ¡Se acabó mirar el parte del tiempo por la tele!

Relacionado también con la caída del pelo que os mencionaba antes, otra de las cosas que he notado es que la barba apenas me crece. Me afeité de hecho este lunes y hoy podría decir que luzco una cuidada barba de dos días. Menos que gasto en cuchillas. Fuera bromas, es una ventaja porque cuando estás con las defensas un poco bajas, no es muy aconsejable afeitarse –ni cortarse las uñas- de forma frecuente puesto que corres el riesgo de hacerte heridas que podrían infectarse generándote un problema innecesario.

Ayer por la mañana –pasando a cosas más concretas- aproveché para ver por Internet el último capítulo de una serie a la que llevo enganchado desde su primer capítulo hace ya unos cuantos años. Casi me da vergüenza decir de qué serie se trata, pero lo confesaré igualmente: Los Hombres de Paco. Para los que no conocierais la serie en sus inicios, si veis los capítulos de esta temporada –que por cierto será la última- podrías llevaros una idea equivocada de lo que eran de verdad Los Hombres de Paco: una serie donde el humor negro, en ocasiones casi grosero, hacía que me tirara del sofá de las carcajadas que me producía. Pero como siempre ocurre con estas series que se prolongan más de la cuenta, los guionistas comienzan a enredarlo todo y terminan por transformarlo en un culebrón sin sentido. Pero bueno, ahora me da pena desengancharme, así que sigo viéndola igualmente. Nadie es perfecto.

Más tarde, justo antes de la comida realicé mi sesión matinal –que de nuevo a la postre fue la única- en la cinta. Ayer caminé sobre ella catorce minutos, de modo que a este paso, si todo va bien, en cuatro días me veis corriendo una maratón.

Después de comer estuve jugando un poco con el ordenador, hasta que comenzaron los partidos de tenis del Open de Madrid. Ayer también me tragué unos cuantos, en especial el que por la noche jugó Federer contra Gulbin –para mí el mejor partido de la jornada-. Hoy se juegan las semifinales, y como ya ocurriera en Roma, volvemos a tener a tres españoles entre los cuatro mejores. La excepción al dominio de la Armada Española la pone precisamente el suizo Federer que hoy se jugará el pase a la final –donde probablemente le espere Nadal- frente a Ferrer.

Hubo de nuevo también como media hora de siesta antes de ver el desenlace de la etapa del Giro D’Italia. Ayer tocaba jornada tranquila así que no hubo novedades en la General donde sigue comandando el italiano de la Liquigas, Vicenzo Nibali.

Tras la merienda me puse a ver Il Ciclone, una película en italiano que me había hecho llegar una buena amiga. Se trata de una entretenida comedia que se desarrolla en un pueblo perdido en la Toscana a donde llega un grupo de baile flamenco, de gira por la zona, con cinco hermosas españolas al frente del mismo. Esta visita inesperada, hace que la vida de muchas personas del pueblo cambie por completo. Como curiosidad decir que una de las bailadoras es Natalia Estrada.

Ayer hubo jornada de descanso en lo que se refiere al campeonato de juegos. Pero atención porque la cosa promete para los próximos días. Para ampliar un poco el espectro de juegos me dio por comprar por Internet –y ayer me llegaron a casa- los que para mí supondrían el top3 de los juegos de mesa que toda casa debería tener en su salón: Trivial Pursuit, Monopoly y Scrabble –el juego de las palabras encadenadas. ¡Ya estoy deseando estrenarlos!

Por cierto, que ayer también recibí una muy agradable sorpresa por parte de la empresa donde trabajo: me enviaron un paquete en el cual me encontré con un precioso polo de Ferrari –rojo como tiene que ser- y un chubasquero del mismo color. Muy apropiado para un fin de semana donde tenemos la carrera con más glamour del Mundial: el GP de Mónaco.

Después de la cena, y por variar un poco, dejamos a un lado las películas de animación y nos decantamos por una de aventuras, que luego resultó que ya habíamos visto –aunque tampoco recordábamos mucho-: Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. Con eso ya nos dieron las doce y la hora de irnos a dormir.

Hoy ha amanecido lloviendo –¡y de qué manera!-, pero como os decía antes, mi particular "central meteorológica" prevé para hoy mismo una mejoría del tiempo, que mañana será todavía más notable. ¡Garantizado cien por cien! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 14 de mayo de 2010

Día 35

Esta mañana como viene siendo costumbre en los últimos días, comienzo a escribir este Blog cuando no son ni las ocho y media. Anoche tardé un poco más de lo habitual en dormirme y luego desperté unas cuantas veces hasta que a las seis y cuarto se me abrieron ya los ojos de par en par y no hubo forma de dormir más. De todos modos no me siento cansado ni mucho menos. En realidad me siento como si hubiera dormido diez horas.

Ayer tuve otro día perfecto, sin ninguna molestia y ni tan siquiera sufrí ese pequeño bajón que normalmente me da pasadas las seis de la tarde. Comparándolo con los mismos días del primer ciclo, podría decir que este segundo está siendo incluso mejor. No obstante, es ahora cuando probablemente lleguen los días más complicados como ocurriera en ese primer tratamiento. Estaremos preparados si así fuera.

Por comparar ambos ciclos hasta el momento, para empezar, en esta ocasión parece que la garganta está más "tranquila", pero habrá que seguir cuidándola por si acaso. Lo fundamental es mantenerla hidratada. Al final del día calculo que puedo estar bebiendo ahora mismo unos tres litros de líquido, entre agua, leche e infusiones varias. Tampoco dejo de hacer dos veces al día las típicas gárgaras de bicarbonato y sal.

Por lo que respecta a la temperatura, sigo sin fiebre, pero recuerdo que en el primer ciclo –tengo que revisar mi propio Blog- comencé a tener algunas décimas más o menos hacia estas fechas -a partir del cuarto o quinto día-. También es cierto que ahora mismo tengo las defensas un poco más altas que entonces, pero eso tampoco es ni mucho menos sinónimo de garantía.

Además, en estos cuatro días, tampoco he sentido aquellos pinchazos en el hígado y bazo, que esporádicamente o de forma continua me daban bastante fastidio. No sé si puede ser que ya no estén tan inflamados, o si sencillamente, me están dando un poco de tregua.

Lo que sí estoy notando en este segundo ciclo es que se me está cayendo más el pelo. Como lo tengo muy corto no es que se note demasiado, pero de todos modos seguiré yo mismo –o mejor dicho mi mujer- recortándomelo aún más, para ir acostumbrándome a lo que será mi nueva imagen en plan bola de billar que tanto se lleva ahora. Pero como tampoco quiero que cuando empiece a salir a caminar por la calle se me quemen las ideas, ya me he agenciado una pequeña colección de gorras de diversos estilo: deportivo, a lo Fito&Fitapaldis, en plan pirata, clásico… Se admiten sugerencias.

Durante la mañana de ayer, mientras veía la primera sesión de entrenamientos libres de F1 -este fin de semana tenemos GP en Mónaco-, acabé por fin el documento que os había comentado que estaba escribiendo para poder explicarle a mi padre –que en cualquier momento me aparecerá por la puerta- el uso del correo electrónico. Le he abierto una cuenta en Gmail para que se entretenga. A cambio, él ayer volvió a pasarme la aspiradora por la casa. A esto se le llama Economía Básica basada en el trueque.

También por la mañana estuve moviéndome un poco en la cinta. No fueron más de doce minutos. Me sigo encontrando bien, sin síntomas de fatiga, así que de momento no veo impedimentos para poder seguir haciendo algo de ejercicio diario.

Después de comer –de nuevo cortesía de mi tía- me tiré en el sofá a ver por la tele cómo iniciaba la jornada del Open de Madrid a la vez que por el portátil controlaba la segunda sesión de libres en Mónaco. ¡Se me acumula el trabajo! Para rematar el mix deportivo, apenas acabó la F1 me puse con el final de etapa del Giro.

Conseguí dormir como media hora de siesta antes de que llegara mi madre a hacerme compañía durante la tarde, aunque en realidad a lo que vino fue a ponerme los suelos como los chorros del oro. De verdad que a veces pienso que tanto mi madre como mi padre están hechos de otra pasta: tienen un aguante que ya quisiera yo para mí. Son incapaces de estar quietos sin hacer nada. Y todavía se quejan porque dicen que no son ni la sombra de lo que eran a mi edad… Firmaba yo llegar a su edad como están ellos ahora.

Así fue, que de tanto ver a mi madre trabajando por casa de aquí para allá, me entró el hambre -¡qué cara tengo!-, me puse a merendar y se me pasó por completo la segunda sesión de cinta. Pero bueno, como siempre digo, lo primero es lo primero. Que ya habrá tiempo para caminar otro día.

Del campeonato de juegos de mesa mejor no comento nada. Ayer mi mujer me derrotó en todos los campos, con mi consiguiente cabreo, algo que no creáis, me viene muy bien porque parece que incluso me carga las pilas. ¡No veáis las ganas que tengo ya a estas horas de cara a la revancha de esta tarde!

Después de cenar algo ligerito –una buen caldo con pasta y una cazuelita de pescado blanco con arroz con leche de postre- retomamos el ciclo de películas de animación. Ayer de noche nos dio por ver Los Simpson. La película no está mal del todo aunque tengo que decir que me gusta más el particular e inconfundible humor que destilan la mayoría de sus episodios. La peli me pareció en ese sentido más floja.

Hoy ha amanecido lloviendo pero según he escuchado esta misma mañana, con el fin de semana volverán el sol y las temperaturas algo más acordes a la época. ¡Así que a disfrutarlo! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 13 de mayo de 2010

Día 34

Esta mañana me vuelvo a poner delante del ordenador cuando son poco más de las ocho y media. La noche la he pasado bastante bien y habré dormido unas seis horas. Como llevo ya toda la semana por debajo de las ocho horas que me corresponden por convenio, hoy no pienso perdonar la siesta haya F1, tenis o Giro, que por cierto, los hay. De hecho ahora a las diez comienzan los primeros libres en Mónaco.

Ayer cumplí mi tercer día correspondiente a segundo ciclo de tratamiento y apenas hubo diferencias con respecto al día anterior. Quizás un poco más de cansancio al llegar la tarde. Tengo ahí unas horas “críticas” entre las seis y las ocho donde parezco un móvil al que le está sonando la alarma de batería baja. Pero por lo general como digo, fue un día muy tranquilo y sin ningún tipo de molestia. Como siempre repito, son días en principio ganados y que sirven para acumular fuerzas y motivación para cuando vengan las vacas flacas. Que tampoco vamos a engañarnos: si al final no vienen, tampoco las echaremos de menos.

Fue de nuevo mi padre quien me acompañó durante la mañana. Sigue con sus progresos al ordenador y según me cuenta mi madre, en casa tampoco se desengancha de Internet. Tengo pendiente con él la lección sobre el uso del correo electrónico para lo que le estoy preparando un pequeño documento en Word a modo de Manual de Ayuda muy básico, para que luego le sirva también de referencia si tiene alguna duda o problema.

Por la mañana volví de nuevo a realizar la primera de las dos sesiones diarias de cinta. He subido un minutillo a los diez que venía caminando en los últimos días y la idea sigue siendo la de ir progresando poco a poco a medida que me vaya sintiendo con más energía.

La comida de ayer corrió a cargo de mi tía, quien me obsequió con un entrecot tamaño King Size como no podía ser de otra forma, acompañado por un exquisito arroz con verduras. El postre fue sencillo a la par que saludable: compota de fruta, concretamente de manzana y pera. La verdad es que fresquita entra muy bien y no me disgusta en absoluto.

Con semejante homenaje en las tripas, me retiré al salón a descansar un poco aprovechando para escuchar en la radio las noticias del día y dando inicio además a la sesión deportiva por televisión. De este modo, a las dos comenzaba la jornada del Open de Madrid, mientras que a las tres, tenía la crono por equipos correspondiente a la cuarta etapa del Giro D’Italia. En Madrid, lo más reseñable fue la victoria de Nadal, aunque algo menos brillante de lo esperado frente al desconocido hasta ayer Dolgopolov. Por lo que respecta al Giro, victoria para el equipo italiano del Liquigas lo que permite a uno de sus corredores, Vincenzo Nibali, endosar la maglia rosa. ¡Ojo con Nibali que lo mismo le dura la maglia más de lo que algunos pudieran esperar!

Entre tenis y Giro, no es que fuera una siesta de pijama y manta -de esas que duran un par de horas-, pero sí que hubo media horita de “reflexión”; que ya se sabe que tanto ejercicio, produce cansancio mental e invita al reposo espiritual.

Antes de que llegara mi mujer de trabajar por la tarde, aproveché para realizar la segunda sesión de cinta, en esta ocasión de doce minutos. Aquí fue cuando noté que efectivamente parece que comienzo de nuevo como en el primer ciclo a sentirme algo más cansado al llegar ciertas horas de la tarde.

Como sé que muchos andáis pendientes de mi particular campeonato de juegos de mesa –como esto siga así tendré que hacer un Blog paralelo- comentaros que ayer estuvimos un poco justos de tiempo –había que cenar un poco primero de lo habitual para ver luego el partido del Atlético-, y tan sólo pudimos quitar el gusanillo jugando al Chinchón. Mejor me lo hubiera ahorrado porque caí humillado en tan solo seis manos. Yo creo que me pilló en frío.

Tras la cena, nos sentamos así a ver la final de la Europa League –antigua UEFA- que enfrentaba al Atlético de Madrid y al Fulham inglés. Los pronósticos daban como indiscutible favorito al equipo colchonero, pero de nuevo se demostró que una final es una final, y que quien llega a ella, no lo hace por casualidad. De esta forma el partido estuvo mucho más igualado de lo esperado, y sólo un gol -con algo de fortuna- en los últimos minutos de la prórroga libró al Atlético de la lotería de los penalties. ¡Pero qué bien saben las victorias cuando son tan sufridas! Yo creo que los atléticos no lo hubieran pasado tan bien si llegan a ganar el partido por cinco a cero. Lo llevan en los genes.

Hoy ha amanecido algo menos nublado que en los días anteriores, pero las previsiones siguen hablando de lluvias esporádicas, además de temperaturas máximas por debajo de los quince grados. De todos modos parece que pronto volveremos a disfrutar del tiempo primaveral que corresponde a esta época. ¡A ver si es verdad! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 12 de mayo de 2010

Día 33

Esta mañana comienzo un poco antes de lo normal a escribir el Blog, pues estas primeras líneas las tecleo cuando son justo las ocho y media de la mañana. Esta noche he dormido aceptablemente aunque me he despertado como si fuera un tren de cercanías: a la una cuarenta, a las tres cuarenta y a las cinco cuarenta. Bueno, en realidad el de las tres cuarenta llego con cinco minutos de retraso. Parece como si mi cuerpo durmiera a intervalos de dos horas, pero en cualquier caso, me he levantado con buenas sensaciones y descansado, aunque quizás sobre las once me eché una cabezadita.

Ayer fue mi segundo día después de este nuevo tratamiento de quimio y aunque aún es muy pronto para decirlo, tengo la ligera impresión de que estos primeros días se van a asemejar bastante a los que experimenté durante el primer ciclo, es decir, sin apenas molestias y a tope de energía. De ser así, habrá que cuidarse al final de la semana e inicios de la siguiente, que fue cuando en la primera ocasión tuve un pequeño bajón coincidiendo probablemente con el momento álgido del tratamiento. De todos modos como digo son sólo impresiones, y como ya he repetido en muchas ocasiones, aquí no hay matemáticas ni lógica que valga, y lo que hoy parece ir de una forma, en apenas unas horas puede cambiar. Así que estaremos como en un combate de boxeo: con la guardia siempre bien arriba.

Durante toda la mañana tuve la compañía de mi mujer, que prefirió quedarse en casa trabajando para ver cómo evolucionaba en este segundo día tras la quimio. Por mi parte, apenas tuve tiempo para escribir primero este Blog y luego para ponerme también con el otro que dedico a la F1. Alguno de vosotros ya lo conocéis porque os mando el link. Para los que no lo hayan visto y tengan curiosidad aquí os dejo la dirección de La Combriccola del Cavallino –La Pandilla del Cavallino-, http://lacombriccoladelcavallino.blogspot.com/

De todos modos hubo también tiempo para moverme un poco en la cinta de andar –hay que aprovechar estos días buenos- y para atender unas cuantas llamadas de teléfono, además de leer y contestar los emails que se van acumulando. ¡Parece increíble el tiempo que lleva tanto correo electrónico, Facebook, Blogs, etc.!

Después llegó la hora de la comida. Ayer cayó un buen plato de fabes de Quintes –las mejores fabes del mundo mundial (Espacio gratuito reservado para la publicidad)-. En serio, que no sabéis la suerte que supone tener la posibilidad de comer fabes, patatas, cebollas y todo tipo de verduras cultivadas por la familia. Aunque a veces te toque también trabajar un poquito en la huerta luego parece que sabe todo hasta mejor. No sé, lo mismo cuando todo esto pase me entrego a una vida tranquila entregado a la huerta y los pumares –manzanos para los no bableparlantes-. Lo de tranquila es un decir, ¡porque vaya si da trabajo que hacer! Bueno, ya habrá tiempo de pensar en el futuro, aunque conociéndome, apostaría a que al final volveré a mi vida de siempre. Ahora es lo que más echo de menos.

Por la tarde me enchufé a Teledeporte donde están dando estos días el Open de Madrid. Ayer me tragué unos cuantos partidos: primero el de Gulbin –el letón de moda del que ya os he hablado- contra el español Montañés que venía de ganar en Estoril, pero que no pudo con el joven talento letón. Luego llegó el turno de Federer, quien apenas encontró resistencia en el alemán Becker –nada que ver con el campeón Boris Becker-, y para finalizar todavía tuve tiempo de ver cómo Verdasco se deshacía –no sin dificultades- del croata Karlovic uno de los mejores sacadores del circuito. Hoy es el debut de Nadal, quien a las cuatro se enfrentará al desconocido Alexander Dolgopolov. Fácil rival en principio para el balear.

Entre los dos primeros partidos hubo otra vez tiempo para dar un paseo en la cinta. Ahora mismo estoy haciendo dos sesiones, una por la mañana y otra de tarde. Son sesiones cortas de diez minutos y a un ritmo suave. La idea es tratar de subir un poco la duración, pero sin forzar en ningún caso.

Que nadie piense que nos la saltamos, porque también ayer le dimos a los juegos de mesa. De nuevo –y van dos días seguidos- volví a morder el polvo al Parchís, con el consiguiente cabreo. Menos mal que antes me había llevado la partida de Chinchón, porque de lo contrario me hubiera sentado a cenar de muy mal humor. Los que me conocéis bien sabéis que es absolutamente cierto. Así soy.

Después de cenar –un buen plato de pasta y unas rodajas de bonito, que más que de bonito por el tamaño parecían de bonitosaurus- seguimos con nuestro ciclo de películas de animación. Esta vez el turno fue para Bolt, la historia de un perro actor que piensa que todo lo que vive en sus películas –poderes sobrenaturales incluidos- es cierto, pero que por diversas fatalidades, tendrá que enfrentarse a la realidad de no ser más que un perro normal. No estuvo nada mal.

Hoy sigue nublado -¡vaya novedad que os cuento!, ¿no?- y de hecho cuando concluyo este Blog está chispeando. Las temperaturas además han bajado, aunque en mi salón tengo siempre los veintidós grados de rigor. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”