Día 29

Hoy es sábado y cuando no son ni las ocho y media comienzo a escribir este Blog. Mi cuerpo ahora mismo está acostumbrado a unos horarios, y no entiende de fines de semana. También es cierto que anoche no nos fuimos demasiado tarde para la cama –no eran ni las doce y media-, así que no puedo decir que haya dormido poco. Además, siento que han sido horas de sueño “productivas” porque me he levantado muy descansado.

Permitidme en esta ocasión que para narraros el día de ayer, haga una pequeña excepción a lo que es costumbre en mí, y altere así el orden cronológico de las cosas para irme directamente a lo que fue sin duda lo mejor del día: la visita sorpresa de mi primo recién llegado para la ocasión desde Bruselas. Más que una sorpresa fue un sorpresón y una tremenda alegría. Lo sabían mis padres, sus padres por supuesto, mi mujer, y me consta que algún otro miembro de la familia, pero todos callaron como afogaos para que yo no me enterara de nada. Y el primero en callar fue él mismo, ¡y mira que tuvo que ser “duro” para alguien al que le cuesta más guardar un secreto que a mí no ver un partido de fútbol en la tele! Pero al final todos lograron su propósito: que ayer entrara sin duda el mejor rayo de sol en mi casa. ¡Cómo no iba a aceptar una pequeña excepción en mi restringido régimen de visitas con él! Si me pusiera aquí a contaros todas las aventuras que con él he vivido desde niños –él es tres años más pequeño que yo- no habría espacio ni en un libro. Como cuando con apenas diez años nos dedicábamos a la recogida por el barrio de cajas vacías de fruta para luego venderlas a un tendero y comprarnos unos flashes congelados con el dinero que sacábamos de aquel fructífero negocio. ¡La industria del reciclaje nació con nosotros!

Aprovechando su estancia hasta el próximo viernes, tratará por todos los medios de que en Cabueñes aprueben que pueda realizar ya mismo la prueba para analizar nuestra compatibilidad, por lo del trasplante. De hecho él mismo ha ya hablado con la médico, y aunque ésta en principio se ha mostrado un tanto reacia, no tengo la menor duda que entre mi mujer y él harán todo lo posible para convencerla.

Os había ayer comentado que precisamente esta semana era cuando teníamos que haber estado nosotros en Bruselas, disfrutando este jueves del concierto de Vasco Rossi, mi cantante preferido. Él, que ya tenía las entradas compradas desde que salieron a la venta hace meses, acudió igualmente. Y como no podía aguantarse, me ha traído una camiseta y una gorra del concierto, aparte de videos y fotografías tomadas por él. Muy apropiada la leyenda de la camiseta –parte de la letra de una mis canciones preferidas del cantante en cuestión- : Voglio Una Vita Spericolata –Quiero una vida desenfrenada-.

Volviendo ahora ya sí al orden del día, por la mañana me la pasé prácticamente entera viendo los libres del GP de F1 que este fin de semana se disputa en Montmeló. Al acabar la primera sesión, a eso de las once y media, me quedé ya tumbado en el sofá dormitando un poco hasta que decidí moverme un poco en la cinta de caminar. Entre una cosa y otra –con clases de informática de por medio- llegó la hora de comer.

Después de la comida estuve viendo la segunda sesión de los libres, que me llevaron desde las dos hasta las tres y medias. Diría que por lo visto tanto en esta sesión como en la primera, los Ferrari estarán arriba, tanto hoy en la calificación como mañana en la carrera, pero no creo que puedan optar a la victoria. Red Bull mete miedo y Mercedes –con Schumacher por primera vez por delante de Rosberg- para haber dado un paso adelante para unirse a McLaren como otro serio rival.

No faltó la siesta tampoco ayer –luego no me extraña que a las ocho de la mañana esté con los ojos abiertos-, y justo después fue ya cuando llegó mi primo.
Mientras charlábamos por cierto, teníamos de fondo el partido de baloncesto correspondiente a la semifinal de la Final Four, que enfrentaba a Barcelona y CSKA de Moscú. La victoria al final fue para el conjunto blaugrana que intentará así el domingo llevarse el preciado torneo, en una ciudad, París, hasta ahora maldita para sus intereses, al haber caído en las dos anteriores ocasiones en las que disputó la final en la "capital del amor". ¿Habrá en esta ocasión flechazo?

La verdad es que el día de ayer fue perfecto, porque ya veis que en ningún caso os he hablado de síntomas ni molestias. Estoy acabando este primer ciclo casi con la misma fuerza con la que lo comencé, así que todo parece indicar que el lunes podremos tener la segunda sesión sin mayores problemas. Ojalá tanto hoy como mañana sean días igual de plácidos y podamos contar que estos primeros quince días de curación han sido cubiertos con nota.

Bueno, ahora que lo pienso el día no fue del todo perfecto, porque se me olvidaba la película que nos tragamos después de la cena –por cierto, ¡qué pedazo pescado al horno que preparó mi mujer para la cena!-. La culpa fue mía, porque sólo a mí se me ocurre elegir una supuesta comedia española. Eso es tan arriesgado como para un salmón darse un baño ahora en el Sella. Hay películas que no tienen gracia, luego las hay que además de no tener gracia son malas, y finalmente están películas como Spanish Movie. En fin, como en todo, seguro que habrá gente a la que le haya encantado.

Hoy siguen las nubes y por más que miro la predicción, parece que tendremos tiempo nublado y lluvioso como poco hasta el jueves. No me importa demasiado porque sé bien que no me faltarán vuestros rayos de sol. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”