sábado, 29 de mayo de 2010

Día 50

Son las nueve y cuarto cuando me siento a escribir el Blog. Esta mañana, siendo sábado, he intentado aguantar un poco más en la cama –no sin poco esfuerzo- para así no dar demasiado la lata a mi mujer, que bastante madruga ya toda la semana. No he dormido del todo mal, aunque al echarme y durante la noche, he tenido alguna pequeña molestia en forma de pinchazos por el abdomen. Puede que sean los primeros avisos de la proximidad de los días “calientes” que me toca pasar en cada ciclo. De todos modos nada más despertar puse el termómetro y estoy en unos 36,5 clavados, aunque también es cierto que he subido algunas décimas en relación a días anteriores a esa misma hora.

Ayer viernes fue otro día de lo más llevadero. Para comenzar la mañana, y poco después de finalizar el Blog, comenzaban ya en la televisión las retransmisiones deportivas. Para abrir boca, a las nueve, daban inicio así los primeros entrenamientos libres del GP de Turquía. Eso me ocupó hasta las diez y media de la mañana, donde hice un pequeño break televisivo antes de enchufarme al tenis con Ronald Garros, donde Rafael Nadal abría la jornada.

Hacia las doce me eché un rato a reposar para luego subirme a la cinta y caminar durante media hora. Me siento cada vez mejor de fuerzas pero esto es algo que sé que hoy mismo podría cambiar, así que es por eso que intento aprovechar los días en los que me veo bien.

A la una retomé la F1 con la segunda sesión de libres. Ayer públicamente aposté en este mismo Blog por una victoria de Ferrari en la carrera del domingo, y aunque en los entrenamientos no haya parecido que estemos muy finos, creo que todavía tenemos opciones. Y si no se puede ganar, lo mínimo que podemos exigir es que se pelee hasta la última curva.

Tras la comida llegó entonces el turno del ciclismo con la etapa grande del Giro D’Italiail tappone para entendernos-. Como era previsible, y aunque lo dio todo por defender la maglia rosa, al final el español Arroyo tuvo que darse por vencido y cedió el liderato ante el mayor poderío de Ivan Basso que es quien ahora domina en la clasificación general.

Justo antes de iniciar nuestra habitual sesión de juegos, a las seis de la tarde, ocurrió algo muy especial y que me produjo un subidón en mi moral, ya de por sí alta. Y es que estaba tranquilamente sentado en mi sofá cuando de repente el móvil pareció volverse loco. Uno tras otro comenzaron a llegarme mensajes sin que aquello pareciera querer detenerse. Extrañado por aquel concierto de música inesperado, miré en la pantalla y descubrí entonces con enorme alegría que se trataba de sms de ánimo y apoyo de mis compañeros de empresa, que ayer de tarde tenían reunión en nuestras oficinas de Gijón. ¡Qué puedo decir! Que en plena reunión tengan un recuerdo para mí es algo que de verdad me llegó al corazón. Son esos detalles que hacen que a pesar de la circunstancias, te sientas muy afortunado. ¡Y vaya si lo soy! Fueron más de ochenta rayos de sol que entraron a través de mi móvil, más de ochenta razones que añadir a mi lista de motivos por los que tengo que ganar este partido. Como diría un diestro en mitad del ruedo, ¡va por ustedes!

En lo que se refiere al campeonato de juegos, con enorme orgullo tengo que decir que después de ni recuerdo cuántos años, por fin le vencí una partida al Trivial a mi mujer. No es nada fácil cuando se es uno que a todas las preguntas de Historia que hacen mención a un rey español responde Felipe II para ver si así acierta alguna. Eso sí, de las de deporte no fallo una. Después de mi memorable victoria al Trivial, la racha siguió con el Chinchón, pero se vio truncada con el Parchís donde salí derrotado. Nadie es perfecto.

Al acabar de jugar tuve la segunda sorpresa del día: mi prima que actualmente está trabajando en Burkina Faso y que estos días está por Gijón de vacaciones, vino a verme con sus padres. Bueno, en realidad me vieron desde la calle, porque es como ahora mismo puedo recibir las visitas. Creo que sólo me falta poner un estandarte en mi ventana para ser como el Papa cuando reparte su bendición desde la ventana de su habitación en el Vaticano.

Al ser viernes, inicio del fin de semana, la cena merecía ser un poco especial. Para ello qué mejor que de mano un buen centollo del Cantábrico –tenía más pelos en el caparazón que yo en la cabeza- seguido de una tortilla española de primera categoría –cortesía de mi tía-, hecha con huevos de pita caseros procedentes de la huerta que mi padre y mi tío con tanto mimo cuidan en la Providencia. Rematamos la faena con un arroz con leche –en este caso elaborado por mi suegra- de esos que cuanto más comes, más te apetece seguir comiendo aunque sientas que tu estómago está que rebosa por todas partes.

Para acabar el día vimos nuestro particular Peliculón de los viernes. En Tierra Hostil fue la elegida ayer, que como sabéis, fue la ganadora del Oscar este año a la mejor película. Y después de verla -y de compararla con Avatar-, tengo que decir que la preciada estatuilla nunca fue más acertada en su elección. Una película para no dejar de ver.

Hoy ha amanecido bastante nublado aunque sin embargo, ahora parece que quiere abrir un poco el día. La temperatura sigue siendo en cualquier caso muy agradable. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

3 comentarios:

  1. Vaya que si vas a ganar este partido!y por goleada!Con tus ganas, fuerza y energia, el rival no tiene nada que hacer!.
    Un beso muy fuerte.

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  2. ¡Qué pasada lo de la lluvia de rayos móviles! Esas cosas no se olvidan nunca. Un maravilloso detalle que seguro te llenó de energía.
    Me has dado envidia con lo del centollo, aqui no hay, y si hay , todo parecido con un centollo es pura coincidencia. Y ya no te digo una andarica...ains lo que yo daría por comerme ahora una andarica.
    En fin... cosas del destierro.

    Besitos reparadores y llenos de sol.

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  3. Leyendo lo del campeonato de juegos y en especial lo del Trivial, ¿sabes lo que me vino a la mente?
    Cuando te conocimos Carmen y yo (o te vimos por 1ª vez), una tarde del 5 de enero de a saber que año (no debía de ser ni adolescente de aquella) en el Cafeson, creo que se llamaba jugando al Trivial con Mónica y contigo!! A qué ya ni os acordais... ;-)

    besos para los 2

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