Día 32

Todavía no son las diez de la mañana cuando me encuentro aquí sentado para escribir este Blog. He pasado una noche aceptable, del tirón hasta la cuatro de la mañana, aunque luego ya desperté casi cada hora por la cantidad de chaparrones que cayeron. ¡Vaya tiempecito! A ver si por lo menos como ayer, por la tarde nos da un respiro y el sol se deja ver, aunque sea tímidamente.

Ayer ya os había anticipado un poco –lo más importante- de la visita a Cabueñes. Subimos a primera hora para en primer lugar realizar la analítica. Luego tocó esperar una hora aproximadamente para que llegaran los resultados y confirmar así que no había problemas para bajar al Hospital de Día donde se realiza el tratamiento.

Como os había comentado, los resultados en esta primera analítica han sido muy satisfactorios: las defensas han subido –aunque siguen bajas por lo que tendremos que mantener las mismas precauciones-, la hemoglobina se ha visto también incrementada en algo más de un punto –y con ella el hematocrito-, y sobre todo, las plaquetas, se han duplicado por lo que ahora mismo están justo en el límite inferior de la normalidad.

En resumen, como digo son buenas noticias, pero ni mucho menos hay que lanzar las campanas al vuelo. Siempre me he caracterizado –y ahora soy viejo para cambiar- por ser una persona que ni cantaba victoria hasta que ésta no era un hecho consumado, ni se rendía tampoco hasta que no quedaba una sola posibilidad a la que aferrarse. Pero no voy a negar que estos primeros resultados no me sirvan a la vez de motivación extra para estar todavía más convencido de que al final ganaremos esta guerra. De momento el primer combate nos lo hemos adjudicado. Y creo que gran parte de este pequeño éxito ha estado en algunos factores que hemos vigilado con sumo esmero, como la limpieza e higiene de forma constante, la tranquilidad y el reposo, el clima siempre positivo, y todo ello acompañado de una comida de calidad, sana y variada, mérito de mi madre, mi tía y mi mujer. Por lo tanto, para este segundo ciclo, seguiremos manteniendo las mismas pautas de conducta como no puede ser de otro modo.

La sesión de quimio empezó así hacia las diez, en primer lugar con la premedicación. De nuevo me adjudicaron una cama para estar más cómodo. Se nota que tengo algo de enchufe con las enfermeras. Que nadie piense cosas extrañas, que mi mujer no se separó de mí en ningún momento; yo creo que en parte para vigilar que los cuidados recibidos no fueran más allá de lo estrictamente profesional. Ayer en la sesión de quimio el único problema que tuvimos fue que tuvieron que pincharme unas cuantas veces hasta lograr que la vía permitiera el paso de los líquidos. Utilizando el argot taurino, me tocó sufrir los dos primeros tercios de picadores y banderillas, pero al final hubo una estocada certera con vuelta al ruedo. ¡Hay que tomárselo con humor porque son cosas que a veces pasan! Además no es muy normal en mí que tengan este tipo de problema porque tengo unas venas realmente buenas, pero puede pasar. Lo importante es que al final pudimos realizar el tratamiento sin mayor novedad. Así, para cuando salimos de Cabueñes, eran aproximadamente la una y media.

Después de comer me puse como sabéis con el Blog, y luego me dio por ver un documental en La2 para ver si caía dormido. ¡Qué gran labor social realiza La2 con sus “apasionantes” documentales en sesión de tarde! Éste en concreto iba sobre los dinosaurios, y la verdad es que era muy apropiado para caer dormido, pero la tentación de ver el final de etapa del Giro D’Italia fue más fuerte, así que me cambié al ciclismo y luego ya no hubo tiempo para la siesta. Además ahora he descubierto que el Giro lo dan por Internet a través de la página de La Gazzetta dello Sport –algo así como el Marca en España, y que como curiosidad deciros que es el periódico que patrocina el Giro, siendo el color rosa de sus páginas el origen de la maglia rosa del líder de la carrera-. Así que entre verlo por Veo7, con infinidad de anuncios, o verlo por la Gazzetta en italiano, me quedo con lo segundo. Mucho más auténtico.

Tras pasar luego por la cinta de andar para cumplir con mis diez minutos de ejercicio de cada tarde –a ver si esta semana subo un poco el tiempo en función de cómo me encuentre- llegó la hora de la merienda. Parece que han pasado de momento esos días que tuve con el apetito un tanto bajo. El peso es algo que controlo todos los días después de ducharme, manteniéndome estable, lo que es buena señal.

Hubo tiempo todavía para ver un poco del Open de Tenis de Madrid que ha empezado esta semana, con Nadal y Federer como principales atracciones. Una pena que falten otras figuras como Djokovic o Del Potro. Mi favorito, y yo creo que el de todos, es Nadal. Ya veremos de todas formas si no salta la sorpresa.

Después, y como es casi tradición, llegó la hora de los juegos de mesa. Lo más reseñable fue que se interrumpió mi racha en el Parchís. De verdad que no es broma, pero ¡qué mal llevo esto de perder a lo que sea! Menos mal que por lo menos me llevé la partida de Chinchón, porque perdí también al Dominó, nuevo juego que hemos incorporado a nuestra sesión de entretenimiento.

Llegó así la hora de la cena y después de colocar el lavavajillas nos pusimos a ver la peli de animación del día, que últimamente no vemos otra cosa. Ayer vimos concretamente Wallace y Gromit: La Maldición de las Verduras. Divertida y original, ya que sus personajes están hechos con metal y plastilina, algo raro cuando estamos tan acostumbrados a películas animadas hechas totalmente por ordenador.

Hoy sigue nublado aunque parece que al menos por la mañana las lluvias no serán tan intensas como lo fueron esta noche. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”