viernes, 14 de mayo de 2010

Día 35

Esta mañana como viene siendo costumbre en los últimos días, comienzo a escribir este Blog cuando no son ni las ocho y media. Anoche tardé un poco más de lo habitual en dormirme y luego desperté unas cuantas veces hasta que a las seis y cuarto se me abrieron ya los ojos de par en par y no hubo forma de dormir más. De todos modos no me siento cansado ni mucho menos. En realidad me siento como si hubiera dormido diez horas.

Ayer tuve otro día perfecto, sin ninguna molestia y ni tan siquiera sufrí ese pequeño bajón que normalmente me da pasadas las seis de la tarde. Comparándolo con los mismos días del primer ciclo, podría decir que este segundo está siendo incluso mejor. No obstante, es ahora cuando probablemente lleguen los días más complicados como ocurriera en ese primer tratamiento. Estaremos preparados si así fuera.

Por comparar ambos ciclos hasta el momento, para empezar, en esta ocasión parece que la garganta está más "tranquila", pero habrá que seguir cuidándola por si acaso. Lo fundamental es mantenerla hidratada. Al final del día calculo que puedo estar bebiendo ahora mismo unos tres litros de líquido, entre agua, leche e infusiones varias. Tampoco dejo de hacer dos veces al día las típicas gárgaras de bicarbonato y sal.

Por lo que respecta a la temperatura, sigo sin fiebre, pero recuerdo que en el primer ciclo –tengo que revisar mi propio Blog- comencé a tener algunas décimas más o menos hacia estas fechas -a partir del cuarto o quinto día-. También es cierto que ahora mismo tengo las defensas un poco más altas que entonces, pero eso tampoco es ni mucho menos sinónimo de garantía.

Además, en estos cuatro días, tampoco he sentido aquellos pinchazos en el hígado y bazo, que esporádicamente o de forma continua me daban bastante fastidio. No sé si puede ser que ya no estén tan inflamados, o si sencillamente, me están dando un poco de tregua.

Lo que sí estoy notando en este segundo ciclo es que se me está cayendo más el pelo. Como lo tengo muy corto no es que se note demasiado, pero de todos modos seguiré yo mismo –o mejor dicho mi mujer- recortándomelo aún más, para ir acostumbrándome a lo que será mi nueva imagen en plan bola de billar que tanto se lleva ahora. Pero como tampoco quiero que cuando empiece a salir a caminar por la calle se me quemen las ideas, ya me he agenciado una pequeña colección de gorras de diversos estilo: deportivo, a lo Fito&Fitapaldis, en plan pirata, clásico… Se admiten sugerencias.

Durante la mañana de ayer, mientras veía la primera sesión de entrenamientos libres de F1 -este fin de semana tenemos GP en Mónaco-, acabé por fin el documento que os había comentado que estaba escribiendo para poder explicarle a mi padre –que en cualquier momento me aparecerá por la puerta- el uso del correo electrónico. Le he abierto una cuenta en Gmail para que se entretenga. A cambio, él ayer volvió a pasarme la aspiradora por la casa. A esto se le llama Economía Básica basada en el trueque.

También por la mañana estuve moviéndome un poco en la cinta. No fueron más de doce minutos. Me sigo encontrando bien, sin síntomas de fatiga, así que de momento no veo impedimentos para poder seguir haciendo algo de ejercicio diario.

Después de comer –de nuevo cortesía de mi tía- me tiré en el sofá a ver por la tele cómo iniciaba la jornada del Open de Madrid a la vez que por el portátil controlaba la segunda sesión de libres en Mónaco. ¡Se me acumula el trabajo! Para rematar el mix deportivo, apenas acabó la F1 me puse con el final de etapa del Giro.

Conseguí dormir como media hora de siesta antes de que llegara mi madre a hacerme compañía durante la tarde, aunque en realidad a lo que vino fue a ponerme los suelos como los chorros del oro. De verdad que a veces pienso que tanto mi madre como mi padre están hechos de otra pasta: tienen un aguante que ya quisiera yo para mí. Son incapaces de estar quietos sin hacer nada. Y todavía se quejan porque dicen que no son ni la sombra de lo que eran a mi edad… Firmaba yo llegar a su edad como están ellos ahora.

Así fue, que de tanto ver a mi madre trabajando por casa de aquí para allá, me entró el hambre -¡qué cara tengo!-, me puse a merendar y se me pasó por completo la segunda sesión de cinta. Pero bueno, como siempre digo, lo primero es lo primero. Que ya habrá tiempo para caminar otro día.

Del campeonato de juegos de mesa mejor no comento nada. Ayer mi mujer me derrotó en todos los campos, con mi consiguiente cabreo, algo que no creáis, me viene muy bien porque parece que incluso me carga las pilas. ¡No veáis las ganas que tengo ya a estas horas de cara a la revancha de esta tarde!

Después de cenar algo ligerito –una buen caldo con pasta y una cazuelita de pescado blanco con arroz con leche de postre- retomamos el ciclo de películas de animación. Ayer de noche nos dio por ver Los Simpson. La película no está mal del todo aunque tengo que decir que me gusta más el particular e inconfundible humor que destilan la mayoría de sus episodios. La peli me pareció en ese sentido más floja.

Hoy ha amanecido lloviendo pero según he escuchado esta misma mañana, con el fin de semana volverán el sol y las temperaturas algo más acordes a la época. ¡Así que a disfrutarlo! Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

1 comentario:

  1. Hola Fili. Si vienes por Valencia recuerda que aquí tienes una preciosa gorra de Ferrari, y que apenas he podido utilizar porque Lu tiene miedo a que la pierda... Uno es un poco despistado pero no como para perder tan magnífico recuerdo. Un abrazo. HONOR Y FUERZA

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