viernes, 31 de diciembre de 2010

Día LXXIII

Son las once y media de este viernes treinta y uno de diciembre, día de Nochevieja, cuando comienzo a escribir el Blog. Tenemos ahora mismo trece grados, que no está nada mal, e incluso se pueden ver algunos claros entre las nubes que de vez en cuando permiten que el sol nos salude en este último día del año.

Hoy suele ser un día en el que todo el mundo hace balance del año que concluye y en el que se acumulan los deseos para el que va a dar inicio. En mi caso está claro que el 2010 ha sido un año muy duro en lo personal, pero que también me ha servido para ser consciente –porque a veces uno no se da cuenta de esas cosas- de la cantidad de gente que me quiere y aprecia. Así que no todo ha sido negativo ni mucho menos en este 2010. Y hoy, si todo sigue según lo previsto, podré cerrarlo de la mejor forma posible: con una cena rodeado de mi familia.

No tengo todavía muy claro si a las doce comeré o no las uvas. Ya os había comentado en otra ocasión que durante años no las comí y me fue muy bien, y por ejemplo sí recuerdo haberlas tomado el año pasado. En fin, son tradiciones, en ocasiones aderezadas con algo de superstición a las que tampoco hay que darles más importancia. De todos modos estaba considerando la posibilidad de sustituir las uvas por algo distinto. No sé, se me había ocurrido la posibilidad de comer doce Conguitos -¡cómo me gustaban de niño!- o incluso doce ositos de gominola. Una forma distinta para empezar un año 2011 que estoy convencido que será muy importante para mí.

Lo que os garantizo que no faltará hoy será una buena cena para cerrar el año. De ella se encargará en esta ocasión mi mujer, quien una vez más demostrará sus grandes dotes culinarias como cocinera autodidacta que es. Yo como siempre me ocuparé de elegir para la ocasión el mejor vino para la cena y el mejor champagne para brindar por el que será sin duda el mejor año de nuestras vidas. Bueno, y por supuesto tampoco nos faltarán los postres, que aunque día a día van menguando, todavía quedan como para darnos un buen festín.

Ahora que me doy cuenta lo que aún no he decidido es por qué cadena veremos las campanadas, ni qué programa de Fin de Año será el que veamos luego. Supongo que al final serán todos parecidos o igual de malos. Puede que hasta optemos por alguna buena película como en Nochebuena, donde por enésima vez vimos Gladiator. Le echaré luego un vistazo a la programación y decidiremos, aunque admito sugerencias.

Y nada más por hoy. Enviaros de corazón mis mejores deseos para que este próximo año sea insuperable, nos traiga un montón de salud, muchísimo amor, y por supuesto algo de dinerillo que nunca viene mal. ¡Feliz 2011!…“y mañana más”.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Día LXXII

Son las once y diez de este jueves treinta de diciembre, penúltimo día del año, cuando comienzo a escribir el Blog. El día lo tenemos más o menos como el de ayer: nublado y con alguna llovizna esporádica, pero las temperaturas siguen en unos valores aceptables, y eso se nota sobre todo cuando te toca salir a primera hora a la calle, como fue hoy mi caso.

De hecho a las ocho y cuarto ya estaba en Cabueñes con el brazo puesto para la correspondiente extracción de sangre. En realidad hoy todo fue rapidísimo: los análisis llegaron apenas media hora después y a las nueve ya estaba dentro de la consulta.

Lo primero y más importante de las noticias recibidas hoy es que desde Farmacia hemos recibido la aprobación para que este próximo lunes podamos comenzar con el tratamiento nuevo. Como os había comentado, no se trata de quimioterapia -aunque a veces pueda combinarse con ésta-, sino de un medicamento, concretamente un anticuerpo monoclonal que lo que hace básicamente es cargarse absolutamente a todos los linfocitos. La principal indicación de este medicamento es el tratamiento de leucemias linfocíticas crónicas de tipo B, aunque también se está utilizando con buenos resultados en linfomas no Hodgkin de células B. En linfomas de células T como el mío, no se ha utilizado tanto, sencillamente porque hay muchos menos casos, pero en principio al destruir todos los linfocitos, sean de tipo B o T, debería funcionar. Funcionará.

Como cualquier medicamento tiene efectos secundarios que hay que asumir aunque algunos de ellos podrían representar complicaciones graves en forma de infecciones virales por ejemplo. Pero es el riesgo que hay que correr. No obstante hay como es lógico una premedicación previa que busca minimizar estos riesgos. Además la forma de administración es progresiva, de modo que empezaremos con una dosis mínima para ir incrementándola cada semana si la tolero sin problemas. Transcurridas las cuatro primeras semanas y si no hubiera habido complicaciones, sería entonces cuando recibiría tres dosis semanales durante otras cuatro semanas. Después de éstas tocaría la revisión correspondiente para evaluar el resultado del tratamiento, aunque también cabría la posibilidad de que antes de eso se viera ya una evolución muy favorable que pudiera incluso hacer plantearse el ingreso inmediato en la unidad de trasplantes. De momento vamos a empezar el lunes y luego ya se verá. Tampoco nos anticipemos a los hechos.

Por lo que se refiere a los análisis, no están nada mal. La hemoglobina se mantiene, las defensas lo mismo –y eso que llevo tiempo sin ponerme inyecciones- y las plaquetas incluso han subido otro poquito. Todo esto sumado sigue mostrando que a priori la médula, aunque con dificultad, sigue trabajando. Si a eso añadimos el hecho de que no he tenido fiebre –ni siquiera febrícula- en las últimas semanas, podemos afirmar que si bien la enfermedad está ahí, y eso es innegable, por lo menos mi cuerpo la está soportando bastante bien.

Así que visto lo visto mañana podremos celebrar de nuevo la Nochevieja en mi casa. Ahora lo que toca es elegir el menú aunque ya tengo algunas ideas en mente. Lo que tengo ya decidido es el vino y el champagne para la ocasión, que hay que recibir al nuevo año como se merece, porque de lo que estoy seguro es de que será un gran año para mí.

Y por hoy nada más, que me imagino que también estaréis con cantidad de cosas pendientes por hacer. Alguno igual hasta está adelantando el tema de Reyes, ¡que menudos quebraderos de cabeza que trae siempre! Un fuerte abrazo a todos…“y mañana más”.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Día LXXI

Son casi la una de la tarde de este miércoles veintinueve de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. El día está bastante nublado y para nada tiene que ver con el que ayer tuvimos ocasión de disfrutar, pero bueno, por lo menos no está demasiado frío y no tiene pinta de llover. Ahora mismo el termómetro que tengo puesto por fuera en la ventana de la cocina marca doce grados. ¡Ayer habíamos llegado a los dieciséis!

Esta noche he dormido de lo lindo. Igual tuvo que ver la película que vimos antes de echarnos, Toy Story 3, que me hizo dormir como a un niño feliz con sus juguetes. Lo cierto es que nos echaríamos hacia las doce y esta mañana me levanté cerca de las diez. Nada mal. Con el cuerpo tan descansado no fue raro que me hiciera casi cuarenta minutos en la cinta mientras veía por la tele el descenso de esquí de Bormio, en Italia, una prueba espectacular en la que los esquiadores alcanzan velocidades cercanas a los 125 kilométros por hora. A semejantes velocidades no es raro que más de uno acabe en el hospital como ocurrió ayer durante los entrenamientos de la prueba.

Hoy es uno de esos días que yo denomino de transición, o al menos, así han comenzado y espero que continúen así. Son días en los que apenas tienes ninguna molestia, te encuentras bien, y en los que quizás estés más pensando o pendiente de lo que pueda venir en los siguientes. Mañana como sabéis tenemos consulta en Cabueñes y además de hacer la correspondiente analítica, tal vez nos digan alguna cosa más sobre cuándo empezaremos con el nuevo tratamiento, si es que en Farmacia finalmente lo aprueban. Como os decía ayer, no sé por qué me da que mañana no sabremos todavía nada y habrá que esperar un poquito más. Aun así el resultado de la analítica me interesa mucho para conocer mi estado actual, sobre todo de cara a planificar algo o no para Nochevieja.

Recuerdos de pasadas nocheviejas os podría contar un montón. Desde las primeras cuando era muy niño y mis padres nos llevaban a mi hermano y a mí a dormir a casa de mis abuelos en Ciaño mientras ellos se iban al baile con mis tíos, pasando ya luego por las que celebrábamos todos juntos en casa porque todavía no teníamos edad para salir, y estábamos horas y horas viendo en la tele el típico programa de después de las uvas. ¿Cuándo fue por cierto lo del “despiste” de Sabrina mientras cantaba aquello de Boys Boys? ¿En el 87? No ha llovido ni nada.

Después, con los diecisiete o tal vez dieciocho ya cumplidos, vinieron las fiestas a las que iba con mis amigos. La primera recuerdo que fue en el Club de Golf. Tras esa vinieron algunas muy sonadas, como la que medio Gijón recuerda en el Rocamar donde acabamos todos los que fuimos hasta las rodillas por el barro. Sin embargo, fue empezar a salir con la que ahora es mi mujer, y dejamos de ir a fiestas para irnos de bares. Y la verdad es que lo pasábamos siempre genial. Todos los amigos quedábamos en un local más o menos una hora después de tomar las uvas –a veces nos juntábamos más de veinte- y allí montábamos una fiesta hasta que a lo mejor hacia las cuatro decidíamos ya cambiar de sitio. Y por supuesto casi nunca faltaban los churros con chocolate para cerrar la noche. Aunque tampoco os creáis, que no éramos de estar hasta el amanecer ni mucho menos, al menos en los últimos años. Es más, algún sábado tonto nos enredábamos hasta más tarde que en Nochevieja.

Bueno, pues espero que aprovechéis este día como yo: para recuperar fuerzas, quemar un poco los excesos del pasado fin de semana, e ir calentando motores para el que se avecina. Un fuerte abrazo…“y mañana más”.

martes, 28 de diciembre de 2010

Día LXX

Son las doce del mediodía de este veintiocho de diciembre, Día de los Santos Inocentes, cuando comienzo a escribir el Blog. Quizás a estas horas de la mañana alguno de vosotros haya sufrido alguna inocentada. He de confesaros que con lo que me gustan a mí las bromas nunca he sido de gastarlas en este día. Quizás porque a fin de cuentas todo el mundo se las está esperando y para que una buena broma tenga efecto es fundamental el factor sorpresa.

Como siempre me gusta contaros alguna curiosidad, para quien no lo sepa, esto de gastar bromas en este día de diciembre, es algo exclusivo de España y los países latinos. En Italia, en Francia, en Alemania o en Reino Unido, por citar algunos ejemplos, el día reservado para los bromistas es el primero de abril y es conocido como Pez de Abril (en Italia o Francia) o el Día de los Bufones de Abril (en Reino Unido). Y como suele ocurrir en estos casos hay cantidad de versiones sobre el porqué de esta tradición. No hay más que acudir a Internet para encontrar toda la información quien tenga interés en ello.

¡Menudo día de sol que tenemos hoy! De nuevo las previsiones han errado en la diana. Nos decían que subirían las temperaturas pero que tendríamos lluvias y sin embargo nos encontramos con un día magnífico en el que no apetece otra cosa que no sea salir a dar un buen paseo. Bueno, yo de hecho ya lo he dado, eso sí, en la cinta. Media horita para calentar un poco las piernas.

Esta noche he dormido de nuevo bastante bien. Ayer estaba un poco molesto con algunos pinchazos que tenía en la zona del hígado, pero a veces no sé de verdad si son del hígado, si son del riñón o si sencillamente son de la tripa. Pero sean de donde sean es como tener un pequeño alfiler que de vez en cuando te recuerda que está ahí metido. De todas formas para dormir no me dio demasiada guerra y pude descansar que es lo importante.

Ayer de lo que tuve constancia fue de mi bajo nivel de plaquetas por una pequeñísima herida que me hice en el dedo pulgar de la mano izquierda. Además de la forma más tonta que uno puede hacerse una herida: rozándome con la cremallera de la chaqueta de chándal que tenía puesta en ese momento. Pero me pilló justo en el nudillo haciéndome una raspadura que siendo en la zona que era, sangraba más de lo que hubiera hecho en cualquier otro sitio. Así que nada, limpié la herida, coloqué una tirita y después de más de una hora, como la tirita la notaba sucia de sangre, volví a cambiarla y ahí seguía aquello sangrando, muy poco, pero sangrando. Esta mañana he vuelto a poner otra tirita y todavía salió alguna gotita de sangre. Esto por supuesto tiene que ver con que tengo muy pocas plaquetas, así que me ha hecho recordar que tengo que tener sumo cuidado con recibir –o darme- golpes y no digamos ya con andar jugando con cuchillos, latas de tipo abre fácil, etc.

Por otra parte hoy no creo que me vayan a llamar del hospital para comentarme nada de lo del medicamento que os hablaba ayer. Tengo la impresión de que esta semana igual la pasamos en blanco, porque podría suceder incluso que la persona que tuviera que tomar la decisión final estuviera de vacaciones. O que prefiera esperar a que transcurra el año para meterlo en el nuevo presupuesto, puestos a pensar en posibilidades. Bueno, ya veremos. De momento llevo los días muy bien y no me preocupa en exceso mientras siga encontrándome así. Pero tampoco es cuestión de dormirse en los laureles. Si algo me ha enseñado esta enfermedad es que hoy puedes estar como una rosa y mañana no quedar de ella más que las espinas. Así que espero tener una respuesta cuanto antes. Mientras, aprovecho para buscar información por Internet sobre el medicamento en cuestión y sobre su uso en casos como el mío, pero no es sencillo encontrar cosas, porque se trata de algo bastante novedoso y no muy empleado en linfomas, y menos en los de tipo T.

Cambiando de tema, a alguno de vosotros cuando os mandé la foto en la que salgo en el salón con la camiseta del Sporting firmada por los jugadores, os hizo gracia el que se viera por la ventana un enorme árbol de Navidad, y bromeabais sobre lo bien que me lo montaba para tener algo así casi metido en casa. Es lo que tiene vivir delante de una Iglesia. Y eso que este año tardaron en colocar las luces que pensé que ya no lo hacían. Pero sí que es verdad que cuando estás por la noche sentado en el sofá, con la persiana subida, es una gozada ver ese hermoso árbol iluminado. A mí me llena de alegría.

Bueno, pues nada más por hoy. Os envío un abrazo de lo más inocente aprovechando el día que es…“y mañana más”.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Día LXVIV

Son las doce y media pasadas de este lunes veintisiete de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. Seguro que alguno todavía está digiriendo los excesos de la Nochebuena y la Navidad cuando a la vuelta de la esquina tenemos otra fiesta esperándonos. Luego ya vendrá el tiempo de los buenos propósitos, del gimnasio y de las dietas milagrosas, que casi nunca siquiera se llevan acabo.

Hoy el día ha amanecido nublado, pero sobre todo frío. Esta mañana cuando subíamos a Cabueñes a primera hora, apenas superábamos los dos grados, y al volver a casa, sobre las diez, no había subido ni un grado. Aun así hoy está previsto que estas mínimas se vayan moderando un poco y que para mediados de semana podamos tener unas temperaturas no tan gélidas para lo que por aquí estamos acostumbrados.

Hace nada que me he levantado de descansar casi una hora en la cama. No es que esta noche hubiera dormido mal; al contrario, dormí bastante bien. Pero supongo que entre el nerviosismo de tener que ir a Cabueñes, el cansancio que siempre acumulo estando ahí y lógicamente la anemia que sigo teniendo -quizás lo que más influya a fin de cuentas-, todo sumado hace que llegue a casa muy cansado. Así que nada más regresar lo primero que hice fue desayunar para luego echarme. Ahora me estoy preparando un té con limón; que tampoco es plan de estar todo el día bostezando. Ya habrá tiempo de dormir una siesta si acaso después de comer.

Sobre los resultados de la analítica de hoy destacar que por una parte han mostrado un incremento importante en las defensas, algo lógico después de las inyecciones de Neupogen que me había administrado durante la semana, unos valores más o menos estables en la hemoglobina y una ligerísima subida en las plaquetas. Dentro de lo que cabe, parece así que la médula tiene capacidad al menos de producir aunque sea de forma lenta. Siendo poco, es algo positivo a lo que aferrarse.

Porque por otro lado y sin tener los resultados definitivos, tal y como ya me esperaba, los primeros resultados de la biopsia realizada la semana pasada, apuntan a que la médula sigue infiltrada prácticamente igual que antes de comenzar con estos dos ciclos de quimioterapia que recibí tras la recaída. ¿Qué significa esto? No quiere decir ni mucho menos que la enfermedad sea ahora más fuerte, sino que simplemente estos medicamentos no han surtido el efecto esperado, al igual que los primeros en su día habían funcionado a las mil maravillas. Seguro que más de uno se preguntará sobre por qué no volver a usarlos entonces. El problema es que según parece, en este tipo de linfomas la médula se vuelve refractaria a los medicamentos ya empleados por lo que es más que probable que aquello que tan bien había funcionado la primera vez, ahora pudiera ser ineficaz. Claro que todo esto es en teoría, porque tampoco hay nada que lo demuestre que sea así al cien por cien. Ya sabéis que sobre todo esto se trabaja con protocolos basados en grupos de casos heterogéneos y al final, todo se decide en base a lo que funciona para la mayoría.

Así que en definitiva lo que vamos a intentar ahora es probar con ese medicamento que ya os había comentado en anteriores blogs, de nombre impronunciable, para lo cual la médico ha remitido la correspondiente solicitud a Farmacia para su compra, puesto que al ser algo excepcional, no se dispone de él de forma ordinaria en el hospital. Aunque parezca sorprendente cabe la posibilidad de que Farmacia pudiera desestimar la solicitud en cuyo caso habría que buscar otras posibilidades. ¿Por qué habría Farmacia de hacer algo así? Seguro que a nadie le sorprende si le digo que por una cuestión puramente monetaria. El tema es que al no haberse utilizado en exceso este medicamento, tampoco existe una causa efecto contrastada que avale un gasto importante como el que supone su adquisición. Y a esto es a lo que podría aferrarse la persona encargada de velar por el presupuesto de Farmacia. De todos modos no nos vamos a poner en lo peor y vamos a confiar en el buen sentido común y en que no haya problemas. Esta semana saldremos de dudas, y si como espero la respuesta es positiva, podríamos incluso poner la primera dosis. Lo haríamos de forma ambulatoria por lo que no sería necesario ingresar. De momento tengo cita para el jueves para un nuevo control. En caso de que la respuesta de Farmacia llegara antes de ese día me avisarían.

Lo más importante como siempre me empeño en transmitiros es que me encuentro muy bien dadas las circunstancias, con muy pocas molestias. Esta tarde sin ir más lejos me subiré a la cinta para darme un buen paseo de media hora. Estoy casi convencido que alguno con mejor analítica que yo no podría hacerlo. Y por otra parte sigo comiendo muy bien, así que mientras siga así, vamos a tomarlo como una pequeña tregua a mi cuerpo para que éste se recupere para la dura batalla que todavía le queda por librar.

Como ayer os escribía, estos días pasados he tenido la suerte de poder celebrarlos como no podía imaginarme hace algunas semanas. De hecho ayer todavía comíamos mi mujer y yo de nuevo en casa de mis suegros en Quintes junto con mis padres. ¿Qué más se puede pedir?

Y nada, que para ser lunes ya me he enrollado bastante. Mañana os cuento alguna cosilla más, eso seguro. Un fuerte abrazo a todos y lo dicho…“y mañana más”.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Día LXVIII

Son las once y cuarto de este veintiséis de diciembre, día de San Esteban y festivo en Cataluña y Baleares. También es conocido como Boxing Day en las islas Británicas y en algunos países que quedaron influenciados por la tradición del que fuera Imperio Británico. Sobre el origen de este día hay múltiples teorías, aunque la que más se ha aceptado es que era un día donde la gente noble o con recursos, entregaba a los más desfavorecidos cajas –boxes- con comida. Es curioso porque es un día donde hay jornada futbolera en Inglaterra puesto que se considera que qué mejor forma de celebrar la Navidad en familia, que los padres puedan llevar a sus hijos al estadio. De este modo en Inglaterra la liga de fútbol, la Premier League, no se detiene en navidades como ocurre aquí.

Esta noche ha sido de las mejores que he tenido últimamente. Nos acostaríamos sobre las doce y he dormido hasta las nueve y media, y sin despertarme tampoco demasiadas veces. Ayer cuando estaba tirado en el sofá viendo una peli antes de la cena, ya notaba que estaba con algo de sueño al no haber dormido siesta.

Porque tal y como habíamos previsto para la comida subimos a Quintes a casa de mis suegros, junto con mis padres y mi hermano y su mujer. Además pude ver al resto de la familia por parte de mi mujer que por ahí andaba. Tengo particular debilidad por el benjamín de la familia, un retaco de dos añitos, del que mi mujer es madrina, y que está para comérselo a besos. Lo tengo un poco camelao a base de ositos de gomilona que siempre le doy cuando le veo.

La comida tal y como ocurriera para la cena de Nochebuena fue excesiva en cantidad, pero yo por lo menos creo que di la talla. Estoy realmente contento porque de verdad que como muy bien y no me sienta para nada mal. Ayer pude de nuevo brindar con una copita de vino primero y una de champagne a los postres. En cualquier caso, más que la comida en sí misma, lo importante era estar todos juntos.

Así que puedo decir que hemos pasado una Nochebuena y un día de Navidad que no podría haberme imaginado hace unas semanas, cuando me encontraba tan débil por culpa de la quimioterapia. Doy gracias por ello y me considero muy afortunado. Mañana será otro día sin duda, donde tenemos consulta en Cabueñes y en principio será cuando nos digan el camino a seguir a partir de ahora. De hecho podría incluso ocurrir que mañana mismo ingresara. Todo dependerá de la medicación que hayan elegido finalmente para este tercer ciclo. O tal vez prefieran esperar todavía unos días a que lleguen los resultados de la biopsia, porque estoy casi convencido de que mañana no tendrán nada todavía.

Hoy ha amanecido un día soleado, así que habrá que aprovecharlo. Además para los que tengan ganas de tiendas la mayoría de las grandes superficies han abierto. Pero yo si pudiera, lo que haría sería darme un buen paseo por el muro de San Lorenzo. Eso sí, bien abrigadito. Ese es mi deseo para el próximo año, y sé que cumplirá. Mientras llega, os envió comos siempre un fuerte abrazo a todos… “y mañana más”.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Dïa LXVII

Son las once y media de este día de Navidad de 2010 cuando comienzo a escribir el Blog. No es que tengamos un sol radiante como habían anunciado las previsiones, pero por lo menos se ven algunos pequeños claros que ya veremos si son capaces de desplazar a las nubes.

He pasado una noche muy buena. De hecho me levanté cerca de las diez y media, aunque también es cierto que ayer nos echamos a las dos de la mañana. Podéis así deducir que la cena en nuestra casa fue todo un éxito. Lo mejor de todo fue, a parte de por supuesto poder cenar mi mujer y yo con nuestros padres, el que en ningún momento me sintiera cansado ni con ninguna molestia. Fue realmente perfecto tal y como había deseado. Así que en ese sentido puedo considerarme muy afortunado.

Como en cualquier casa, anoche en la mesa no faltó de nada, sino que como ya había previsto, más bien sobró. De todos modos como todo estaba insuperable lo que sobró lo hemos guardado para cenar esta noche y comer mañana. Lo de los postres fue ya el más no poder. Ahí creo que a todos se nos fue la mano. ¡Qué manera de comer turrón, mazapanes, trufas de chocolate, almendras rellenas…! Como vas tomando trocito a trocito parece que no te llenas, pero cuando te das cuenta, estás que revientas. Y por supuesto me tomé primero mi copita de vino blanco con la comida y luego también, a los postres, un buen sorbo de champagne.

Hoy no ha habido regalos. Mi mujer y yo nunca nos hemos regalado nada para Papá Noel. Nos gusta mantener las tradiciones y de este modo son los Reyes Magos quienes se encargan de poner nuestros regalos debajo del árbol en la madrugada del cinco de Enero. De todos modos ayer como excepción, Papá Noel picó a la puerta justo al acabar de brindar con los postres, y me entregó un regalo que de ningún modo podía esperarme: una camiseta del Sporting firmada por todos los jugadores de la plantilla, por su entrenador, y por supuesto por Quini. Todo un detalle logrado gracias a la Peña Casa Kilo de la que era miembro antes de caer enfermo. Desde aquí mi reconocimiento y agradecimiento para ellos porque es uno de esos regalos que emocionan a cualquiera. Ya estoy pensando en enmarcarla. Es demasiado valiosa como para que pudiera deteriorarse por ponerla.

Y bueno, para hoy tenemos previsto comer en casa de mis suegros, donde también acudirán mis padres y mi hermano y su mujer. Será así de nuevo una comida familiar reducida, pero seguro que lo pasaremos muy bien igualmente. Lo que ya no sé si seremos capaces de comer tanto. El menú que me han comentado que tenemos es para echarse a temblar. No sé si seré capaz siquiera de pasar del primer plato y menos después del desayuno que acabo de tomarme, en el que he dado cuenta de un buen trozo de Panettone de chocolate. ¡Qué vicio!

Poco más que contaros en este día de Navidad, salvo mis deseos de que seais muy felices,… “y mañana más”.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Día LXVI

Son las diez y cuarto de la mañana de este veinticuatro de diciembre, día de Nochebuena, cuando comienzo a escribir el Blog. Hoy prefiero hacerlo en sesión matinal, que por la tarde seguro que hay un montón de cosas que apurar para que todo esté apunto para la cena de esta noche. El tiempo, sin haber mejorado sustancialmente, sí que parece querer darnos un respiro y es probable que para esta noche nos hayamos librado de las lluvias. De hecho, si los pronósticos no se equivocan, para mañana día de Navidad, podríamos tener un día de sol espléndido. Pero eso sí, que nadie se olvide el abrigo en casa, que frío va a seguir haciendo.

He pasado una noche bastante buena aunque sigo con los problemas que os comentaba ayer en la garganta. Tengo la lengua en ciertas zonas de un color un poco extraño, oscuro, pero si me pongo a pensar en todas las tonalidades en las que la he tenido durante mis tratamientos me daría para un arco iris. Son en ocasiones pequeños hongos que van apareciendo y desapareciendo en apenas unos días y en otras ocasiones simples reacciones pero que tampoco duran mucho. Así que no me preocupa lo más mínimo. A lo único que me obliga es a estar todo el día bebiendo agua, infusiones, Acquarius, zumos… que por otra parte me viene muy bien, puesto que tengo que seguir bebiendo entorno a dos litros y medio de líquidos diarios.

Las molestias en las punciones han prácticamente desaparecido, mientras que los pinchazos en el bazo y en el hígado apenas dan señales de vida. Así que de momento vamos a cruzar los dedos y esperar que todo siga así. Me siento cansado, eso es cierto, pero aun así ayer por ejemplo caminé treinta minutos en la cinta, y hoy espero tener oportunidad de repetirlo. Quiero aprovechar estos días hasta el lunes porque todavía no sé lo que decidirán ese día: podría ingresar el mismo lunes y quedarme una semana de nuevo metido en un hospital sin apenas moverme, o empezar con un nuevo tratamiento del que os había hablado y que no requiere ingreso. Es la incertidumbre con la que ahora jugamos.

Hoy sin duda es un día en el que se agolpan cantidad de recuerdos que sería imposible escribir en un solo blog. Quizás lo más reciente que se me viene a la cabeza es que justo hoy hace un año, y más o menos a estas horas, corría en la Carrera de Nochebuena que se disputa en el estadio de atletismo que hay en Las Mestas. Cuento esto porque esa misma tarde y durante la noche, me noté cansadísimo, mucho más de lo que era normal para mí. Era cierto que llevaba tiempo sin correr y que me había esforzado a tope, pero aquello era un poco extraño. Me puse el termómetro y para mi sorpresa tenía fiebre. A partir de ese día esa fiebre que no sabía a qué achacar me acompañó ya hasta el día de mi ingreso allá por el mes de marzo. Pero fue la Nochebuena pasada donde la enfermedad me dio su primer aviso. ¿Quién podía imaginarse todo lo que vendría después?

Pero prefiero no pensar en eso, y quedarme con los buenos recuerdos. Como los brindis con cava que organizábamos antes de la cena donde nos juntábamos un montón de amigos y algunos primos. Era ya una cita obligada desde hacía años que espero que hoy repitan aunque ni mi mujer ni yo estemos. De hecho la primera vez que la montamos fue un poco en plan medio botellón: entramos en una tienda de ultramarinos, compramos una botella de Codorniù con unos vasos de plástico, y nos pusimos a brindar en la calle. Y así de aquello tan simple surgió el resto. Luego ya nos juntábamos en un bar, el que fuera y que íbamos cambiando conforme pasaban los años, y donde las botellas de cava no paraban de correr. La verdad es que alguno llegaba luego a la cena familiar con algo más que una sonrisa de oreja a oreja en la cara.

Recuerdo precisamente en una de esas llegadas a casa, que cuando estábamos llegando mis primos y yo, nos encontramos nada menos que con el camión de los bomberos delante de mi portal. Algunos vecinos estaban fuera de sus casas, y mi padre junto con mis tíos estaban también comprobando la situación. El tema es que por sobrecarga se había fundido el cuadro de corriente del edificio. Así que estábamos completamente sin luz y sin posibilidad de arreglo alguno al menos hasta el día siguiente. Menos mal que en mi casa la cocina es de gas y pudimos así calentar la comida sin mayores problemas. Y la cena, fue de lo más especial, bajo la luz de las velas. Fue algo divertido y que recuerdo con cariño.

Bueno, pues nada, que no me queda más que desearos a todos que paséis una feliz Nochebuena, que comáis mucho turrón… “y mañana más”, mañana Navidad.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Día LXV

Son casi las cinco de la tarde de este jueves veintitrés de diciembre, víspera de Nochebuena, cuando comienzo a escribir el Blog. Parece increíble que después de todo el agua que cayó ayer todavía hoy sigamos entre chaparrones. Encima ha enfriado de nuevo, así que las fiestas se presentan con un tiempo más bien revuelto. Bueno, al final de lo que se trata es de pasarlas con la familia y los seres queridos en casa, y el tiempo que fuera haga tampoco es que sea demasiado importante, ¿no?

Ayer por la noche me molestaron para dormir algo menos las punciones, aunque por otra parte anduve un poco más molesto con la garganta reseca, así que al final, desperté también bastantes veces. Llevo ya un par de días donde se me seca mucho la boca y me queda la lengua como pastosa, por lo que tengo que andar bebiendo con frecuencia. Son efectos secundarios de la quimioterapia a los que uno tiene que acostumbrarse. Por lo demás sigo bien, con pocas molestias, sin fiebre y con muy buen apetito. Estos son los días que he aprendido a aprovechar. Sólo espero que duren todavía un poquito más; por lo menos hasta este lunes.

Cambiando de tema, esta mañana he podido comprobar que de verdad un año más no rasqué nada en la lotería. Recuerdo de pequeño cuando el día de Lotería por la tarde, bajaba corriendo a hacerme con uno de los periódicos que sacaban una edición especial con los números de la lotería. Y con la lista en la mano empezaba a revisar las papeletas que mis padres hubieran comprado. Ahora con las nuevas tecnologías lo de la lista ha quedado un poco obsoleto y quien más quien menos tira de Internet para comprobar de forma rápida si sus décimos o papeletas tienen premio o por el contrario podemos tirarlos a la papelera. En mi caso más bien ha sido lo segundo, porque curiosamente, únicamente llevo una pedrea en un décimo que me regaló mi hermano y lo jugado en otro que me regaló también un primo. Al final va a resultar que es mejor que te regalen lotería que comprarla para que te toque. En fin, que como lo último que se pierde es la esperanza, estoy decido a que en El Niño mi suerte cambie, que ya será 2011, y no sé por qué me da en la nariz que este próximo va a ser un gran año para mí. No en vano toda la vida jugué con el once, como extremo izquierda que era. Y no puedo decir que me trajera mala suerte.

Esta tarde ya estamos en casa con algún preparativo para la cena de mañana. Tampoco es que vayamos a preparar ningún menú espectacular, pero bueno, siempre hay bastante que hacer. Comida seguro que como en todas las casas sobrará, ¡y qué deciros de los postres! Quedarán como siempre rodando unas cuantas semanas todavía después de pasadas las fiestas.

Hablando de postres, no sé por qué estando echado reposando un poco, me vinieron a la cabeza los nombres de las marcas de turrón de toda la vida. Ya veis en qué cosas ocupo mi mente. Y me acordé entonces que en mi casa mi madre siempre fue de El Almendro. Luego a lo mejor caía alguna tableta de 1880 pero era algo excepcional. Y para el cava por supuesto Freixenet Carta Nevada. Lo del Cordón Negro fue siendo yo ya un chaval. Pero luego ibas al súper o simplemente veías los anuncios y te dabas cuenta del montón de marcas que había; en turrones Delaviuda, Picò, El Lobo, 25, Anitù Xixona… Y en cavas más de lo mismo, Rondell, Castellblanch, Codorniù, Delapierre… Supongo que en cada casa habría preferencias o quizás más bien tradición por unos o por otros.

Ahora seguro que todos nos hemos vuelto un poco más exquisitos. Yo al menos lo reconozco. Será un pecado de esta bonanza en la que llevamos viviendo unos cuantos años y que siempre nos hace querer algo mejor.

Bueno, que hoy se me ha hecho un poco tarde para tomarme la infusión y la merienda. Luego me toca ponerme la inyección de Neupogen, que hay que mantener las defensas altas para no tener sorpresas inesperadas. Un afectuoso abrazo… “y mañana más”.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Día LXIV

Son las cinco menos cuarto cuando comienzo a escribir el Blog en este miércoles veintidós de diciembre, un día todavía más lluvioso si cabe que el de ayer. Me acabo de levantar de una reparadora siesta, aunque como siempre ocurre en estos casos, uno lo hace un tanto despistado y fuera de lugar hasta que logra centrar las ideas.

Ayer pasé la noche un poco dolorido por las punciones que me habían hecho para lo de la biopsia. Pude dormir más o menos sin problemas aunque era un poco molesto cuando trataba de cambiar de posición por ejemplo si estaba boca arriba porque me dolía la punción de la cadera y al ponerme boca abajo, me encontraba con que también me dolía la del esternón. Pero bueno, aun así conseguí descansar relativamente bien. Hoy sigo con esos pequeños dolores, pero uno que ya tiene experiencia, sabe que es lo normal en los primeros días tras la biopsia. Luego irán remitiendo. No obstante por la tarde me tomaré un paracetamol, que tampoco hay que ir de héroe habiendo medicinas para aliviar en parte el dolor.

Esta mañana supongo que quien más quien menos habrá estado pendiente del sorteo de la Lotería Nacional. Lo primero que tengo que deciros con toda sinceridad es que sigo siendo igual de pobre –o de rico según se mire- que al levantarme. Supongo también que como la mayoría de vosotros. Pero quizás este año prefiera que así. Porque de este modo, cuando la gente me pregunte por mi suerte en la lotería, y yo le conteste que no he rascado nada, ellos recurrirán al socorrido “que haya salud”. ¡Y quién sabe! Tal vez de tanto repetirlo se haga realidad. Porque la mejor lotería que ahora mismo puedo pedir es salud. ¡Ese sí que sería mi Gordo particular!

De todas formas, dicho esto, también me gustaría compartir con vosotros lo curioso que resulta ver repetidos una y otra vez los mismos comportamientos en la gente tras el sorteo. Aparte lógicamente de los que tienen la enorme suerte de haber salido premiados con el Gordo, o incluso con el segundo o tercer premio, y como no puede ser de otro modo, manifiestan públicamente su enorme alegría, hay cantidad de gente que no soporta ver tanta felicidad en casa ajena y que en la suya la suerte haya sido esquiva. Y luego también resulta interesante ver esa desilusión, ciertamente inexplicable, de aquellos a los que les ha tocado un buen pellizco, en forma de quinto premio por ejemplo, pero que se muestran decepcionados por no haber obtenido un premio aún mayor.

Y siguiendo con el tema de la suerte, la mejor que me ha tocado hoy, es la de comprobar que mis dos primos que trabajan en el extranjero, han podido llegar a Gijón esta mañana sin mayores inconvenientes. Que saliendo del centro de Europa tal y como estaba estos días el tema con la nieve, no las tenía todas conmigo.

Así que nada, lo cierto es que no tengo mucho más que contaros porque mi estado sigue siendo bastante estable. Es cierto que noto algunas sensaciones que me recuerdan que la enfermedad está ahí, pero de momento se mantiene todo controlado. No os voy a negar que estoy quizás un poco más nervioso de lo habitual porque esto pueda cambiar, por aquello de que pudiera fastidiarme las fiestas, pero bueno, vamos a ser positivos y pensar que esto no tiene por qué ser así. Es más: no va a ser así.

Por cierto, que hablando de las fiestas y de las comilonas que pienso regalarme, hoy al pesarme he comprobado que algo de peso ya he recuperado. Por si acaso me han llegado esta misma mañana unos buenos Panettone que había encargado. Se me acaba el sitio en los armarios donde colocar tanta mercancía, así que habrá que ir haciendo sitio. Ya me entendéis cómo.

Bueno, que tengo la infusión ya enfriando. Hoy toca un té rojo, el color de la Navidad. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

martes, 21 de diciembre de 2010

Día LXIII

Son casi las cuatro y media de la tarde de este martes veintiuno de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. Con respecto a los días anteriores el día ha cambiado notablemente en lo que al tiempo se refiere. Llevamos un día de lluvia continua aunque por otro lado han subido un poco las temperaturas, aunque tampoco es que lo hayan hecho de modo exagerado, ni mucho menos. Pero tampoco podemos pedir ahora veinte grados cuando justo hoy ha entrado el invierno.

Esta mañana como sabéis tenía revisión en Cabueñes conjuntamente con la biopsia de médula ósea. Por lo que se refiere a lo primero los análisis siguen en su línea: por un lado las defensas quizás sean las que más alegrías me están dando porque se mantienen en unas cifras aceptables, mientras que de la hemoglobina tampoco es que pueda tener queja, pues apenas ha bajado y eso que llevo un montón sin recibir una transfusión de sangre, si bien también es cierto que me pongo una inyección semanal de EPO. Las que siguen sin subir son las plaquetas, pero bueno, teniendo en cuenta de que tampoco bajan, esto quiere decir que aunque en poca cantidad, la médula produce algunas, que son las que suplen a las que el cuerpo va consumiendo.

Después de la consulta donde quedamos emplazados para vernos el próximo lunes y decidir ahí con los resultados de la biopsia el camino a seguir, me dirigí al Hospital de Día para recibir un par de bolsas de plaquetas. No es que fueran absolutamente necesarias, pero se quedaban más tranquilos en previsión de que en la biopsia pudiera sangrar demasiado. De todas formas fue todo muy rápido pues apenas hube llegado ya estaban esperando por mí para la transfusión.

Todavía enchufado a las plaquetas ya tenía a la doctora que me practicaría la biopsia. La conocía de la última vez que me la había hecho y ella a mí también, porque había sudado tinta china con mis huesos tan duros. Así que casi sin pausa comenzamos la biopsia. Para ello como siempre comienzan con anestesiarte un poco la zona por donde van a introducir el trócar, en este caso, un punto que dé acceso a la cresta ilíaca. La doctora pudo dar fe de que mis huesos siguen estando tan duros como la última vez y con bastante dificultad y esfuerzo pudo acceder al canal medular. Sin embargo, lamentablemente no fue capaz de extraer aspirado alguno de sangre. Esto nos había ocurrido siempre que la médula estaba fibrosada, o “empaquetada” como ellos dicen, y es consecuencia de la enfermedad, así que no eran muy buenas noticias en principio. La doctora intentó entonces repetir el proceso en otro punto, concretamente en un punto del esternón donde volvimos a encontrarnos con el mismo problema. Al final de la primera punción pudimos extraer al menos un cilindro de hueso con el que realizarán las pruebas más básicas, aunque al no disponer de sangre no podremos realizar otras más avanzadas y exactas. Como digo fue una pequeña decepción, aunque en el fondo, y después de los resultados del escáner, era algo que en parte ya me esperaba y estaba mentalmente preparado para que pudiera ocurrir.

A mediodía volvía a hablar con mi médico para comentarle lo que había sucedido, aunque ella por supuesto había sido ya informada. Quedamos no obstante en mantener la cita del lunes. Intentaría que para ese día pudiéramos tener los resultados -lo cierto es que tengo mis dudas con las fechas que se acercan- y valorará junto con el equipo de Oviedo y el de Salamanca la posibilidad de cambiar el tratamiento a ese medicamento especial que os había comentado ayer. Se trata de algo que ataca directamente a los linfocitos y que se los carga absolutamente a todos, buenos y malos, pero que por ello tiene el inconveniente de ser sumamente inmunosupresor, con los riesgos que ello conlleva. La parte buena es que no requiere de ingreso: se pone en el Hospital de Día y te vas para casa. Veremos en qué queda el tema.

De momento lo importante es que me encuentro bien. Bueno, ahora un poco dolorido por los dos rejonazos que me han dado. Para mitigar el dolorcillo que me ha quedado de ambas punciones me tomaré ahora con la merienda un paracetamol.

Lo que fue curioso es que en ninguna de las dos punciones apenas sangre nada, lo que hizo innecesario el empleo de ningún hemostático. Como dijo la médico “se ve que tienes pocas plaquetas pero que trabajan muy bien”. Tampoco me sorprendí demasiado porque bueno, no sé si lo sabéis –la mayoría sí- pero yo también me he dejé llevar en su día por la moda de los tatuajes, y tengo unos cuantos -cinco concretamente si no me dejo ninguno-, aunque ninguno de tamaño grande. Bueno, pues cuando me los hacía siempre me decían que era increíble lo poquísimo que sangraba, prácticamente nada. Para ellos aquello era una bendición porque les facilitaba muchísimo el trabajo. Mira por dónde me fui a acordar yo hoy de mis tatuajes cuando la médico también se sorprendía de lo poco que sangraba.

Bueno, que son ya las cinco pasadas y tengo que prepararme mi té con limón. Hoy creo que lo voy a acompañar de nuevo con esas riquísimas casadiellas de mi tía. Un fuerte abrazo envuelto por supuesto de espíritu navideño… “y mañana más”.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Día LXII

Son las cuatro y media de la tarde de este lunes veinte de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. El día amaneció soleado, similar al que tuvimos durante todo el finde, aunque ahora por la tarde han llegado las primeras nubes. Veremos si han descargado toda la lluvia por el suroeste o todavía nos guardan algo para nosotros.

Ayer por la tarde volví a tener un par de décimas de febrícula, pero vamos, eso para los médicos por decirlo así “ni puntúa”. Hoy sin embargo, a pesar de levantarme con esas mismas décimas de más, éstas han ido desapareciendo, con toda seguridad gracias a la pastilla de corticoide que hoy sí que tocaba tomar. A parte de esto sigo bastante bien en mi estado general, tan sólo con alguna molestia que me da de vez en cuando en la zona del hígado y del bazo, que supongo que tendrá que ver con que siguen un poco inflamados, o al menos, eso era lo que hacía entrever el escáner.

Esta noche la tuve un poco agitada, despertando bastante y notándome más nervioso o despierto de lo normal. Aun así logré dormir como buenamente pude aunque al levantarme me sentía bastante cansado. A pesar de ello, nada más acabar de desayunar y de revisar el correo electrónico, estuve un buen rato caminando en la cinta. Luego eso sí, me eché en la cama para recobrar fuerzas.

Durante la mañana me llegó el pedido de productos navideños que os había comentado ayer que había adquirido a través de Internet, concretamente son de la tienda online que tiene 1880. ¡Sí que han sido rápidos! Tenían tantas cosas que nunca había visto en las tiendas que fue difícil decidirme, así que prácticamente cogí de todo un poco. Pero la mejor de las sorpresas que tuve esta mañana fue la llamada de mi mujer para decirme que se venía a comer conmigo y que luego ya se quedaría por la tarde a trabajar en casa.

Así que juntos compartimos de primero un buen plato de tagliatelle espectaculares hechas en casa, que nos preparó mi tía, mientras que de segundo teníamos carne asada traída por mi madre. ¡Si es que no damos abasto! Pero aun así por supuesto no faltó el postre, no os vayáis a pensar.

Así que el día de momento está siendo como el de ayer, bastante tranquilo. Mañana será otra historia. Como sabéis me toca a primera hora analítica en Cabueñes y después de la Consulta, a las nueve y media, tengo la biopsia de médula ósea. A estas alturas de la película no sé ni cuántas llevo. Dicen que hay personas a las que les supone un suplicio cada vez que le tienen que hacer una. Yo tengo la suerte de que en mi caso apenas me duelen. Supongo que todo dependerá de la anestesia que te coloquen, de la mano de quien te la haga y de lo sensible que tengas la zona.

En teoría, una de las muestras que extraerán la enviarán a Salamanca para su estudio por biología molecular. Es probable que los primeros resultados los tengamos en dos días, aunque no estoy seguro teniendo en cuenta las fechas en las que nos encontramos. En cualquier caso no creo que vayan a variar mucho la decisión de los médicos que ahora mismo pasan porque me someta a otro par de ciclos. La única duda que les puede quedar es la de si seguir exactamente con los mismos componentes en la quimioterapia, o si introducir algún nuevo medicamento. Parece ser que desde Salamanca habrían sugerido que en el caso de que los resultados no fueran muy boyantes, añadir un medicamento que parece ir bastante bien en algunos casos particulares del tipo de linfoma que padezco.

Y bueno, que es lunes y seguro que tenéis un montón de cosas que hacer. Yo voy a ver si me preparo mi infusión de las cinco. Hoy la endulzaré con unas galletas de avena, avellana y nuez que mi mujer y yo preparamos ayer. Que no se entere nadie pero le echamos un buen chorreón de cognac. Será por eso que están tan buenas.

Empieza la semana navideña, así que sed buenos, aunque ya sé que lo sois de sobra todo el año. Un fuerte abrazo para todos… “y mañana más”.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Día LXI

Son poco más de las cuatro y cuarto de la tarde cuando comienzo a escribir el Blog y la primera duda que me asalta es la siguiente: ¿qué les pasa a los meteorólogos de este país? Resulta increíble que para hoy volvieran a anunciar cielos nublados con alta probabilidad de lluvias y que por el contrario tengamos hasta el momento un día como el de ayer, con grandes claros y prácticamente despejado. En fin, que ya no sé si hacerles caso cuando afirman que de verdad para esta tarde, o a más tardar esta madrugada, entrará el frente lluvioso. Debe ser la época del año, que no sólo los trenes, aviones y demás transportes sufren retrasos, sino que hasta las borrascas se vuelven más remolonas para cumplir con sus horarios.

Ayer os comentaba que el viernes después de mucho tiempo sin ella, había vuelto a tener algo de febrícula. No sé si habrá sido algo puntual o qué, porque parece haber desaparecido. En el caso de ayer lo achacaba a la pastilla de corticoide –tomo una cada dos días-, pero hoy que no me tocaba tomarla, sigo con la temperatura corporal como tiene que estar. Mejor así sin duda. En cualquier caso seguiremos su evolución en lo que queda del día de hoy y mañana, para así poder comentarlo el martes aprovechando que tenemos consulta en Cabueñes previa a la biopsia de médula ósea.

El día de momento está siendo de lo más tranquilo. Para empezar pasé una buena noche. No sé si a eso contribuyó el empate del Sporting in extremis. O tal vez la película de dibujos animados que echaban por la Cuatro después de cenar, Hércules. Recuerdo cuando hace años mi mujer y yo no fallábamos nunca en cada Navidad al estreno de la correspondiente película de Walt Disney. Hércules fue una de las que vimos, pero hacía tanto tiempo de eso, que ni nos acordábamos prácticamente de nada. Realmente es curiosa la mitología griega. Creo que cuando acabe con los libros sobre Roma –ayer unos buenos amigos me hicieron llegar otro, y además en italiano- quizás me introduzca un poco en la antigua Grecia. ¿Os he dicho alguna vez que tengo unos tíos que viven en Grecia? Seguro que sí. En realidad él es el griego y ella es italiana, hermana de mi padre. Concretamente viven en Corinto, al ladito mismo del famoso canal. Mi mujer y yo estuvimos ya en dos ocasiones visitándoles y así tuvimos la suerte de acercarnos tanto por Atenas y su fantástica Acrópolis, como por algunos otros monumentos próximos, caso del Teatro de Epidauro. Bueno, en realidad hasta la propia Corinto tiene su ciudad antigua llena de ruinas y encanto, la Vieja Corinto.

Cambiando de tema, que si no me enrollo, esta mañana me he vuelto a pesar y sigo perdiendo peso. No será ahora por falta de comida, puesto que sin ir más lejos este mediodía me he metido entre pecho y espalda un pedazo plato de arroz con verduras junto con un filete de pollo, cortesía de mi tía, que ya está encantada de poder volver a proveerme con su cocina, después de haber estado unas semanas en el paro obligada por mis molestias estomacales. El tema del peso será otra de las cosas que consulte el martes. Sé que como muchas veces os repito, a parte de que el cuerpo todavía no se haya recuperado de las más de dos semanas que estuve comiendo poco o nada por la dichosa diarrea, también influye lo suyo la cantidad de masa muscular que he perdido. Casi ni me reconozco las piernas cuando me miro al espejo. Así que hoy me he dado un buen paseo en la cinta de veinte minutos. Tengo que aprovechar sea como sea esta semana que me queda de margen antes del próximo ingreso. Con un poco de ejercicio y algo de turrón de más seguro que pronto recupero algún kilo. Para lo del turrón por cierto ya me he encargado yo mismo: calculo que a primeros de semana me llegue un buen pedido que he hecho por Internet. Cosas de pasar demasiado tiempo sólo delante de un ordenador y con la tarjeta de crédito guiñándote un ojo.

Después de comer llegó mi madre para que no estuviera solo, ya que mi mujer subió de nuevo a Quintes. Otra vez que me quedé con las ganas de subir yo también, pero no quiero arriesgarme a coger frío entre ir y venir. Luego ahí la verdad es que la casa la tienen calentísima, incluso más que la nuestra. Pero ya se sabe: estando en el pueblo siempre te entra la tentación de darte un paseo por los pumares, o de salir simplemente a que te dé un poco el aire. Lo dicho: mejor no arriesgar.

Y poco más que contaros; que en nada me prepararé mi té con limón de las cinco, y que si acaso, por aquello de ir engordando, me tomaré un trozo –o dos- de la tarta de almendra casera que también me ha subido mi tía.

Así que nada, aprovechad los coletazos de este domingo para dar una vuelta, hacer compras, descansar o lo que más os plazca. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Día LX

Son las cinco en punto de este sábado dieciocho de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. Hoy llevamos un día espléndido en lo climatológico, con un sol radiante durante el día y una ligera mejoría en las temperaturas. Parece increíble con el día que tuvimos ayer. De todos modos los pronósticos, que parecen empeñados en darnos siempre malas noticias, ya nos avisan que el frente que ha entrado por el sur mañana nos tocará sufrirlo por estas latitudes. Como si no tuviéramos bastante con los que habitualmente nos entran por el norte y el oeste.

Lo más reseñable del día de ayer es que después de varias semanas sin tener siquiera febrícula, o lo que es lo mismo, alguna decimilla por encima de 37, volví a tenerla. No fue nada grave: lo más que tuve fueron 37,3 pero aun así no voy a negar que me dio un poco de mala espina el hecho de empezar justo ahora con estas febrículas, que normalmente luego se repiten cada día y que por experiencia también suelen ir a más, cuando estamos a unos diez días de comenzar el próximo ciclo y con las festividades ahí a la vuelta de la esquina. En realidad, puestos a elegir, lo que menos me preocupan son las fiestas. Lo que me preocupa es que la enfermedad pudiera estar recuperándose una vez que la quimio del segundo ciclo, a estas alturas, apenas debería ya estar produciendo efecto alguno sobre ella. Porque en esta cuarta semana en teoría, lo que ocurre es que la médula tiene la posibilidad de intentar remontar por sí mismas las cifras –si no estuviera tan débil como la mía lo está- pero al mismo tiempo, también la propia enfermedad puede aprovechar esta tregua para hacerse de nuevo fuerte. Esperemos que no le dé tiempo antes de que podamos meterle otro proyectil de los buenos.

A pesar de la febrícula, lo que fue la noche sin embargo la volví a pasar bastante bien. Eso sí, mientras me acostaba a las doce me imaginaba a mis compañeros de trabajo en plena cena y eché mucho de menos no poder estar ahí con ellos. A esas horas era cuando empezaba a animarse siempre la cosa. He recibido alguna foto ya de la cena en mi móvil y en el correo electrónico, un bonito detalle por su parte.

Tan bien dormí la noche como os decía que de hecho me levanté cerca de las diez. Pero no contento con eso, después de desayunar me volví a tirar en el sofá y no sé si era cansancio o necesidad de dormir más, volví a caer hasta pasadas las doce.

Mi padre llegó entonces para que así mi mujer pudiera subir a comer a Quintes y aprovechar para descansar algo también, que llevaba dos horas largas de tute limpiando la casa. Me hubiera apetecido mucho la verdad subir con este día que hacía, pero la febrícula que había tenido el día anterior y que hoy parece seguir –me levanté con 37-, me hizo echarme atrás. Prefiero ser precavido. En lugar de eso vinieron mis padres a comer conmigo. Y aquí siguen; ellos en el salón viendo un documental de animales –les gustan tanto como a mí- y yo en la cocina escribiendo este Blog. Luego a las seis tenemos cita ineludible con nuestro Sporting que hoy lo tendrá más complicado que nunca en Riazor frente al Depor. A ver si los más de tres mil sportinguistas que estarán en Riazor –el año pasado estuvimos nosotros también allí- son capaces de llevar en volandas al equipo y lograr que se traigan un resultado que no amargue el turrón de estas fiestas.

Por cierto, que ayer comí mi primer trozo de turrón de este año. Un sabroso turrón a la piedra al que hoy habrá que darle un nuevo mordisco. Es curioso que de pequeño como ya os había comentado en otra ocasión, el turrón que más me gustaba con diferencia era el de chocolate, y si acaso algo del duro, pero no soportaba el blando. Y sin embargo ahora cada vez le estoy cogiendo más gusto. Los que sigo sin poder probar son esos de frutas o cosas raras, como yo digo. En fin, que a ver si mi estómago que todavía sigue un poco a su manera, me permite disfrutar de algún que otro capricho.

Y nada más, que por hoy me voy a despedir de vosotros. Disfrutad de lo que queda de fin de semana y como siempre … “y mañana más”.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Día LIX

Son las cinco menos cuarto de este viernes diecisiete de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. Viernes diecisiete: un día que en Italia es equivalente al martes y trece de España, o al viernes trece de los países anglosajones. Curioso cómo cambia esto de la superstición según los lugares. Dejando a un lado esto, lo cierto es que lleva haciendo un día de perros desde primera hora de la mañana, con lluvia constante y algún que otro chaparrón de los que más vale te pille con paraguas. Para el fin de semana parece que seguiremos con lluvias, pero al menos –no todo van a ser malas noticias-, subirán las temperaturas.

Esta noche dormí muy bien para lo que acostumbro. He conseguido batir mi propio récord consiguiendo dormir del tirón desde las doce y cuarto aproximadamente que apagaría la luz hasta las cuatro y media pasadas. Todo un avance. Luego despertaría de nuevo sobre la seis, y sí que a partir de esa hora únicamente conseguí conciliar el sueño a intervalos de media hora a lo sumo, hasta que opté por levantarme a las ocho. De todos modos, como digo, una buena noche.

Así que nada mejor para empezar la mañana tras una buena noche que un buen desayuno. En realidad todavía tengo que cuidarme por lo del estómago, por lo que tampoco es que pueda hacer muchos excesos, pero no faltaron un par de tostadas con membrillo, un plátano y unas galletas tipo María para acompañar el té con limón al que añadí una nube de leche.

Mi padre llegó al poco para pasar el resto de la mañana conmigo. Yo aproveché como siempre para ponerme al día tanto en el correo electrónico como en las noticias de actualidad. Luego a eso de las diez me dio como una sensación de cansancio o pesadez, así que hice caso a mi cuerpo –que siempre es una sabia decisión- y me tiré a descansar un rato. Cuando desperté –porque me quedaría dormido al menos veinte minutos-, decidí que era hora de mover un poco el cuerpo. Me subí entonces a la cinta y caminé quince minutos. Sigo a años luz de mi mejor estado de forma; no me refiero ya a cuando no tenía la enfermedad sino a cómo estaba durante el primer tratamiento o incluso a cómo estaba al poco de salir del trasplante. Además esta mañana me he llevado una sorpresa al pesarme antes de meterme en la ducha y comprobar que estoy por debajo de los sesenta y cinco kilos. Tengo que conseguir como sea recuperar por lo menos un par de kilos o tres antes de ingresar de nuevo; así que a ver si hay modo de que pueda comer algo más y hacer también más ejercicio para recuperar masa muscular, que es por donde se me ha ido la mayoría del peso que he perdido.

Después de la comida que como siempre llegó puntual a las dos, estuve de nuevo entretenido con el ordenador hasta que en esta ocasión, llegó mi madre, que es quien está ahora conmigo. Justo cuando llegó ella me fui a dormir un poco la siesta, así que ahora mismo todavía me tenéis bostezando un poco delante del portátil. Espero no contagiaros. Me acabo de preparar otro té con limón, aunque en este caso sin teína, por aquello de no abusar del té y que después de noche pueda estar más nervioso de la cuenta a la hora de dormir. Es una cosa que por ejemplo no entiendo de los hospitales. Resulta que al merendar –y para desayunar- te dan un café con leche y luego de noche reparten pastillas para dormir como caramelos. Oye, pues mejor el café lo dais descafeinado y eso que os ahorráis en pastillas. O por la tarde lo cambiáis por una rica infusión de hierbas tranquilizantes. Con lo que a mí me gustan.

Hoy quiero tener un especial recuerdo para mis compañeros de trabajo, quienes celebran la tradicional cena de Navidad. Los que me conocéis bien podéis imaginaros lo que me fastidia perderme algo así. Sé que muchos de ellos aunque sea por un segundo tendrán un recuerdo también para mí por las risas y buenos momentos que hemos pasado en ese tipo de celebraciones cantidad de veces. Siempre recordaré mi entrada en la empresa. Fue un once de diciembre hace ahora… ¡nueve años! Pronto me di cuenta de la suerte que había tenido al entrar en aquel lugar. No habían pasado ni seis días cuando me avisaron que tenía que recoger junto al resto de compañeros mi cesta de navidad. ¿Cesta de navidad?, me pregunté. ¿Pero si acabo de llegar? Pero así era: en una cocina que se encuentra en la planta baja se hallaban todas las cestas para los empleados, y entre ellas una, exactamente igual al resto, con mi nombre escrito en una tarjeta sobre el papel de celofán que la cubría. Y aquello no era una cesta: ¡era un cestón! Recuerdo que cuando llegué a casa con aquello mi madre se echó a llorar. Supongo que fue su forma de decirme que estaba orgullosa de mí. En realidad yo no había hecho ningún mérito todavía para ello, al menos en aquella empresa que de forma tan extraordinaria me había recibido. Y por si lo de la cesta fuera poco, al cabo de unos días tuvimos la cena de Navidad a la que por supuesto fui invitado. ¡Realmente estaba alucinado! Y sobre todo agradecido. Así que hoy les echaré mucho de menos a todos: a los que ya estaban cuando yo llegué hace nueve años y a los que posteriormente fueron entrando. De hecho creo que echaré de menos hasta a los nuevos que todavía no conozco. En fin, que el año que viene será fantástico poder celebrar con todos ellos mi décimo aniversario en la empresa. Pensar eso me consuela en parte.

Bueno, ahora os voy a dejar; que mi madre me está retando para jugar al Parchís y quiero ver si con ella puedo desquitarme de la derrota que ayer de noche sufrí jugando contra mi mujer. Disfrutad del fin de semana, no me cojáis frío, y sobre todo… “y mañana más”.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Día LVIII

Son las cuatro y media de la tarde de este jueves dieciséis de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. Hoy está haciendo un día si bien fresco -como en la mayoría de la península-, con un sol radiante que ha pillado por sorpresa a casi todos porque no entraba dentro de las previsiones. A ver si nos aguanta algún día más, que ya sabemos lo que suele ocurrir cada vez que se acerca el fin de semana.

Ayer por la tarde me la pasé entre las dudas de saber si el contraste que había tomado para el escáner haría de las suyas con mi estómago, pues como os había comentado, es muy habitual que te dé diarrea, algo que no me hacía nada de gracia después de lo que había pasado en las últimas dos semanas. Al final parece haber sido benévolo conmigo y apenas he notado nada especial. Lo mismo de tanto escáner me estoy haciendo inmune hasta al contrate. ¡Quién sabe!

Esta noche desperté de nuevo bastantes veces, sobre todo a partir de las cuatro de la mañana. No me pilla tampoco de sorpresa porque ya de por sí es algo casi normal en mí y más teniendo en cuenta que hoy tenía por la mañana la revisión en Cabueñes y el nerviosismo siempre te hace conciliar peor el sueño. Así que por una cosa o por otra, a las siete me levanté sin necesidad de esperar a que sonara la alarma, y con una sensación de cansancio, claro signo de no haber descansado lo suficiente.

Al menos de nuevo nuestra estancia en Cabueñes fue bastante breve para lo que acostumbran a ser. Llegamos a las ocho y media, inmediatamente me sacaron sangre, y luego esperamos a que empezaran las consultas una hora y pico después. La buena noticia es que dentro de lo que cabe, los valores siguen estables, por lo que no ha sido de nuevo necesario pasar por el Hospital de Día para realizar ninguna transfusión. Este es el motivo fundamental por el que hemos podido regresar pronto a casa. Las defensas han bajado algo, lo cual era de esperar porque llevo ya tiempo sin inyectarme Neupogen, mientras que la hemoglobina y las plaquetas se han mantenido, si bien estas últimas, sigue muy bajas como siempre. Para la hemoglobina hoy tengo una nueva dosis de EPO que seguro ayudará a mantenerla por lo menos en los valores en los que ahora mismo se encuentra.

La noticia no tan buena es que los resultados del escáner apuntan una discreta mejoría, sin más. ¿Por qué no tan buena si hay mejoría? Porque ese “discreta” me deja insatisfecho y más teniendo en cuenta lo duros que han sido estos dos ciclos en comparación con los que realizara en el primer tratamiento, donde ya desde el primer ciclo se vio una muy buena respuesta. Pero es lo que hay y por supuesto mejor que haya mejoría, aunque sea pequeña, que no que nos hubieran dicho que la cosa estaba peor. Hay que entender que la médula está muy débil de tanta quimioterapia y por la propia enfermedad, por lo que es lógico que le cueste mucho más salir de la aplasia y crear sus propias células. Pero aun entendiendo y aceptando esto, uno siempre se imagina o tiene la esperanza que le digan algo así como: "es fantástico, hay una mejoría increíble". Pero eso sólo pasa en los sueños, y a veces, ni en ellos. No sé, me dio además la sensación de que la médico tampoco estaba demasiado impresionada con el resultado del escáner aunque me animó diciéndome que tampoco es que sea una prueba demasiado fiable y que hay que esperar a la biopsia, para la que por fin hemos fijado fecha: será el próximo martes veintiuno. No ha habido posibilidad de que fuera primero y es algo que me preocupa viendo las fechas en las que nos metemos y teniendo en cuenta que para los resultados de la biología molecular hay que esperar entre una semana y diez días, si bien es cierto que la citología –aunque menos concluyente- puede estar a los dos días. Esto provoca el que casi con toda seguridad comenzaremos el tercer ciclo además de con una semana de retraso –lo que me han dicho que tampoco es que sea ningún problema-, sin la certeza todavía de conocer hasta qué punto el tratamiento está siendo efectivo, o si lo está siendo en la medida de decidir seguir adelante con el mismo exactamente o de introducir por contra algún cambio en él. Era por este motivo por el que habíamos insistido en haber realizado la biopsia esta misma semana, pero por h o por b, no ha sido posible.

Así que a falta de la biopsia, lo más probable es que el tercer ciclo lo comencemos la semana del veintisiete. Sin duda va a ser toda una experiencia nueva el comer las uvas en el hospital. Bueno, en realidad ni las comeré, porque en teoría no puedo comer fruta fresca. De todos modos nunca he sido muy supersticioso con ese tema. De hecho ha habido bastantes años que no las he tomado y en los que me han ido las cosas ciertamente mejor que en éste donde sí recuerdo haberlas comido.

Con ese cúmulo de sensaciones y pensamientos llegué a casa poco antes de las once, aprovechando entonces para desayunar, puesto que como es lógico, al hospital había acudido en ayunas. Mi padre me acompañó en todo momento hasta que llegó la hora de la comida, a la que nuevamente me acompañó mi hermano, que es quien está pasando conmigo la tarde en casa hasta que llegue mi mujer.

Después de comer he echado una pequeña siesta, y ahora mismo me estoy preparando un té con limón. En nada serán las cinco, la hora del té, ¿no? Quizás hasta me anime a tomar alguna pasta. Es broma, no creo que lo haga; que el estómago todavía no está para esas licencias.

En fin, que mañana de nuevo es viernes, y las semanas continúan pasando. Supongo que para algunos lo harán de forma muy rápida, incluso demasiado, pero para mí se hacen eternas. Miro atrás y parece que hace un mundo que salí de la Unidad de Trasplante de Oviedo, y sin embargo no han pasado ni cuatro meses. Me pregunto cuántos tendré que esperar para volver a ella, pero desgraciadamente la respuesta ahora mismo no la sabe nadie. Quizás sea mejor así.

Bueno, por ahora ya está bien. Gracias por seguir como cada día este Blog y por mostrarme constantes muestras de apoyo y cariño. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Día LVII

Son las cinco de la tarde de este miércoles quince de diciembre -día de paga extra para muchos-, cuando comienzo a escribir el Blog. Acabo de regresar ahora mismo de Cabueñes donde he realizado el escáner, ¡y hay que ver el frío que hace! Bueno, también es que yo estoy acostumbrado a estar metido en mi burbuja, siempre a la misma temperatura.

Esta noche no fue para nada mala salvo por el hecho de que a las seis me desperté y ya no pude pegar ojo. Supongo que eran los nervios por la prueba de esta tarde. Más que nada por el dichoso contraste que tenía tomar para ella y que siempre me provoca diarrea. Ya veremos en esta ocasión qué pasa; todavía es pronto para saberlo. Pero eso: en realidad fue una noche tranquila en la que dormí primero del tirón desde las doce hasta las tres y media –un nuevo récord para mí- y luego desde esa hora hasta las mencionadas seis en punto, a partir de las cuales, me pasé dando vueltas en la cama hasta que a las siete decidí levantarme a desayunar.

Estuve luego echándole un ojo como siempre al correo y a las principales noticias del día por Internet, hasta que sobre las diez volví a echarme un ratito. Dormiría una media hora larga que me vino de perlas. Me preparé entonces un pequeño aperitivo para poder aguantar las cuatro horas de ayunas que tenía que respetar desde las doce. No os penséis por ello que me puse morao a comer: una simple rebanada de pan tostado con jamón york, un yogurt y un plátano fue todo lo que tomé.

A las dos empecé con las tomas del contraste; una cada media hora, hasta que a las tres y media subimos a Cabueñes donde a las cuatro tenía la cita, y donde tenía que tomar la última toma del condenado mejunje.

Lo cierto es que apenas tuvimos que esperar nada y fue todo muy rápido. Lo más molesto como siempre la dichosa vía que me tuvieron que coger para inyectarme el yodo y sabe Dios qué más cosas con las que mezclan el contraste. De verdad que ya no saben dónde pincharme porque tengo los brazos bastante tocados. A ver mañana que me toca de nuevo revisión y si hay que poner plaquetas o sangre, tendrán que tomar de nuevo una vía. Lo mismo tenemos suerte y libramos.

Mañana también es probable que en la consulta sepamos algo de los resultados del escáner, aunque como ya os he dicho, la prueba concluyente será la biopsia de médula ósea, para la que sigo sin fecha. Supongo que mañana sí que la fijaremos. En cualquier caso tampoco sería descabellado que tuvieran pensado seguir adelante con los ciclos de quimio con independencia de los resultados. Ya lo hicieron en el primer tratamiento porque parecía claro que había respuesta. Y en esta ocasión, parece de nuevo haberla. Aquí la cuestión es de valorar si es lo suficientemente buena como para meterme ya en el proceso del trasplante, o sin por contra, no lo es y hay que seguir con más ciclos; o si piensan que aun habiendo buena respuesta pudiera ser demasiado prematuro el volver a pasar por el trasplante cuando no hace ni cuatro meses que pasé por el primero.

Yo por lo demás me siento cada día que pasa algo mejor. Esta mañana he caminado ya quince minutos sobre la cinta. Si no hubiera sido por la dichosa flebitis y la diarrea que me condenó a una semana extra de ingreso, diría que este segundo ciclo ha sido mejor que el primero, sobre todo en lo anímico, aunque reconozco que en este aspecto todavía queda trabajo por hacer. En el primer ciclo si recordáis estuve casi dos semanas con fiebres que me dieron bastante la lata y que me obligaban a tomar casi de forma constante paracetamol.

Cambiando de tema, ayer os hablaba del libro que estaba leyendo: el de la mujer que se reencarnaba en hormiga. No sé por qué esta mañana leyendo unos capítulos mientras trataba de coger sueño, me vino a la cabeza una pregunta tan estúpida como la de que en qué animal me gustaría reencarnarme si fuera esto posible. No sé; muchos supongo que se inclinarían por un águila por ejemplo, por aquello de poder volar y verlo todo desde las alturas, pero a mí no me parece tan buena idea. Y menos ahora con la proliferación de parques eólicos con sus molinos de vientos que son auténticas guillotinas para las pobres aves incautas que tengan la desgracia de pasar demasiado cerca de sus aspas. Luego es probable que a otros les viniera a la cabeza el reencarnarse en un gran felino, digamos un león. Bueno, la vida de un león no es del todo mala. En realidad no dan un palo al agua, pero tienen un problema: con la vejez siempre aparece un león más joven y fuerte que te echa a patadas de tu territorio y te roba todo tu harem, con lo que te ves abocado a buscarte la vida, para lo cual ya no estás preparado. Es como quien se independiza a los cincuenta. Y seguro que más de uno podría tal vez optar por un hermoso animal marino, tipo delfín. ¡Qué preciosidad todo el día buceando y tan simpáticos y listos que son! Puede ser, pero a mí lo de nadar se me da fatal, y sería muy irónico reencarnarme en algo que tuviera su hábitat natural en el agua. No, yo pensé que lo primero que buscaría sería ser un animal grande, por aquello de que siempre tienes menos enemigos y lo segundo, de manada, donde se respetara la vejez. Y por supuesto longevo. Así que de momento me he quedado con una elección: si algún día pudiera reencarnarme en animal lo haría en elefante. Si encontráis alguna cosa mejor no dejéis de comentármela.

Bueno, dejemos las tonterías para otro día, que de momento ya han sido bastantes. Por hoy os dejo. Os envió un caluroso abrazo… “y mañana más”.

martes, 14 de diciembre de 2010

Día LVI

Son las cuatro y media de la tarde de este martes catorce de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. En contraste con el día de ayer lluvioso y desapacible, hoy llevamos un día con sol, aunque eso sí, manteniéndose las mismas temperaturas fresquitas –apenas diez grados ahora mismo-, y que según comentan las previsiones, todavía descenderán algo más en los próximos días.

Doy inicio a estas primeras líneas al ritmo nada menos de los míticos AC/CD que suenan a través de mi portátil con su Hard As Rock. Un poco de rock del bueno no viene nada mal para despertar las ideas después de una buena siesta, mientras acabo de preparar un té con limón del que daré cuenta a la vez que os escribo.

Hoy lo primero que tengo que decir es que de momento llevo un día bastante mejor que el de ayer en el sentido de que no me siento tan cansado, lo que aproveché esta mañana para caminar diez minutos en la cinta. Espero poco a poco ir aumentando el ritmo y la duración de mis "paseos" para ir recuperando en parte toda la masa muscular que he perdido en estas última semanas.

Mis molestias estomacales sin estar completamente olvidadas, no me dan demasiados problemas, aunque estoy un poco nervioso con el escáner que mañana tendré en Cabueñes, ya que el contraste que tienes que tomar previamente al mismo, es sinónimo de diarrea al cabo de unas horas. Normalmente es cuestión de medio día a lo sumo, pero en mi caso, después de haber estado tocado durante tanto tiempo, espero que no signifique tener que volver a la dieta, o peor aún, al ayuno. Ya veremos qué tal lo toleramos. La cita al final es mañana a las cuatro.

Esta mañana he recibido en mi casa la cesta de Navidad que me ha enviado la empresa. Todo un detalle por su parte y que agradezco con cariño, aunque haya cosas como el jamón de las que no podré dar cuenta. Esto de no poder comer embutidos es algo que no creáis que llevo muy bien. El día en que pueda volver a hacerlo creo que me voy a pasar un mes a base de jamón, pata negra por supuesto, que después de tanto tiempo sin probarlo menos no se merece uno. Pero lo dicho: me ha alegrado recibir la cesta, porque le da un poco de normalidad a unas navidades que sé que serán distintas. Lo único que puedo pedir ahora mismo es poder pasarlas tranquilas con mi familia. Nada más; y nada menos.

Este mediodía ha venido mi hermano a comer conmigo. No sé ni el tiempo que hará que no comíamos juntos; tal vez meses. He querido aprovechar que ando un poco mejor de las defensas para invitarle. Bueno, por supuesto la comida ha corrido a cargo de mi madre. Pero que conste que el vino lo he puesto yo; para él claro, porque como es obvio yo no puedo beber alcohol. La verdad es que ha estado muy bien el poder pasar con él unas horas y charlar un poco de todo sin tener que hacerlo por teléfono.

No os había comentado el libro que al final he comenzado a leer después de mis periplos imaginarios por la antigua Roma. He escogido algo totalmente distinto. Se trata de Maldito Karma, un libro que me ha regalado una buena amiga, y que narra las andanzas de una famosa presentadora de televisión que muere de forma absurda y que en castigo por su mala vida acumulada durante años, comprueba atónita cómo se ha reencarnado en hormiga. Ahora, si quiere progresar en sus posteriores reencarnaciones no le queda otra que acumular todo el buen karma que pueda. Como podéis imaginar, se trata de una disparatada novela que se deja leer de forma agradable y divertida.

En fin, que a ver si lo que queda de tarde seguimos con las mismas sensaciones que hasta ahora, y así de paso, podemos echar un Parchís –o dos- cuando llegue mi mujer de trabajar. Mañana promete ser un día un poco más duro con la visita a Cabueñes, sobre todo porque al ser a las cuatro el escáner, eso me obliga a estar en ayunas desde las doce, mala hora. Supongo que tomaré un pincho a eso de las once para aguantar bien luego hasta que volvamos del hospital.

Así que nada, mientras escucho los primeros acordes de Celebration Day de los Led Zeppelin, os envío un muy afectuoso abrazo a todos… “y mañana más”.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Día LV

Son las cinco menos cuarto cuando comienzo a escribir el Blog en este lunes lluvioso y desapacible. No sé si será este cambio del tiempo con respecto a los últimos días, pero lo cierto es que me siento bastante cansado, como si se me hubieran descargado las pilas. Tal vez haya sido la visita al hospital esta mañana, que aunque corta, siempre te estresa y fatiga un poco. Además la barriga, que me había dado tregua el fin de semana, parece que hoy quiere incordiarme de nuevo.

Es curioso lo del cansancio porque esta noche sin embargo no dormí demasiado mal y de hecho a las siete estaba en pie como si hubiera dormido doce horas. A las ocho y cuarto nos encontrábamos así ya en el hospital para los análisis de control. Luego tuvimos que esperar una hora larga a que llegaran los resultados para entrar en la consulta. En principio todo sigue bastante estable, pero con una ligera mejoría, sobre todo en las defensas. En opinión de la médico que hoy me atendía –la mía habitual se había cogido el día- la médula parece estar mostrando respuesta, aunque por supuesto no podemos afirmar hasta qué punto está siendo efectivo el tratamiento. Eso sólo lo podrá dictaminar el escáner que haremos como ya sabéis este miércoles y la biopsia, para la cual aún no tenemos fecha.

Así que dado que mis cifras eran más que aceptables, no fue necesario pasar por el Hospital de Día para ninguna transfusión y quedamos en volver a vernos el jueves, donde probablemente sí que al menos necesite de una bolsa de plaquetas, que en previsión, hoy ha quedado ya pedida para que no tenga que esperar luego demasiado.

Pude de este modo desayunar tranquilamente en mi casa pasadas las diez, todo un récord para un día en el que tocaba visita a Cabueñes. Y fue ya justo después de desayunar y de echarle un ojo al correo cuando comencé a notarme muy cansado y con esas sensaciones difíciles de explicar, pero que no te hacen desear otra cosa que no sea echarte y tratar de dormir. Y así lo hice. La verdad es que dormiría una hora pero con todo, al levantarme seguía con el mismo cuerpo pesado como si nada. Si no fuera porque esta misma mañana había hecho los análisis de sangre hubiera jurado que todo tendría que ver con que mi nivel de hemoglobina estuviera por los suelos, pero al contrario, está en unos valores razonables.

Sea como fuere, llegó la hora de comer y devoré el plato para intentar reponer todas las fuerzas posibles. Tampoco resultó porque seguí con el mismo mal cuerpo. Estuve escuchando un poco la radio hasta que llegó mi madre que es con quien estoy ahora hasta que en breve llegue mi mujer. Luego intenté dormir la siesta pero en esta ocasión fue inútil y lo peor de todo es la cantidad de cosas que te pasan por la cabeza cuando uno no es capaz de dormir y siente que lo necesita. Es increíble cómo trabaja la cabeza. Pensamientos que van y vienen sin interrupción y que hacen que cuando te levantas, todavía te sientas más cansado.

No nos queda otra que intentar pasar lo que queda de tarde como buenamente podamos y confiaremos en que mañana sea un día mejor.

Y bueno, que nada más por hoy. Parece increíble cómo pasa el tiempo: hoy se cumplen ya otros cincuenta y cinco capítulos de este Blog. Casi dos meses desde que empezara esta segunda batalla y justo también hoy doscientas entradas en el Blog. Creo que viéndolo así es normal que algún día tenga que estar cansado como hoy, pero aun así os prometo que… “y mañana más”.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Día LIV

Es la una y media de este domingo soleado, doce de diciembre, cuando comienzo a escribir el Blog. Tenía pensado esperar a escribirlo cuando acabara el partido de esta tarde del Sporting, pero lo mismo mi estado anímico en caso de derrota sería tal que me impidiera cumplir con mi cometido diario.

Ahora mismo me encuentro tranquilo, sentado en mi sofá, viendo por la ventana como la gente va y viene por el parque de la Iglesia de San Nicolás de Bari, mientras que en la tele tengo puesto el slalom de esquí que en estos momentos se está disputando en Val D’Isere. No fui yo nunca demasiado de irme a esquiar, aunque había alcanzado un nivel que me permitía al menos no caerme, pero si os soy sincero, el engorro previo para preparar toda la equipación, el madrugón consiguiente y la cantidad de gente que salvo que fuera un día por semana, era agobiante, hacían que muchas veces me echara atrás a la hora de subir a San Isidro o Pajares, porque de hecho, Fuentes de Invierno ni la he estrenado. Así que en realidad puedo decir que soy mucho más aficionado a verlo por la tele que a practicarlo in situ.

Esta noche pasada no dormí tan bien como el día anterior. Me desperté bastantes veces y creo que hoy sí que voy a necesitar una buena siesta antes de que a las cinco empiece el partido. Ya había pasado la tarde un poco más cansado de lo normal. Si lo pienso es lógico, pues era mi primer día completo en casa y quieras o no, se nota la diferencia de cuando estás casi todo el día tirado en una cama en el hospital, a cuando estás en tu casa, que cada dos por tres te levantas y vas aquí o allá para cualquier tontería.

Aprovechando que como os digo hace un día muy agradable, mi mujer se ha ido a comer con sus padres, por lo que he invitado a los míos a comer conmigo. Es un eufemismo para decir que he invitado a mi madre para que cocinara y trajera la comida. Y claro, una vez hecha y traída, me daría no sé qué echarlos. En serio, que sé que estarán muy felices –y yo por supuesto también- de que podamos comer juntos. A ver si la próxima semana si los análisis son propicios puedo también comer algún día con mi hermano.

Mañana por cierto tenemos análisis a primera hora en Cabueñes. Vamos a ver qué nos cuentan, aunque no espero grandes variaciones. Sería ya una buena noticia no tener que esperar a ninguna transfusión porque eso acortaría mucho mi estancia en el hospital, pero bueno, uno ya se ha acostumbrado a que hagan con él lo que mejor entiendan en cada momento. Cuando se entra en el hospital se pierde un poco la voluntad propia. Bueno, tampoco hay que exagerar.

La siguiente cita confirmada será para el miércoles a las dos de la tarde, cuando tengo el escáner programado. Será una primera prueba muy importante de cara a evaluar la efectividad de estos dos primeros ciclos del tratamiento. Lo que no tengo ni idea todavía es de cuándo realizaremos la biopsia de médula ósea, pero no sé por qué me da en la nariz que podría ser a finales de esta misma semana. Los resultados del escáner son prácticamente inmediatos, pero para los de la biopsia -más concluyentes- habrá que esperar una semana aproximadamente. Además, probablemente solicitemos que se envíe una muestra a Salamanca como hicimos en las anteriores ocasiones.

Lo que he retomado esta misma mañana han sido mis paseos en la cinta de andar. No ha sido nada del otro mundo; simplemente diez minutos y a ritmo mínimo. Pero por algo se empieza, ¿no?

¡Ah!, y que no se me olvide. Ayer de noche después de cenar echamos una de nuestras famosas partidas al Parchís, y para mi desdicha, mi mujer se impuso con bastante holgura. Hoy toca revancha por supuesto.

Bueno, pues nada más por hoy; aprovechad lo que queda de este fin de semana… “y mañana más”.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Día LIII

Son casi las cinco menos cuarto de la tarde cuando en este sábado once de diciembre comienzo a escribir el Blog. Hoy hemos tenido un día bastante apacible climatológicamente hablando. Las bajas temperaturas nos han dado un poco de tregua y hemos vuelto a unos confortables quince grados de máxima, que parece que no, pero se agradece. No obstante no os vayáis a pensar que he salido para probarlos. Que yo metido en mi pequeña república que es mi casa, y a mis veintitrés grados que tengo regulado el termostato, me encuentro como en Las Canarias. De todas formas me alegra que la gente pueda disfrutar un poco más del finde, que siempre se lleva mucho mejor con buen tiempo que con el que tuvimos en las últimas ocasiones.

Ayer pasé una tarde un poco de aclimatación, aunque parezca raro decirlo cuando uno se encuentra de nuevo en su casa. Pero fue una aclimatación muy tranquila, sin sobresaltos y que se prolongó hasta la hora de irnos a dormir. Antes, hubo lugar para una cena liviana pero igualmente sabrosa y por supuesto respetando la dieta astringente que todavía mantengo, y después, para ver una peli que para cuando acabó eran ya la una de la mañana.

Tengo que decir que dormí muy bien para cómo había dormido las últimas noches. Supongo que la tranquilidad que te da saberte en casa ayuda, y sobre todo el hecho de que tengas la seguridad de que nadie te va a abrir la puerta a las dos o a las cuatro de la mañana, o a despertarte a las siete para sacarte sangre. Aun así, será quizás porque todavía no estoy del todo acostumbrado a un horario sin horarios, a las siete y media desperté y ya apenas pude dormir de nuevo. Así que a las nueve estaba desayunando un té con limón recién hecho, junto con unas rebanadas de pan tostado untadas en ese membrillo espectacular que ya os había comentado que me había comprado mi padre ayer. A este paso no me dura una semana.

Por la mañana, como el día estaba para ello, mi mujer se fue a hacer unos recados y de paso a caminar un poco, mientras mi padre vino a hacerme compañía. Yo me pasé la mayoría del tiempo pasando la biblioteca de música del iTunes -¿por qué narices se empeña el corrector del Word en que quiero escribir atunes?- al iPad, que era algo que tenía pendiente desde que me lo regalaran mis compañeros de la empresa con motivo de mi cumpleaños, unos días antes de que ingresara para lo del trasplante. Y luego aproveché que estaba inmerso en el maravilloso mundo de Apple, para cargar también con música el ipod nano que os había comentado que me trajeron unos amigos de su viaje por Nueva York hace un par de semanas. Total, que estuve entretenido con ello un buen rato, pero eso sí, disfrutando con mi padre de buena música. Pero no penséis que soy tan malo de tenerle escuchando a Lady Gaga –a quien por cierto no soporto- ni nada por estilo. Estuvimos rememorando los grandes tiempos de la música italiana con nada menos que Domenico Modugno a la cabeza. Recordé entonces cómo cuando no tendría ni seis años, ya escuchaba con él esas mismas canciones de una cassette que si nadie ha tirado, seguirá en un cajón guardada.

Y entre canción y canción llegó la hora de la comida. De nuevo nada contundente, pero suficiente para saciar en parte el buen apetito que mantengo a pesar de todos mis males estomacales, que por cierto, parece que poco a poco, y siempre repito lo mismo porque es así, poco a poco, se van solucionando. Seguramente tengan mucho que ver esos flanines caseros que ayer mismo mi tía me hizo nada más enterarse que había vuelto a casa.

Después de la comida nos tiramos un poco en el sofá a descansar pero ni siquiera fui capaz de dormir un cuarto de hora de siesta. Supongo que es lo que os comentaba antes: anoche dormí demasiadas horas para lo que venía acostumbrando, así que no me sentía tan cansado como otros días que era tocar el sofá, o la cama en el hospital, y caer rendido de tres a cuatro y cuarto; como un reloj.

La flebitis en el brazo sigo cuidándola aunque ahora que la herida está seca, con el cordón que ha quedado en la vena poco se puede hacer. Hay quien te aconseja que eches Trombocid, hay quien dice que eso es como si no echaras nada. En fin, desaparecerá por sus propios medios, que a día de hoy, la verdad es que no son muchos teniendo el cuerpo como lo tengo.

Quizás lo más importante de todo es que sobrepasadas ya las veinticuatro horas en casa, no he tenido ningún atisbo de fiebre, que era una de las preocupaciones que tenían, una vez me habían retirado los antibióticos por vía oral.

Así que no me queda más que esperar a que lo que queda de día y la jornada de mañana, sigan por la misma línea de tranquilidad, que luego el lunes ya nos tocará de nuevo el ajetreo de subir al hospital para ver cómo van las cifras. Espero que estén lo suficientemente boyantes como para no necesitar de transfusiones, y así poder volver para casa cuanto antes. Pero bueno, eso ya se verá. No nos anticipemos.

Os envió un abrazo como cada día, y ya sabéis… “y mañana más”.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Día LII

Son casi las cinco de la tarde de este viernes diez de diciembre, cuando comienzo a escribir el Blog, ya con el alta recibida, y por tanto, desde mi casa; en este caso desde la cocina donde con sólo girar la cabeza puedo ver el parque de la Iglesia de San Nicolás de Bari, donde tantas y tantas veces jugué con mi primos.

Por supuesto la primera reacción al estar de nuevo en mi casa, con mi mujer, es la de sentirme muy feliz por salir del hospital. Pero en esta ocasión quizás la ilusión no haya sido tanta como lo fue la última vez. Tal vez el recuerdo de tener que volver en aquella ocasión a los dos días al hospital todavía está demasiado reciente y el que yo no me sienta al cien por cien recuperado, hace que vea esto como algo que pudiera ser de nuevo pasajero y casi efímero. Habrá quien diga: vive el momento, Carpe Diem. Os juro que lo intento con todas mis fuerzas pero a veces estas mismas fuerzas parecen remar en mi contra.

Mi primera comida en casa, y siempre todavía bajo el condicionamiento de la dieta astringente que tengo que seguir, ha consistido en unos spaghetti blancos con un poco de ajito y unas lonchas de jamón york. De postre una rebanada de pan tostado acompañada de un dulce de membrillo espectacular que me acababa de comprar mi padre y que me trajo orgulloso porque con diferencia era el más caro de la tienda. En eso nos parecemos demasiado. Mi mujer siempre se ríe con ello.

Pero no era ésta la única sorpresa que tenía esperándome. Mi mujer, para alegrarme el regreso me tenía preparada ¡mi primera cesta de Navidad! Bueno, en realidad no era una cesta, sino la típica caja de cartón de El Corte Inglés que ella misma se había encargado de rellenar con productos que sabe que bien me gustan, de los de la tienda de El Gourmet. Ya os decía que mi padre y yo nos parecemos demasiado.

Volviendo al día de ayer, la verdad es que pasé una mala tarde, no el sentido físico, sino más bien en el mental. En realidad son ya dos o tres días los que llevo un poco más bajo de lo normal en el estado anímico. Espero de verdad que esta vuelta a casa sirva por lo menos para recuperarme también en ese plano, además de en el físico, donde ahora mismo, y después de tantos días a dieta –y en los que sigo inmerso- he perdido bastante.

Por la noche estuvo mi madre acompañándome otra vez, después de que fuera mi mujer la que pasara conmigo la tarde. La noche no fue mala, en parte porque me encontraba realmente cansado, con ganas de dormir y que tal vez en mis sueños me sintiera más arropado que lo que aquella cama de hospital me proporcionaba.

No quiero dejar de pasar este Blog para comentaros también que ayer falleció un Paisano como decimos aquí en Asturias, pero un Paisano con mayúsculas: Don Luis Antonio Menéndez Pérez. Era el abuelo de mi mejor amigo y padre de mi ahijada Águeda. Con noventa y cuatro años cumplidos había soportado con la mayor de las enterezas la muerte tanto de su mujer, como la de su hija. Uno, que no ha pasado por ninguna de esas experiencias, no puede ni llegar a imaginarlas, pero sí puede entender que si duro es perder un padre, mucho más duro tiene que ser perder a un cónyuge y no digamos ya a un hijo. Cuando se rompe el orden natural de las cosas uno se desgarra en su interior ante la impotencia y el dolor. Como digo, Don Luis, conservó su entereza, fe y tesón hasta sus últimos días. Le veía yo desde mi salón caminar con ambas muletas, con paso casi inapreciable pero perseverante, para dirigirse a la Misa de rigor, y para mí era un ejemplo y una lección de cómo afrontar con valentía la vida. Descanse en paz y un beso muy fuerte para toda la familia.

Esta mañana no tuve que esperar demasiado para que me dieran la noticia del alta. Hacia las diez vinieron del Banco de Sangre para anticiparme que traían una bolsa de plaquetas y otra de sangre, porque me iba para casa. La médico llegó algo más tarde y confirmó la noticia. Tampoco me dijo mucho más. La evolución parece la correcta y aunque la decisión no está exenta de riesgos, considera que es mejor para mí irme para casa. El lunes no obstante tengo que ir para controlar qué tal siguen mis valores, que a día de hoy, siguen remontando muy despacio la aplasia, en especial como siempre las plaquetas.

Lo que ya tenemos confirmado es para el próximo miércoles quince el escáner. Será la primera prueba que hagamos –la segunda sea la biopsia de médula- para ver qué tal ha ido de verdad esta primera serie de ciclos. A partir de los resultados se decidirá si someterme a otros dos ciclos, o valorar con Oviedo la posibilidad de afrontar ya mismo el transplante alogénico.

De momento lo importante es que estoy en casa, y aunque la flebitis no ha remitido del todo, y que el estómago sigue bastante revuelto, creo que todo esto, se lleva mucho mejor en casa que en un hospital. Que de hospitales todavía me queda mili que pesar.

Bueno, y aquí estamos ante un nuevo finde. ¿Qué más queremos? Si hasta parece que vamos a tener sol. Pues a disfrutarlo… “y mañana más”.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Día LI

Son las cinco en punto cuando comienzo a escribir el Blog en este jueves nueve de diciembre, así que es más que probable que en breve entren por la puerta con la merienda y con alguna de las medicaciones que me corresponden a estas horas.

Anoche, como era de prever, me fue imposible evitar que viniera mi madre a hacerme compañía por la noche por más que lo intenté. Así que nada más marchar mi mujer llegó ella y se quedó ya conmigo tota la noche y hasta bien entrada la mañana. La noche fue bastante buena, aunque el cambio en el horario de los antibióticos fue un bastante molesto a la hora de tratar de coger sueño. Baste decir que a la una y cuarto de la mañana todavía estamos tanto mi madre como yo leyendo, esperando a que vinieran a ponerme el primero de los dos que me tocaban a esa hora, cuando lo normal es que hubieran adelantado un poco la administración para que así pudiera acabar antes y descansar mejor el resto de la noche. Porque aunque tú puedas estar durmiendo mientras tienes conectado el gotero -cosa que yo hago-, lo que nadie te va a quitar es que te despierten primero al entrar a conectártelo y después al venir a quitártelo. Y a esas primeras horas de la madrugada, esas interrupciones en el sueño son las peores. Por eso prefiero aguantar siempre despierto por lo menos a la primera entrada en la habitación.

De lo que me sirvió tanta espera fue para acabar el libro que tenía entre manos, La Traición de Roma, con el que se concluye la triología completa que conformaban El Hijo del Cónsul, Las Legiones Malditas y este último que os menciono. Han sido casi tres mil páginas pero que me han tenido absorto en la lectura durante horas, y como siempre ocurre cuando se acaba algo que uno entiende como bueno, no puedes evitar un sentimiento de tristeza. ¿Por qué no habrá un cuarto libro?, te preguntas. Ahora haré un pequeño break en lo que a lecturas sobre Roma se refiere, aunque tengo a la espera ya preparados otros dos libros, y me dedicaré a algo totalmente distinto que todavía no tengo decidido; aunque para esta noche mi mujer ya ha quedado en traerme dos libros de los que habré de elegir uno. Ya os contaré por cuál me decanto finalmente.

Hoy por si fuera poco tocó también madrugar, pues a las siete entraron para realizarme la analítica, y luego, a partir de esa hora, ya sabéis por lo que os he contado otras veces que el desfile es continuo.

La visita del médico esta mañana ha servido para reafirmarme en mis convicciones de que la medicina no es matemática, y ni siquiera los hechos ni los síntomas son igualmente percibidos y tomados en consideración según los mire una persona u otra. De este modo según mi médico, mañana si no hay novedad me darán el alta. El tema de los neutrófilos no supone para ella mayor impedimento para que pueda irme para casa siempre que no aparezca la fiebre, una vez que hoy mismo ha decidido retirarme todos los antibióticos. Ya sería mala pata que reapareciera cuando no la he tenido desde el jueves pasado que ingresé, aunque siendo lógico, buena parte de la culpa de ello la habrán tenido precisamente los antibióticos.

No obstante para tratar de cubrirme en cierta medida durante el fin de semana, y dado que mis valores siguen siendo muy bajos, me ha programado sendas transfusiones de sangre, una para hoy y otra para mañana, además de otra de plaquetas. A estas horas sigo esperando la de sangre correspondiente al día de hoy, y que supongo, estará al llegar. La de plaquetas todavía no está decidido si será hoy o mañana, pues como digo, será una única. Además, sigo con el Neupogen y me acaban de pinchar mientras os escribía la dosis semanal de EPO.

Si os soy sincero ahora mismo lo que más me preocupa es el estómago. A pesar de todos los cuidados que le hemos dedicado durante los últimos días sigue tocado y no sé por qué me da que parece que en cualquier momento puede hacer acto de presencia de nuevo la diarrea aguda que ya me tuviera en jaque. Parece claro que la mucositis no está del todo curada, o mejor dicho, apenas está curada porque de lo contrario es imposible que siga todo tan verde.

Vamos por ello a ver cómo paso la tarde de hoy y el día de mañana hasta la hipotética alta. No sé por qué me da que no va a ser todo tan fácil. Son de esas sensaciones que uno a veces tiene. Ya sé que hay que pensar siempre en positivo -eso es fácil decirlo, complicado es hacerlo-, pero quien mejor conoce su cuerpo es uno mismo y a mí me da que el problema del estómago no está resuelto y que irse así para casa es una tontería para tener que estar de vuelta otra vez a los dos días si se complica de nuevo. Ellos sabrán. Yo diría que ahora mismo mi barriguita está comenzando a sonreír maquivélicamente para decirme que ella sigue en sus trece de tenerme por aquí algún día más.

Y por lo que se refiere a la flebitis, ésta sí que sigue mejorando, aunque lo que es el cordón que se ha formado alrededor de la vena ya me han dicho que tardará lo suyo en desaparecer. Lo importante es que la herida que produjo la entrada de la vía parece curada y seca, y el color en general de toda la zona está mucho mejor. No creo que por ahí vayamos a tener problemas.

Bueno, os dejo por hoy. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.