domingo, 19 de diciembre de 2010

Día LXI

Son poco más de las cuatro y cuarto de la tarde cuando comienzo a escribir el Blog y la primera duda que me asalta es la siguiente: ¿qué les pasa a los meteorólogos de este país? Resulta increíble que para hoy volvieran a anunciar cielos nublados con alta probabilidad de lluvias y que por el contrario tengamos hasta el momento un día como el de ayer, con grandes claros y prácticamente despejado. En fin, que ya no sé si hacerles caso cuando afirman que de verdad para esta tarde, o a más tardar esta madrugada, entrará el frente lluvioso. Debe ser la época del año, que no sólo los trenes, aviones y demás transportes sufren retrasos, sino que hasta las borrascas se vuelven más remolonas para cumplir con sus horarios.

Ayer os comentaba que el viernes después de mucho tiempo sin ella, había vuelto a tener algo de febrícula. No sé si habrá sido algo puntual o qué, porque parece haber desaparecido. En el caso de ayer lo achacaba a la pastilla de corticoide –tomo una cada dos días-, pero hoy que no me tocaba tomarla, sigo con la temperatura corporal como tiene que estar. Mejor así sin duda. En cualquier caso seguiremos su evolución en lo que queda del día de hoy y mañana, para así poder comentarlo el martes aprovechando que tenemos consulta en Cabueñes previa a la biopsia de médula ósea.

El día de momento está siendo de lo más tranquilo. Para empezar pasé una buena noche. No sé si a eso contribuyó el empate del Sporting in extremis. O tal vez la película de dibujos animados que echaban por la Cuatro después de cenar, Hércules. Recuerdo cuando hace años mi mujer y yo no fallábamos nunca en cada Navidad al estreno de la correspondiente película de Walt Disney. Hércules fue una de las que vimos, pero hacía tanto tiempo de eso, que ni nos acordábamos prácticamente de nada. Realmente es curiosa la mitología griega. Creo que cuando acabe con los libros sobre Roma –ayer unos buenos amigos me hicieron llegar otro, y además en italiano- quizás me introduzca un poco en la antigua Grecia. ¿Os he dicho alguna vez que tengo unos tíos que viven en Grecia? Seguro que sí. En realidad él es el griego y ella es italiana, hermana de mi padre. Concretamente viven en Corinto, al ladito mismo del famoso canal. Mi mujer y yo estuvimos ya en dos ocasiones visitándoles y así tuvimos la suerte de acercarnos tanto por Atenas y su fantástica Acrópolis, como por algunos otros monumentos próximos, caso del Teatro de Epidauro. Bueno, en realidad hasta la propia Corinto tiene su ciudad antigua llena de ruinas y encanto, la Vieja Corinto.

Cambiando de tema, que si no me enrollo, esta mañana me he vuelto a pesar y sigo perdiendo peso. No será ahora por falta de comida, puesto que sin ir más lejos este mediodía me he metido entre pecho y espalda un pedazo plato de arroz con verduras junto con un filete de pollo, cortesía de mi tía, que ya está encantada de poder volver a proveerme con su cocina, después de haber estado unas semanas en el paro obligada por mis molestias estomacales. El tema del peso será otra de las cosas que consulte el martes. Sé que como muchas veces os repito, a parte de que el cuerpo todavía no se haya recuperado de las más de dos semanas que estuve comiendo poco o nada por la dichosa diarrea, también influye lo suyo la cantidad de masa muscular que he perdido. Casi ni me reconozco las piernas cuando me miro al espejo. Así que hoy me he dado un buen paseo en la cinta de veinte minutos. Tengo que aprovechar sea como sea esta semana que me queda de margen antes del próximo ingreso. Con un poco de ejercicio y algo de turrón de más seguro que pronto recupero algún kilo. Para lo del turrón por cierto ya me he encargado yo mismo: calculo que a primeros de semana me llegue un buen pedido que he hecho por Internet. Cosas de pasar demasiado tiempo sólo delante de un ordenador y con la tarjeta de crédito guiñándote un ojo.

Después de comer llegó mi madre para que no estuviera solo, ya que mi mujer subió de nuevo a Quintes. Otra vez que me quedé con las ganas de subir yo también, pero no quiero arriesgarme a coger frío entre ir y venir. Luego ahí la verdad es que la casa la tienen calentísima, incluso más que la nuestra. Pero ya se sabe: estando en el pueblo siempre te entra la tentación de darte un paseo por los pumares, o de salir simplemente a que te dé un poco el aire. Lo dicho: mejor no arriesgar.

Y poco más que contaros; que en nada me prepararé mi té con limón de las cinco, y que si acaso, por aquello de ir engordando, me tomaré un trozo –o dos- de la tarta de almendra casera que también me ha subido mi tía.

Así que nada, aprovechad los coletazos de este domingo para dar una vuelta, hacer compras, descansar o lo que más os plazca. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

3 comentarios:

  1. Yo el turrón ni lo toco; la verdad es que nunca me gustó demasiado; solo de vez en cuando le daba un poco al blandito.
    Lo que no perdono son los mazapanes. Me encantan!! Y ya han caído un par de cajitas...por lo menos!!
    A seguir sin fiebre cariño y con esa cocina de lujo, disfruta en tu casita que merecido lo tienes.
    Miles de besinos

    ResponderEliminar
  2. Esa tia tuya te va a hacer engordar por la via rápida ya lo verás... Besines.

    ResponderEliminar
  3. Hola Fili: Si ahora te convertirás en un figurín, como algunas modelos de la pasarela Cibeles, ja, ja. Pues nada como estas fechas para recuperar unos kilos. Seguro que entre mazapanes, turrones, polvorones, chocolates y resto de dulces navideños, recuperas unos cuantos kilos. Lo de la masa muscular es más complicado. Yo también intento recuperar algo de músculo, y debo tenerlos, pero mis michelines me impiden encontrarlos...je, je. Ánimo Fili, esa fiebre ha remitido y eso siempre es tranquilizador. Y cuidado con esa tarjeta de crédito... HONOR Y FUERZA

    ResponderEliminar