domingo, 5 de diciembre de 2010

Día XLVII

Son las tres menos cuarto de la tarde de este domingo nublado cinco de diciembre, cuando comienzo a escribir el Blog. No me preguntéis por qué, pero hoy es uno de esos días en los que preferiría escribir nada. En realidad no ha pasado nada de especial, todo sigue según lo previsto, incluso algo mejor, pero aun así son días en los que desearías que ni tan siquiera existiera el Blog. Pero existe, y desde el primer día me comprometí a manteneros a través de él informados, así que no romperé mi promesa. Ni esa ni la de luchar contra la enfermedad contra todas mis fuerzas hasta el final.

Pero como digo hoy no me apetece escribir demasiado, aunque ya veréis que al final me enrrollo igual; tal vez el motivo de mi apatía sea porque sea un domingo, y si Dios, ese en el que muchos creen descansó incluso en domingo para contemplar la obra que habría creado, ¿por qué no voy a descansar yo también un poco para ver todo aquello que también he creado? Aunque sea sólo en mi imaginación.

Pensaréis que quizás me han subido la medicación o es que han echado algo en mi comida; nada más lejos de la realidad. Me siento más lúcido que nunca. Y por cierto, he pasado de la dieta absoluta a una pequeña dieta que consiste en ir introduciendo en las comidas poco a poco algo de arroz caldoso que me preparara mi mujer para ver cómo responde el estómago. Si no se resiente demasiado entonces podríamos paulatinamente introducir otros alimentos.

Ayer se me olvidó comentaros que a una pareja de grandes amigos –sobre todo él grande lo es un cacho; dos metros de grande concretamente para que le coja su enorme corazón- que estuvieron de vacaciones por Nueva York no se les ocurrió nada mejor que traerme un recuerdo "tipiquísimo" de la ciudad de la Gran Manzana. ¡Vamos!, yo creo que es el "clásico" souvenier que todo el mundo se trae después de una semana por Nueva York: ¡un iPod nano! ¡Una auténtica pasada! ¡Cómo saben ellos que me encantan esos gadgets! Me vendrá de perlas para cuando retome mis entrenamientos sobre la cinta, y cuando traslade éstos al parque en la primavera. Aunque para eso todavía queda tanto… Pero llegará.

Y sin duda la gran sorpresa de ayer fue la llamada que recibí de los recién casados justo cuando salían de la iglesia para dirigirse a realizar la típica sesión de fotos. Fue todo un detallazo que no olvidaré. Ya les avisé que no se demoraran demasiado con las fotos, que luego los pinchos vuelan. Mónica y yo apenas tuvimos tiempo de probar algo de jamón –y por que nos lo había guardado el maitre- antes de sentarnos a la mesa para cenar. Eso sí, creo que los pinchos estaban todos muy buenos. Estarían.

Tengo que reconocer que durante muchas horas de la tarde y hasta que apagué la luz a las doce tuve mi mente en la boda que mis amigos estarían disfrutando como yo lo hubiera hecho. Deseaba que todo estuviera yendo genial y me imaginaba qué estarían haciendo en cada momento. Incluso cuando desperté a las dos y pico de la mañana me sonreí intuyendo el estado en el que alguno estaría a esas horas. Con esos pensamientos pasó la noche.

Esta mañana pasó la médico de guardia relativamente pronto para decirme que mañana lunes volverán a sacarme sangre. Ella no contempla la posibilidad de darme el alta el martes porque tampoco nadie le ha puesto sobre aviso de ello, pero bueno, tampoco vería inconveniente si los principales síntomas clínicos: fiebre, diarrea y el inicio de flebitis por los que ingresé hubieran remitido. De momento fiebre no tengo desde el viernes, la diarrea también ha desaparecido y el brazo va mejorando, aunque es cierto que de forma un poco lenta para mi gusto. En caso contrario, como ya os dije ayer, habría que esperar al jueves que volvería mi médico para que revisara todos los datos. Por una creo que sería lo mejor.

Esta semana extra e imprevista en el hospital está resultando dura, sobre todo en el plano psicológico, más si me apuráis que la que tenía programada con la quimio. Habrá quien pueda decir que debería aprender a disfrutar de estos días donde en realidad me encuentro bien, pero mi carácter egoísta y testarudo –esa es la mejor definición que he leído últimamente sobre mí- me lo impide. Puedo convivir con esos días, pero que nadie me pida que disfrute de ellos, ni de esos pequeños momentos de tranquilidad, porque no es mi estilo. Así soy y así moriré. Soy demasiado viejo para cambiar y una enfermedad tampoco logrará que lo haga ahora. Sigo teniendo las mismas ganas de bromear, pero sólo cuando a mí me apetezca, no por obligación ni para demostrarle a nadie lo bien que llevo todo esto ni lo fuerte que soy; ¿y sabéis una cosa?: curiosamente a veces mi innato sentido del humor aflora en mis peores momentos, no en estos días de la nada, como he llegado a definir a días como el de hoy.

En el hospital por comentaros una anécdota han colocado por los pasillos y en las puertas la decoración navideña. Dentro de las habitaciones nada de nada. Lo prefiero así. Mejor se ahorraran la decoración y volvieran a repartir las esponjas desinfectantes de único uso que usábamos para la ducha y que desde hace quince días han dejado de repartir. ¿El motivo? Lo podéis imaginar. Ahora cada uno tiene que traerse su propia esponja y por supuesto su gel para la ducha. A este paso habrá que traer hasta el pijama, o quién sabe, incluso la medicación.

Bueno, me despido, que ya veis que al final sin ganas, he escrito unas cuantas líneas. Además estamos acabando el finde y mañana para algunos toca currar, así que a aprovechar estas últimas horas del domingo. Yo a las cinco pondré la radio a ver si el Sporting después de su excursión en autobús cinco estrellas a Barcelona da la campanada. Para viajes en autobuses los que hacíamos nosotros cuando teníamos que viajar por aquellas carreteras de Asturias hasta Villaviciosa, Llanes, La Caridad o incluso Cangas del Narcea. Cuando te bajabas de aquellos autobuses ibas también con las cinco estrellas, pero pegadas en el culo de tanto meneo. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

4 comentarios:

  1. jaja...menos mal que no te apetecía escribir!! Oye...y si un día hay que descansar te perdonamos...Nos basta con tu saludo de aquí estoy pero me cojo 'vacaciones', y tu promesa: "y mañana más" :)

    Venga, besín...El jueves llega en na!!

    ResponderEliminar
  2. Hola Fi, cómo no vamos a entenderte..., no serías humano si no tuvieses bajones, depres, si no tuvieses momentos de no quere ver a nadie, ni de hablar con nadie...

    Nosotros estaremos aquí siempre, para escucharte cuando necesites contar, y para respetar tus ausencias...pero siempre,siempre, vamos a estar contigo.

    Un besín Fi.

    ResponderEliminar
  3. Sacar la furia que tienes dentro y el cabreo monumental de que esta putada te esté pasando a tí, me parece muy normal. Que no tengas ganas de escribir también. Si mañana se acabara este blog, no pasaría nada. Tú lo creaste y tu eres dueño de abandonarlo cuando quieras. No es un compromiso, no es una obligación, ni va a pasara nada malo ni bueno por ello. Nos gusta leerte,nos gusta dejarte mensajes de apoyo o de ánimo o de lo que quieras. Pero evidentemente esto no es más que una via de comunicación totalmente voluntaria, y nadie se va a ofender porque lo mandes todo al carajo, lo que faltaba!!! Tú eres mil veces más importante que un blog. Si te agobias lo dejas ya!!!

    Los adornos de navidad, a veces los traen los propios empleados de sus casas, no es una "inversión" del hospital. Y es como todo, hay personas que se deprimen y otras que les gusta... nunca es igual para todos. Hay personas que odian tener que pasar las fiestas en un hospital, y no quieren ni que se las recuerden y otras que lo toman de otra forma y se resignan, incluso agradecen el esfuerzo del personal por intentar dar algo de calidez al hospital. Ninguna persona es mejor ni peor por sentir una u otra cosa. Cada uno es como es.
    Estás furioso con tu situación, con tu destino, con tu suerte y con tu vida... y no tienes ganas de nada. Eso es más que comprensible. Y si no cambia pronto se convertirá en una depresión. Que también es bastante normal en personas que están pasando por las situaciones más duras que un ser humano puede pasar.
    Eso si, si no se te pasa pronto en cuanto te encuentes un poquito mejor a nivel físico, pide ayuda, y hazlo rápido.
    No estoy conforme en dos afirmaciones tuyas de esta entrada:
    Tú si puedes cambiar, es sólo que no quieres.Estás en tu derecho a ser un testarudo, pero no es que no puedas cambiar, sino que no quieres hacerlo.

    Y la segunda:

    Si ha pasado una buena cosa en este día, el hecho de que ha pasado, que se ha cumplido nuevamente lo que nos une aquí: "y mañana más".

    Echo de menos cuando para no pensar contabas cosas que te gustaban, como evasión. Pero comprendo que no tengas ganas de nada. Demasiado que tienes fuerza para escribir con el machaque que llevas. Ojalá te pudiéramos enviar un poco de aliento y de ilusión desde aquí, pero no es fácil.

    Un beso muy fuerte de una amiga que no sabe cómo sería mi propia reacción si yo estuviera en tu pellejo, y por eso no puedo mas que aplaudirte y decirte que lo estás hacieno muy bien. Testarudo y todo. :)

    ResponderEliminar
  4. Una vez más Mamideglori me ha dejado sin palabras...Estoy de acuerdo con su comentario de principio a fin.
    Los que te seguimos en este blog somos tus familiares, amigos, gente que te queremos pero no somos psicólogos y muchas veces nuestras palabras no son suficientes para darte ánimos.
    Tienes todo el derecho a cabrearte pero tienes que ahorrar fuerzas para seguir luchando.

    Honor Yy Fuerzaaaa!!!!

    ResponderEliminar