martes, 25 de mayo de 2010

Día 46

Cuando son poco más de las ocho y cuarto de la mañana comienzo hoy a escribir el Blog. Esta noche he dormido lo suficiente, aunque creo que a media mañana me echaré un ratito, que seguro tampoco me vendrá mal.

Ayer, como ya os anticipé, estuve en Cabueñes durante toda la mañana. Llegamos mi mujer –que como siempre me acompaña en cada sesión de quimio- y yo a eso de las ocho y cuarto de la mañana para la extracción de sangre. Mientras esperábamos, una buena amiga de la familia, que trabaja en el Hospital, nos vino a ver y traerme de paso un regalillo llegado directamente del GP de F1 de Montmeló: una preciosa camiseta de Ferrari. Supongo que el que fuera concretamente una con el nombre de Fernando Alonso bordado en un lado iba con toda la intención del mundo. Los que me conocen ya saben por dónde voy.

Después, a las nueve y media nos recibió mi hematóloga en su consulta. Fue allí donde nos dieron, no sin una buena dosis de suspense, la gran noticia de que finalmente los resultados de los análisis hechos hacía tres semanas, han confirmado la compatibilidad de mi hermano para un posible trasplante de médula ósea.

Digo que hubo suspense porque apenas nos sentamos en el despacho, y sin preguntar por ello, la hematólogo nos dijo: “lo que no han llegado aún y me extraña mucho son los resultados de lo de tu hermano. Vamos a llamar a Oviedo a ver qué pasa”. Marcó así el número de Inmunología en Oviedo y durante un largo rato se mantuvo a la espera pues no contestaba nadie. A mí la verdad es que empezó a entrarme un poco de nerviosismo; soy de esas personas a las que le gustan que las noticias –buenas o malas- se las den de forma inmediata, sin rodeos ni esperas. Estuvimos así mi mujer y yo mirándonos el uno al otro esperando a ver si desde el otro lado alguien contestaba. Por fin alguien lo hizo y la hematólogo le pasó entonces la información y mis datos a la persona que estaba al otro lado del teléfono y de nuevo volvimos a una espera que se me hizo ya eterna. “¿De verdad? ¡Hemos tenido suerte entonces!; mándamelo por fax por favor”, fue la respuesta que le dio la hematólogo a su interlocutor cuando conoció los resultados mientras nos miraba sonriendo. Una sensación de enorme alivio me recorrió de los pies a la cabeza. La espera y el nerviosismo en este caso habían tenido su recompensa. Una preciosa recompensa.

En cualquier caso, mi idea sigue siendo por supuesto la de lograr una curación total antes del trasplante que me permita someterme así a uno de tipo autólogo, es decir, a uno con mi propias células de la médula ósea. Puestos a pedir, ¿no? Pero el que mi hermano sea compatible conmigo lógicamente es el mejor “comodín del público” que podía tener como salvaguarda en caso de la necesidad de un trasplante alogénico –no autólogo-, puesto que las posibilidades de rechazo en principio son inferiores a las que tendría si tuviera que recurrir a un donante externo, perteneciente al banco de trasplantes de médula ósea.

Por otro lado, los análisis también trajeron buenas noticias, ya que seguimos manteniendo un nivel de defensas aceptables y además, mis plaquetas siguen aumentando. Esto según la hematólogo y como os comentaba ayer, es en principio buena señal, dado que no estoy tomando ningún medicamento que pudiera producir este aumento, por lo que significaría que es mi propia médula la que está respondiendo al tratamiento y produciendo por sí misma estas plaquetas. Lo que sigo manteniendo es un nivel bajo de hemoglobina por lo que para los próximos análisis incluiremos un control de la Ferritina para ver si simplemente resultara que tengo un bajo nivel en el hierro que se pudiera solventar con algún fármaco.

Nos fuimos así de la consulta con buenas sensaciones, y bajamos al Hospital de Día a donde llegamos a eso de las diez y media aproximadamente. Me llevaron de nuevo a una habitación para que estuviera echado tranquilamente en una cama, y lo primero que hicieron fue administrarme lo que ellos denominan como premedicación. Después, por problemas en Farmacia –que son quienes preparan mi tratamiento- estuve más de dos horas esperando echado en la cama. Aproveché para dormir un poco mientras mi mujer hacía algunos trámites pendientes en el Hospital. Como en la habitación teníamos televisión, cuando volvió, le pedí que la encendiera porque recordaba que a esas horas ya habrían comenzado los partidos de Ronald Garros, con la suerte de que precisamente estaba iniciándose el partido del número uno, Roger Federer. Parece que todo estuviera perfectamente sincronizado porque las bolsitas de la quimio llegaron a mitad del partido y justo cuando sonó la alarma que indicaba que habíamos acabado, Roger Federer le daba la mano a su rival tras haberlo derrotado. ¡Ya me hubiera fastidiado perderme el final después de casi cuatro horas en aquella cama!

Comimos nada más llegar –yo ya estaba que me comía los asientos del coche por el camino- y para cuando acabamos, eran ya las tres y media de la tarde. Di cumplida cuenta entonces del Blog y tras ello, me dediqué a contestar a los emails pendientes mientras en la tele, seguía con el torneo de Roland Garros puesto, aunque tampoco sin prestarle especial atención.

A media tarde llegamos a nuestro tradicional duelo al Chinchón y al Parchís. En fin, no sé ya que excusas poner a mis derrotas, así que simplemente dejaré aquí pública constancia de ellas, junto con mi más firme propósito de resarcirme hoy mismo.

Nos llegó así la hora de la cena y al finalizar ésta y por seguir con la serie de comedias románticas, ayer vimos Qué Les Pasa A Los Hombres, película con un reparto cargado de conocidas estrellas de Hollywood -Ben Affleck, Jennifer Aniston, Drew Barrymore, Jennifer Connelly, Scarlett Johansson, Kris Kristofferson…- y que desarrolla la típica trama de diversas historias cruzadas sobre el amor y los distintos puntos de vista –un poco estereotipados- que a veces tienen los hombres y las mujeres a la hora de afrontar una misma situación.

En fin, que de este modo se concluyó el primer día del tercer ciclo. Hemos recorrido dos tercios del camino, y para cuando finalicemos este ciclo, habremos llegado justo a la mitad del mismo. Pasito a pasito también se llega a la meta. Aquí lo importante no es llegar el primero, sino llegar y cruzarla con éxito. Sin duda lo haremos.

Hoy ha amanecido de nuevo con nubes y claros –de momento más claros que nubes- pero la temperatura sigue siendo muy agradable. Yo en estos momentos tengo ya el termómetro del salón que me marca veinticinco grados. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

3 comentarios:

  1. Normal que tengas bien las defensas, un buen italiano es lo que tiene!
    jejeje un abrazo!

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  2. me alegro muchisimo de que tu hermano sea compatible asi si lo necesitas "todo queda en casa" un besazo muy grande y continua con animo este partido le estas dando madera al rival

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  3. olé ese hermano!!
    Mitad de camino y a seguir así!

    besinos

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