viernes, 28 de mayo de 2010

Día 49

Justo cuando en la radio suenan las señales horarias que indican que son las ocho de la mañana, comienzo en este viernes a escribir el Blog. Esta noche he dormido bastante bien, aunque sigo despertando con cierta frecuencia. Con todo, habré descansado algo más de seis horas. Me he levantado así con ganas de afrontar este primer fin de semana correspondiente al tercer ciclo, que si se repite la tónica de los dos anteriores, coincidirá probablemente con mis días más bajos. De momento esta mañana las sensaciones son buenas.

Ayer jueves volví a tener un día tranquilo. Tras publicar el Blog y revisar los correos pendientes, como no tenía nada peor que hacer, no se me ocurrió otra cosa que ponerme a seguir la Sesión del Congreso -¡ya son ganas!- que ayer se celebraba en el Parlamento. Digamos que fue un buen instrumento para mi tratamiento de risoterapia, porque eso es lo que producen la mayoría de los políticos: risa; eso sí, por no llorar. Siempre he defendido que lo que nos sobran son políticos que viven de la política y no para la política, ni para defender los intereses de los ciudadanos que les votan. En fin, que estoy convencido que cualquiera de quienes compartimos este Blog tendríamos mucho más sentido común e incluso diría que capacidad intelectual que la media de los que se sientan en el Parlamento. ¿Se anima alguien? Yo a veces me tengo que contener. Tendría además, que cambiar mi nacionalidad, y eso son palabras mayores.

Pero pasemos mejor a otras cosas, que además, la culpa en realidad de que me tragara algo tan infumable como la Sesión del Congreso la tuvo la lluvia en Roland Garros, que hizo que se suspediera prácticamente la mayoría de la jornada. De hecho, durante la mañana no se disputó ningún partido. Menos mal que para hoy la previsión es buena, y además, por si fuera poco, tenemos también los entrenamientos de F1 correspondientes al GP de Turquía que se celebra este fin de semana. ¿Mi apuesta? Ferrari ganará la carrera.

Ayer, aunque tenía algunas ligeras molestias en la espalda, continúe con mis entrenamientos en la cinta. Estuve así caminando veinticinco minutos para poco más de un kilómetro de distancia. Como podéis ver el ritmo es muy lento, y siempre manteniendo mis pulsaciones por debajo de las noventa.

Mientras, mi padre tuvo ayer su ración de aspiradora. Se encargó así de darle una pasada a la casa, para que luego por la tarde, mi madre rematara la faena fregando los suelos y pasando el polvo. Da gusto tener unos padres tan hacendosos.

Tras una comida que haría temblar al más voraz –mi tía está empeñada en que no adelgace ni un gramo, ¡y vaya si lo está consiguiendo!-, me fue imposible resistirme al sofá, así que caí en una reparadora siesta que me condujo ya al final de etapa del Giro. Ayer era otra etapa sin mucha historia que se resolvió al sprint. Para este fin de semana tenemos el desenlace final de la ronda italiana, con una etapa hoy, que promete sobre el papel emociones fuertes con la subida entre otros al mítico Mortirolo en los Dolomitas.

Después del descanso que nos habíamos tomado el miércoles, ayer retomamos mi mujer y yo nuestro campeonato de juegos. Tras imponerme al Chinchón caí derrotado por un mísero uno al Parchís. Nos jugamos así el todo por el todo al Dominó y ahí, tras un inicio algo dubitativo, conseguí finalmente llevarme la victoria.

Para cenar se encargó mi mujer de preparar un pescado riquísimo y poco común: unas agujas. Se trata de un pescado azul que apenas se puede encontrar, y que además de por su sabor intenso, destaca a la vista por sus espinas azules que parecen haber sido pintadas por la intensidad de su color. Bastante curioso para quien nunca lo haya visto o probado.

Tras la cena, anoche fue el turno para ver un clásico de los Monty Python, Los Caballeros de la Mesa Cuadrada. No es que ese tipo de humor absurdo y a veces un tanto surrealista sea de mis preferidos, y con toda seguridad no es la mejor película ni de lejos de los Monty, pero bueno, cumplió su principal objetivo que es el de entretenernos hasta la hora de irnos a dormir.

Hoy ha amanecido con el cielo parcialmente despejado. Ahora mismo el sol está entrando por las ventanas del salón iluminándolo como si estuviera en la calle. La temperatura sigue siendo muy agradable, y por lo que parece, volverá a subir un poquito este fin de semana. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

3 comentarios:

  1. Buenos dias Schinonero, comenzamos con fuerza aún sabiendo de que hay riesgo de "precipitaciones e inestabilidad" para el fin de semana. Pero no demos nada por seguro... haberlas haylas ;-)
    Yo llevo unos días de trabajo intenso... también recibo el fin de semana con incertidumbre, pero no pienso apartarme de mi camino, ni aunque me pase por encima un camión. SEGUIMOS...

    ResponderEliminar
  2. Yo a estudiar cariño!! que mañana me voy pa Santander a hacer la quiniela!!
    Ojalá este finde sea un poquito mejor que los anteriores ciclos.

    Un millón de besinos para los dos

    ResponderEliminar
  3. Por tu bien, espero que estos días haga buen tiempo...por lo del deporte, las sesiones del Congreso y esas cosas.

    Lo de las agujas muy interesante. No sabia ni que existian. Habrá que probarlas!

    1 besazo y buen finde!

    ResponderEliminar