Día 54

Son las ocho y veinte de la mañana de este primer miércoles de junio, cuando comienzo a escribir el Blog. Anoche tardé un poco más de lo habitual en dormirme, aunque finalmente logré descansar aceptablemente. Lo que continuo es sudando bastante, sobre todo en las primeras horas de la noche. Supongo que esto es debido a una mezcla de circunstancias: la enfermedad, las temperaturas con sensación de bochorno que estamos teniendo y las décimas de fiebre, aunque sobre esto último tengo que decir que ayer, para mi sorpresa, no superé en todo el día los 37 grados.

Ayer por la mañana me levanté realmente bien después del día tan cansado que había tenido el lunes. Seguí así mi rutina habitual de todos los días: ducha, desayuno y redacción del Blog. Luego viene el momento de contestar a los primeros mails del día y aquellos que pudieron quedar retrasados del día anterior. Entre una cosa y la otra cuando me doy cuenta han pasado ya más de dos horas desde que me levanté.

De hecho ayer, uno de los mails que envié fue al Clínico de Salamanca. En Cabueñes están interesados en disponer de los resultados completos de las pruebas que en su día realicé en Salamanca, y me han pedido que trate de solicitarlos para así disponer de más datos con los que comparar una vez tengamos los resultados de las que haremos aquí durante los próximos días. Mañana de hecho tendremos la primera en Oviedo con el PET/TAC a las nueve de la mañana. Además, la idea sigue siendo una vez tengamos todos esos datos, valorar en colaboración con el Clínico, si se mantiene el tratamiento según lo previsto, o si hubiera que realizar algún cambio o modificación en el mismo.

A mediodía, justo a las doce, me eché un ratito a descansar en la cama y por supuesto caí dormido, apenas tres cuartos de hora, pero que me vinieron genial. A la una, como hago todos los días a modo de control, puse el termómetro y mis buenas sensaciones se vieron refrendadas. Tenía 36,8. Me pareció un poco curioso dado que es el primer ciclo en el que después de los días “complicados”, de repente me desaparece la fiebre, pero bueno, como ya hemos comentado en más de una ocasión, esto parece no seguir ninguna pauta exacta, y lo que hoy es blanco, en el próximo ciclo puede ser un poco menos blanco; negro nunca. Hay que ser siempre optimistas, que para ser realistas –que no pesimistas- hay tiempo.

Tras una espléndida comida -¡qué bien me supo ayer la menestra que me trajo mi madre!- me tiré en el sofá a ver la jornada de Roland Garros que comenzaba a las dos con el partido entre féminas que enfrentaba a la italiana Schiavonne y la danesa Wozniacki. La victoria contra pronóstico fue para la transalpina quien de este modo logra por primera vez en su carrera acceder a las semifinales de este torneo. Pero si de sorpresas estamos hablando, la que lleva la palma fue la derrota del número uno del mundo, Roger Federer frente al sueco Soderling. Con este resultado, el suizo podría perder ese número uno a favor de Nadal si éste logra alzarse con el triunfo final en París. Hoy comienza su camino hacia ese objetivo con el partido que le medirá al murciano Almagro.

Entre partido y partido hubo tiempo para una pequeña siesta, así que probablemente en mis problemas para dormir después por la noche, tuvieron también algo que ver las dos horas largas de reposo que tuve durante el día, entre mañana y tarde.

Me seguía encontrando muy bien, nada que ver con el mal cuerpo que había tenido tanto el domingo por la tarde, como durante todo el lunes. La temperatura además seguía estable en los 36,8.

Para decepción de los asiduos a nuestra sección de juegos en el Blog, comentar que ayer hubo jornada de descanso. Hoy retomaremos el campeonato si nada lo impide. No vaya a ser que a lo mejor también fuera esa la causa de que luego durmiera peor.

Tras dar cuenta de la cena, anoche nos vimos otra comedia, ¡Qué ruina de función! –Noises off-. Se trata de una desternillante película de 1992 protagonizada por Michael Caine en el papel de director de una obra teatral en la que tiene que lidiar con un grupo de actores de lo más variopinto y donde las relaciones entre éstos y el propio director, ponen en riesgo en más de una ocasión la propia obra. Divertidísima y muy original.

Hoy ha amanecido de nuevo nublado y según he escuchado en la radio, podría incluso caer algo de lluvia, aunque de forma moderada. De todos modos seguimos con unos veinte grados en el exterior que hacen que dentro de casa sude de lo lindo. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”