viernes, 18 de junio de 2010

Día 70

Cuando apenas son las ocho y cuarto de este viernes, segundo del cuarto ciclo, comienzo a escribir el Blog. Anoche tarde más de lo habitual en dormirme. Supongo que estaba algo afectado porque mi mujer, aquejada de una congestión nasal, prefirió no quedarse conmigo para evitar cualquier posibilidad de contagio. Como no quieren que me quede solo, fue mi padre quien se quedó a dormir en casa. Lo cierto es que como digo tardé bastante en coger sueño aunque luego dormí aceptablemente, si bien a partir de las seis no dormí prácticamente nada hasta que decidí levantarme a las siete y media.

Ayer jueves tuve una jornada bastante tranquila en general, sin ninguna molestia y sin que mi temperatura corporal superara en ningún caso los 37 grados. Estamos en los últimos días del ciclo y normalmente coincide con éstos cuando me sube alguna décima de más. De momento ni eso.

Por la mañana seguí mi rutina habitual, esto es, ducha, desayuno, colocar lavavajillas, redactar y publicar blogs, y finalmente poner en orden el correo electrónico. Como ayer había adivinado buena parte de estos correos tenían que ver con el partido de España del miércoles, así que hubo una buena tertulia futbolera vía mail.

Para cuando acabé con todo esto, eran más de las once. Me encontraba bien y con ganas de dar un paseo, así que me subí a la cinta y caminé durante quince minutos. Después, ¡qué mejor que una horita de descanso en la cama! Pues eso fue lo que hice: me eché y me quedé dormido despertando la mar de relajado. Poco más y enlazo directamente con la hora de la comida.

A la una y media tenía la primera cita ante el televisor con un Argentina Corea del Sur que sirvió para que los hombres de Maradona se dieran un auténtico festín ante los pobres asiáticos. Un buen arroz con verduras acompañado de un filete de carne me sirvió para “entretenerme” durante el descaso.

A las dos pasadas me llamó mi mujer, quien había subido a Cabueñes para recoger algunos informes que teníamos pendientes, de cara a poder solicitar una nueva consulta en Salamanca, que intentaremos fijar para la próxima semana. Es muy importante, puesto que a la vista de los resultados que ahora mismo tenemos sobre la mesa, la mayor experiencia del Clínico de Salamanca con este tipo de enfermedades, puede servir de ayuda a la hora de dictaminar realmente cuál está siendo la efectividad del tratamiento -por ellos sugerido- en mi caso particular. Hay que ser precavidos puesto que si bien en algunas pruebas parece que la enfermedad está al borde del KO, en otras, aparecen algunos restos que conviene analizar y estudiar para salir de dudas. Y como digo, en esto, la experiencia de Salamanca puede aportar muchísimo.

Para el segundo partido del día, el Grecia Nigeria, llegó mi padre para hacerme compañía. Sorprendente el que un partido entre dos selecciones sin mucho nombre al final resultara casi el más entretenido en lo que llevamos de campeonato. Pero bueno, no es la primera que pasa esto.

Fue al acabar cuando llegó mi mujer y pude comprobar que la ligera congestión nasal con la que se había levantado había ido a peor. Decidimos entonces que lo más prudente era que se fuera a dormir esa noche con sus padres y confiar en que mejorara cuanto antes. Cuando se fue me quedé realmente triste. Mientras fuera de casa el día había despejado y lucía el sol, dentro se había nublado porque se iba mi único rayo de sol insustituible.

Me dediqué entonces a escanear los informes que me había traído de Cabueñes y a enviarlos de inmediato junto con un mail a la dirección del Servicio de Hematología del Clínico de Salamanca. A ver si tenemos suerte y me contestan hoy mismo.

Cené así solo poco antes de las ocho y media, y al poco llegó ya mi padre –antes ya había estado mi madre preparándolo todo para que él se quedara a dormir conmigo-. Vimos así juntos el último partido del día, el Francia México, con sorpresa monumental al vencer los mexicanos por dos goles a cero, dejando a los franceses al borde de la eliminación. Al acabar el partido, estuvimos todavía viendo la tele un buen rato, porque la verdad, yo no tenía ninguna gana de irme a la cama.

En cualquier caso, a las doce, decidimos que ya era hora de retirarse, aunque todavía estuve leyendo más de media hora antes de apagar la luz.

Hoy el día ha amanecido nublado aunque no tiene pinta de llover y hasta es probable que por la tarde veamos un poco el sol. No me importa demasiado porque lo que ahora yo deseo es que pueda a volver a entrar cuanto antes en casa mi verdadero rayo de sol. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

4 comentarios:

  1. Que se mejore Mónica lo más pronto posible. Pero piensa que un par de días de separación, es mejor que arriesgarse a estropear todo lo que lleváis pasado. Es curioso cómo los detalles diarios, son los que más se necesitan en momentos duros. YO te entiendo. Después todo cuando Mónica esté mejor, y vuelva a calentar su ladito de la cama, lo vas a disfrutar muchísimo más... Ánimo campeón. Y ánimo también a ella que debe tener un cabreo monumental...

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  2. Hola cariñín!!
    Tenemos a la neña malina..me cagoen to!
    Con estos cambios de temperatura no me sorprende nada. Muchos besinos para Mo!

    Ya tengo ganas de saber que opinan en Salamanca!!


    Como siempre te mando muchos besinos y rayitos de sol!

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  3. Qué bonito Fili!!! A ver si Mo se mejora pronto. Besinos a los dos.

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  4. Vanga Fili,
    !!!una noche sólo de hombres¡¡¡ GUAU. Con un par más montais una partida de poker, y podéis hablar de fútbol y de mujeres con toda libertad, je, je... Ánimo que estamos todos contigo.
    HONOR Y FUERZA

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