viernes, 4 de junio de 2010

Día 56

Cuando son las ocho y media escribo las primeras líneas del Blog en este viernes, víspera de un fin de semana que marcará el punto medio en mi tratamiento. Si todo sigue conforme a lo planteado inicialmente habremos recorrido la mitad del camino. Nos quedarán en principio así otros tres ciclos por delante, con la convicción de que a la finalización del sexto cantaremos victoria. No sé si estos próximos tres ciclos se me harán más cortos o más largos que los primeros. Me conformo con que sean igual de llevaderos.

La mañana de ayer me la pasé por completo en Oviedo. A las ocho de la mañana teníamos que estar en el Centro Médico para la realización del PET/TAC. Como en la ocasión anterior fue mi hermano quien me acompañó. No tardaron ni diez minutos en llamarme, pero a diferencia de la primera vez, en lugar de empezar por el escáner, comenzaríamos con el PET. Me volvieron a dar una pastilla –creo que de valium-, me inyectaron el contraste y me dejaron en una camilla, tapadito con una manta y con la luz apagada. Me avisaron entonces que volverían tras una hora o algo más para comenzar con la prueba. Como ya sabía de qué iba el tema, ayer fui preparado con mi iPod para no aburrirme. Puse de este modo algo de música tranquila y en menos de diez minutos estaba durmiendo a pierna suelta. Fue muy curioso porque incluso recuerdo que soñaba que me largaba de aquel lugar, con la camilla a cuestas, y que luego llegaba tarde a la prueba. Me desperté cuando encendieron la luz y me tranquilizó saber que no me había movido de aquella habitación. Sonreí por la broma que mi mente me había querido gastar. Miré el reloj y caí en la cuenta que había pasado más de una hora y media. ¡Menuda siesta! Me condujeron entonces a una habitación donde tenían todo ya dispuesto. Al final el PET es muy parecido a un escáner, en el sentido de que es como un enorme donut por el que va pasando tu cuerpo, pero a diferencia del escáner, en el PET no sientes absolutamente nada. Eso sí, es bastante más lento ya que en cada posición en la que se detiene la camilla que va atravesando el donut, lo hace por espacio de cuatro minutos. Así que la prueba duraría unos treinta minutos largos.

Tras el PET volví de nuevo a la sala de espera donde transcurriría otra media hora hasta que me llamaron para el escáner. Aquí fue todo mucho más rápido aunque es un poco más molesto ya que el contraste que te inyectan hace que sientas un calor intenso que recorre todo tu cuerpo, produciéndote una extraña sensación. Sin embargo lo que es el escáner propiamente dicho, apenas dura cinco minutos.

Así que entre una cosa y la otra, cuando salimos de Oviedo eran casi las doce. Nada más llegar a casa, lo primero que hice fue ponerme con el Blog. Justo al acabarlo, llegó mi padre con la comida. Para las pruebas había tenido que ir en ayunas, con lo que a la una y media podéis imaginaros el hambre que tenía.

Después de devorar la comida me puse a ver en la tele las semifinales femeninas de Ronald Garros. En la primera se impuso la italiana Schiavone, mientras que en la segunda fue la australiana Stosur quien logró el pase a la final que ambas jugarán mañana sábado.

A las seis comenzaba el partido de España contra Corea del que vi la primera parte. Típico partido previo a un Mundial donde es complicado sacar conclusiones. Al descanso llegó mi mujer, y nos pusimos con nuestra competición de juegos, que ayer se redujo a una partida al Parchís, en la que impuse mis brillantes dotes como estratega. No hubo revancha a ningún otro juego porque a las siete y cuarto comenzaba el partido entre Italia y México, también preparatorio para el Mundial y que echaban por la RAI. ¡Menudo baño que nos dieron los mariachis! Parecía que iban con gasolina súper y nosotros con alcohol de quemar. El dos a uno a favor de los mejicanos no refleja el desastre total que fue ayer la actual campeona del mundo, confirmando que para esta cita, no estará ni de lejos entre las mejores. Se sabía nada más ver la lista de convocados que el seleccionador Lippi había escogido para llevarse a Sudáfrica. Es una selección plana de ideas pero lo que más preocupa, sin fuelle.

Menos mal que el cabreo del ridículo presenciado se me pasó nada más sentarme a cenar viendo lo que tenía delante: un espectacular plato de pasta con un entrecot tamaño King Size, acompañado de verduritas cocidas. ¡Cómo me cuida mi tía! Dicen que no es bueno cenar mucho porque luego no duermes bien, pero no siempre será así, porque ayer cené a lo grande y de noche no dormí nada mal.

Como nos pareció que era un poco tarde para ponernos a ver una película, nos enganchamos a ver El Hormiguero por la Cuatro y después enlazamos con Castle, en la misma cadena. No está mal para pasar el rato. Una serie más como pueden ser CSI, Bones, El Mentalista, Numbers y todas las del estilo.

Al final, para cuando nos fuimos a la cama, eran más de las once y media. Leí un poco para coger sueño antes de apagar la luz. Estoy leyendo estos días Sakamura, Corrales y los muertos rientes, de Pablo Tusset, una novela para troncharte de risa. No leería de todos modos ni una docena de páginas cuando se me empezaron a cerrar los ojos. Se cerraba también así un nuevo día de lo más tranquilo y con esa sensación positiva me quedé dormido.

Hoy ha amanecido nublado, aunque parece que mejorará a lo largo del día como ya sucedió ayer. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

2 comentarios:

  1. Hola Fili: espero que el blog de los próximos días sea tan positivo como éste.Ya nos comentarás el resultado de las pruebas de ayer, que imagino que seguirán la línea positiva del informe de la médico de Cabueñes. Un abrazo. HONOR Y FUERZA

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  2. Feliz fin de semana.
    Un abrazo grande para todos.

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