Génesis Día 62

Son las once y media pasadas de este primer día de septiembre, San Arturo, lluvioso por no perder las buenas costumbres, cuando comienzo a escribir el Blog. En realidad la conmemoración verdaderamente importante de este uno de septiembre es el aniversario de mi boda con mi mujer. Han pasado cuatro años, que para los más veteranos no son nada, pero que en los tiempos que corren, tampoco son poca cosa. Recuerdo que antes de casarnos, medio en broma, comentábamos esas famosas estadísticas que dicen que un tercio de los matrimonios se rompen antes de llegar al tercer año. Como siempre ocurre, las estadísticas son sólo eso: estadísticas. Y como gusta decir a los entrenadores –normalmente cuando tienen la cosa cruda-, las estadísticas están para romperlas.

La pena es que no me ha pillado en el mejor día para poder celebrar la fecha como se merece. Esta noche con el cuento de la úlcera de la boca, la pasé bastante mal, con muchísimas molestias y despertando cada poco. El meneo que me metieron ayer en maxilofacial ha hecho mella, y aparte del dolor, que se ha hecho más intenso si cabe, tengo la zona un tanto inflamada, de modo que apenas me permite comer nada que no sean los típicos purés, yogures y cosas que no requieran masticar mucho. Y mañana boda. A ver cómo me arreglo… Igual me pido unos potitos...

Bromas a un lado, de momento nada de lo que me dieron me ha servido para aliviar de verdad el dolor. De hecho ayer hice un mix como me aconsejaron con ibuprofeno en la comida, paracetamol a la cena y Adolonta –un analgésico opiáceo bastante fuerte- en la madrugada, a lo que añadí los enguajes y la pomada que me había recetado el dentista. Ni con esas. Aquí la única medicina que sirve es la “pacientina”.

Por lo demás ayer vimos después de cenar el último capítulo de la tercera temporada de Castle, con lo que hemos finiquitado la serie que tanto nos gustaba a mi mujer y a mí. Pronto se estrenará al parecer en EEUU la cuarta temporada –la tercera ha acabado de una forma que te deja totalmente en suspense- y espero que a partir de ahí, llegué muy pronto también a España. Hasta entonces habrá que elegir nueva serie. Por variedad no va a ser porque en el disco duro multimedia tendré aproximadamente unas treinta series de todo tipo; en la mayoría de los casos con varias temporadas, e incluso algunas, como Los Soprano o Lost, con la serie completa. No sé, casi me apetece alguna de una única temporada, que no te enganche tanto. Tal vez Hermanos de Sangre, Pacific, Luther o algo así. Hoy lo decidiremos. Y si no, tiramos de filmoteca, que tampoco andamos escasos.

Por otra parte, ayer como sabéis comenzó el Europeo de basket, con victoria para España –más apurada de lo esperado- frente a Polonia y derrota –previsible- de Italia frente a Serbia. No creo que vea ningún partido hasta que lleguen los cuartos o semifinales. Estoy más enganchado a La Vuelta, donde este año, las diferencias entre los primeros clasificados son mínimas, cuando todavía quedan auténticos etapones como la subida al Angliru. Nadie se extrañará si confieso que espero que sea Nibali quien por segundo año se lleve el gato al agua, aunque esta vez lo veo un poco más bajo de forma y con rivales de mayor entidad.

Bueno, que después del rollo que os solté ayer, hoy os dejo descansar un poco. Espero que mañana pueda deciros que he dormido mejor y que la úlcera empieza a mejorar. Prefiero no decir aquello de que “a peor no puede ir”, porque ya se sabe que cuando uno abre la boca, suele suceder lo contrario de lo que dice. ¡Ánimo, que ya es jueves! Un fuerte abrazo… “y mañana más”.