domingo, 18 de septiembre de 2011

Génesis Día 79

Son exactamente las siete de la mañana de este domingo dieciocho de septiembre, cuando incorporado en la cama, comienzo a escribir el Blog. Llevo ya más de media hora despierto leyendo y contestando muchos comentarios a través del Facebook, del email, o directamente colgados en este blog a raíz del post de ayer, que sin lugar a dudas, creo que ocupa ya un lugar en el TopTen de los que llevo escritos hasta ahora.

Y es que está claro que la gente que te quiere, lo que más desea en el mundo es verte mejorar día a día, que vuelvas aunque sea poquito a poquito a ser la persona que eras, con sus virtudes, sus defectos, sus manías... Y yo ahora mismo siento que de verdad estoy entrando por ese camino, del mismo modo que soy consiciente de que seguro que volveré a encontrarme frente a cuestas que ascender o vados que atravesar, pero si uno llega a ellos en el mejor de los estados posibles, estos obstáculos no serán sino diminutas piedras en medio de una senda cada vez más propicia para alcanzar esa meta, para la que no sabemos cuánto queda, pero de la que estamos seguros que tarde o temprano cortaremos la cinta.

No quiero repetirme, pero de verdad que vuelven a mí las imágenes de lo sucedido el viernes y no me canso de revivirlo. Así que estoy como loco por ver las fotos que se sacaron. Serán instantáneas que ocuparán un lugar de privilegio en este enorme álbum que estoy viviendo en persona con todos vosotros.

Ayer, como os anticipaba, el viaje de vuelta desde Segovia, lo realicé ya con Mónica y mis suegros que vinieron a recogerme en su vuelta de sus vacaciones por la costa mediterránea. Fue también un momento muy divertido encontrarme con ellos tan lejos de casa. Y desde ahí, rumbo directo a Asturias, a Gijón, donde no podíamos faltar a nuestra cita con el Sporting. Del partido poco que decir, que para eso está el Tribuno con su Blog y no quiero pisarle el terreno. Si que os puedo adelantar que ayer no estaba nada satisfecho con lo que había visto sobre el campo.

Pero como no hay nada mejor que enjuague las penas que una buena comida, o cena en este caso, Mónica y yo nos fuimos a devorar unas imponentes hamburguesas a las que mi madre nos invitó en su casa. Y para acabar de endulzar la derrota, ¡qué mejor que una buena tarta de queso con arándanos! No fue así de extrañar, que nada más volver a nuestra casa, apenas besé las sábanas, me quedé frito como un santo bebé.

Hoy habrá que reponer fuerzas después de una semana de diez, que mañana toca volver por el hospital, y me da que aparte de la analítica, pudiera ser que tuviera también la resonancia por el tema de la úlcera, pues quieren ver cómo está realmente afectada toda la zona, no sólo la boca, sino también otras partes vecinas como el oído.

Y nada más; con el rumor en la calle de la lluvia que no cesa, me despido de vosotros. Un fortísimo abrazo y besos para todos... "y mañana más"...

1 comentario:

  1. Sin duda el número 78 será uno de los preferidos por mucho tiempo. Imagino la emoción que sentirías porque yo al leerlo no he podido evitar soltar alguna lagrimilla de esas con nudo incluído.
    Sigues caminando paso a paso porque eres un valiente y porque estás rodeado de gente maravillosa que te ayuda a seguir cada día.
    Miles de besinos cariño

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