miércoles, 24 de agosto de 2011

Génesis Día 54

Son las once y cuarto de este miércoles veinticuatro de agosto cuando doy inicio al Blog. Lo hago sentado en uno de los sofás azules -bastante cómodos, por cierto- del Hospital de Día del HUCA. Estoy esperando a que me llamen a consulta, algo que no debería demorarse mucho, aunque ya he aprendido sobradamente que cuando estás aquí, lo único que sabes es que tarde o temprano te atenderán, pero nada más. Lo importante como siempre digo es que las noticias sean buenas, aunque claro, a nadie le gusta esperar, y los que me conocéis, sabéis bien que a mí el que menos. Siempre he sido muy obsesivo con lo del tiempo y lo mismo que nunca llego tarde a una cita, odio que me hagan esperar. Aun así no queda otra que ser o al menos tratar de ser más flexible.

Ayer fue un día muy llevadero salvo por la mala leche con la que me levanté, pero que se fue difuminando conforme transcurrió la mañana, y salvo por los dolores de la úlcera que me siguen impidiendo comer, dormir, y en definitiva, hacer una vida realmente normal. Parece mentira lo que una herida diminuta puede ocasionar, pero es que de verdad el dolor me pilla toda la zona de la mandíbula, llegando hasta el oído. A ver si ahora en la consulta me dan alguna solución.

Pero como digo por lo demás el día fue bueno, en el sentido que pude salir a dar un par de paseos, por la mañana con mi padre y por la tarde con mi mujer, y de hecho con ella, dado que nos sorprendió la fuerte lluvia cuando volvíamos a casa, me detuve en una vinatería del centro a tomar algo, aunque fuera una triste cerveza Sin. ¡Pero oye!, que eso ya es mucho; que hace un par de meses ni soñaba con ello... ¿O no? Esto va despacio, despacísimo por momentos, pero podemos decir que con sus dificultades, va, claro que va.

Para hoy tengo previsto comer una buena sardinada en una mejor compañía, (motivo por el cual escribo ahora, puesto que no sé hasta qué hora se prolongará). Hay que aprovechar ahora que las sardinas están bien gorditas y sabrosas. Por cierto, que ayer me llamó mucho la atención ver en una pescadería del centro percebes de Luarca. No me imaginaba que empezara tan pronto la temporada. No tenían mala pinta, aunque habría que probarlos para ver si merece la pena pagar los 35 euros el kilo que pedían. Yo es que además soy más de centollos, y por supuesto de oricios, a poder ser de Quintes. Los oricios me refiero, porque los centollos es casi una utopía -aparte de un lujo asiático- comerlos del Cantábrico. Y uno tampoco es que tenga el paladar tan sibilino... En realidad me jugaría un centollo -del Cantábrico- a que dos de cada tres que alardean de saber distinguir su sabor, les pones un trozo de carne del carro de cada uno de ellos, y no serían capaces de tal distinción. Y es que muchas veces se piden las cosas para luego contarle a todo el mundo que te has dado un homenaje que muchos no podrían pemitirse. Así de boba ye -perdón por el asturianismo- alguna gente.

Y nada, luego tocará ver la etapa de La Vuelta, darle un poco al circuito de coches que ya me he encargado de ampliar convenientemente, y tras la cena, ver nuestro capítulo diario de Castle. Aunque no lo creáis, esta semana no he visto nada de fútbol, ni pienso hacerlo hoy. Y es que los 20 millones por temporada que cobrará Etoo en un equipo ruso o que Mata se fuera a Londres en un avión privado del Chelsea en los tiempos que corren, me ha llevado a plantearme ser yo quien haga huelga contra el fútbol. No valdrá de nada evidentemente, pero quizás sienta un poco menos que me toman el pelo, el poco que todavía tengo, todo sea dicho.

Un fuerte abrazo... "y mañana más".

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