miércoles, 27 de julio de 2011

Génesis Día 26

Son la una y veinte de este miércoles veintisiete de julio cuando comienzo a escribir el Blog. Y lo hago desde no esperaba estar ni por asomo a estas horas: desde el Hospital de Día poniendo suero. ¡Qué pesadilla! De verdad que no me lo esperaba después de que para empezar se suponía que habíamos cambiado el inmunosupresor a uno menos dañino para el riñón, y para seguir, justo cuando en los dos últimos días, no sin mucho esfuerzo había logrado superar aunque por los pelos, los tres litros de agua. Así que cuando esta mañana me dijeron que la creatinina me había subido y que tendría que poner suero hasta el viernes, pues como que se me rompieron los esquemas. Son de esas cosas que escapan a tu control y hay que aceptarlas como son. Pero yo es que no hay cosa que más odie que aquello que se me escapa a mi control. Con lo fácil que sería "si bebes, riñón OK, si no bebes, riñón KO ". ¡Pues no! Se ve que hay otras variables juguetonas que hacen de las suyas, pero en este caso para mal.

Así que aquí me tenéis, conectado a mi iPad, escribiendo el blog y escuchando música oriental de relajación, porque de lo contrario estas cerca de tres horas podrían hacérseme eternas. Luego probablemente cuando acabe me ponga con alguna peli. ¡Puf!, son cuatro bolsas y estamos en mitad de la primera...

En fin, que por contaros cosas más positivas deciros que ayer celebré Santa Ana con una comida con mi mujer, mis padres y mis suegros, en casa de estos. Incluso me lancé a darme un garbeo por Casa Kilo -como siempre a reventar- y pude así reencontrarme con un montón de gente a la que no veía desde un año. Porque justo ayer día de Santa Ana, hace un año, fue cuando ingresé para el primer trasplante. Sea como fuere, lo de ver a tantos amigos y caras conocidas fue sin duda lo más satisfactorio del día y mereció mil veces el esfuerzo sólo por comprobar la alegría con la que me recibían como si el tiempo no hubiera pasado.

En la comida lógicamente fui muy comedido y no faltó tampoco luego la siesta de rigor para intentar así aguantar un poquito mejor la tarde. Al final entre una cosa y la otra bajamos pasadas las ocho. Sentí cierta mezcla entre nostalgia y rabia al pasar por delante del prao de la fiesta. ¡Lo que hubiera dado por estar anoche allí saltando, charrando y bebiendo sidra, siempre acompañado de mi fiel paquete de pipas! El año que viene no puedo fallar. No creo que sea un objetivo muy ambicioso, aunque siempre me digan que no me plantee grandes logros y que busque más los pequeños objetivos del día a día. El problema es que estos no me motivan igual.

Y nada más. Hoy por lo menos tenemos el sol que luce en el cielo y eso es algo que siempre anima. A ver si nos dura. Un fuerte abrazo a todos... " y mañana más".

1 comentario:

  1. Hola Fili: Pues así quedamos, el año que viene nos vemos en la bonitada de Granderroble 2012. Con tanta agua vas a criar ranas en el estómago, Filigustavo. Un abrazo. HONOR Y FUERZA

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