domingo, 17 de julio de 2011

Génesis Día 16

Son las nueve y media de la mañana de este domingo diecisiete de julio, cuando comienzo a escribir el Blog. Ahora mismo me siento un poco pesado, quizás porque he forzado más de la cuenta con el desayuno, o quizás porque la noche ha vuelto a ser "larga". Sea como fuere, aquí estoy ya enganchado a la tele para ver la jornada de motos que comienza ahora con los libres, aunque el plato fuerte de las carreras no vendrá hasta dentro de un par de horas.

Ayer cumplí mi promesa de salir de casa y dar un paseo. De este modo, por la mañana, aprovechando además que no hacía sol, mi mujer y yo nos fuimos caminando hasta El Molinón. Tenía curiosidad por ver la nueva camiseta del Sporting que tantas críticas ha levantado, así que aprovechamos para echar un ojo en la Boutique situada en los bajos del remozado estadio. Bueno, como para gustos hay colores, diré que a mí la camiseta no me disgusta en absoluto. Quizás lo que más la estropee un poco sea el nuevo logo de publicidad de Asturias, que al incluir los colores amarillo y azul en unas comillas que no sé qué pintan, contrasta –para mal- con la camiseta rojiblanca. Por lo demás creo que es una camiseta original. Eso sí, con esa camiseta donde predomina el blanco, lo que no se entiende es que la segunda equipación sea completamente blanca: será imposible que se use si el árbitro no permite usar la primera. Y lo que es precioso es tanto el chándal como las sudaderas. Mi impresión general es que hemos ganado, y mucho, con el cambio de Astore a Kappa, y no lo digo porque ésta última sea una marca italiana.

En fin, pero volviendo al paseo, para cuando llegamos a casa había pasado como una hora, así que no estuvo mal teniendo en cuenta la parada en la Boutique y otro rato que estuvimos sentados en el Parque de Isabel La Católica. Otro día llevamos gusanitos para dar de comer a los patos, como de pequeño hacía con mi abuelo. De aquella todavía existían las jaulas con los cervatillos. ¡Qué pena que se los llevaran!, pero también es cierto que era una crueldad tenerlos ahí recluídos.

No contento con este paseo matutino, por la tarde me volví a lanzar y me fui con mi mujer a dar otra caminata, ésta por la zona de Viesques. Fueron apenas cuarenta minutos pero me sirvieron, aparte de para que me diera un poco el sol –eso sí, bajo capa de protección 90-, para ir cogiendo tono en las piernas. Aun así sigo notando que mis músculos están todavía muy lejos de un estado digno, pero será cuestión de seguir trabajándolos. Todo se andará, nunca mejor dicho.

Por la noche, después de una sabrosa cena, llegó la hora de nuestro capítulo diario de Castle, donde ya comencé a sentirme un poco inquieto. Y es que últimamente cuando llega la noche parece que en lugar de sentirme sumamente cansado como antes, se me cargan las pilas, pero mucho más de lo normal, por lo que luego me cuesta mucho luego coger el sueño. Supongo que será un simple tema de ansiedad. Lo comentaré el lunes por si la médico le da importancia o considera que es algo puramente pasajero.

De las efemérides supongo que hoy nos saturarán en los medios porque un diecisiete de julio de 1936 se produjo en España el golpe de estado del ejército del norte de Marruecos y de algunas otras diversas guarniciones peninsulares. Al fracasar en su intento comienza el período más vergonzoso de la historia española, aunque por fortuna, cada vez nos queda más lejos. Yo, inculto como soy en temas históricos, de lo que sí me acordaba es de que un diecisiete de julio, pero del 94, en EEUU, Brasil ganaba en la tanda de penaltis a Italia en la final del Campeonato del Mundo de Fútbol. Ya veis, cada loco con su tema. Por cierto, que hablando de penaltis, ayer Uruguay se deshizo del mismo modo de Argentina en la Copa América -que se celebra precisamente en la patria de Maradona-, dando la auténtica campanada del campeonato y dejando a los argentinos sumidos en la desesperación.

Y nada más: a disfrutar de este domingo –aquí sorprendentemente y contra pronóstico parece que quiere salir el sol- y no seáis remolones. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

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