domingo, 6 de marzo de 2011

Día CXXXVIII

Son las diez y cuarto de la mañana cuando comienzo a escribir el Blog en este domingo seis de marzo, soleado a más no poder. La temperatura exterior no supera aún los diez grados, pero con toda probabilidad hacia mediodía rondaremos los quince. A esa hora más o menos será cuando aproveche para dar un paseo.

Ayer antes de subir a Quintes tuvimos la oportunidad también de darnos una pequeña vuelta por la zona de El Rinconín. Hacía algo de viento y eso se notaba en las caras de la gente, como encogidas buscando calor en sus abrigos o chaquetas. En realidad antes de bajar del coche uno puede saber perfectamente la sensación térmica que se encontrará con sólo fijarse un poco en la gente que pasa y en sus caras.

La comida de ayer fue lo que en el argot culinario se denomina un señor homenaje. Llevaba muchísimo tiempo –casi un año con toda probabilidad- sin probar centollos, así que cuando me presentaron lo que sería mi “pareja de baile”, un centollo de casi dos kilos y medio y con unas tenazas que parecían los brazos de MazingerZ, no pude por menos que mostrar una sonrisa de oreja a oreja. Por supuesto, como es menester siempre en estos casos, no dejé de preparar el carro con la carne del centollo acompañada de un huevo triturado, y tras dar cumplida cuenta de él, rematé la fiesta llenándolo de sidra para saborear así el mejor de los culines posibles.

Con semejante festín no es de extrañar que luego cayera una buena siesta en mi sofá favorito. Tengo una relación casi mágica con ese viejo sofá de sky rojo. Apenas quepo en él, pero es dejarme caer en sus brazos y dormirme al momento, sin que nada pueda ya despertarme, ni aun cuando estallara la Tercera Guerra Mundial o si seis mujeres se pusieran a jugar a mi lado un parchís a seis, situaciones ambas que en ocasiones pudieran confundirse para los profanos en el mundo del cubilete.

Por la noche, después de otra suculenta cena, en este caso cortesía de mi mujer, y de la que no entraré en detalles para no parecer en exceso vanidoso ni generar envidias que puedan hacer disminuir mi número de lectores, estuvimos viendo una divertida y disparatada comedia británica, Arma Fatal. Humor aderezado de acción para una perfecta velada de sábado.

Hoy el día se presenta en términos muy similares al de ayer, salvo por el hecho de que a las cinco tocará sufrir un poco delante del televisor para ver el Sporting Getafe. Después de la derrota de anoche del Zaragoza en Barcelona, tenemos la oportunidad de volver a salir de la zona de descenso, algo que aunque a estas alturas no sea lo más importante, siempre llena de moral a los jugadores y por qué no, también a la afición.

Y nada más por este domingo. Escuchando a Richard Clyderman que con su piano nos transporta allá donde nuestra imaginación es capaz de alcanzar, me despido de todos vosotros. Que paséis un feliz día… “y mañana más”.

2 comentarios:

  1. Ñam ñam, quién pillara esi centollu!
    Este finde tiene que acabar soleado con una victoria del Sporting!

    Miles de besinos

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  2. Bendito sofá! no se lo que tiene pero casi todo el mundo cae rendido! ;-)

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