sábado, 12 de marzo de 2011

Día CXLIV

Son las once y media de la mañana de este sábado doce de marzo cuando comienzo a escribir el Blog. El tiempo se mantiene como ayer, mayormente nublado, con bastante viento y con unas temperaturas que rondan los catorce grados, no más.

Esta noche he dormido regular, levantándome a eso de las nueve con dolor de cabeza y una décima de fébricula, esto es, con 37,1. Creo que la culpa la tengo yo mismo porque ayer, después de ver la típica película de viernes –en este caso Adele y el Misterio de la Momia- tras la cena, en lugar de intentar dormirme rápido, opté por seguir leyendo un rato. Pero al final ese rato fue que estuve leyendo desde las doce que me eché en la cama hasta las dos de la mañana que apagué la luz. Es lo malo que tiene el tener la manía –no puede llamarse de otra forma- de querer acabar siempre cualquier capítulo que empiezo: que cuando uno es un poco más extenso de lo debido, la tarea se puede prolongar más de lo que sería aconsejable.

Así pues creo que en este dolor de cabeza tiene bastante que ver el cansancio al que anoche sometí a la vista –a pesar de tener buena luz en la habitación-, unido a que hacia las ocho había puesto la inyección de Neupogen, que siempre revuelve un poco.

Esta mañana he tratado de recuperar en parte el sueño perdido, de modo que después del desayuno volví a echarme en el sofá para caer al momento dormido. Ahora al despertar de nuevo, he medido de nuevo la temperatura y ya había bajado un par de décimas. Aun así he tomado medio paracetamol más por la pesadez de la cabeza que por la temperatura, que ahora está controlada.

Por cierto, que ayer por la tarde recibí la visita de mi preciosa ahijada que me traía unas fotos de Carnaval, en la que se disfrazó de chinita. Está para comérsela. Con lo poco que me ha visto aun así da la impresión que sabe perfectamente quien soy y para nada tiene miedo, sino mucha curiosidad. También es cierto que siempre sale con alguna chuchería en bolsu, lo que como todos sabemos es la forma de ganarse a un niño.

Por lo que se refiere al terremoto de Japón que ayer comentábamos en el blog, las cifras siguen siendo muy variables, y hoy quizás las noticia que más preocupa es ese ligero escape de radioactividad en una de las centrales nucleares, concretamente la de Fukushima. Seguimos viendo en los telediarios repetidas una y otra vez las imágenes de la devastación causada primero por el terremoto y posteriormente por los tsunami generados por éste. Es curioso ese vouyerismo por lo catastrófico que algunas personas sienten cuando ven este tipo de imágenes de desolación y destrucción. Se olvidan tal vez que en esas aguas que lo arrasan todo van personas, seres humanos como ellos. Y luego ese afán de conocer el número de víctimas que los periodistas y gobiernos implicados tratan siempre de satisfacer en la medida de sus posibilidades. Ayer mi mujer oyendo esos intentos por cuantificar la tragedia, muchas veces contradictorios, sentenció con una frase que si algún político hubiera pronunciado probablemente muchos otros copiarían: “ahora no es el momento de contar víctimas, es el momento de buscar supervivientes”.

Bueno, nada más por este sábado. Para esta tarde por supuesto toca sesión futbolera con nada menos que tres partidos desde las seis de la tarde. Tranquilos, que no los veré todos. Disfrutad del fin de semana… “y mañana más”.

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