Son las cinco y cuarto de este jueves veintisiete de enero cuando comienzo a escribir el Blog. Si os habéis fijado en la letra que representa en números romanos el número de este blog, os habréis entonces dado cuenta que con el de hoy cumplimos cien. Cien días en esta segunda etapa. Cien días en los que al principio tal vez predominaran las sombras, pero cien días en los que al final se han impuesto los claros. Más o menos como el día de hoy que después de amanecer entre lluvias, ha dejado paso al sol.
Ahora mismo acabo de despertar de una "señora" siesta. Nada menos que dos horas que me he tirado durmiendo y soñando como una locomotora. Lo necesitaba después de una noche en la que he vuelto a dormir regular. Creo que de nuevo el motivo fundamental es que a partir de las tres o así, comenzó a subirme un poco la fiebre. Aun así no ha sido tanto como ayer, porque cuando me levanté apenas pasaba de los 37,3. Es un poco curiosa esta fiebre. Ayer, después de tomarme al mediodía el paracetamol me pasé luego la tarde entera por debajo incluso de 36. Un efecto antipirético demasiado exagerado, por así decirlo. Y esta mañana ni siquiera he tenido que tomarlo a pesar de lo cual a estas horas de la tarde tampoco tengo fiebre. Parece así como si no respondiera a ningún patrón establecido. Bueno, tal vez sea porque al virus que la provoca no le hemos dado tiempo de hacerse fuerte al haberlo cogido prácticamente al inicio.
Ayer por la tarde vino la enfermera de la Unidad de Atención Hospitalaria, y esta mañana ha vuelto a repetir visita, aunque en este caso era otra persona. Ha sido todo tan sencillo como me imaginaba. Vienen con todo lo necesario transformando tu salón en una improvisada habitación de hospital, pero con una pequeña gran diferencia: que es tu salón. Ha sido una suerte que aprobaran el atenderme en casa porque la verdad es que haber tenido que pasarme dos semanas en un hospital para únicamente colocarme un gotero por la mañana y otro por la tarde no me hubiera hecho ninguna gracia. Y habiendo esta posibilidad que ahora disfruto mucho menos. Hacen un gran servicio sin duda.
El medicamento que tendremos que poner durante las próximas semanas es un antiviral, específico para el citomegalovirus, que lo que hace es bloquear la síntesis de ADN viral inhibiendo así su replicación, su multiplicación. Como cualquier medicamento tiene sus posibles efectos secundarios o reacciones adversas. En este caso, y parece que siempre fueran en la misma dirección, lo que puede es provocar una disminución en los valores hematológicos. Espero que no sea así, porque no es que los tenga precisamente muy elevados.
No obstante, para ver cómo se está portando en ese sentido el tratamiento, los lunes, miércoles y viernes haremos una analítica. Además veremos la evolución del virus. Cuando obtengamos dos pruebas consecutivas en las que el resultado sea negativo, o sea, que no hay virus, podremos entonces retomar el otro tratamiento, aunque habrá que volver a hacerlo desde el principio, es decir, comenzando otra vez primero con las dosis progresivas y escalonadas antes de seguir de forma continua con la de 30mg que estábamos poniendo.
Y con esto os dejo por hoy. Voy a ver si meriendo un poco. Tal vez un trozo de tarta de manzana o tal vez unas marañuelas. ¿O por qué no ambas? Creo que será lo mejor. Un fuerte abrazo… ”y mañana más”.
jueves, 27 de enero de 2011
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De la tarta de manzana paso, pero, la marañuela no la perdono... qué ricas!!! Aqui no existe nada parecido a ese sabor. Qué añoranza madre mía!!!
ResponderEliminarBesitos y ánimo.
Bueno Fili, el puto citomegalovirus no es más que otra piedra de las que te encuentras en el camino, piedra que puedes combatir y que vas a destruir. Me alegro de que por lo menos la batalla, la puedas pelear desde casa.
ResponderEliminarÁnimo.
Honor Yy Fuerza!!
Hola!!!
ResponderEliminarCien días ya!!!Esto me recordó un acertijo, ahí va:
cómo podemos escribir 1000 usando tres números romanos?
Besos.