lunes, 24 de enero de 2011

Día XCVII

Son las cuatro y cuarto de este lunes veinticuatro de enero cuando comienzo a escribir el Blog. Hace un día soleado aunque el termómetro no pasa de los diez grados. Sin embargo os puedo garantizar que en una cama de hospital dándote el sol durante cinco horas agradecerías sentir en parte ese fresco exterior. A lo más que puedes recurrir es a bajar la persiana, pero aun así, los rayos del sol contra la ventana hacen que toda la habitación se caliente como un invernadero. Y si al menos pudieras moverte un poco. Pero tienes que permanecer ahí, tumbado en la cama, atado a la máquina por la que primero pasa la premedicación, luego la medicación y finalmente el suero de recuperación. ¡Total!, al final son sólo eso: cinco horas.

Pero volvamos al inicio. A las ocho como siempre tenía a mi padre esperándome debajo de casa para subir al hospital. Cuando me subo al coche sé perfectamente que lleva por lo menos diez minutos ahí aparcado con el motor encendido para que cuando yo me suba haya dentro una temperatura agradable. El tráfico hasta el hospital a esas horas es más o menos fluido aunque en las entradas a las rotondas se forman algunas retenciones. No tardamos en cualquier caso más de diez minutos en estar a la puerta de Cabueñes.

La analítica la realizo apenas llego. Después toca esperar a que me llamen a la Consulta para conocer los resultados. En ese sentido tengo la suerte de que son muy amables conmigo, ya que sabiendo el tiempo que luego habré de pasar en el Hospital de Día, por lo general me suelen llamar el primero. De los resultados poco que añadir a lo comentado en los de la semana pasada salvo pequeñas variaciones. Por un lado han bajado las plaquetas, pero parece ser que entra dentro de lo previsible a estas alturas del tratamiento. De todos modos sería conveniente que no bajaran más pues de lo contrario tendríamos que recurrir a transfusiones, algo que ya ni recuerdo. En cuanto a los neutrófilos, ahí siguen con su particular lucha sobreviviendo frente a los ataques del medicamento, que en ocasiones se los lleva por delante junto con su principal objetivo: los linfocitos. Esperemos no obstante que sigan así aguantando, porque hace diez días de la última inyección de Neupogen, con lo que cuanto más podamos pasar sin inyecciones será mucho mejor. Y para el final como ya sabéis que me gusta hacer, dejo las buenas noticias: la hemoglobina ha subido otro medio punto alcanzando la bonita cifra de diez punto cinco.

Esta es la tercera semana de tratamiento y si todo sigue según lo establecido inicialmente es probable que la próxima podamos plantearnos poner fecha a una nueva biopsia de médula para ver de forma más manifiesta el estado actual de la enfermedad y la efectividad del tratamiento. A partir de ahí se podrían establecer distintos caminos a seguir: desde continuar con él sin cambiar nada, pasando por introducir algún componente de quimioterapia, hasta considerar la posibilidad de meterme ya en lista de espera para cuando hubiera cama disponible en la unidad de trasplantes. En ese sentido no creo que la cosa vaya a ir tan rápido. Me conformo con que vaya bien aunque requiera de algo más de tiempo. Por eso pienso que probablemente tengamos que seguir todavía unas cuantas semanas más con el tratamiento. Además no puedo quejarme mientras siga como hasta ahora sin darme apenas molestias.

Las décimas de febrícula con las que ayer desperté no han ido a más, y no pienso que vayan a hacerlo en los próximos días. De momento la siguiente cita es mañana otra vez. En este caso para una ecografía del corazón. Es una prueba rutinaria para comprobar que todo sigue estando como tiene que estar. No me llevará demasiado tiempo. Si es como la anterior que realicé, en apenas veinte minutos estás fuera. Por fortuna no es necesario ir en ayunas, así que siendo a las nueve, lo que haré será desayunar antes y luego subir tranquilamente. Para el miércoles tendría la segunda sesión de tratamiento y el viernes sería la tercera, así que esta semana viene completita.

En fin, que como siempre lo llevaré con paciencia y con toda la energía positiva y optimismo del mundo para ayudar a que cuanto antes, si acaso este verano, pueda tomarme un delicioso gelato al limone, como ahora mismo canta Paolo Conte a través de mi portátil. Un fuerte abrazo… ”y mañana más”.

1 comentario:

  1. Hola Fili: son buenas noticias. Yo ayer estuve por Madrid y hacía un frío... y tú pasando calor. Espero que la máquina que hace la ecografía sea grande para poder captar todo tu corazón que es enorme. Ánimo Fili, que los indicadores son positivos y sigues avanzando. Ahora paciencia. Un abrazo. HONOR Y FUERZA

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