domingo, 16 de enero de 2011

Día LXXXIX

Son las once menos cuarto de este espléndido domingo dieciséis de enero cuando comienzo a escribir el Blog. Promete ser otro día de sol aunque algunas nubes que se ven a lo lejos podrían estropear un poco la tarde. Así que habrá que aprovechar bien la mañana y luego ya se verá.

Ayer fue un día perfecto. Por la mañana después de escribiros estuve haciendo cuarenta minutos en la cinta. A ver si hoy me da tiempo a hacer algo, aunque ya voy con el tiempo un poco justo. Después, subimos a Quintes a comer con mis suegros. No estuve demasiado tiempo fuera, pero al llegar sí que me di un mínimo paseo para respirar un poco de aire y sentir un el sol sobre mi cara, que ya casi había olvidado esa sensación.

La comida fue la que todo enfermo convaleciente necesita para recuperarse: una espectacular fabada con todo su compango. Como no podía de ser de otro modo, un culín de sidra también cayó, pero os juro que fue sólo uno. La verdad es que cuando acabé mi plato de buena gana me hubiera tomado otro, pero tampoco hay que abusar, y además había que dejar sitio para el postre: un delicioso pijama que preparó mi mujer.

Después de la obligatoria siesta que a toda buena fabada ha de seguir, bajamos para ver el partido del Sporting en casa. ¡Por fin una victoria! Nunca pensé que pudiera ser además de forma tan fácil. Un partido de los que hacía tiempo que no recordaba, sin temer en ningún momento por el resultado, aunque también es cierto que este Sporting siempre te deja un poco a ver qué puede liar, pero ayer parecía imposible. Esperemos que esta victoria sea la primera de todas las que necesitamos para salvarnos, que todavía sigue siendo un objetivo muy complicado.

Después de cenar estuvimos viendo la peli que echaban por Antena3. Acostumbrados como estamos a ver películas del disco duro o del Plus, sin publicidad, lo de tener que aguantar cortes de quince minutos para anuncios es algo que se lleva muy mal, y más a ciertas horas de la noche. Pero bueno, por una vez tampoco pasa nada y además era sábado y podíamos permitirnos irnos un poco más tarde de lo habitual para la cama.

La noche fue igualmente tranquila. Dormí bastante bien y esta mañana me encuentro otra vez con las pilas bien cargadas para lo que se presenta como otro día de descanso antes de volver mañana al hospital para afrontar la primera de las tres sesiones de tratamiento que esta semana me tocarán. Será la segunda semana completa y quizás podamos empezar a sacar alguna conclusión, aunque lo más probable es que haya que esperar todavía un poco más.

Lo importante es que mis sensaciones siguen siendo por lo general buenas con lo que no sé si el tratamiento estará acabando con la enfermedad, pero al menos, yo diría que sí la está controlando. Ahora mismo no lo recuerdo con exactitud pero creo que hace casi dos meses de mi último ciclo de quimio y desde entonces, me he mantenido más o menos estable. Ahora, ¡a por el tercer mes!

Bueno, a disfrutar del domingo, nada de vaguear y hacerse los remolones, que mañana es lunes. Un fuerte abrazo a todos… ”y mañana más”.

1 comentario:

  1. Yo siempre me he fiado mucho de las "sensaciones" y si las tuyas son buenas, eso significa que vamos por buen camino.
    Muchos besinos cariño

    ResponderEliminar