martes, 11 de enero de 2011

Día LXXXIV

Son poco más de las cinco y cuarto de la tarde de este martes once de enero cuando comienzo a escribir el Blog. Antes, he puesto a calentar agua para prepararme un té con limón que me ayude a despertar un poco de este sopor con el que uno siempre se levanta después de dormir la siesta. Para hoy he escogido un té verde con aromas de naranja. No penséis que es nada sibarita. Es de la marca Twinings, viene en bolsitas y se compra por ejemplo en el Supercor. Dentro vienen diversas variedades, todas de té verde: con aromas de jazmín, azahar, limón, manzana o el mencionado de naranja. Con los tés me gusta ir probando cosas, aunque reconozco que precisamente no me gustan los que tienen un alto contenido en teína. Recuerdo que hubo una temporada en la oficina en la que me tomaba dos o tres tés rojos todos los días. Era cuando andaba yo con el tema de querer bajar de peso y decían que el té rojo era el mejor quemador de grasas natural que existía. Me hace gracia ahora que lo que quisiera es justo lo contrario: coger algún kilo.

Ayer fue una jornada bastante agitada. Entre lo del hospital y luego la tarde un poco revuelta que pasé, digamos que no fue el mejor de los días. Más que nada fue por el mal cuerpo que nos quedó después del pequeño susto comiendo. Luego pensando, es verdad que en otra ocasión me había pasado algo parecido pero mucho más leve. Ayer por un momento pensé que me desmayaba. Esta mañana hemos vuelto a hablar con la médico sobre el tema y parece ser que es lo que suponíamos: al reducir la dosis de corticoides previa de 300mg a 200mg se ve que mi cuerpo no toleró tan bien el medicamento y sufrió esa reacción. Para mañana probablemente volvamos a la dosis de 300mg y la mantengamos al menos esta semana como medida de precaución. De todos modos en realidad durante la tarde estuve bien y pude cenar con total normalidad y con el mismo apetito de siempre.

Pero hoy sin duda me encuentro mucho mejor. Es algo que noté nada más levantarme esta mañana. Desayuné como a mí me gusta: un poco de esto, otro poco de aquello… por supuesto algo de Panettone que todavía queda… Luego me encontraba tan bien que hasta me animé otra vez a subirme a la cinta. Caminé media hora, pero eso sí, a ritmo muy lento. Lo importante es moverse un poco, algo que le puede venir muy bien a mis defensas.

Sigo leyendo multitud de información sobre el tratamiento que estoy recibiendo. Hay gente que prefiere no leer nada. A mí me gusta estar informado lo máximo posible y saber los riesgos a los que me enfrento y que asumo. Lo que ocurre es que en este caso apenas se encuentran estudios sobre el uso de este medicamento en el tratamiento de linfomas como el mío, puesto que es una vía abierta no hace mucho tiempo y no exenta de debate. Baste decir que en mi hospital hasta el momento sólo han sido dos las personas tratadas con este medicamento en el caso de un linfoma, y sin ser exactamente el mismo tipo. Mi única coincidencia con ellos es que como a ellos las primeras líneas de tratamiento fracasaron. En principio a las dos les fue aceptablemente bien, y una de ellas curiosamente era una señora de ochenta años; así que bueno, quiere esto decir que a veces un cuerpo que puede parecer más castigado, como podría ser también mi caso, puede dar una grata sorpresa al resistir primero y responder después de forma satisfactoria al tratamiento.

Esta tarde lluviosa voy a seguir dedicándola sobre todo a descansar y leer un poco. De verdad que en días como éste a veces me cuesta creer que estoy enfermo por lo bien que me siento. Vale que me encuentro un poco cansado, que el corazón se me agita a poco que me esfuerce y que no estoy por ejemplo ni mucho menos para salir a correr como solía hacer. Pero creo que si me dijeran que iba a ser así el resto de mi vida podría acostumbrarme a ello y lo firmaba ahora mismo. Pero por desgracia no es el caso. O tal vez sí lo será algún día, pero antes hay que acabar con la enfermedad. No puede haber tregua.

Hablando de leer, hoy leía precisamente en la prensa regional un artículo que había referente al Sporting, y que mencionaba el antiguo cine Albéniz. Traté entonces de recordar la de películas que habría visto en aquella sala de cine, lo mismo que en las de los desaparecidos Goya, María Cristina, Robledo, Hernán Cortés o Arango. Me puse entonces a investigar un poco y descubrí por ejemplo que la primera proyección de cine realizada en Gijón fue nada menos que en 1896, un doce de agosto –de nuevo la fecha del cumpleaños de mi padre de por medio-. Fue en el antiguo Teatro Jovellanos. Posteriormente se abrió el Goya, en 1910, inaugurado con el nombre de Versalles, teniendo así el honor de ser el primer edificio de la ciudad destinado a albergar la sala de un cine. Todavía recuerdo la pena que me dio cuando allá por el 1987 lo demolieron para construir lo que ahora es el Hotel Begoña. Aun así cualquiera de estos vetustos cines lograron mantenerse abiertos durante periodos de tiempos muy superiores a las salas multicines que como los Hollywood o posteriormente Los Fresnos, trataron de hacerse un hueco en la vida social de la ciudad. Ir al cine nunca volvió a ser lo mismo. Y no digamos ya en las macrosalas que ahora existen. ¿Tendrán también sus días contados?

Bueno, por hoy os dejo; mañana me toca darme una vuelta por Cabueñes así que os contaré qué tal siguen las cosas. De momento aprovechad lo que queda de este martes… ”y mañana más”.

4 comentarios:

  1. Animo! Con el panettone fijo que coges fuerzas!! ;-)
    Hoy no puedo opinar, no me gustan las infusiones y solo conocí las salas multicines y Los Fresnos...
    1 besazo.

    ResponderEliminar
  2. no,no,no,no,no,no,no ya se que te podías acostumbrar a este tipo de vida, ya lo se, pero no,no,no, a poner cordeles a les fabes y a pañar la manzana que te dio por plantar en la camocha, claro ahora ya estas preparando el escaqueo

    por cierto
    hola tito pippo y compañia

    por cierto el 12 de agosto de 1896 ya celebraba tu padre cumpleaños, pues si que se conserva bien, ni que fuera un inmortal del clan de los maclaud, un poco canoso pero se conserva muy bien si señor.

    ResponderEliminar
  3. Hola Fili: Seguro que a Lu le encantará saber todo lo que dices de los cines de Gijón... Por Valencia también había una sala que se llamó Cine Goya. Allí recuerdo haber visto una de las primeras películas de chinos voladores con espadas y artes marciales: Espadas Sangrientas. Para mi fue impresionante aquella visión. Luego ha visto otras, pero como aquella, ninguna. Luego se convirtió en un gran almacén de música y libros (Crisol) y ahora se ha dividido en varios restaurantes y comercios. Espero que la mañana de hoy lunes, sea llevadera y que nos cuentes buenas noticias. HONOR Y FUERZA

    ResponderEliminar
  4. "De verdad que en días como éste a veces me cuesta creer que estoy enfermo por lo bien que me siento. Vale que me encuentro un poco cansado, que el corazón se me agita a poco que me esfuerce y que no estoy por ejemplo ni mucho menos para salir a correr como solía hacer. Pero creo que si me dijeran que iba a ser así el resto de mi vida podría acostumbrarme a ello y lo firmaba ahora mismo. Pero por desgracia no es el caso. O tal vez sí lo será algún día, pero antes hay que acabar con la enfermedad. No puede haber tregua." Esta frase me ha dejado bastante impresionada. Tantas veces hemos hablado... quizá algunos piensen que es resignación. Están equivocados. Es comenzar a ganar la batalla, al menos la mental. Besos Fili, y mucha fuerza.

    ResponderEliminar