Día 89

Son las ocho y cuarto de la mañana de este miércoles, primero del sexto ciclo. Esta noche he dormido de forma aceptable aunque a las seis y cuarto me desperté y ya no conseguí volver a dormir. Puede que sea también la garganta que me sigue dando molestias y que hoy he notado un poco peor. Supongo que ayer me confie y hablé ya demasiado. Como a las ocho menos cuarto ya había desayunado, he aprovechado para ver a las ocho el primer encierro de las Fiestas de San Fermín, algo que suelo hacer todos los años siempre que tengo la oportunidad.

Ayer pasé un día bueno, sin ninguna molestia de especial relevancia. Por la mañana después de dar cumplida cuenta de los blogs y de mi habitual lectura y respuesta de correos electrónicos, estuve un buen rato leyendo lo que se cocía por Internet. Casi sin darme cuenta se hicieron así más de las once, con lo que decidí que era el momento de subirme a la cinta de andar para hacer mi media hora de ejercicio diario. Espero cuanto antes estar recuperado de la garganta para poder salir de nuevo a caminar fuera.

Después de la ducha y como esa noche no había dormido las horas suficientes me tiré sobre la cama para ver si conseguía descansar un poco. Lo cierto es que resultó que dormiría casi una hora y media, así que para cuando desperté era prácticamente la hora de comer.

Una buena fabada me sirvió sin duda para recuperar fuerzas y tras ella, estuve de nuevo conectado a Internet, en este caso haciendo unos trabajillos que tenía pendientes. A las tres llegaba mi prima para ponerme la inyección de Neulasta que siempre me toca el día después de la sesión de quimio. Al poco de irse llegó mi padre que estuvo conmigo viendo el final de etapa del Tour de Francia.

Mientras veíamos el ciclismo por la tele –una etapa por cierto de lo más entretenida y que transcurría en buena parte por tramos de pavés-, me dediqué también a redactar el blog de F1 que escribo después de cada carrera del campeonato, ya que tenía todavía pendiente el post relativo a la carrera de Valencia.

Mi padre se fue un poco antes de que llegara mi mujer, lo que aproveché para caminar un poco por el pasillo y estirar así las piernas, porque al final del día, no sé las horas que pasaré sentado o tumbado, pero son unas cuantas. De todos modos tampoco es que en los análisis que he hecho esta semana haya habido ningún tipo de mejoría aparente respecto a ciclos anteriores en los que no había caminado tanto. Así que bueno, seguiré caminando siempre que el cuerpo me lo pida, pero sin tampoco quemarme demasiado.

Cuando por fin llegó mi mujer nos pusimos al momento con nuestra sesión de juegos, donde ayer la cosa estuvo algo más repartida que el día anterior, en la que yo no había hecho otra cosa que perder. Gané así al Chinchón pero luego no puede certificar esa victoria con otra al Parchís. Últimamente estoy un poco negao con el cubilete.

Comenzamos a cenar justo al inicio del partido entre Uruguay y Holanda, primera semifinal del Mundial. Fue un encuentro de lo más entretenido aunque al acabar me dio un poco de lástima por los uruguayos, a los que me hubiera gustado ver en la final. No pudo ser y será Holanda la que juegue la gran final el domingo. Será la tercera ocasión en su historia. En las dos anteriores cayó derrotada. ¿A la tercera irá la vencida?

Al acabar el partido estuvimos viendo por La Primera Españoles Por El Mundo. Ayer las historias eran de personas que estaban por Jordania. Resulta increíble comprobar cómo hay gente que lo deja todo en su país para irse a un lugar con una cultura totalmente distinta, sin conocer el idioma y prácticamente con lo puesto. Por supuesto los que ya llevaban por ahí más de veinte años ni se planteaban volver a España. Hay un momento para todo en la vida.

Serían así otra vez casi las doce cuando nos iríamos a la cama. A pesar de la hora estuve todavía leyendo un rato hasta que cogí sueño. Otro día más había pasado. Un día menos para la meta.

Hoy ha amanecido con nubes y claros, pero diría que tampoco hoy vamos a disfrutar de un día de sol radiante. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”