lunes, 19 de diciembre de 2011

Génesis Día 171

Cinco de las menos diez de este lunes diecinueve de diciembre cuando comienzo a escribir el Blog. Para empezar con buen ritmo la semana he optado por una música que no suele ser habitual que escuche: música comercial de la que ahora se baila en las pistas y zonas de marcha. Ya sabéis: Lady Gaga, Rihanna, Shakira, David Guetta, Carlos Jean, Pitbull, Black Eyed Peas... Lo cierto es que cuando salía los fines de semana, este tipo de música no es que fuera como digo mi favorita, más bien al contrario, pero llegado el momento tampoco le hacía ascos a la hora de moverme un poco. Porque los que me conocen saben que cuanto tenía el día "tonto", era de los que bailaba como cualquier chiflado de estos que abundan por las discos de moda. ¡Menudos espectáculos! 

Alguno puede preguntarse por qué hago tanto hincapié en la música y en lo que escucho o dejo de escuchar cada día al tiempo que escribo el Blog. La respuesta que puedo darle es que para mí la música es una especie de terapia, quizás de las mejores, que hace que mi estado de ánimo suba como la espuma, y cuando el ánimo sube, cuando una persona afronta lo que sea con positivismo, los propios médicos no saben por qué, pero ellos mismos lo afirman, las posibilidades de salir adelante son mucho mayores. Así que en mi caso, que la música ha sido siempre parte importante de mi vida, eso que tengo ganado.

Ahora que para música la que pudimos ayer escuchar en el Concierto de Año Nuevo al que asistimos en el Teatro de la Laboral. Y es que la buena música clásica es otra de mis debilidades. Fue un concierto más que correcto, con una orquesta, la Strauss Festival Orchestra, de cierto prestigio, acompañada por una soberbia soprano y un ballet de danza clásica que hizo que el público saliera más que satisfecho. Por supuesto no faltó el cierre con la tradicional Marcha Radetzky.

Disfruté el concierto al máximo, y más teniendo en cuenta cómo había transcurrido el día hasta entonces. Porque ayer fue uno de esos días de nones, en los que la crisis que me provoca la bajada en la dosis de corticoides me hace estar, o mejor dicho, me hace no estar para nada. Me había levantado a desayunar a eso de las nueve y ya me di cuenta de por dónde iban a ir los tiros. Te sientes hecho un asco. Es una sensación que me es familiar pero que no sabría explicar con palabras. No te duele nada pero te duele todo. Tu cerebro quiere obligarte a que te muevas pero tu cuerpo parece no querer obedecer. La febrícula te deja completamente seca la garganta y no puedes dejar de beber líquido, líquido que por otro lado te cae como una bomba de relojería en el estómago. Sientes escalofríos o corrientes que te recorren todo el cuerpo y la espalda es como si tuvieras en ella clavados mil cristales. Como guinda del pastel tu estado anímico, sin poder evitarlo, entra en una especie de agujero negro del que intentas salir, pero que cuanto más lo intentas, más te absorbe. Lo único que puedes hacer es estar tirado en el sofá y esperar a que los corticoides tomados con el desayuno hagan su efecto, algo que no sucede hasta bien entrado el día. Así que digamos que tuve una mañana movidita y un inicio de tarde ya un poco mejor. Pero fue con el concierto, que comenzaba a las seis, cuando me noté prácticamente respuesto. Luego ya en casa, cené normalmente, pudimos ver un poco la tele e incluso me animé a seguir con la lectura en la cama. Fue un día de esos que siempre digo que hay que pasar y punto. Ya sabéis que básicamente hay dos tipos de días: los buenos, en los que uno tiene que disfrutarlos al doscientos por cien y los no tan buenos, que simplemente hay que pasarlos. Pero incluso en éstos, hay pequeños momentos, como el concierto de anoche, donde uno puede por un momento sacar la cabeza de ese agujero negro del que antes os hablaba. Y a veces consigues incluso no volver a caer en él.

Hoy sin embargo he despertado mucho mejor, aunque sigo con algunas molestias, pero nada que ver con el día de ayer. Perfecto porque tengo que irme a primera hora a Oviedo a hacer la analítica. Veremos qué me cuentan en la posterior consulta que tengo a las once y media. La debilidad que tengo y la fatiga que me produce el mero hecho de caminar por el pasillo me hace suponer que la hemoglobina no estará muy allá, pero bueno, no anticipemos conclusiones que lo mismo nos llevamos una sorpresa.

Además, con un poco de suerte y en función de lo que dictaminen los últimos análisis, podré reducir el tratamiento contra el citomegalovirus, que ahora es una de las causas seguras para explicar mi pantizopenia, es decir, que todas mis cifras hematológicas estén bajo mínimos.

Veremos también qué tal van los riñones, que de forma un tanto inesperada empeoraron la pasada semana. El tener la función renal alterada es otro aspecto que te merma bastante, puesto que al no filtrar correctamente la sangre, ésta circula por tu cuerpo cargada de toxinas, lo que hace que aparezcan trastornos de todo tipo.

Comenzamos por tanto una semana que nos llevará hasta la Nochebuena, que si todo va bien, celebraremos como se merece este próximo sábado. Todavía no está muy claro cómo la pasaremos, pero si me encuentro bien, desearía que fuera lo más normal posible, y por supuesto cargada de sonrisas y buenas vibraciones, nada de nostalgias ni de compasiones que no llevan a nada. No es lo que necesito. El año pasado acababa de salir de un ciclo durísimo de quimio con ingreso en hospital y para nada podía imaginarme que un año después, podría encontrarme como ahora me encuentro. De acuerdo que tengo días malos, pero ya sabíamos que esto no iba a ser un paseo por la playa en un día de sol, y con todo, cualquier día de los buenos compensa unos cuantos de los que no lo son tanto. 

Trataré por ello de cuidarme todo lo posible estos días, que el tiempo no está para bromas y cada vez es más la gente que está con catarros o gripes; no hay que más que darse una vuelta para comprobar que es así. El objetivo está claro: pasar unas fiestas lo más alegres posibles, disfrutar de todos los dulces que mi maltrecho estómago soporte, saborear un buen champagne... Y lo fundamental: todo ello rodeado de la gente con la que quiero estar. No tengo dudas de que así habrá de ser.

Bueno, para ser un lunes ya os he soltado un buen discurso, así que vamos a dejarlo aquí de momento. Un fuerte abrazo para todos... "y mañana más..."

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