jueves, 1 de diciembre de 2011

Génesis Día 153

A las tres en punto de este jueves, primer día de diciembre, comienzo a escribir el Blog. Sorprendentemente he dormido en la práctica del tirón desde las doce hasta ahora que me he despertado, porque si bien a la una abrí los ojos, apenas fue para ver oranora que era y dar media vuelta en la cama. A ver si poco a poco consigo normalizar el tema del sueño, que alguien a quien en el viaje de COU nombraron premio marmota de oro por las horas que dormía en el bus, no parece justo que ahora sufra de insomnio. Con ese deseo acompañado por la música celta de los irlandeses The Corrs, comencemos de una vez sin más preámbulos el post de hoy.

Ayer la mañana consistió en una sucesión de citas como ya os había anticipado. Para empezar tenía el TAC a las diez en el Edificio de Silicosis. Como ya me suponía que la hora marcaría simplemente el primero de los tres vasos de contraste que cada media hora hay que tomar, decidí jugármela un poco yendo media hora antes para ver si explicándoles mi situación, aceptaban empezar con el contraste media horita antes. Tuve la suerte de dar con la persona adecuada, una enfermera, que me no puso ninguna traba y de este modo gané esa media hora al horario previsto. Para hacer más agradable la espera, dio la casualidad que me encontré con otro gran amigo de la empresa, con el que estuve charlando largo rato hasta que tuve que pasar a realizar el escáner. Antes de las once estaba así camino de la siguiente parada: la unidad de tratamientos de radio. Los resultados del TAC los tendremos la próxima semana.

En radio de nuevo hube de "negociar" para ver si dispondrían de un huequecito donde meterme y librarme así de tener que volver por la tarde. No hubo ningún problema y en poco más de veinte minutos ya estaba tumbado en la lámpara. Lo cierto es que todas las chicas que forman parte del equipo que maneja la máquina en cuestión son de lo más agradable conmigo. Y eso que me verán un poco abuelete porque ellas de media no pasarán los treinta.

A las doce estaba de este modo en la última cita del día: la consulta en la Unidad de Trasplantes. Está claro que ayer tenía el día, pues me llamaron casi nada más llegar. Confirmamos en primer lugar las cifras que ya me había anticipado el día anterior por teléfono la doctora: mis plaquetas se mantienen bajas pero han subido ligeramente, la hemoglobina continúa en el límite de los diez puntos, mientras que los neutrófilos parece que hubieran montado una fiesta pues se habían ido por encima de los dos mil, cifra que puede incluso considerarse como normal.

Por otra parte la creatinina permanece tan sólo un poco por encima de lo ideal, pero nada fuera de lo común habida cuenta de la cantidad de medicación que estoy tomando y que afecta directamente al riñón. En cuanto al nivel de inmunosupresión hoy retomaré las pastillas después de haber descansado día y medio sin ellas para conseguir hacerlo bajar un poco.

Finalmente, y referido al CMV, los análisis del lunes muestran que ahí sigue, aunque más mermado de lo que aparecía en la anterior analítica. En cualquier caso el tratamiento todavía habremos de prolongarlo alguna semana.

Como novedad a todos estos apuntes, se han incorporado unos nuevos amigos conocidos por todos: los triglicéridos. El tema es que los tengo bastante altos, como consecuencia con toda seguridad de la medicación, por lo que habré de tomar una nueva pastilla todos los días antes de la cena durante algunos meses.

En general la médico sigue encontrándome muy bien dada la situación y no deja de animarme para que no decaiga en el ánimo en un proceso de recuperación en el que no he casi hecho más que dar los primeros pasos. Y es que resulta extraño de asimilar cómo por ejemplo, ayer me levanté hecho un asco -cansado, dolorido y con la moral por los suelos sin razón para ello- y sin embargo acabé el día en el polo opuesto. Yo lo relaciono con la disminución que estamos ya llevando a cabo con la dosis de corticoides, porque otra razón para un cambio tan radical en tan breve espacio de tiempo no se puede explicar de otro modo.

La tarde fue mucho más relajada, y además empezó como tiene que empezar: con una buena siesta. Tras ella estuve dedicándome a escribir mis cosas en el ordenador y a leer los periódicos, que hasta entonces no había tenido tiempo. Recibí además la llamada del mayor de mis primos, una de esas personas que no deja de transmitirte positivismo cada vez que hablas con él o te manda un simple email. Llegó así plácidamente la hora de la cena y tras ésta cayeron otros dos capítulos de Los Soprano antes de irme a leer un poco a la cama. Os aseguro que antes de que acabe esta semana habré finiquitado el libro con el que llevo tanto tiempo, que la portada me ha dejado ya marca en la mesita de noche.

Para hoy, relax hasta la hora de comer y luego agenda completa con citas de las que mañana os daré cuentas, que por hoy ya he escrito demasiado. Un fuerte abrazo... "y mañana más..."

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