Génesis Día 154

Mientras por mis auriculares suena Entre Dos Tierras de Héroes del Silencio, el reloj de mi mesita me indica que son las tres y cuarto pasadas de este viernes, dos de diciembre, cuando comienzo a escribir el Blog. Me encuentro bien aunque noto cierta picazón en la garganta y la cabeza me duele un poco. No le doy mayor importancia pues pienso que son consecuencias del aire acondicionado que anoche, en el musical al que asistimos en el Teatro de la Laboral, funcionaba por encima de lo que hubiera sido para mí apetecible. No obstante, antes de echarnos a dormir nos tomamos un vaso de leche bien caliente con miel, el mejor remedio, vaya.

El Musical Bienvenidos 80-90. ¿Qué deciros? No sabría muy bien por dónde empezar, ni siquiera por dónde acabar. Algo puso de mano al Auditorio en guardia cuando un sonido realmente ruionoso hizo que por dos veces hubiera de detenerse el inicio de la función para tratar de reparar aquel despropósito. Con media hora de retraso se decidieron a arrancar de forma definitiva, si bien los problemas de sonido seguían siendo más que evidentes. Podríamos decir que el cassette del 127 de mi padre con el que allá por los ochenta viajábamos a Italia, sonaba infinitamente mejor que aquel ruido que hubimos de sufrir durante las dos horas y media largas que duró el musical. Con un sonido tan macarrónico -los altavoces no daban más de sí- no pude sino echar de menos a cualquiera de las orquestas que en las noches de verano animan con su música a miles de personas en las fiestas de prao.

La pena es que el repertorio no era en absoluto malo, aunque sobraban los comentarios que a modo de hilo conductor y basándose en una supuesta historia de desamores, una actriz iba narrando cada determinado número de canciones. Lo mismo que sobraban los bailarines -un tipo con aires de matón y una sílfide que parecía más bien una trabajadora de barra americana- con unas coreografías que bien podrían haber sido adaptadas del Cantajuegos. Pero en realidad los que más sobraban eran los intérpretes, planos a más no poder, y que por momentos te hacían echar de menos al pesado de turno que martirizaba con sus interpretaciones aquellas noches de borrachera en el antiguo Karaoke Chicago de El Muro.

En resumen, que a pesar del buenismo del público que allí se congregó, y que tragó sin perder la compostura un auténtico atentado contra el buen gusto y contra los que amábamos aquella música de nuestra juventud, lo de anoche pasará al número uno de los grandes fiascos en lo que a conciertos que he asistido en toda mi vida se refiere. Por supuesto esto no deja de ser mi modesta opinión, ya que como digo, hubo sin duda gente que salió satisfecha por más que me cueste creerlo.

Dejando a un lado lo que espero que no me haya supuesto un trauma interno, comentaros que el resto del día fue positivo. De hecho hasta la comedia musical de la noche tuvo su parte agradable al poder sufrirla junto con unos buenos amigos a los que llevaba largo tiempo sin ver.

La mañana la empleé como de costumbre con pequeños recados de lo más variopinto que llevé a cabo con mi padre, amén de contestar emails y ponerme al día de la actualidad con la lectura de mis periódicos habituales. Luego para la comida había quedado con el Delegado en Asturias de AEAL, la asociación de la que ya os he hablado en otras ocasiones. Fue una comida de lo más agradable que se prolongó hasta pasadas las cuatro, con el restaurante AgU como testigo. Creo que al bueno de Miguel, que así se llama, le voy a tener que pasar algún tipo de compensación en concepto de pago por atención psicológica, pues con él, como si de un confesionario se tratara, descargo muchas de mis preocupaciones e inquietudes que de otra forma quedarían atrapadas dentro de mí.

A las cinco tenía ya que estar en Oviedo, primero para la sesión de radio y al acabar ésta, para la consulta semanal. En ella recibí los primeros resultados del escáner del miércoles, y que muestran una mejoría contrastada respecto al último que habíamos realizado en Agosto, después del trasplante. Lo único que aparece inflamado es justo el ganglio que estamos tratando, algo normal, puesto que todo el tejido adyacente está afectado por la agresión que supone la radio. Es necesario esperar a concluir el tratamiento para dejar correr después algunas semanas antes de repetir el escáner y comprobar ya sí, la verdadera eficacia del mismo. Pero como digo, en principio las primeras valoraciones son buenas.

Con ese buen sabor de boca me fui hasta la Unidad de Trasplantes donde tenía que acudir para que me pusieran la dosis de EPO que había olvidado por completo el miércoles. Dio la casualidad que estaba mi médico trabajando por lo que aproveché para comentarle lo del escáner. Quedó de echarle un ojo de forma inmediata aunque por lo que yo le anticipaba, se mostraba de acuerdo en que eran buenas noticias.

Al llegar a Gijón y antes de irnos Mónica y yo al infausto pseudoconcierto, menos mal que optamos por cenar algo, porque de lo contrario hubiéramos tenido que aguantar con el estómago vacío hasta las doce y media pasadas que volvimos a entrar por la puerta.

Y para hoy nada especial. A ver cómo evoluciona el tiempo, porque anoche descargó agua como para dar de beber a un rebaño. Por la tarde lo que es seguro es que me toca sesión de lámpara en Oviedo. La número diecisiete, creo.

Por este post ya es bastante rollo el que os he contado. Así que os envío un caluroso abrazo -ochentero- a todos... "y mañana más.."