miércoles, 14 de diciembre de 2011

Génesis Día 166

Cuando pasan cinco minutos de las tres y media de este miércoles catorce de diciembre, y con música inglesa de los ochenta de fondo, doy comienzo al Blog. En estos momentos me encuentro bien, lo que resulta un alivio habida cuenta de que demuestra que mis crisis puntuales provocadas por la reducción de los corticoides cada vez son más débiles. Aun así, sí es cierto que persisten algunos de los síntomas, aunque en menor medida.

Del día de ayer lo cierto es que no hay demasiado que contar. Por la mañana me pasé casi una hora colgado al teléfono hablando con la tía que tengo viviendo en Grecia. Siempre que me llama tenemos larguísimas conversaciones que me resultan de lo más entretenidas y además, me vienen genial para practicar el italiano. Desde que era niño mantuve siempre con ella una relación muy buena. Recuerdo que para mí era el mayor motivo de alegría saber que mi tía coincidiría con nosotros, aunque sólo fueran unos días, en las ocasiones en las que visitábamos a la familia en Italia. Y si venía con ella mi tío, entonces la fiesta era total. Luego, ya acabando la Universidad, Mónica y yo les visitamos dos veranos consecutivos en Corinto, en pleno canal, que es donde viven en Grecia. Por supuesto me tiene hecho prometer que en cuanto esté repuesto me iré una buena temporada con ellos. Es algo que sin duda haré.

A parte de eso, aproveché para salir con mi padre a dar un paseo. La intención era acercarnos hasta El Muro y comprobar el oleaje, que según decían por la radio, merecía la pena ver. Pero fue del todo imposible asomar la cabeza a la playa apenas unos segundos. Las ráfagas de viento te echaban para atrás y el frío se hacía mucho más patente que en las calles interiores. Así que vimos un poco el panorama y nos refugiamos inmediatamente en la tranquilidad que ofrecían esas otras calles más protegidas. Con todo, fue un buen paseo de casi una hora de duración. No es que esté ni mucho menos al cien por cien, ojalá lo estuviera a un ochenta, pero no llegué a casa excesivamente fatigado.

Después de la comida, de nuevo rendí honores a la tradicional siesta de la que desperté con las pilas parcialmente recargadas. Llevaba todo el día con molestias estomacales y eso me hacía no estar tampoco para muchas historias.

Antes de irme a Oviedo a lo que supuso mi última sesión de radio, intenté resarcirme en vano de mi derrota al Parchís del día anterior. Hoy veremos si a la tercera va la vencida porque el saber perder ya sabéis que no pertenece al elenco de mis escasas virtudes. ¡Es la guerra!

Como os digo, ayer acabé con las sesiones de lámpara y os resultará extraño de entender, pero a la satisfacción de haber acabado con ellas se unía cierta tristeza por tener que despedirme de las enfermeras que me atendieron durante todo este tiempo y que tan bien se han portado. Ahora sólo queda dejar actuar la radio tres o cuatro semanas antes de repetir el escáner y ver cómo ha quedado el tema y si hemos sido capaces de derrotar al pequeño linfoma que se había alojado en mi ganglio derecho de la garganta. La impresión que me da es que así será.

Por la noche, después de la cena, estuvimos viendo el partido de Copa que el Sporting jugaba en Mallorca y donde en un horrible partido por parte de ambos, al menos nos trajimos la victoria -cero a uno- gracias a un excepcional gol conseguido de falta por una de nuestras mayores promesas de la cantera, el internacional Juan Muñiz. Este nombre ahora no os dirá nada, pero esperad un año o dos y os garantizo que por desgracia quizás ya no esté en nuestra plantilla.

Para el día de hoy tengo la agenda cubierta durante la mañana: analítica a primera hora y consulta a media mañana con el Servicio de Radiología para en principio recibir de ellos una especie de alta que certifique el fin del tratamiento.

Vamos por otra parte a ver si como anuncian las previsiones, tenemos un día tranquilo en lo meteorológico y de tarde puedo salir a dar un nuevo paseo. Aunque lo fundamental es que el día sea sobre todo tranquilo en cuanto a que me siga encontrándome bien. No creo que vaya a ser de otro modo habida cuenta de que hoy, como día par que es, toca dosis pico de corticoides. Además, coincide que tendré que poner tanto la inyección de EPO así como la de defensas, así que estaré algo así como Popeye después de tragarse un bote de espinacas. ¡Espinacas! Tengo que recordarle a mi madre que me prepare algunas, que llevo tiempo sin probarlas. Además vienen muy bien de cara a purificar un poco de cara a los excesos que todos cometeremos en las fiestas que tenemos ya ahí a la vuelta de la esquina. Este finde de hecho, comienzan las cenas de empresa, con amigos y con la familia y ya no se para hasta después de Reyes. Después vendrá el momento gimnasio y buenas intenciones con el que iniciamos cada año nuevo.

Un fuerte abrazo a todos... "y mañana más".

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