martes, 10 de mayo de 2011

Día CCII

Son las cuatro y media de la tarde de este martes diez de mayo cuando comienzo a escribir el Blog. Tenemos hoy un día nublado a pesar de que las previsiones habían apuntado a que al menos disfrutaríamos de una mañana con predominio de claros. Por lo menos aquí han errado de pleno en su pronóstico. Aun así la temperatura no es del todo mala, lo que me ha permitido esta mañana salir a dar un paseo acompañado por mi padre. Sí que se ha levantado a estas horas que os escribo un fuerte viento que no parece presagiar nada bueno. Ya veremos cómo acaba la tarde.

La de ayer transcurrió sin novedades en lo que se refiere a que seguimos sin fecha fija para el ingreso, del mismo modo que esta mañana tampoco he recibido ninguna notificación al respecto. La verdad es que esperaba que hoy se pusieran en contacto conmigo pero no ha sido así. Supongo que no hacerlo mañana eso podría significar que tal vez el ingreso se retrase algunos días. Ni qué decir que ahora que ya estoy como quien dice con la maleta en la puerta, no veo la hora de alojarme en ese maravilloso Luxury Resort, como acostumbro a llamar irónicamente al HUCA. Hombre, siendo sinceros, tal vez hace cincuenta años las habitaciones tuvieran su encanto, pero ahora lo cierto es que cuando te introduces en ellas sientes la misma sensación que si retrocedieras en el tiempo. En cualquier caso, aquí se cumple más que nunca aquello de que lo que importa de verdad es el contenido y no el continente, y en ese sentido, tengo que decir por mi anterior experiencia, que estaré en las mejores manos posibles para el tratamiento de mi enfermedad y que contaré con los mejores medios, aunque luego las mesitas estén oxidadas y las cortinas de la habitación y el resto del mobiliario parezcan sacadas de un episodio de Cuéntame. Es curioso el contrate que en ese entorno retro producirá toda la tecnología que llevaré conmigo.

Bueno, no sólo tecnología; que ya hemos hablado de que llevaré algún que otro libro. De momento hoy he recibido un pedido que había realizado especialmente para la ocasión. Hace tiempo, una buena amiga del trabajo, me había regalado el primer tomo de la colección que la autora Colleen McCullough ha dedicado a la historia de Roma, en concreto El Primer Hombre de Roma. Como no quería quedarme a medias, decidí así hacerme con el resto de los libros que componen dicha colección: La corona de hierba, Favoritos de la fortuna, Las mujeres de César, César, El caballo del César y la más reciente, Antonio y Cleopatra. Así que a una media de ochocientas páginas por novela creo que voy más que sobrado para las cinco o seis semanas que pasaré en el hospital. ¿No os parece?

Para esta tarde vuelve el fútbol con la Liga, y cómo no, toda mi atención estará puesta a partir de las nueve en el partido que el Sporting disputará en Málaga. No sé por qué me da que podemos ver repetirse el pacto que ya vimos en Levante, y si no fuera así, que nadie dude que el próximo domingo en El Molinón, frente al Racing, ese pacto de no agresión entre dos equipos a los que le valdría el empate, volverá a plasmarse sobre el terreno de juego.

Mientras, sigo viendo por la tele la etapa de hoy del Giro, que se desarrolla totalmente neutralizada en homenaje al corredor belga ayer fallecido. Está previsto que sean sus compañeros de equipo quienes crucen todos juntos la meta en primer lugar cuando el pelotón llegue al final del recorrido. Por cierto, que fue precisamente el padre del malogrado Wouter Weylandt quien les convenció para que siguieran en carrera puesto que así lo habría querido su hijo. Un ejemplo de entereza sin duda.

Y con un último apunte, el de mi derrota ayer en la primera partida de la semana de Parchís, para felicidad de los cada vez más, seguidores de la Reina del Cubilete, me despido de vosotros. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

1 comentario:

  1. Cuando estuve en el Materno en Málaga, las mesas de las habitaciones, y alguna cama también, al igual que los armarios eran exactamente las mismas que cuando se inauguró el hospital, propias como dices de Cuéntame, pero de las primeras temporadas. En aquellos meses estaban renovando el moviliario, y me tocó algún cambio. Pero se llevaban el armario y traían otro nuevo y dejaban al lado la mesilla oxidada. Iba llegando por remesas y rellenando en orden de arriba a abajo. Nos entreteníamos en preguntar por dónde iban jejejejeeje. Lo importante es que hagan bien lo que tienen que hacer bien. El resto no deja de ser una anécdota. Besotes.

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