viernes, 27 de mayo de 2011

Día 530_12

Son las doce y cuarto de ese viernes veintisiete de mayo cuando comienzo a escribir el Blog Justo en este momento ha entrado la enfermera a tomarme de forma regular la temperatura delatando el termómetro que estoy más cerca de los treinta y ocho –treinta y siete con nueve exactamente-, que lo de los treinta y siete.

La noche había sido bastante revuelta, entre las transfusiones de sangre, las de plaquetas, y el nuevo antibiótico al que me han cambiado. A eso había que sumarle los dolores de la dichosa sonda sonda urinaria, que en contra de lo que pensaba, la única ventaja que te aporta es el no tener que echar a correr al baño, pero poco más. Es decir, que los dolores cada vez que un pequeño coágulo de sangre alcanza las proximidades del exterior de mi cuerpo, veo las estrellas.

Esta mañana llevo ya una bolsa de plaquetas, y me consta que habrá otra dentro de doce horas. Lo que no habrán serán bolsas de sangre.

A primera hora como andaba también con treinta y ocho justos, me tomé un paracetamol y a sudar un poco a la cama. Luego hasta las nueve y pico de la mañana estuve reposando un buen rato. De verdad que aunque se os haga difícil de creer me cuesta plasmar mis actos durante el día con un mínimo de sentido, puesto que la morfina por momento superando los 55 ml/h me deja totalmente drogrado.

Lo que sí me ha dicho Ana Pilar, al ser hoy quien ha venido a visitarme, es que tengo que tomármelo con mucha paciencia, puesto que dentro de lo que cabe, todas estas son complicaciones que entrar dentro de la normalidad.

Para rematarlo ha venido a verme también un miembro de digestivo para volver a proponerme el tema de la sonda gástrica. De verdad que no me hace ninguna gracia y nos hemos dado un plazo hasta el lunes para decidir.

Anda, ¡qué ilusión! Justo ahora aparecen por la puerta las bandejas de comida… Últimamente lo que me están dando son purés y papillas, tirando a dulce, porque cualquier cosa que tenga más sal de la cuenta, me destrozaría las papilas gustativas.

Y nada, que todas estas aventuras, o más bien desventuras, o las narro mientras veo el partido de turno por TeleDeporte de Roland Garros. De momento no hemos visto ninguna sorpresa, salvo la del primer día de Nadal, que a punto estuvo de abandonar el torneo parisino a las primeras de cambio.

En cuanto acabemos con la comida, tocará el postre “speciale”, que espero sea el mítico arroz del año pasado.

Y nada más por este viernes. Tenemos ahí otro maravilloso fin de semana, en el que espero el tiempo sea más clemente, así que un fuerte abrazo a todos… “y mañana más”.

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