sábado, 13 de noviembre de 2010

Día XXV

Son poco más de las cuatro y media de la tarde en este sábado trece de noviembre, cuando comienzo a escribir el Blog. El sol empieza a perder intensidad en un día en el que los claros han predominado sobre las nubes. Mañana ya veremos, porque se anuncian de nuevo mayoría de nubes con posibilidad de agua. De hecho era algo que se había pronosticado también para hoy, y de momento, nada de nada, aunque todavía le quedan horas a este sábado para hacer buenas las previsiones.

Esta noche he vuelto a dormir de forma bastante irregular. Serían cerca de las doce y media de la noche cuando apagué la luz después de leer un buen rato, pero aun así, pasada la una ya me había despertado por primera vez. Y a partir de ahí prácticamente cada hora u hora y media a lo sumo, me volvía despertar una y otra vez, dirigiendo mi mirada sobre el reloj de la mesita y comprobando lo despacio que estaba pasando la madrugada. A las siete y media estuve tentado de levantarme pero aguanté sin embargo casi una hora más en la cama por no despertar al resto de la casa.

Desayuné fuertemente, como acostumbro a hacer siempre que no tengo que subir al hospital. Hoy fueron un par de tostadas con mermelada junto con un generoso trozo de bizcocho casero que hace mi madre, que es como una bomba energética hecha a base de huevo, nueces y almendras.

Después, esperé mientras veía un poco la tele a que se fueran levantando todos; una vez que lo hicieron, me dispuse a caminar por casa. Fueron otras treinta vueltas a ese circuito por el que recorro el hall, el pasillo, el salón y una de las habitaciones de la casa, y que como ya os comentaba ayer, me suponen unos diecisiete o dieciocho minutos caminando de forma seguida. Esta tarde intentaré llegar a las cuarenta vueltas y de este modo seguir incrementando la intensidad y duración de estos peculiares entrenamientos físicos.

A las once estaba viendo la tercera sesión de entrenamientos libres de F1, pero con las miras en la clasificación que se disputaría a las dos. Al final el resultado logrado por Alonso le acerca más si cabe al Mundial. Parecía que la cosa se ponía fea cuando a falta de pocos minutos el Ferrari del español no pasaba del quinto lugar, pero ese tercer puesto logrado in extremis, con Vettel y Hamilton por delante, pero con Webber en quinta posición, puede valer medio título. De todos modos hay que ser muy cautos y no lanzar las campanas al vuelo puesto que la carrera seguro que se nos hará muy larga. Esperemos poder celebrar en cualquier caso un nuevo título para Alonso y un nuevo título también para Ferrari.

Por lo que respecta a mi estado sigo sin grandes variaciones. Apenas tengo unas décimas por la mañana de fiebre que pronto desaparecen gracias a los corticoides y que me permiten estar como una rosa durante el resto del día. El lunes cuando vayamos al hospital veremos si nos mandan ir reduciendo la dosis, o por si el contrario la mantenemos en vistas ya al nuevo ciclo de quimio. Aparte de esas décimas, lo cierto es que no tengo ninguna otra molestia digna de mención así que podemos decir que esta tercera semana del ciclo ha sido relativamente buena.

La verdad es que lo que me gustaría sería que para la próxima mis defensas me permitieran poder salir a dar algún pequeño paseo por el parque, como cuando estaba con la quimio antes del trasplante. Creo que el que me dé algo el aire puede venirme muy bien, aunque por supuesto dependerá muy mucho de cómo me encuentre pero también de qué tiempo tengamos. Sería estúpido ir a coger un catarro justo en la última semana previa al ingreso en el hospital. Bueno, lo del ingreso es algo que supongo yo, aunque todavía no me han confirmado nada.

El otro día me recordaba por mail el mayor de mis primos la fantástica colección de cómics de Don Miki que teníamos en casa. No le faltaba razón. Lo de los cómics siempre fue una de mis debilidades y en concreto el Don Miki era un clásico que semana tras semana íbamos comprando todos los viernes. No recuerdo exactamente el número con el que empezamos mi hermano y yo nuestra colección, pero luego pudimos ir consiguiendo los números atrasados hasta que únicamente nos faltó el número uno. ¡Cuál sería nuestra sorpresa cuando un día en la playa vimos a un chico con ese preciado ejemplar que a nosotros nos faltaba! No nos costó sin embargo demasiado convencer a aquel chaval para que nos vendiera su cómic, porque estaba claro que para él no tenía excesivo valor. De este modo teníamos ya la colección completa desde el principio, y seguimos comprando ejemplares hasta que lo dejaríamos allá por el número trescientos. Si mis padres no han hecho limpieza deberían estar todavía todos escondidos y apilados debajo de unos cajones que apenas abrimos. Y si es que no los han devorado las polillas, claro.

Con el paso del tiempo me he dedicado a otras colecciones, entre las que destacan todos los libros de Asterix y Obélix, las aventuras de Tintín o la colección completa del Capitán Trueno. Lo que nunca me gustaron fueron los cómics de superhéroes, al estilo Superman, Spiderman o Los Cuatro Fantásticos, por citar algunos. En mi vida compré nada de ese estilo. Sencillamente me parecían demasiado irreales -como si los que yo leía no lo fueran- pero sobre todo, no encontraba ninguna gracia en ellos, que era lo que yo buscaba en un cómic. Bueno, ahora que lo pienso miento; había un superhéroe con el que me tronchaba de risa al leer sus aventuras: el inigualable Superlópez.

Recuerdo por ejemplo que siempre que caía enfermo, lo mejor era que mis padres, o mis tíos cuando venían a verme, me traían un TBO o un cómic de Mortadelo y Filemón –bueno, a veces también me tocaba uno de aquellos kalkitos que tanto nos gustaban a los niños por aquel entonces-. El premio gordo era ya si alguien te regalaba un SuperHumor. Aparte de los agentes de la TIA, que eran y siguen siendo sin duda mis favoritos, en realidad me divertía un montón con cualquiera del resto de personajes salidos de la pluma de Ibáñez: el Botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio, 13 Rue del Percebe, Rompetechos… Aunque también eran geniales alguno de los personajes del otro célebre dibujante de cómics español, Escobar, con sus Zipi y Zape a la cabeza, o con el siempre hambriento Carpanta.

Bueno, que ahora que me han venido a la mente todos aquellos comics voy a ver si encuentro alguna cosilla interesante por Internet. ¡Qué peligro que tengo yo con eso! Lo saben de sobra en casa: tengo el dedo más rápido que un pistolero del oeste a la hora de agenciarme algo por Internet. Pero bueno, uno a veces se aburre y como cualquier persona normal, pues tiene sus vicios para pasar el tiempo. Mañana os cuento, pero hasta entonces me despido de vosotros, y lo dicho… “y mañana más”.

1 comentario:

  1. Hola Fili: Espero que mañana la "F" de Ferrari y de Fernando haga Feliz a Filippo y a todos los Italianos y Españoles aficionados al automovilismo, que así sea, todavía no nos diste tu opinión de la Homilía de D. Fernando y de las barrabasadas de "Mou" y "Preci" están sacando "les pates del tiestu". Si estás de apetito de lectura de Superhumor, Sacarinos, Mortadelos, Lobeznos etc. sabes que tienes un amigo que los tiene por miles, en armarios, en arcas, en estanterias, en cajas de cartón, aquí, allá, y acullá, mueves un papel y aparece un TBO, así que no te prives y pide que se te concederá, mañana en el Molinón la forofada no se que Slogam inventará pero yo por adelantado con voz silenciosa desde mi casa ya ayudo con el "Mou,H.P." LARGATE. "Mou, H.P." LARGATE. Es imperiosamente necesario el ganar para no irnos a puestos de descenso, así que a por ellos. Un Saludo P.S.

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