jueves, 24 de noviembre de 2011

Génesis Día 146

Sin llegar todavía a ser las dos y cuarto, comienzo a escribir el Blog, en este jueves veinticuatro de noviembre. Un día que amanece -aún figuradamente a estas horas, claro está- con la previsión de que tendremos una jornada soleada, con una subida en las temperaturas nada desdeñable. De verdad que no recuerdo un otoño tan variable y caprichoso. No es de extrañar que por todas partes me encuentre con gente pegada a un pañuelo. A poco que te descuides estás pasando de tener calor a sufrir frío, y si no vas preparado con una chaqueta o trapo de más, estás perdido. Yo en ese sentido voy siempre con más capas que una cebolla, de forma que más o menos controlo la temperatura, aunque soy consciente de que eso no me libra de pillar cualquier virus despistado, ¿pero qué voy a hacer?, ¿quedarme en casa? A fin de cuentas de virus voy ya sobrado con el citomegalovirus, así que uno más...

Ayer por la mañana no paró de llover, en ocasiones con fuerza, así que mi padre y yo nos quedamos muy a nuestro pesar enclaustrados. Él aprovechó para pasar la aspiradora y el polvo -no puedo evitar que mi imaginación al verlo en faena vuele al famoso video de Queen, I Want To Break Free-. Yo por mi parte estuve más que entretenido, primero colgado del teléfono por un tema del seguro del coche, y después, escribiendo esas nimiedades que os había comentado me habían solicitado de la empresa para colgar en la Intranet de la empresa. Por cierto, que he recibido también de la empresa la invitación para asistir a la tradicional Cena de Navidad. Todavía queda mucho tiempo y ojalá fuera mañana, porque sin duda iría, pero quién sabe cómo estaré dentro de tres semanas. Seguro que mejor, ¿ no creéis? Ojalá.

Después de comer en casa de mis padres me volví a la mía donde caí frito en el sofá con los primeros titulares del telediario. Dormiría casi una hora, lo que para alguien que no pasa de las cuatro horas durante la noche, es todo un lujo. Entre emails y otras lecturas llegó la hora de irse a Oviedo donde ayer había un ligerísimo retraso, pero nada que impidiera que antes de las ocho y media estuviera ya de vuelta. Hoy tendré que ir más temprano, porque como sabéis, antes de a acudir a la sesión de radio, me pasaré por la Unidad de Trasplantes para que me hagan una analítica con el fin de mantenerme controlado, sobre todo en lo que a mi trombocitopenia se refiere -se entiende como tal el tener menos de cien mil plaquetas por milímetro cúbico de sangre- y en lo referente al citomegalovirus. Tengo que decir que de momento nuestro invitado inesperado no me está dando demasiados problemas. Ni él ni la "comida" que le estoy ofeciendo gentilmente para invitarle a volver a su casa.

Tras la cena esta vez sí admito el haber estado viendo el partido de Champions entre el Milan y el Barca, con victoria final para los culés, no sin apuros. Pero la noticia sin duda la protagonizó el Valencia con su borrachera de goles -siete- ante el Genk. Aunque con todo, de nuevo ha sido el tenis quien merece un punto y aparte, con la enorme victoria del alicantino David Ferrer en su partido frente al número uno, Djokovic. Con sus dos victorias Ferrer se asegura el paso a semifinales, algo por lo que hoy, a eso de las nueve de la noche, tendrá que luchar Nadal en su duelo ante el francés Tsonga.

Mientras escucho una de las baladas más hermosas de Eros, Fábula, me despido de vosotros. Como de costumbre para los que os toca currar, os animo a llevarlo con la ilusión de que ya estamos a jueves. Y para todos, por supuesto mi más sincero abrazo... "y mañana más..."

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