domingo, 6 de noviembre de 2011

Génesis Día 128

Cuando faltan escasos cinco minutos para las cinco menos cuarto de la mañana de este domingo seis de noviembre, comienzo a escribir las primeras líneas del Blog, que hoy quiero dedicar a una persona sobre la que ayer recibí la desgraciada noticia de su fallecimiento, después de una titánica lucha contra el cáncer en la que llevaba inmersa diez años. Amiga de la familia, vecina del barrio a la que conocía desde que mi niñez, con apenas cuarenta y cinco años se ha despedido de nosotros. No fueron pocas las veces que desde este blog me dirigió palabras de ánimo, ella que tal vez las necesitaba aún más que yo. Alguien puede pensar que el maldito cáncer se ha anotado una nueva victoria; puede ser, pero sin duda diez años plantándole cara a una metástasis es también una victoria en toda regla y sobre todo, un ejemplo para todos los que pudieran caer en la tentación de darse por vencidos a las primeras de cambio. Gracias por todo Diana y descansa en paz. 

Pero como se dice ante un hecho así, la vida sigue, y siempre seguirá por más que alguno podamos caer en la estupidez de pensar que somos el ombligo del mundo. Así que toca hacer un poco de tripas corazón y mirar al futuro con todo el optimismo que nos permita nuestra cabeza. Y eso es lo que voy a intentar hacer hoy.

Ayer fue un día en lo climatológico otoñal al cien por cien, con lluvias, en ocasiones intensas, y con una bajada en las temperaturas que nos tuvo casi todo el día rondando los doce grados, aunque el fuerte viento procedente de Galicia, hacía que la sensación térmica fuera aún menor. Con semejante panorama no es de extrañar que me pasara buena parte de la jornada encerrado en casa con la calefacción consumiendo gas a discreción.

Sin embargo no pude resistirme a la tentación de subir con mi mujer a Cabueñes a conocer a la nueva benjamín de la familia, Laura. Tener a un bebé recién nacido entre los brazos es algo indescriptible para mí, y aunque me resisto al inicio por ese miedo que a muchos nos da el poder lastimar algo tan frágil, cuando te tranquilizas y la ves ahí completamente ajena a todo lo que le rodea, es como si te contagiaras de su inocencia y pureza, sintiendo una sensación de paz interior absoluta. Sabes que tienes en tus brazos el lingote de oro más preciado del mundo y que con todo lo que puedas haber pasado en tus años caminando por el mundo, la vida es maravillosa.

Después de comer de nuevo en casa de mis padres -hoy volveremos a repetir-, pude dormir un poco para recuperar fuerzas de cara a la cita que por la noche teníamos mi mujer y yo para cenar con una prima mía y su pareja. El lugar escogido, el AgU, en plena Plazuela de San Miguel, propiedad de un buen amigo y excepcional cocinero y donde además trabaja también una chica a la que tengo mucho aprecio, seguidora de este blog. Fue como era de prever una velada perfecta con un servicio insuperable y una compañía aún mejor. Y lo más sorprendente de todo: mi prima y yo por primera vez no hablamos ni una sola palabra de política. Y mira que a veces hemos tenido discusiones apasionadas sobre el tema, pero ayer creo que los dos estábamos tan felices de estar de nuevo juntos, que sólo había motivos para hablar de cosas nuestras, de las muchísimas que desde niños nos han unido, y no de nimiedades que no aportan en definitiva nada.

Así, casi sin darnos cuenta nos dieron cerca de la una de la mañana. Decidimos entonces retirarnos porque yo comenzaba a dar señales de cierto cansancio. Demasiada cena tal vez para mi estómago. ¿Que a qué le hinqué ayer el diente? Mira que sois curiosos, pero no os dejaré con la duda: para comenzar compartimos una parrillada de verduras -que como habréis adivinado es una de mis debilidades, chico sano que soy- y un revuelto de bacalao. Luego, como plato principal degusté un soberbio rabo de toro relleno de foie. Para cerrar, y saltándome la tradición de disfrutar de su inigualable Tiramisú, opté por un sorbete de chocolate blanco con unos toques de mandarina que lo hacían delicioso. No obstante, mi mujer, siempre tan generosa conmigo -yo diría que me consiente demasiado- pidió para ella con toda la intencion del mundo el famoso tiramisú, de modo que digamos que no me quedé sin mi postre preferido. Es más, diría que al final comí de él casi tanto como ella...

Hoy intentaré reposar un poco el estómago, que los domingos parece que siempre apetece algo más ligero. Ya os contaré si lo consigo. De mano no faltará en cualquier caso un desayuno estilo "continental" con su té con limón, tostadas con aceite y mermelada, yogurt, galletas, cereales y unas cuantas nueces con un plátano. Vamos, que podría perfectamente parecer que me estoy preparando como hoy lo harán los jugadores del Real Madrid para afrontar ese partido extraño a las doce de la mañana que les medirá al Osasuna.

Y nada más que relataros por hoy. Ahora voy a ver si me leo un poco la prensa por internet y con suerte me entra de nuevo el sueño y de este modo consigo descansar al menos otra horita antes de levantarme. Mañana volvemos a la rutina, con análisis de control en el HUCA. Hasta entonces, disfrutad de este domingo, y lo dicho: "y mañana más".

1 comentario:

  1. Soy yo!! la afortunada!!

    Recomiendo el AgU a todos los lectores del blog; es un sitio de esos con magia; está decorado con mucho mucho gusto y el trato y la comida exquisita.

    Aunque tengo que decir que lo mejor de la noche para mí fue la compañía.

    No os imagináis las ganas que tenía de poder compartir una cena con mi primín y Mo.

    Miles de besos cariño!

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