miércoles, 16 de noviembre de 2011

Génesis Día 138

Con apenas tres horas de sueño, cuando son las dos en punto de la madrugada de este dieciséis de noviembre, comienzo a escribir el Blog. Hoy me acompañan Los Eagles para hacerme más relajado el momento escuchando un poco de música. Por lo que he sabido, el día se presenta bastante similar en lo climatológico al de ayer, con predominio de nubes, algún chubasco muy aislado y manteniéndose las temperaturas de modo que el mercurio no pasará de los quince grados. Donde según parece está lloviendo y seguirá haciéndolo como el día que enterraron al Bigotes es por Cataluña. ¿Qué quién era ese tal Bigotes? Ni idea; cualquier paisano de un remoto pueblo asturiano del que lo único que nos ha llegado es que el día de su entierro llovió a mares. Es una pequeña bobada que siempre oía que contaban divertidas las personas mayores cada vez que nos visitaba una borrasca de las buenas. Y nunca se cansaban de hacerlo. Bueno, ahora ya se oye menos, así que por eso la he traído a colación.

Pero vayamos a mi relato particular sobre el día de ayer, justo mientras los primeros acordes de Hotel California me transportan a tiempos tan felices como triste es el significado de la canción. Digamos que la mañana la reservé básicamente para hacer algunas compras aprovechando el día que hacía, sin amenaza de lluvias. A mi padre lo traigo medio loco, entre la marcheta que pongo y mis paradas repentinas en esta o en aquella tienda. Y al final la mayoría de las veces no compro asolutamente nada, pero sólo verme entrar por la puerta, tarjeta en mano, creo que le provoca sudores. Entre nosotros y que no se entere: lo hago también por provocarle un poco.

En el plano físico sigo encontrándome por tanto muy bien, salvo por las habituales molestias intestinales a las que ya creo que casi me he acostumbrado. El tema de la sequedad en la boca, asociada a cierta afonía lo comentaré hoy en la consulta de radio que tengo a media mañana en Oviedo. Otra de las cosas curiosas que me está sucediendo en las últimas semanas, sin motivo aparente, es que se me están despoblando de nuevo de pelo las cejas y las pestañas. Es extraño cuando llevo ya tanto tiempo sin quimio ni radio intensiva. Pero bueno, me parece que no deja de ser una especie de muda, porque no es a lo bestia, y diría que por debajo de los pelillos que caen, asoman otros nuevos.

Tras devorar para la comida un buen plato de garbanzos con bacalao pude descansar media hora larga antes de seguir con mi lectura habitual de la prensa. Esta semana por razones que todos conocemos lo que sobra es información y he de reconocer que con este tipo de acontecimientos disfruto especialmente estando a la última de todo cuanto ocurre.

A la sesión de radio nos fuimos como de costumbre hacia las siete menos cuarto y en esta ocasión todavía todo fue más rápido al no haber nadie, absolutamente nadie, en la sala de espera. De este modo, y a pesar del odioso tráfico que Oviedo siempre regala en sus entradas y salidas a la ciudad, me encontré poco antes de las nueve sentado delante de una irresistible chopa a la plancha, recién "destetada" de nuestro prolífico -no tanto como quisiéramos- Cantábrico.

Esta madrugada me he enterado por otra parte del empate in extremis de España en su encuentro frente a Costa Rica. Lo cierto es que no vimos ni un minuto del partido, y preferimos dedicarnos a nuestro paraíso de series grabadas, retomando así Hermanos de Sangre, que habíamos dejado allá por el capítulo tres de su única temporada. Por cierto, que nadie se piense que sólo hablo de los tropiezos -sin importancia por otro lado- de la Roja; ayer Italia cayó en casa frente a la cada vez más prometedora Uruguay, aunque quizás el resultado más llamativo se produjo en el amistoso entre Alemania y Holanda donde los germanos golearon a la otrora naranja mecánica por tres a cero. ¿Tendría algo que ver la prima de riesgo en todo esto?

Finalmente, y como me gusta responder a los capotazos que en ocasiones algún fiel lector del Blog me lanza, no dejaré sin respuesta un comentario que ayer se escribía en defensa de la empresa pública a raíz de mis quejas sobre el mal servicio al cliente que había recibido por parte de la empresa de telefonía con la que tengo contratado absolutamemente todo. Sin pretender enrrollarme con el tema, no creo que un buen servicio -postventa en este caso- dependa de si la empresa es pública o privada, sino de las personas que trabajan en él. La diferencia sustancial es que en la privada existen procedimientos para tratar de que los agentes nocivos para la salubrilidad de la empresa sean "despachados" con el consiguiente beneficio tanto para el cliente como para la empresa, que en ningún caso es una ONG. En la pública no existe feedback casi nunca entre el cliente y el dador del servicio, o si lo hay, no tiene repercusión alguna. ¿Y qué más da si la empresa es deficitaria? Vendemos que tenemos miles de puestos de trabajo creados, que dan por supuesto un óptimo servicio y a fin de cuentas ese "pequeño" desfase presupuestario es admisible para unas arcas tan boyantes como las nuestras. Yo siempre he defendido que lo público, gestionado de forma coherente, ha de ser igual de eficiente que lo privado, pero quien defienda que esto es así en la actualidad me parece que tiene una venda en los ojos. Y es que somos también los usuarios de los servicios públicos los primeros en abusar de ellos y de este modo transformarlos en poco competitivos. No recurramos tampoco al fácil chascarrillo sobre la labor del funcionariado, que en echar las culpas al resto los latinos siempre hemos sido unos maestros.

Y hecho este paréntesis que espero no haya molestado a nadie, por concluir ahora sí con el post de hoy, comentaros que esta mañana a primera hora me toca la analítica, que confío en que no me dé ninguna sorpresa que no sea agradable. Luego mi padre y yo nos daremos nuestro particular homenaje desayunando en el Centro Cívico o en el Calatrava para volver al hospital a las once y media que es cuando tengo la consulta programada con la gente de Radioterapia.

Un fuerte abrazo a todos... "y mañana más..."

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