viernes, 18 de noviembre de 2011

Génesis Día 140

A la una y punto de la madrugada de este viernes dieciocho de noviembre, no sin cierta dificultad, mis dedos teclean las primeras palabras del Blog. Si en el último post os confensaba haberme quedado grogui al final del capítulo de Hermanos de Sangre, esta noche mi ignominía ha ido mucho más lejos, pues apenas superé con los ojos abiertos los créditos inciales. Si os soy sincero, esa hora en la que caigo profundamente dormido, mientras Mónica soporta estoicamente todos mis ronquidos, tratando de distinguirlos en este caso de las bombas alemanas, es para mí la mejor de todas cuantas luego logro dormir a lo largo de la jornada. La pena, es que como veis, echándome con menos pilas que un zombie a las once, antes de la una ya me despierto como si fuese el Conde Drácula, listo para darle un buen mordisco a lo que se me ponga por delante.

Para este post me acompañan los mejores temas de Sir Elton John, uno de esos cantantes que siempre me ha gustado, pero al que le ha faltado algo, desconozco el qué, para transformarse en uno de mis favoritos. Sería un buen motivo para un estudio el descubrir qué motivos son los que hacen que empaticemos con unos cantantes más que con otros, cuya calidad de música objetivamente es incluso mejor. Sí, ya sé: para gustos de hicieron colores. Pero yo creo que tiene que haber algo más para que para mí por ejemplo Queen sea el grupo por excelencia del rock, y sin embargo, sea incapaz de escuchar dos canciones seguidas de Los Beatles, o tres de los Rolling Stones.

Pero vayamos con la música a otra parte y centrémonos en este particular piccolo hermano, en el que a veces tengo la sensación que degenera el blog. Ayer por la mañana tocó otra vez arreglar algunas cosillas por el banco, aunque en realidad lo primero que hice fue pasarme por el taller a ver si habían sido capaces de resolver el problema que me había surgido con los sensores de aparcamiento. La avería estaba sin embargo sin solucionar, pero no porque no supieran su origen, sino porque en este caso, para calibrar los sensores habría que pasar igualmente por la casa, con lo que al final la reparación sería más cara. ¿Y cuál era su origen? Mejor no lo dejo por escrito para no dar ideas a nadie... pero os diría que en un 70% fue algo deliberado. Si alguien tiene especial interés no tiene más que enviarme un email y gustosamente le explico en qué consiste la "broma" en cuestión. Broma que afortunadamente no saldrá cara reparar.

Una vez realizados los recados mañaneros, con el día de sol que hacía, y encontrándome como de costumbre con muchas ganas, subimos a Quintes a comer. No faltó la siesta en mi sofá mágico, el té de las cuatro y media, ni la lectura de prensa, con la prima de riesgo como reina por doquier. ¡Dichosa prima de riesgo! Tampoco será para tanto, que recuerdo bien a una prima de un viejo amigo del colegio que aquella más que riesgo tenía peligro en estado puro. Menos mal que uno siempre fue de lo más formal, o quizás demasiado tímido.

Al bajar de Quintes nos fuimos a hacer una visita a la pequeña Laura, la hermanita de Diego, el ahijado de Mónica. Estaban con sus orgullosos padres -no es para menos- en el parque que tienen justo debajo de su casa. Aquello estaba a tope de niños entre dos y cinco años. Tranquilos que el mundo no se acaba... Fue un subidón volver a verles.

Llegó así la hora de irnos para Oviedo a por la quinta sesión de radio. Bueno, ya llevamos el 25% de las mismas y de momento no siento ninguna molestia de importancia, salvo quizás la boca algo más reseca de lo normal y una ligera carraspera. El bajón en las plaquetas podría tener algo que ver también con la radioterapia, aunque siendo honestos, con tan pocas sesiones y siendo tan cortas y localizadas se antoja complicado conjugar ambas circunstancias.

Para la próxima semana pronto veremos la tendencia de estas plaquetas, puesto que ya el mismo lunes tengo revisión y posterior consulta en Trasplantes. Luego el martes, ya de tarde, tocaría la consulta semanal radio, justo antes de la sesión correspondiente.

Para hoy, si volvemos a tener suerte con el tiempo subiremos probablemente a Quintes para pasar por ahí el día, hasta que llegue la hora de arrancar para Oviedo. Y como nos lo merecemos y es viernes, quién sabe, lo mismo a la vuelta nos planteamos cenar fuera de casa, como solíamos hacer antes de que comenzaran mis particulares aventuras con la Sanidad. Y es que Mónicay yo no perdíamos oportunidad de salir viernes y sábado. Volveremos a ello: prometido aquí queda.

Un fuerte abrazo para todos, a por todas que es viernes... "y mañana más..."

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