sábado, 23 de abril de 2011

Día CLXXXV

Son las diez de la mañana de este Sábado Santo, veintitrés de abril, cuando comienzo a escribir el Blog. El día ha despertado entre nubes y no da la impresión de que vaya a cambiar mucho. Los peores pronósticos para esta Semana Santa se han cumplido. De todos modos la temperatura sigue siendo bastante agradable, así que mientras que no llueva de forma continua, podemos darnos por contentos.

Ayer subimos a Quintes a comer ese típico plato de garbanzos con bacalao que ya os había anticipado. Después de la siesta de rigor llegaron mis padres y para recordar viejos tiempos, echamos una partida a la brisca de seis. Porque antes de que la epidemia del Parchís llegara a la casa de mis suegros, el juego oficial era la brisca. ¡No me tocaron partidas ni nada! Jugamos mi suegro, mi padre y yo contra mi mujer, mi madre y mi suegra. Lo típico, vamos. El resultado no lo diré por respeto a los perdedores, o mejor dicho, a las perdedoras; baste con decir que no hubo color.

Después de haber visto durante el día a ratos Quo Vadis, Ben Hur... como marca la tradición, por la noche decidimos optar por Espartaco, la nueva versión, que era la que echaban por la Primera. Hombre, no es lo mismo que ver a Kirk Douglas, pero bueno, algo es algo. Este año he echado en falta la película de Mel Gibson sobre la vida de Jesús de Nazaret, que se ha convertido en otro de los clásicos desde su estreno. Bueno, todavía hay tiempo para que la echen, que tampoco he visto la programación para lo que queda de Semana Santa, aunque lo normal es que la hubieran emitido ayer. Recuerdo hace años que la que tocaba una y otra vez era la majestuosa versión de Franco Zeffirelli. De hecho en el colegio nos llevaron también un par de veces por lo menos a verla. Eso sí, en un par de sesiones, porque la peli, más bien una miniserie, era larga a más no poder: algo más de seis horas.

Y hoy sábado vuelve el fútbol, con el plato fuerte de ver a los dos grandes de la Liga volver a la acción después de la final de Copa. Un Madrid campeón, cargado de suplentes, visitará Mestalla, donde el equipo ché ya ha garantizado que habrá pasillo. Después de ese gesto de cortesía que les honra, estoy convencido que una vez que el árbitro marque el inicio del partido la historia será muy distinta: nada de contemplaciones y a muerte a por la victoria. Por lo que se refiere al Barcelona, todavía algo cabizbajo por la derrota del miércoles, buscará desquitarse ante el Osasuna, lo que ciertamente vendría muy bien para los intereses del Sporting, que recibe mañana al Espanyol, en un partido que podría certificar nuestra permanencia.

Sobre mi estado poco que deciros salvo que me sigo encontrando muy bien. Habrá que aprovechar bien este finde, que la semana que viene toca el lunes visita a Cabueñes y luego el miércoles a Oviedo en doble sesión: revisión bucodental por la mañana y ecocardio por la tarde. Y sin descartar que ya la próxima semana comencemos a retomar las sesiones de tratamiento previas al ingreso.

Bueno, pues lo dicho. A disfrutar de estos días de fiesta, aunque el tiempo no acompañe demasiado. Un fuerte abrazo…“y mañana más”.

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