martes, 5 de abril de 2011

Día CLXVIII

Van ser las diez menos cuarto de la mañana de este martes cinco de abril cuando comienzo a escribir el Blog. El anticiclón que tenemos de visita por la Península parece que está cumpliendo con su labor, de modo que hoy de nuevo nos hemos despertado con un día radiante de sol. Lo mejor de todo es que parece que esta situación se prolongará durante toda la semana. Poco a poco además irán subiendo las temperaturas, que ayer a pesar del sol, en algunos momentos el frío viento del nordeste hacía que la sensación térmica no fuera demasiado agradable. Mi garganta, que sigue en tratamiento de miel y limón, sin duda agradecerá una pequeña subida en el termómetro.

Así que con este sol que nos acompaña desde primera hora nada mejor para ponerse las pilas que un poco de música dance electrónica. Una buena amiga de Zaragoza, compañera del trabajo, me ha enviado dos sesiones grabadas por ella misma y os aseguro que son capaces de hacer bailar al más muermo. Yo la verdad es que en ese sentido nunca he tenido demasiados problemas, porque siempre me ha gustado bailar, aunque digamos que no era de la vieja escuela, la de los bailes agarraditos, sino de la nueva, de ese estilo en el que parece que el cuerpo se va a descomponer en cualquier momento como poseído por una fuerza interior que hace que se mueva de forma casi espasmódica.

Esta noche he vuelto a dormir a las mil maravillas, aunque sigo con mi reloj biológico como lo llamo yo, que me hace despertar a las tres primero, y luego a las seis. Aun así apenas echo un trago de agua, doy media vuelta y vuelvo a dormirme. Así que es raro que entre una cosa y la otra no duerma mis ocho horitas a las que luego añado hora u hora y media de siesta.

Mañana como sabéis me toca la analítica en Cabueñes. Tengo mucha curiosidad por ver cómo han evolucionado mis valores después de una semana sin controlarlos. Además es más que probable que tengamos ya los resultados definitivos de la biopsia enviada a Salamanca. Con ellos la hematóloga elaborará un informe que será el que envie a la Unidad de Trasplantes de Oviedo para su estudio de cara a la consulta del siguiente martes día doce.

Retornando al pasado más reciente, ayer por la mañana después de tanto tiempo, volví a sentir la arena de la playa de San Lorenzo debajo de mis pies, o para ser exactos, debajo de mis playeros. El caso es que cuando fuimos mi padre y yo a dar el paseo matutino, nos encontramos con que la marea estaba muy baja, invitando a caminar por la arena húmeda al abrigo del sol que hacía. No parecía que corriera demasiado viento así que nos decidimos. Fuimos así desde la escalera 15 hasta la Escalerona, desde donde ya nos dirigimos por el centro hasta regresar a casa.

Por la tarde todavía tuvimos tiempo para dar otro paseo, en esta ocasión con mi mujer, y por el Parque Fluvial de Viesques. Pero aunque eran todavía las seis de la tarde, el viento ya era bastante molesto, así que no fue un paseo demasiado largo.

¡Ah!, para los que siguen las curiosidades que de vez en cuando traigo a este blog, comentarles que tal día como hoy, allá por el 1963, se conectaba el famoso teléfono rojo entre EEUU y la URSS de aquel entonces, siendo presidentes John Kennedy y Nikita Jrushchov respectivamente. El teléfono, por cierto negro y no rojo, y que al inicio no fue más que una especie de línea de teletipo, nació después de la famosa crisis de los misiles de 1962 –que tal vez algunos recuerden- que estuvo a punto de conducirnos a una Tercera Guerra Mundial cuyas consecuencias habrían sido inimaginables habida cuenta del potencial nuclear con el que ambas potencias contaban. Esperemos que nunca volvamos a estar tan cerca de nuestra autodestrucción.

Por este martes os dejo, que bastante rollo os he soltado. Un fuerte abrazo…“y mañana más”.

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