Día CV

Son las cuatro menos cuarto de este martes uno de febrero cuando comienzo a escribir el Blog. Justo en este preciso momento me ha sorprendido ver un rayo de sol entrando por la ventana de la cocina. Miro por ello algo curioso al exterior y compruebo que las nubes que tuvimos durante toda la mañana han desaparecido en su mayoría.

Este mediodía he tenido noticias de los análisis realizados ayer. Bueno, en realidad son de hoy, porque me han tenido que volver a sacar una muestra ya que parece ser que con la de ayer hubo un pequeño problema técnico; básicamente se perdió. Los resultados son bastante aceptables. Por un lado la hemoglobina ha experimentado un nuevo aumento y en estos momentos se acerca incluso a los once puntos, todo un récord. Por otra parte las plaquetas siguen en sus trece de no subir demasiado, pero como siempre digo, por lo menos no bajan. Y respecto a los neutrófilos, las inyecciones de Neupogen cumplieron su propósito y estoy así en unas cifras mucho más seguras.

Lo que también han aumentado son el número de linfocitos, o sea, de glóbulos blancos. Esto ni es bueno ni es malo, porque tampoco podemos saber cuántos de esos linfocitos son cancerígenos o cuántos están sanos. Y el motivo de su aumento es básicamente el llevar casi una semana sin el tratamiento.

He quedado con mi hematóloga en que mañana me llamará si tiene los resultados de serología en los que pueda ver si el virus está ya controlado, para de este modo, a la vista de mis cifras de hoy, retomar de nuevo el tratamiento y no dar así tregua a la enfermedad. Lo que está todavía por ver es si definitivamente tendremos que empezar de cero, o si por el contrario, podremos empezar donde lo habíamos dejado. Haremos como siempre lo que sea o pueda ser en principio más eficaz, pero al mismo tiempo más seguro en función de mi estado actual.

Tengo que confesar que me da cierta pereza volver a la rutina de tener que ir al hospital cada dos días, con lo cómodo que me encuentro en casa; pero soy perfectamente consciente que esto es algo transitorio y que tarde o temprano habrá que retomar las eternas mañanas por el hospital. Estoy haciendo por ello un buen acopio de películas en el iPad para cuando toque otra vez hacer uso de ellas.

Esto de las nuevas tecnologías a veces no nos damos cuenta de lo que han cambiado nuestras vidas. En ocasiones nuestros padres, o más bien nuestros abuelos, nos hablaban de cuando en casa no tenían corriente, o cuando iban a lavar la ropa al río y cosas por el estilo. Nosotros digamos que hemos sido la generación del boom tecnológico. Vivimos el ocaso del tocadiscos, el esplendor de las cassettes, el nacimiento del CD, las primeras videoconsolas, la aparición de Internet… Todavía recuerdo cuando ya en la Universidad, para ver una foto te tirabas un buen rato mientras la imagen iba poco a poco apareciendo en pantalla como si un telón ficticio fuera retirándose con pesadez. Y ahora nos quejamos si el ordenador va lento por tardar más de un segundo en cargar la página que buscamos. Hemos pasado de aquellos enormes comecocos a pilas que ocupaban un bolsillo de la mochila al iPod nano que apenas mide unos centímetros. Y de escuchar una y mil veces la cassette que con tanto esfuerzo habíamos comprado, o mejor dicho, convencido para que nos compraran, a tener mil canciones y no saber cuál escuchar.

Bueno, por hoy os dejo. Voy a ver si en breve pongo un poco de agua a calentar, que se acerca la hora del té. Un fuerte abrazo… ”y mañana más”.