jueves, 10 de febrero de 2011

Día CXIV

Son las cuatro y cuarto de la tarde de este jueves diez de febrero cuando comienzo a escribir el Blog. Seguimos con un tiempo increíble para la estación del año en la que nos encontramos -¿de verdad estamos en invierno?- y por ello esta mañana me he dado un buen paseo para estirar las piernas. Resulta casi increíble de creer pero poco menos que me vi obligado a salir de casa por el calor que hacía dentro a mediodía. No me extraña porque afuera rozábamos los diecinueve grados a esa hora. La pena es que por lo que se ve a partir mañana volverán las nubes aunque en principio las temperaturas no deberían verse por el momento demasiado afectadas. Ya veremos: tal vez todavía pueda darme alguna caminata. Y si no parafraseando al mítico Bogart: siempre nos quedará la cinta.

Hoy he conocido los resultados del hemograma realizado ayer. Más o menos me mantengo en las mismas cifras del que había hecho el lunes. Estoy algo más bajo –no mucho- de neutrófilos y plaquetas, mientras que la hemoglobina se mantiene por encima de los once puntos y medio. Esta tarde me toca precisamente la dosis semanal de EPO. La idea sería que en cuanto pasemos de los doce puntos bajar la dosis que ahora mismo me estoy inyectando. Mañana toca nueva analítica aunque no creo que vaya a ver muchas variaciones.

Por otra parte la hematólogo para mi tranquilidad, ha optado por retomar el tratamiento con el alemtuzumab el próximo miércoles. De este modo acabaría el martes primero con el antiviral y luego miércoles, jueves y viernes iría por el hospital a poner las dosis progresivas del tratamiento. Dispondremos así además ya del resultado del último análisis de serología que me habrán de practicar el lunes, por lo que tendríamos para el miércoles la confirmación más que definitiva de que efectivamente el virus ha pasado a la historia. Creo que es la mejor solución que podíamos elegir.

Para los amantes como yo de las efemérides, y más sin son curiosas, comentaros que tal día como hoy hace sólo dos años, tuvo lugar la primera gran colisión entre satélites artificiales orbitando la Tierra. ¡Mira que es grande el Espacio! Los satélites en cuestión de nombres Iridium 33 y Cosmos 2251 vieron cómo sus caminos se cruzaban a casi ochocientos kilómetros de altura cuando sobrevolaban Siberia. Tal vez el hecho de que el primero fuera estadounidense y el segundo ruso hizo que ninguno quisiera ceder el paso al otro. Es broma por supuesto, y seguro que provocó algún que otro revuelo a nivel diplomático entre las dos grandes potencias del que nunca nos enteraremos. De lo que sí nos enteramos fue de la enorme cantidad de residuos que quedaron depositados en la atmósfera al quedar ambos satélites completamente destruidos.

Y después de esta tontería, sin nada más que contaros, me despido de vosotros. Que paséis bien lo que queda de día y ánimo, que el fin de semana está ya a las puertas. Un fuerte abrazo… ”y mañana más”.

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