viernes, 20 de agosto de 2010

Día Diecisiete

Son las nueve y media cuando comienzo a escribir este Blog, con la esperanza de que sea la última vez que lo hago desde el hospital. Sobre las once y media o doce cuando vengan los médicos de visita, nos darán la confirmación de si finalmente recibimos el alta y podemos irnos a casa. ¡Qué ganas!

Esta noche volvió a ser un poco larga. Desperté a eso de las tres y media y estuve desvelado hasta cerca de las cinco. Los nervios son demasiado fuertes. Luego ya descansé lo que pude hasta que a las siete entraron a hacerme la extracción de sangre, que como ya no tengo vía colocada, realizaron por el “método tradicional”, o sea, aguja, pinchazo y tira patrás. Luego a las siete y medio toma de tensión y pesado, que sigue mostrando mi tendencia a bajar tallas. Hoy pesé 67 kilos.

De la moquera no he avanzado mucho, pero no parece nada importante. En cualquier caso como medida de precaución este finde intentaré no prodigarme en las salidas y quedarme en casa reponiendo fuerzas, que sobre todo por las tardes, me noto muy débil.

Ayer por la mañana volví a hacer una serie larga de bici, de unos cuarenta y cinco minutos. En casa recuperaré supongo la rutina de la cinta estática de andar hasta que pueda salir a dar paseos más allá de dar la vuelta a la manzana.

Los médicos pasaron a eso de las doce para transmitirnos sus buenas impresiones, pero como son médicos, hasta que no tengan los últimos análisis de hoy tampoco se pillan los dedos. Lógico. De momento las defensas están un poco por encima del mínimo, la hemoglobina está baja aunque algo más alta que cuando ingresé y las que más remolonas están son las plaquetas, que por lo visto, son siempre las últimas en recuperarse. Es por eso que en las próximas revisiones que realicé podría necesitar todavía de alguna trasfusión adicional de plaquetas o de glóbulos rojos, o incluso, alguna inyección extra de Neupogen.

Por la tarde después de la opípara comida estuvimos viendo un poco la tele hasta que llegó nuestra sesión de juegos, donde agarraos, ¡GANÉ AL PARCHÍS! La razón de mis derrotas era clara: al tener el brazo derecho impedido por la vía, me veía obligado a tirar el dado con la izquierda. Así que ahora que he recuperado mi brazo ejecutor, las victorias no han tardado ni una partida en regresar. ¡A temblar! Bueno, he de decir también que perdí al Scrabble y al Chinchón, aunque conseguí la igualada final a los dados en el Mentiroso.

Por la tarde estuve un poco revuelto, más por los nervios que por otra cosa, porque ni tenía fiebre -un poco de febrícula nada más- ni nauseas, ni nada. Después de cenar estuvimos viendo el partido del Sporting, pero francamente, una vez más, me quedé sopa al descanso. Menos mal, porque ver perder a tu equipo tres cero haciendo el ridículo no debe ser lo más agradable para luego conciliar el sueño.

Hoy ha amanecido con un sol espléndido. El día no merecía menos. No nos queda más que esperar la confirmación del alta para llamar a nuestros padres para que vengan a buscarnos. Va a ser un reencuentro muy emocionante para todos. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

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