martes, 3 de agosto de 2010

Día Cero

Son las nueve y media de este martes, noveno día en el hospital, y Día Uno siguiendo el protocolo de la Unidad de Trasplantes cuando comienzo a escribir el Blog. Ayer por tanto fue mi Día Cero, algo así como un segundo cumpleaños que tendré que empezar a celebrar cada año, el 2 de Agosto. Es por ese motivo por el que he decidido renombrar los post de este blog. Pasar de ciento quince me hacía sentir muy viejo, así que al igual que hemos hecho ayer con mi sistema inmunitario, reseteamos también el contador y comenzamos de cero.

Ayer por la mañana estuvieron preparándome para la infusión de las células madre. Para ello me estuvieron suministrando algunos fármacos en las horas previas al trasplante. Se hizo un poco pesada la espera pero al final a las doce apareció por la puerta el equipo del Banco de Sangre con la primera de las bolsitas –de un total de tres- que contenían mis células y comenzamos con el trasplante.

Si recordáis, en su día habíamos extraído en la aféresis un montón de células –seis millones por kilo-. Según me comentaron lo mínimo requerido para que un trasplante prenda son un millón, así que por lo que se refiere a cantidad vamos más que sobrados. Y de la calidad no tengo tampoco ninguna duda de que mis células van a responder como es debido. El número de células también puede influir como parece lógico en la rapidez con la que estas células puedan transformarse en los distintos componentes sanguíneos para paliar de este modo en menor tiempo la aplasia en la que ahora mismo estoy inmerso, y que es la causante de todos las molestias que tengo… y que tendré.

Las células desde que me fueron extraídas se conservaron nada menos que a 198 grados bajo cero. Para que no mueran a esa temperatura es necesario añadirles un compuesto químico que tiene una particularidad que es que cuando te vuelven a infundir las células, este compuesto se volatiliza a través de tu propio cuerpo, generando un olor que el propio médico definió como a berberechos, y que os garantizo que es de lo más acertado. Este olor a marisquería nos acompañará un par de días a lo sumo para ir desapareciendo poco a poco.

Lo que es la infusión en sí misma no es para nada dolorosa. Como os expliqué simplemente te conectan la bolsa con tus células y te introducen su contenido como si fuera un suero más. Eso sí, mientras va entrando sientes un sabor picante en la boca, como consecuencia del mismo producto químico que os comentaba antes. Durante todo el tiempo que dura la infusión estás monitorizado de forman que vigilan las constantes vitales.

Al acabar con la primera bolsa fueron a por la segunda. ¿Por qué no la traían ya con ellos? Muy sencillo: porque si hubiera habido cualquier problema, una vez descongelada la bolsa ya no serviría. Así que cada vez que te infuden una bolsa tienen que irse a por la siguiente, descongelarla y volver con ella. Menos mal que en este caso sólo fueron tres bolsas y el proceso total no duró más de cuarenta minutos.

Así que a eso de la una ya habíamos acabado. Esperamos un poco para comer y luego ya tuvimos una tarde de lo más tranquila, con una pequeña siesta incluida.

No faltó el tiempo para ver la tele ni por supuesto para nuestra sesión de juegos. Ayer en mi día cero decidí que lo mejor era no empezar con demasiados cambios, así que opté por perder a todo.

Como quiero que mis nuevas células sean conscientes de lo que les espera, por la tarde ya les metí una tanda de veinte minutos en la bici a buen ritmo. No pasa un día en que el Jefe no me recuerde que es clave la movilidad para favorecer la curación. Según sus palabras, si por él fuera las camas se recogerían durante el día.

De los principales efectos que empezaré a notar los próximos días el primero que ya es evidente son las ronchas que me han salido por varias partes del cuerpo y que de vez en cuando pican a rabiar, pero bueno, esta noche por ejemplo no me han impedido dormir a pierna suelta. De hecho yo creo que ha sido la mejor noche que he pasado desde que estoy en el hospital.

Otra de las cosas que empiezo a notar es la mucositis con la sequedad cada vez mayor en mi boca. Se te pega todo. Intento mantenerla lo más posible hidratada y realizo enjuagues con suero salino cada poco, pero aun así, es algo que habrá que pasar por ello. En la mayoría de las ocasiones puede impedir ingerir alimentos sólidos durante dos o tres días. Ya veremos en mi caso.

Por la noche después de cenar estuvimos un buen rato viendo de nuevo la tele, primero Ley y Orden, y luego Asturianos en el Mundo, que ayer viajó hasta Moscú.

Hoy ha amanecido nublado pero ya están empezando a salir los primeros claros. Creo que los próximos días vamos a sudar un poco más de lo normal. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

3 comentarios:

  1. Hola cariño, el día 11 nos vamos los tres para Gijón, así que como te dije, te sentiré más cerca, aunque, si te dijo la verdad, gracias a tu genial idea del blog, la sensación de tu cercanía ha sido constante durante todo este tiempo.
    Muchos besinos y ya sabes........te envío millones de rayinos.

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  2. Hola amigo semi-nuevo :) (toy segura que habrá coses que no cambien ni con 1000 transplantes!!) :) :) :)
    Oye...que te digo yo...Contador ya ganó 3 veces el Tour (y el Giro y la Vuelta)!! Igual en breve necesita un relevo!!! Te veo bien como sustituto :)

    Vamosssssssssssssssssssssssssssss!!!

    Besisimossssssssssssssssssssssssss

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  3. Hola cariño!!
    Da gusto oirte, leerte y sentirte cerca! Es cierto que es una maravilla poder leer todos los días este blog al que nos tienes enganchados y que nos permite tenerte cerca cerca.
    Dentro de nada el olor a mar lo disfrutas desde Quintes y te comes una buena fabadina y arrocín con leche de esi que hace Marisa y está pa chupase los dedos!! ( los berberechos dejámoslos pa otra ocasión!)
    Cómo está nuestra enfermera particular? sigue siendo la reina del cubilete no?
    Os mando miles de besinos con rayitos de sol

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