viernes, 30 de abril de 2010

Día 21

Hoy me he levantado mucho más descansado que ayer, ya que para empezar he dormido mejor y apenas me he despertado dos o tres veces. Así que comenzamos la mañana con energía después de haber dado cuenta de un desayuno que podríamos calificar casi como de opulento, de esos que normalmente uno sólo se da cuando está en un hotel y parece que en su vida ha visto tanta comida junta al levantarse.

Ayer volvió a ser un día bastante tranquilo. De momento la quimio me sigue respetando, o mejor dicho, sus efectos secundarios. Sí es cierto que ayer me dolió un poquito la garganta –nada exagerado- por lo que habrá que tener cuidado no obstante, y en especial vigilar la fiebre -de momento sigo si noticias de ella- porque a veces esos dolores de garganta son el inicio de una infección. Como medida de precaución he limitado al máximo las llamadas, porque sí que era algo que notaba, que al acabar el día la garganta me quedaba un poco rota.

El otro día os comentaba el efecto que causan en mi estómago los antibióticos cada vez que recurro a ellos. Curiosamente en esta ocasión, y cuando llevo ya cuatro días tomándolos, no he notado nada. Al contrario, tengo la sensación que la quimio me ha apretado las cañerías, algo realmente milagroso en mí. Así que ahora he pasado de la dieta astringente que me había impuesto como medida de precaución por los antibióticos, a una un poco más rica en fibra. ¡Si es que nunca estamos a gusto con lo que tenemos!

De nuevo por la mañana volví a contar con la compañía de mi padre, que está encantado con el profesor de informática que ha encontrado a cambio de hacerme unos cuantos recados al día. Ahora mismo ya me extraña que no haya entrado ya por la puerta, "arma" en mano, quiero decir, portátil en mano.

Antes de comer llamé a Cabueñes para ver si por fin habían llegado los resultados del PET que había realizado el viernes pasado y para preguntarles por la prueba que tengo que realizar el lunes con mi hermano para comprobar si somos compatibles de cara a un hipotético trasplante de médula ósea. Sobre el PET me confirmaron que ya tenían el informe, y que no había nada reseñable por lo que podía estar tranquilo. De todos modos ya me habían avisado que en principio esta prueba diagnóstica la utilizan más para tener con qué comparar y ver cómo va el tratamiento una vez me la repitan transcurridas las tres primeras sesiones.

Respecto a la prueba con mi hermano, la realizaremos como estaba previsto este lunes próximo a primera hora. No es nada especial. Simplemente te sacan un poco de sangre y la envían en este caso a Oviedo para que allí hagan las comprobaciones pertinentes que determinarán si finalmente podríamos tener el donante en casa. La cuestión es que tal vez se añada a esa prueba uno de los dos primos por parte doble que tengo. ¿Que qué quiero decir con eso de por parte doble? Pues que mis padres y sus padres son hermanos: dos hermanos casados con dos hermanas. Curioso, ¿verdad? Lógicamente al haber doble coincidencia de sangre, las probabilidades de que pudieran ser compatibles son mucho mayores. Ahora mismo uno de estos primos vive fuera de España, pero si fuera necesario -en el caso de que las dos primeras opciones fallaran- también podría unirse a la “fiesta”. Su hermano como digo es probable que venga ya el lunes con el mío.

Después de la comida y de la pertinente siesta, comenzó un día más la sesión deportiva. De nuevo tomó protagonismo en primer lugar La Vuelta a Asturias, que además ayer llegaba a Gijón. La victoria y el liderato fueron para Ángel Vicioso. Después seguimos con el tenis y el Open de Roma –hoy se juegan ya los cuartos- donde vi el partido que enfrentaba a Gulbis –quien que se había cargado en la primera jornada a Federer- frente a mi tocayo, Filippo Volandri. Aunque Volandri estuvo a punto de darle un disgusto al joven letón, al final se quedó nada más que en eso. Pero es justo reconocerle que lo dio todo y más, y cuando uno hace eso, no se le puede recriminar nada. Y para acabar la jornada, y ya después de la cena, tocaba ver al Atlético de Madrid jugársela en Anfield, contra todo un Liverpool. Partido emocionante a más no poder y que tuvo que llegar a la prórroga para que fueran los colchoneros quienes con un gol del uruguayo Forlán, se metieran en la gran Final de Hamburgo del próximo 12 de Mayo. Un gran resultado que de rebote afecta -y mucho- a mi Sporting, puesto que el fin de semana anterior a esa final el Atlético visita El Molinón, con lo que espero que vengan relajaditos y con la cabeza puesta en el partido que jugarán ese mismo miércoles.

Sobre mi progresión en la cinta de andar, decir que ayer subí a quince minutos tal y como estaba previsto, pero manteniendo el ritmo caracol. Hoy probablemente opte por dos sesiones cortas de diez minutos –una por la mañana y otra por la tarde- pero sin subir de momento la cadencia. Para estar en todo momento controlado, mientras estoy en la cinta tengo un pulsímetro para ver cómo responde la “patata”. En ningún caso he superado las noventa pulsaciones, lo que quiere decir que voy bastante sobrado ya que cuando salía a correr podía llegar hasta ciento ochenta sin que me diera un espasmo en el intento.

El día ha amanecido nublado, pero con buena temperatura. Por lo que he escuchado en la radio este finde tocará lluvia y un pequeño bajón en los termómetros. ¡Yo que tenía pensado ir a tomar el sol a la playa! Es broma, por supuesto. Aunque ya veremos dentro de algunas semanas... Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 29 de abril de 2010

Día 20

Hoy me he levantado un poco más cansado de lo habitual, supongo que en parte porque anoche tardé bastante en dormirme, confieso que en buena parte porque me quedé enganchado escuchando la radio. Sin embargo prefiero mantener los horarios en las comidas por lo que ya descansaré durante el día, en lugar de quedarme más tiempo ahora en la cama.

Ayer fue un día de esos que ahora podemos llamar de transición. Sigo manteniéndome en muy buen estado tanto físico como mental, sin ningún atisbo de sufrir los efectos secundarios de la quimio. El hecho de sentirte tan bien sin duda contribuye a que instintivamente uno piense que el tratamiento va por el buen camino. Estoy convencido de que cuando tengamos los primeros resultados, estas conjeturas se confirmarán.

Por la mañana disfruté en casa de la compañía de mi padre. Mi mujer prefiere que no me quede solo en casa, por más que yo le insista en que estoy como para salir a correr por la playa. ¡Qué ganas tengo por cierto de volver a trotar por el paseo de El Muro!

La gracia es que ahora mi padre ha descubierto el ordenador e Internet, algo muy de moda entre la población que entra en la edad dorada de la jubilación. Así que se trajo su portátil de casa, y se pasó toda la mañana entretenido con su nueva afición. No es necesario que os diga que me tocó ejercer de improvisado profesor de informática. Y a pesar de que nunca he tenido mucha paciencia para estas labores docentes, me lo he tomado como una forma de pasar más tiempo con mi padre. Es curioso cómo a veces es necesario que uno pase por un episodio en la vida como el que ahora me toca vivir a mí, para conseguir que compartas todo el tiempo que se merecen las personas que más quieres, entre las que por supuesto se encuentran mis padres.

A la una en punto llegó la comida, y digo llegó porque afortunado que es uno, mi tía, que vive en el segundo –yo vivo en el tercero- se coordina con mi madre para mantenerme bien cebado. Ayer pude así degustar un espectacular entrecot de ternera, que debió reventar la báscula del carnicero al pesarlo, acompañado de un arroz con verduritas. De postre, ¡qué mejor que una buena fuente del tradicional arroz con leche asturiano! Os comento esto para que veáis si de verdad mantengo o no el apetito.

Con semejante ágape era de rigor la correspondiente siesta, y después de ésta comenzó una nueva sesión deportiva. Comenzamos con el final de la primera etapa de La Vuelta a Asturias, en la que en su llegada a Llanes ganó un ciclista que para qué os voy a engañar, apenas me sonaba de alguna carrera menor, Pablo Urtasun. Luego junto con mi padre –que volvió por la tarde- vimos el partido de tenis entre Verdasco y el italiano Stefano Bolelli, donde al final se impuso el español, como era más que previsible a la vista de la diferencia de nivel entre ambos. De todos modos, Bolelli, como buen italiano, dio más guerra de la prevista. Aunque para guerra la que le dio el Inter al Barca; ¿que puedo decir? Ya me podía prestar Mourinho esos defensas, ahora que ando yo un poco bajo de ellas. ¡Qué pedazo neutrófilos que tiene el Inter! No voy a hacer leña del árbol caído, porque en primer lugar, como saben quienes me conocen, después de la Nazionale Azzurra y del Napoli no tengo especiales preferencias por el resto de equipos italianos, pero sí puedo decir que el Inter, ahora mismo, no es precisamente uno de mis equipos preferidos. Pero al final se trataba de un equipo italiano –aunque parezca lo contrario viendo la alineación- y había que ponerse la camiseta, algo que literalmente hice.

Por supuesto ayer ya estrené mi cinta de andar. Fue una primera toma de contacto. Apenas diez minutos para caminar no más de medio kilómetro. Vamos, que podéis echar números y veréis que el ritmo es como para que me adelantaran los caracoles. Hoy el planning marcado por mi mujer establece que puedo llegar a quince minutos, pero manteniendo la misma velocidad. Prometo ser bueno y no salirme del programa marcado, aunque no veáis lo que me cuesta.

El día ha amanecido lluvioso; de hecho hacia las seis de la mañana me despertó un chaparrón de los buenos. Ahora sin embargo parece que la lluvia quiere dar un poco de tregua. Tampoco es que sea desagradable estar en tu sofá relajado mientras ves cómo fuera llueve. En esta vida lo importante es ser feliz adaptándote a lo que tienes y disfrutar de ese momento porque siempre será único. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 28 de abril de 2010

Día 19

Hoy me he levantado prácticamente a la misma hora de siempre y tras una ducha amenizada con buena música y un copioso desayuno, me dispongo cuando son algo más de las nueve y cuarto a escribir este Blog.

Ayer por la mañana, como complemento al tratamiento de quimio, me tocaba poner una inyección de Neulasta. La razón es que el principio activo del Neulasta -el Pegfilgrastim- previene precisamente el problema que comentábamos que tiene la quimio a la hora de dejarte un poco a merced de las bacterias más "juguetonas", al disminuir tus defensas. Lo que hace básicamente el Pegfilgrastim es ayudar al cuerpo a producir al cuerpo más neutrófilos que para los que veían como yo Érase Una Vez La Vida, era esas celulitas que se dedicaban a dar caña a las bacterias y hongos. Antes de que apareciera este Neulasta, era necesario inyectarse todos los días una pequeña dosis, pero ahora –la ciencia avanza cada día-, sólo es necesaria una aplicación que se mantiene activa en el cuerpo durante los catorce días que dura el ciclo.

Después de escribir el Blog, poner la inyección, hacer la cama, y cumplir con alguna que otra tarea doméstica –no vayáis a pensaros que estoy aquí sin dar un palo al agua- me dediqué a ponerme al día de la actualidad leyendo algún que otro periódico por Internet y escuchando la radio.

De las noticias de ayer, de verdad que hay una que me ha dejado un poco preocupado: según un informe publicado en la revista Chemical & Engineering News, existe un peligro inminente en la calidad del papel higiénico que se fabricará en los próximos años. El motivo no es otro que la disminución en el volumen de papel reciclado, ya que la sociedad, comprometida cada vez más con el crecimiento sostenible, utiliza menos papel en las oficinas, se leen más periódicos online por lo que los de toda la vida han reducido su tirada... En definitiva, que al reciclarse menos cantidad de papel ordinario, parece que esto afecta a la suavidad del producto final que se obtiene en la industria del papel higiénico. ¿Y por qué narices me acordé yo de esto ahora? Pues porque al estar tomando antibióticos, tengo un 99% de posibilidades conociéndome como me conozco de que en cualquier momento estalle una "guerra mundial" en mis tripas, por lo que no veáis cómo agradezco que todavía esa crisis higiénica que se anuncia no haya llegado a mi baño, para no tener que volver a los duros tiempos de mi infancia, cuando en casa de mi abuela, el papel que había en el cuarto de baño se parecía a la lija que mi padre tenía en su maletín de herramientas.

Hecho este inciso, y a la espera de que de todos modos los efectos secundarios de los antibióticos no me duren más allá de los dos días de rigor, la verdad es que por lo demás sigo en perfectas condiciones y con la moral cada vez más alta. Tal es así que ayer de tarde me trajeron a casa una cinta mecánica, de estas para andar. Vamos, que me he montado un minigimnasio en mi salón. Pero no penséis que me voy a poner ahora a correr como un loco en ella. Simplemente se trata de hacer un mínimo de ejercicio –andando nada más- que es también muy importante de cara a reforzar mi sistema inmunitario. Además mi mujer me ha dado instrucciones muy claras para su uso, empezando por la prohibición absoluta de que me suba a la cinta si no está ella supervisando el entrenamiento. ¡Ni el Sargento de Hierro!

Por supuesto ayer hubo tiempo también para seguir viendo deporte –que no falte- en la tele. Así, después de la siesta hubo una buena ración: primero con la Subida Al Naranco –hoy por cierto empieza La Vuelta A Asturias-, luego con tenis y el Open de Roma –sorpresa la derrota de Federer ante el letón Gulbis, una de las estrellas del futuro, no lo dudéis- y para acabar la vuelta de la semifinal de Champions entre Olympique de Lyon y Bayer con victoria de los germanos. Del partido estelar que hoy enfrenta en la otra semifinal a Barcelona e Inter ya hablaremos mejor mañana; o lo mismo ni hablamos dependiendo del resultado.

El día ha amanecido fabuloso, con un sol que ilumina esta mañana de finales de Abril. De verdad que pocas cosas me dan más satisfacción al levantarme que subir las persianas y ver cómo la luz del sol lo inunda todo. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 27 de abril de 2010

Día 18

Hoy es el día dieciocho desde que empecé a escribir este Blog, justo cuando diagnosticaron mi enfermedad, y coincidiendo con su “mayoría de edad”, es también el primero después de haber iniciado ayer por fin el tratamiento. Como podréis comprobar por la hora a la que cuelgo el Blog, de momento no ha cambiado en absoluto mi rutina y confío en poder mantenerla lo máximo posible.

Ayer por la mañana a las ocho y media como estaba previsto, acudimos al Hospital de Día de Cabueñes, donde tenía cita para recibir la primera dosis de quimio. En un primer momento me condujeron a una sala que se parecía a la de una peluquería, llena de sillones, cada una con su gotero, a la espera de recibir la oleada de “clientes” que por lo visto llega cada día. Pero yo no sé qué “manía” les ha entrado últimamente a las enfermeras conmigo –ya me pasó el otro día con el PET-, que nada más sentarme en uno de los sillones, la enfermera que iba a atenderme me dijo que de sillón nada, que como iban a ser algo más de dos horas, me iba mejor a una de las habitaciones libres para echarme en una camita y estar así más cómodo. Así que me eché en aquella cama, me cubrí con la sabanita recién puesta, me enchufé al Ipod, y esperé a que comenzaran con el tratamiento.

Empezaron inyectándome un protector -nada especial, Omeprazol-, además de algo de suero, a la espera que desde Farmacia prepararan el cóctel –el famoso CHOP-. Sobra decir que según iban viniendo a ponerme bolsas de esto y de aquello, yo apenas abría los ojos, porque estaba completamente KO. A mí es que a esas horas, me bajas un poco la luz, me tapas un poco, y soy como un bebé.

Serían las doce algo pasadas cuando llegamos a casa. Me encontraba francamente bien y como no podía ser de otro modo lo primero que hice fue meter algo en el buche, eso sí, con moderación por si las moscas. Como a las dos tenía buen apetito, comí sin tampoco ningún problema ni molestia. Ayer también fue el primer día en el que tomé los antibióticos que me han recetado como profilaxis ante cualquier posible infección. En principio tendré que tomarlos al menos durante todo este primer ciclo.

No penséis que a pesar del hecho de haber dormitado media mañana en Cabueñes se me quitaron las ganas de dormir una buena siesta; al contrario. Nada más despertar me puse el termómetro como habitualmente hago por control. Y para mi sorpresa y después de más de dos semanas conviviendo con decimillas, el termómetro me juraba que estaba como una rosa. Lo mejor de todo es que la ausencia de fiebre se mantuvo durante toda la tarde y la noche, y esta mañana sigo sin décimas.

Así que en resumen puedo decir que el primer día de quimio transcurrió con ausencia total de efectos secundarios –un día tranquilo ganado- y espero que siga así el máximo tiempo posible.

El día ha amanecido con niebla, pero a poco que empiece a calentar el sol, se la llevará por delante lo mismo que la quimio hará con el Sr.T, que para mí que desde ayer ya está algo acojonadete. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 26 de abril de 2010

Día 17

Hoy volvemos a escribir el Blog un poco más tarde de lo habitual. El motivo como sabéis es que me ha tocado mi primera sesión de quimio. La verdad es que ha sido muy llevadero. Fueron prácticamente dos horas y media tumbado en una cama conectado a un gotero al que iban enchufando bolsas de todos los colores. Aquello parecía una coctelera. Llevé mi ipod y entre bolsa y bolsa, alguna cabezadita cayó. Pero lo dicho, que me siento bien, sin ninguna molestia, aunque por supuesto todavía es muy pronto pues lo habitual es que puedan surgir a partir de las dos o tres horas y a veces no se manifiestan hasta varios días después. Por mí como si no se manifiestan. Si todo va bien, la próxima cita será dentro de catorce días, concretamente el diez de mayo. ¡Madre mía, ya tenemos ahí Mayo a la vuelta de la esquina!

Ayer por la mañana seguimos con la operación limpieza, o para ser más exactos, mi mujer siguió con ella. La verdad es que nos ha quedado la casa que se podría comer en suelo, pero bueno, habiendo platos bastantes, para qué vamos a andar por el suelo, ¿no? En serio, que no podría explicaros con palabras la fuerza moral que mi mujer me transmite con su empeño porque todo esté a la perfección y con su convicción, más fuerte aún que la mía si cabe, de que todo saldrá bien.

De tarde tal y como tenía previsto, empecé con la sesión futbolera, primero con el derby inglés entre el Aston Villa y el Birmingham, luego con el Napoli Cagliari del Calcio –triste empate a ceros para mi Nápoles- y después con el Sporting Valladolid, del que prefiero obviar cualquier tipo de comentario. Sólo diré que ahora sí que estoy preocupado: porque a la falta de actitud que habíamos visto en los últimos partidos, ahora se une la constancia de una falta también de aptitud.

Al acabar el partido del Sporting tocaba cortar el pelo. Así que improvisamos un salón de peluquería y con la máquina que hace tiempo había comprado, mi mujer procedió a ponerme a la moda. Creo que no llevaba el pelo tan corto desde mis tiempos de BUP, pero no me encuentro para nada extraño. Es más, creo que me queda hasta bien. Los rizos ya los volveremos dejar a crecer para el próximo verano.

Por la noche como no había nada mejor que ver, y de fútbol ya estaba más que saciado –y no digamos ya mi mujer- después de cenar nos pusimos a ver una película que recordaba haber visto hace tiempo, El Matador. Es de esas películas que te vas acordando de las cosas según las vas viendo, pero que aun así te enganchan como la primera vez. Además trabajaba Pierce Brosnan, que es uno de mis actores favoritos.

Bueno, el Blog de hoy es un poquito más corto, que además estoy todavía sin comer y empiezan a rugir las tripas. De momento la quimio parece que no me ha quitado el apetito. El día está soleado y me encuentro muy feliz. Por fin ha empezado la lucha de verdad. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 25 de abril de 2010

Día 16

Esta mañana he vuelto a levantarme pasadas las nueve y media. Durante la noche me he despertado unas cuantas veces, pero teniendo en cuenta que anoche me eché sobre las once y media, puedo decir que he dormido unas cuantas horas, y lo que es más importante, descansé bastante bien.

Ayer tampoco fue un día donde hubiera ninguna novedad. Me encontré muy bien durante todo el día, apenas tuve un par de décimas de fiebre y no tuve ninguna molestia de las que a veces vienen a "hacerme compañía", tipo un dolorcillo por la zona del hígado, o por el bazo, que como ya os comenté son dos órganos que tengo un poco hinchados como consecuencia de la enfermedad. Como este es un Blog que pueden leer menores, no os voy a decir lo que de verdad tengo ya hinchados de tanta espera. Se entiende, ¿no? Pero como al final todo llega y todo pasa –de esto último estoy más que convencido- mañana por fin tendremos mi primera sesión de quimio.

Para la ocasión tengo pensado estrenar nuevo look. Ya sabéis que con esto de la quimio se pierde más pelo que un vaquero en un campamento siux, así que esta tarde le daremos un repasillo de última hora para ir bien guapos. Lo que espero es que una vez esté curado sea verdad eso de que el pelo te vuelve a crecer, y no me quede como Mortadelo cuando probó la pócima crecepelo del Doctor Bacterio. Bueno, tampoco es que ande yo ya muy sobrado, así que quizás no se notara demasiado la diferencia.

Ayer por la mañana fue día de limpieza a saco. Mi mujer le ha declarado la guerra a cualquier posible foco de suciedad o infección, así que pasó como cuatro horas del tirón aspiradora y fregona en mano. Menos mal que yo me voy escondiendo a su paso, que si no, lo mismo me mete también en la lavadora.

El tema de la limpieza es algo de lo que ya hablamos. Apenas comience con la quimio las defensas bajarán aún más. Y digo aún más porque ahora mismo ya parto de unas cifras muy bajas –neutropenia lo llaman los médicos para que no sepamos de lo que nos hablan-. Con una neutropenia el riesgo que se corre es que cualquier bacteria, no necesariamente exterior al cuerpo, sino también de esas que todos tenemos en el interior de nuestro cuerpo y que han convivido con nosotros siempre en paz, podría en cualquier momento montar una “fiesta” de las buenas. Es por eso que ante el menor síntoma de fiebre superior a los 38 la consigna es acudir al hospital. Allí supongo que te enchufarán antibióticos por la vena, y a otra cosa mariposa. Normalmente por este tema del bajón en las defensas, los tratamientos suelen realizarse cada tres semanas, porque a partir del día 10 o 12, las defensas parecen recuperarse un poco. Sin embargo en mi caso, como el Sr. T está campando ya a sus anchas por la médula, hay que darle caña sin descanso, por lo que aunque tal vez las defensas no se hayan todavía recuperado del todo, seguiremos el dicho de que no hay mejor defensa que un buen ataque.

Volviendo al día de ayer, por la tarde tras ver acabar la semifinal del Conde de Godó, donde Soderling cumplió y hoy se enfrentará en la final a Verdasco, me dediqué a ver primero fútbol, luego fútbol, y acabé la noche viendo más fútbol. Bueno, seré sincero y lo siento por algún seguidor del Blog, que es valencianista: el partido del Valencia contra el Dépor como era bastante infumable no pude resistirlo en su totalidad y caí en los brazos de Morfeo. ¡Gracias Valencia!

Esta mañana ha amanecido un poco nubladete. Una pena porque me había planteado la posibilidad de dar una vuelta a la manzana –dos a lo sumo- si hubiera hecho el mismo sol que ayer. Mi mujer ya lleva dos horas con la segunda jornada de limpieza –alguno pensará que vivo en un palacio en un lugar de en un pequeño piso- y por la tarde habrá deporte otra vez para dar y tomar: tenis con la final del Conde de Godó, ciclismo con la Lieja Bastogne Lieja –como ayer me recordabais- y el plato fuerte: el Sporting Valladolid. Ahora mismo voy a colgar en la ventana mi camiseta del Sporting como hacía en cada partido el año en que subimos a Primera. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 24 de abril de 2010

Día 15

Esta mañana me levantado un poco más tarde de lo normal. Lógico: no había carrera de F1 o motos que ver. Menos mal que por la tarde tenemos una buena ración de fútbol con Madrid y Barcelona, además de Valencia, para compensar esta mañana sin deporte. Bueno, sin deporte tampoco; que mal se nos tiene que dar para no encontrar algo con lo que pasar el rato entre Eurosport, Eurosport2, Sportmanía, Teledeporte y GolTV.

Ayer fue un día de transición. Ya falta menos para que llegue el lunes y comencemos con la "fiesta" de verdad. Por la mañana me dediqué a escribir el Blog y poco más: escuchar algo de música, leer un poco, contestar mails, o sea, nada fuera de lo común.

Sigo recibiendo cantidad de llamadas durante el día lo que agradezco de corazón. Y sé que muchos no llaman más porque tienen miedo a que me acabe saturando contando siempre lo mismo. De verdad que no os preocupéis por eso. Yo soy el primero que si ando con alguna decimilla de fiebre más de la cuenta, o con dolor de cabeza, os lo diré y ya charlaremos en otra ocasión.

Porque si de algo me he dado cuenta al escribir este Blog es cómo ha cambiado para mí su utilidad. Inicialmente cuando decidí transmitiros a través de él mi día a día, el Blog lo veía como una especie de informe médico –con mi forma tan particular a veces de ver las cosas- para que así todos pudierais saber cómo estaba, qué pasos estábamos dando o simplemente que pudierais a través de él mantener un contacto virtual conmigo. Me parecía que esa era su función vital, y sin embargo ahora, se ha dado la vuelta a la tortilla y son precisamente vuestros comentarios los que lo hacen indispensable para mí. Son esos mensajes de apoyo –cada uno con su marca de la casa- los que me empujan a que tal y como desde el primer día os prometí, no falte nunca a mi cita con el Blog, con vosotros.

Volviendo al día de ayer, por la tarde hubo sesión maratoniana de tenis, por supuesto por televisión. Aprovechando que no había nada mejor que ver, me tiré viendo el Conde de Godó desde las cinco que estaba Verdasco hasta el último partido donde eliminaron a uno de los favoritos, el francés Tsonga. Mucho ojito con el chico que se lo llevó por delante, el holandés De Bakker, quien quizás en semifinales pudiera dar de nuevo la campanada, aunque Soderling parece ahora mismo muy sólido en su juego como para dejarse sorprender por un novato.

Después de cenar, no tuvimos mejor ocurrencia que ver por la TPA El Sargento de Hierro. ¡Cuántas veces habré visto esta película! Pero es que me es imposible resistirme a ella. Veo las primeras escenas con un Clint Eastwood soberbio en su papel y me quedo ya irremediablemente enganchado hasta el final. Estoy pensándome ir el lunes a la quimio con una camiseta verde y la cara pintada de camuflaje. Sería todo un puntazo.

Esta mañana ha amanecido con un sol espléndido. Ojalá aguante así todo el fin de semana y sea el preludio de una victoria mañana de nuestro Sporting. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 23 de abril de 2010

Día 14

Esta mañana he vuelto a despertarme como un reloj a las siete y media. Mi cuerpo sigue acomodado a los horarios que eran habituales en mí antes de retirarme a esta especie de monacato que ahora practico. Pensándolo bien, en realidad nunca en mi vida he necesitado del despertador para levantarme por las mañanas a la hora que fuera preciso. Bueno, salvo cuando por circunstancias de la vida –vida social para ser exactos- uno se iba un poco más tarde de lo aconsejable para la cama.

Ayer por la mañana me tocaba estar a las nueve en Oviedo para el PET/TAC. Ignorante que es uno pensaba que se trataba únicamente de una prueba que se denominaba así, pero no: en primer lugar tocaba hacer un TAC –lo que vulgarmente conocemos por un escáner- y luego ya hacer el PET.

El TAC apenas me llevó media hora entre prepararme y realizarlo. A diferencia de Cabueñes, donde antes de pasar por el aro –nunca mejor dicho porque como sabéis pasas el cuerpo por dentro de una especie de donut metálico- me dieron a beber contraste como para una boda, en esta ocasión no fue necesario, sino que directamente me lo inyectaron en vena. Aunque pueda parecer más desagradable os puedo garantizar que resulta una solución mucho mejor por lo que se refiere a los efectos secundarios, puesto que con el brebaje de Cabueñes, no veáis cómo se me soltaron las tripas apenas una hora después de acabar. En este caso no hubo que salir corriendo para visitar a Roca, lo que siempre se agradece.

Lo que resultó mucho más largo fue el PET. En primer lugar ya me llamó la atención que me preguntaran que qué tal dormía y si tomaba algo por las noches. Tampoco es que les fuera a importar mucho mi respuesta porque ya tenían preparada una pastilla de Valium para que me la tomara. Me dijeron que era para que los músculos estuvieran más relajados. Luego procedieron a inyectarme el contenido que había en una jeringa con apariencia un poco chunga, como metálica –luego me enteré que era glucosa marcada, FDG-. La gracia fue que entonces la enfermera muy amablemente me invitó a que me echara en una camilla que había en la sala, me cubrió con una manta, y me dijo que ahora tocaba descansar, para lo que además apagó las luces y cerró la puerta de la sala. Así que allí estaba yo: en una camilla, con la luz apagada, calentito por la manta y con un valium en el cuerpo. No creo que haga falta decir lo que pasó durante la hora que tenía que estar en reposo a la espera de que lo que me habían inyectado hiciera su efecto. Una vez pasó ese tiempo, me llevaron ya entonces para realizar el PET, que duró también un buen rato: media hora larga como poco. El aparato visualmente es bastante similar al escáner pero digamos que utiliza una tecnología totalmente distinta.

Los resultados de la prueba me han comentado que podrían tenerlos para principios de la semana que viene, pero en absoluto cambiarán nada de lo establecido en el tratamiento, que como ya os he dicho comienzo este lunes en Cabueñes. Simplemente servirán como punto de comparación para ver cómo evoluciona la enfermedad –y si le estamos dando en todos los morros- cuando repitamos de nuevo la prueba transcurridos los tres primeros ciclos.

Por la tarde supongo que el valium todavía estaría haciendo de las suyas porque nada más acabar de comer y de escribir el Blog me eché una "señora" siesta. Luego me dediqué a ver un poco de tenis, concretamente el Conde de Godó. Ya sabéis que yo sería capaz de sobrevivir con Teledeporte y Eurosport las 24 horas. Y por la noche por supuesto no me perdí el Atlético de Madrid Liverpool, que sinceramente me defraudó por el poco fútbol que se vio.

Hoy es viernes y se plantea un día tranquilo, lo mismo que el fin de semana. El lunes será cuando toque apretarse el cinturón porque comenzarán las curvas. Pero eso sí: os garantizo que yo no soy de los que pisa el freno a la mínima. Tal ves sea el motivo por el que me han llegado las multas que me han llegado… Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 22 de abril de 2010

Día 13

Hoy comienzo a escribir el Blog más tarde de lo habitual. El motivo es porque me he pasado la mañana realizando el “famoso” PET/TAC en el Centro Médico de Oviedo. Así que tocó madrugar, de nuevo mantenerme en ayunas –el mayor de los sacrificios para mí- y llegar a casa casi a las dos con un hambre como para comerme las uñas. Ahora, ya con el estómago lleno, me encuentro con fuerzas para comentar el día de ayer.

Por la mañana como os había anticipado, después de realizar los análisis, tocaba consulta a las once y media. En ella, aprovechamos fundamentalmente para entregar al Servicio de Cabueñes el informe que nos habían dado en el Clínico de Salamanca, con el que se mostraron completamente de acuerdo. La verdad es que la predisposición por parte de Cabueñes es total, y por su parte están abiertos a seguir las pautas marcadas descritas en el informe de Salamanca.

Del mismo modo, desde Salamanca incluso se consideraba como mucho más apropiado el que recibiera el tratamiento en Cabueñes –sobre todo de cara a mi comodidad- y ellos encargarse de la supervisión, valoración y seguimiento del mismo. Creo que esta puede ser la solución ideal.

Es normal que a veces puedan surgir dudas de si estás eligiendo la opción correcta, y en es esos momentos cuando una opinión privilegiada puede resultar el mejor de los consejos. Ayer afortunadamente tuve la suerte de hablar con una persona que había sufrido un linfoma no hace mucho tiempo -ahora felizmente restablecido-, y que en su caso decidió optar por el Clínico de Barcelona como hospital de referencia. Sin embargo, el tratamiento en sí, lo recibió sin ningún tipo de problema en Cabueñes, estando ambos Servicios de Hematología en permanente contacto. Que una persona que además por razones personales, conoce mejor que nadie los entresijos de la Sanidad, elija una opción como la que yo me planteaba, ha resultado definitivo para mi decisión final.

Así que señoras y señores, el gran combate entre el que esto escribe y el Sr. T comenzará este mismo lunes. Ese día a primera hora será el primer asalto en Cabueñes. La sesión de quimio no durará en principio más de una hora, y la idea es que si todo va bien –como seguro irá- repitamos en catorce días. Es lo que en la jerga médica se denomina un CHOP-14. Una tercera sesión de nuevo a los catorce días culminaría el primero de los ciclos. Tocará entonces revisión para ver cómo ha respondido mi cuerpo al tratamiento y si hemos conseguido apalear al enemigo y éste ha escapado con el rabo entre las piernas. En función de ello se abrirían ya distintas posibilidades. Lo mismo deciden cambiar a Chop por Chip…

Ver ahora tan cerca el inicio de mi curación –no lo enfoco de otra manera- me hace sentir una curiosa mezcla de nerviosismo y seguridad, no exenta de una pequeña dosis de miedo –algunos prefieren llamarlo respeto-. Sin embargo, no creo que haya que avergonzarse lo llamemos como queramos llamarlo, porque además el miedo, bien controlado, puede ser beneficioso. Hace que nuestro cuerpo esté despierto y dispuesto para la lucha.

Es jueves, y ahora mismo lo que toca es una buena siesta. Esta mañana ha sido bastante intensa y ahora sí que toca prepararse a fondo y como dice un buen amigo: “cuerpo descansado vale dinero”. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 21 de abril de 2010

Día 12

Aquí estamos un día más comenzando a escribir este Blog, justo cuando acabo de volver de Cabueñes de sacar sangre a primera hora –ya se la deben conocer de memoria-, haciendo tiempo para volver a subir a la consulta que tengo para dentro de una hora y media aproximadamente. Y es que prefiero bajar tranquilamente a mi casa, desayunar a mi manera y reposar un poco en el salón que no tirarme casi dos horas vagando por el hospital.

Así que después de haber desayunado un Actimel –hay que reforzar las defensas-, un kiwi, un plátano, una tostada con aceite y membrillo y una casadiella con su tazón de leche y Colacao, me siento con fuerzas más que suficientes para afrontar el resto de la mañana. Bueno, en realidad luego a media mañana me suelo tomar una naranja o una manzana, o las dos cosas, dependiendo. Como veis sigo manteniendo el apetito, porque a estos pequeños “picoteos” añado una comida por todo lo alto y una cena que tampoco se queda corta. ¡Ah!, sin olvidarme de la merienda, que esa tampoco la perdono. Normal que al pesarme esta mañana haya descubierto con satisfacción que he recuperado ya los tres kilos que había perdido durante mi estancia en el hospital. Si es que ahí pasaba más hambre que Carpanta. No le robaba las galletas a mi compañero de habitación porque no lo tenía, que si no…

Ayer por la mañana me llamaron del Centro Médico de Oviedo para darme cita para este mismo jueves a las 9 para la realización del PET que habían aconsejado desde el Clínico de Salamanca. ¿Qué es un PET? Básicamente es una tomografía por emisión de positrones. Tampoco creo que esto ayude mucho a aclarar los conceptos, pero bueno, eso es lo que es. Según me comentaron en Cabueñes, no es una prueba que ellos realicen con pacientes con un linfoma de tipo célulasT como el mío, pero en este caso, y dado el interés de la Dra. de Salamanca, no me han puesto ningún problema -lo que les agradezco enormemente- sino todo lo contrario: en apenas 24 horas me han conseguido la cita para que pueda someterme a la prueba. No sé: con tanto escáner, resonancia y ahora este PET, lo mismo acabo como el Increíble Hulk. Porque como decía el más cachondo de mis primos: “eso de que te metan positrones por todo el cuerpo no tiene que ser bueno”. Sólo le faltó el acento andaluz para que sonara a chiste de Lepe.

Por la tarde me dediqué a redactar mi Blog de F1, La Combriccola del Cavallino, al que por supuesto os invito. Porque de un Blog que trata de un pobre enfermo no creo que vaya a sacar de pobre a mi familia Aunque siendo realistas, del otro mucho menos. En serio, que como ya todos sabéis el escribir es algo que me relaja mucho y sobre todo, me gusta. Eso sí, he dejado hace tiempo mis artículos de opinión política porque creo que esos no eran en absoluto buenos para mi salud. Aunque quién sabe: quizás algún día vuelva a ellos con más acidez y mordiente que nunca. Estáis prevenidos.

Por otro lado, como me habían prometido desde el Clínico, ayer me remitieron el informe con los resultados de las pruebas realizadas, y que confirman lo que ya sabíamos en cuanto al diagnóstico, pero con el añadido de proponer un tratamiento completo al que poder someterme desde el momento en que estemos todos de acuerdo con él. Hoy en la consulta hablaré con la gente del Servicio de Hematología de Cabueñes para conocer su opinión respecto a este tratamiento, y de este modo, una vez tengamos además los resultados del PET de mañana, poder tomar una decisión cuanto antes. Haciendo un símil precisamente con la F1 me siento ahora mismo como si estuviera ya en plena vuelta de calentamiento, con la tensión necesaria, pero también con la frialdad justa para no saltarme el semáforo en rojo como alguno que yo me sé.

Siguiendo con el mundo del deporte, no puedo finalizar sin hacer un pequeño comentario sobre cómo acabé ayer el día viendo el Inter Barca. Partiendo de la base que me desagrada profundamente ver un equipo italiano sin un solo jugador italiano en su equipo titular, no voy a negar el que me alegrara la victoria del Inter. Por supuesto reconozco alguna decisión del árbitro que claramente benefició al equipo local, pero así es el fútbol: unas veces te dan y otras te quitan.

Es miércoles y parece que el día ha amanecido nublado como ayer, pero tampoco hoy tiene pinta de llover. Lo que se nota es que poco a poco van subiendo las temperaturas, algo que agradezco. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 20 de abril de 2010

Día 11

Recién desayunado me dispongo ya a escribir estas líneas cuando aún apenas son las ocho y media de la mañana. Esta noche he despertado unas cuantas veces por culpa de la garganta, que de vez en cuando se me irrita un poco. Puede que haya influido en esta ocasión el viaje de ayer a Salamanca, ya que a la vuelta hacía bastante calor en el coche, y tuvimos que tirar un poco del aire, lo que me a mí siempre me ha matado. De hecho, cuando viajaba por esas tierras de España con motivo de mi trabajo, apenas ponía nunca el aire acondicionado; porque era ponerlo más de la cuenta y tener la garganta “rascada” para el resto del día.

El viaje en sí fue muy llevadero. Poco más de tres horas para la ida, con una parada incluida, y un poco más a la vuelta, ya que paramos primero para comer nada más salir de Salamanca, y luego una segunda vez, llegados a Rioseco, en las proximidades del Huerna. Tengo que decir también que en la ida –salimos a las siete de la mañana- me pasé durmiendo más de la mitad del viaje, mientras que a la vuelta, cayó otra horita de siesta. Así resulta comprensible que el viaje fuera tan llevadero, ¿no?

La cita la teníamos a las once y media. Sin embargo con casi tres cuartos de hora de adelanto, ya estábamos en el Clínico. Acudimos a la Secretaría de la consulta donde estábamos citados, donde para nuestra sorpresa, nos atendieron de forma inmediata a pesar de estar la sala llena de gente. En esta primera consulta el médico que me atendió revisó conmigo todos los datos que les había enviado por email y añadió algunos datos que le parecieron oportunos. Me pidió entonces al acabar la exploración que acudiera a la sala de enfermería, donde ya me estaban esperando para la realización de la punción de médula ósea.

Allí de nuevo no tuve que esperar ni cinco minutos. Una hematóloga y una enfermera –las dos muy agradables en el trato- se encargaron de la “mini-intervención”. Como eran conocedoras del fracaso de Cabueñes a la hora de extraer líquido de la médula ósea, decidieron intentarlo directamente a través del esternón. No me voy a extender en los detalles, por si alguno es sensible con estas cosas, pero sinceramente, no es nada traumático ni doloroso. Es una sensación extraña, pero sin más. A pesar de que en esta ocasión tampoco fueron capaces de extraer líquido –el problema es que la médula está ya fibrosada a causa de la enfermedad- sí que me sacaron unos cuantos mililitros de aspirado de color rojiblanco –normal, con mi corazón sportinguista ahí al lado latiendo- y en principio, con ese material, volverán a confirmar el diagnóstico además de realizar otros procesos biológicos que consideran importantes de cara al establecimiento definitivo del tratamiento.

Una vez acabamos con la punción, me acompañaron de nuevo a la sala de espera donde vendría a buscarme la Dra. responsable de mi caso, que era con quien había establecido el contacto inicial por email, y de la que tan buenas referencias había recibido; motivo por el cual había decidido finalmente acudir al Clínico en detrimento de otras opciones.

Tampoco en esta ocasión tuvimos que esperar demasiado. Cuando apareció la Dra., ésta, desde el primer momento se mostró muy cordial y agradable, y con un dominio absoluto de la situación, lo que sin duda contribuyó a crear un buen feeling, algo fundamental a la hora de tomar luego nuestras propias decisiones. Nos explicó los pasos que íbamos a seguir: en primer lugar ella se comprometía a enviarme durante el día de hoy un informe con los resultados de las pruebas realizadas ese mismo día –sorprendente la rapidez, ¿verdad?- junto con el tratamiento que a su juicio era el más indicado en mi caso. Fue muy sincera a la hora de comentarnos que en absoluto su punto de vista representaba la verdad absoluta, puesto que como ya sabíamos, mi enfermedad no es de las más habituales, por lo que no existe como en otros tipos de linfoma un protocolo claro y preciso que seguir siempre. Sin embargo, por su experiencia, ella considera que su “solución” es la que ofrece las mejores perspectivas de curación. A partir de ahí, con ese informe, el siguiente paso será acudir a la Consulta que mañana tengo en Cabueñes para conocer su opinión.

Posteriormente las posibilidades que se abren son varias: si en Cabueñes están de acuerdo con el tratamiento a seguir, podría realizarlo íntegramente en Gijón. En caso contrario, desde el Clínico no hay ningún impedimento para que pueda tratarme directamente con ellos si así lo decidiera. De hecho me han comentado que son varias las personas de Asturias –alguna de Gijón- que van a tratarse con ellos. Y aunque parezca increíble, en muchos casos van y vienen en el día, tal y como hicimos ayer mi mujer y yo.

Esperaré así a recibir hoy el informe, porque en él además, vendrá reflejada la necesidad según la Dra. de realizar una prueba especial de radiodiagnóstico, que ahora mismo no recuerdo ni cómo se llamaba. Por lo que nos hemos enterado, en Cabueñes ese tipo de prueba no se solicita para linfomas como el mío. Confío no obstante en que la autoricen y que podamos realizarla cuanto antes, porque una vez llevada a cabo, la Dra. es partidaria de empezar el tratamiento de forma inmediata. Eso es algo que sin duda me gusta.

Hoy es martes y parece que el día ha amanecido nublado pero no tiene pinta de que vaya a llover. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 19 de abril de 2010

Día 10

El de hoy será un Blog un tanto especial, por lo tardío en la publicación del mismo, ya que hace apenas diez minutos que hemos llegado de nuestro viaje en Salamanca. Sé que además con toda certeza, estaréis más a la expectativa de lo que pueda contaros sobre mi visita al Clínico, que sobre lo que haya hecho ayer. Pero como me gusta ser muy metódico –a veces casi de forma maniática- y aun a riesgo de defraudaros, dejaré como corresponde todo lo acontecido hoy en Salamanca para el Blog de mañana. No obstante, como tampoco quiero ser cruel con la “audiencia”, os anticipo lo más importante: la visita ha merecido muy mucho la pena, habiendo quedado la Dra. que me atendió, de que mañana mismo me enviará un informe completo con los resultados de las pruebas hoy realizadas y con el tratamiento que ellos estiman como ideal. La idea es acudir con ese informe a la consulta semanal de Cabueñes –esta semana la tengo el miércoles- y ver si están de acuerdo en las pautas establecidas por el equipo del Clínico.

Por lo demás, ayer por supuesto fue un día de preparativos para el viaje de hoy –que si imprimir informes, que si preparar algo de comida para la vuelta, que si algo de ropa por si había que quedarse…-, aunque también hubo tiempo para el ocio, que para eso era domingo, día del Señor, y más señor que yo, pocos. Bueno, en realidad parece que he vuelto otra vez a mi niñez. Si es como alguno en más de una ocasión me habéis dicho, a veces parezco un guaje todo el día haciendo el bobo –el payaso para los que tienen ya más confianza-. Supongo que no les falta razón porque no veáis el filón que he encontrado estos días para entretenerme viendo películas de dibujos animados. Un buen amigo no ha tenido mejor ocurrencia que pasarme como cien películas de dibujos animados. Vamos, que tengo desde los grandes clásicos del estilo Cenicienta o Blancanieves y los Siete Enanitos, a las más recientes como Planet51 o Lluvia de Albóndigas. Así que ayer después de comer, estuve viendo El Espantatiburones. No es que fuera un peliculón ni mucho menos, pero lo justo para pasar la sobremesa del domingo echando unas risas.

Y después por supuesto la ración diaria y necesaria de fútbol. Comencé con un fantástico partido de la Liga Italia –la mejor liga del mundo, según los italianos- que enfrentaba a la Sampdoria y al Milan. Justo al acabar, comenzaron ya los partidos de Primera y que se alargaron ya hasta la finalización del Madrid Valencia cerca de las once. ¿Qué sería de mí sin el fútbol?

Por otra parte, y volviendo a mi dolencia sin importancia, la fiebre me siguió ayer dando un poco la lata, por lo que volví a recurrir al paracetamol pero siempre a pequeñas dosis. Hoy sin embargo, parece que ha vuelto a las dos o tres decimillas habituales y propias de la enfermedad. En realidad, si no fuera por estas ligeras fiebres, como ya os he comentado en más de una ocasión, me resultaría casi increíble de creer que estoy enfermo.

Hoy es lunes, inicio de una nueva semana que puede ser ya definitiva a la hora de establecer la fecha de mi primer round contra el Sr. T. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 18 de abril de 2010

Día 9

Hoy he comenzado a escribir este Blog un poco más tarde de lo habitual, pero que nadie se piense que se me pegaron las sábanas. De hecho a las ocho y media estaba ya desayunando para disfrutar desde las nueve de la carrera de F1, que ahora mismo acaba de finalizar con un más que merecido doblete de McLaren –victoria para Button, segundo puesto para Hamilton- y un buen cuarto puesto para Ferrari con Fernando Alonso. Ha sido una carrera de lo más entretenida, así que empieza bien el día. Y aunque no lo creáis, ahora me he quedado enganchado a una de mis series favoritas: ¡Bob Esponja!

Ayer por la mañana tocó día de limpieza. Bueno, para ser sincero le tocó a mi mujer, que se pegó un buen tute para dejar la casa como los chorros del oro. La limpieza, siempre importante, será un factor muy a tener en cuenta en cuanto empecemos con el tratamiento, donde las medidas de asepsia, serán claves para evitar cualquier tipo de complicación no deseada. Como sabréis, después de cada sesión de quimio, las defensas quedan por los suelos, por lo que cualquier mínimo germen que a una persona sana apenas le causaría cosquillas, en un enfermo sin defensas podría provocar una infección seria.

Y por la tarde, después de la siesta, tal y como estaba previsto, llegaba el sábado futbolero. Comencé viendo el final de un encuentro de la liga inglesa para luego centrarme de lleno en el partido del Sporting. ¡Qué decir! Con un tres cero en contra creo que sobran las palabras. Luego seguí con el Espanyol Barcelona, y como todavía me parecía poco, finalicé tras la cena con el Villarreal Atlético de Madrid. A alguno podrá parecerle una sobredosis imposible de soportar, pero la verdad es que a mí me ayuda a tener la mente distraída.

Y hablando de mantener la cabeza distraída, después de mucho tiempo sin jugar una sola partida de ajedrez, no sé por qué me dio ayer por descargarme –que no se entere la ministra- el mítico Chessmaster. De momento he ganado a los rivales más fáciles, que en el programa vienen representados por niños –soy un auténtico abusón-. Pero es que la sensación de ganar es algo que siempre me ha encantado y no lo puedo remediar. Ya veremos qué pasa cuando me enfrente a alguien con más de diez años de edad.

Por otra parte, la fiebre que normalmente tengo de apenas dos o tres décimas, ayer me subió un poquito más, rozando las cinco décimas. Nada de lo que preocuparse, y siempre dentro de los límites digamos de seguridad. Con medio paracetamol fue suficiente para irme a la cama ya sin fiebre y dormir así más tranquilo.

Esta mañana como todos los domingos, desde mi salón veo el ir y venir de gente que acude a la Iglesia y al parque que hay justo debajo de mi casa. Me resulta agradable ver tanta actividad. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 17 de abril de 2010

Día 8

Hoy he vuelto a darme un pequeño madrugón para antes de desayunar enchufarme ya a la tele viendo la clasificación del GP de F1 de China. Como era de prever, los dos Red Bull han estado intratables. Sin embargo, el primero de los Ferrari, el de Fernando Alonso, no se ha quedado lejos, y ha obtenido una más que meritoria tercera plaza. Si la fiabilidad responde, tal vez mañana podamos luchar por la victoria.

Ayer por fin llegaron los resultados que estábamos esperando del CNIO (Centro Nacional de Investigación Oncológica) a donde Cabueñes había enviado hace una semana mi biopsia de médula ósea, para determinar con exactitud la tipología del linfoma. Según el CNIO se trataría de un linfoma T de tipo periférico. ¿Qué significa eso?, os preguntaréis. Bueno, significa que en principio se descarta –repito, en principio- que sea un linfoma gammadelta hepatoesplénico. Seguís igual, ¿no? Lo mismo que yo antes de que me lo explicaran; aunque si hubiera tenido que elegir uno, simplemente por el nombre, pues como que ese gammadeltahepanosequé sonaba chungo de narices. Y ya véis, no hubiera ido en absoluto desencaminado porque según parece el periférico, o sea, el que supuestamente padezco yo, es el más habitual de los Linfomas de tipo T y por tanto, el que mejores perspectivas de curación tiene a priori, mientras que el otro, es un tipo muy raro –en Cabueñes nunca han tenido ningún caso- del que apenas existen datos contrastados, con lo que casi me hubiera tocado ir de "conejillo de indias". Así que bueno, dentro de las circunstancias en las que estamos, podemos decir que ha sido una buena noticia. Pero eso sí, a expensas de la confirmación por parte de la gente de Salamanca.

De momento, puestos en contacto ayer de nuevo con el Hospital Clínico de Salamanca, nos han confirmado que me realizarán otra vez la punción de médula ósea, además de las analíticas de rigor. Allí supongo que todo irá mucho más rápido con lo que a finales de semana podríamos tener los resultados y ya poder contrastar con lo que tenemos ahora mismo. Ellos plantearían según su vasta experiencia el mejor tratamiento a seguir, y si los de Cabueñes no ven ningún inconveniente, podríamos empezar tan pronto como fuera posible. En el caso de que ambas valoraciones o criterios fueran dispares, sería entonces cuando me tocaría decantarme por uno de ellos. Espero no tener que llegar a esa disyuntiva.

Anoche tardé un montón en dormirme y luego despertaba cada poco. Está claro que aunque yo me sienta tranquilo, en realidad, como se suele decir, la procesión va por dentro; el cuerpo inconscientemente está nervioso, y por las noches parece querer descargar todo ese nerviosismo. En fin, tampoco es nada que no se pueda arreglar con una buena siesta previa al partido del Sporting. Porque hoy juega nuestro equipo, o al menos, once jugadores que llevarán nuestra camiseta saltarán al estadio Sánchez Pizjuán. Porque hay que ver la alineación que se ha marcado nuestro entrenador. A poco que se hubiera despistado me lleva a mí en la convocatoria. Y digo yo, puesto a dar oportunidades: ¿por qué no se la da a Quini? A tenor de los goles que llevan esta temporada nuestros dos delanteros centro, no tengo la más mínima duda que el Brujo no lo haría peor. Al menos le podría actitud y corazón. La misma que le llevó a superar su gravísima enfermedad. Si antes para mí Quini era ya todo un referente, ahora no tengo palabras para expresar lo que su persona significa. Todo un ejemplo. Por supuesto con sus errores de juventud. Pero, ¿quién no los ha tenido? Yo, que me siento aún muy joven, espero seguir cometiéndolos todavía unos cuantos años. Nada serio ni irreparable, lo juro... Sería una buena señal.

Como cada mañana, lo primero que hago nada más desayunar, es venirme al salón, subir las persianas, abrir las cortinas y mirar qué tal día hace. El que haga sol, a pesar de que yo por el momento lo vea desde detrás de una ventana, me alegra ya el resto del día. Y si es en fin de semana, mucho más entonces. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

viernes, 16 de abril de 2010

Día 7

Si no fuera porque me conocéis de sobra, alguno podría preguntarse qué narices hago a las ocho de la mañana aquí sentado, escribiendo estas líneas, y viendo por la tele los segundos entrenamientos libres del GP de F1 de China que se disputa este fin de semana, además de controlar los tiempos online por el portátil. Pero lo cierto es que a las ocho menos cuarto ya estaba desayunando para no perderme ni un ápice de lo que ocurriera en la pista de Shanghai. La primera noticia desagradable que me llevé al informarme en Internet sobre lo ocurrido en los primeros libres, fue que Ferrari rompió otro de sus motores, cuando apenas llevaba seis vueltas en pista, concretamente el que montaba el monoplaza de Fernando Alonso. Tengo la sensación de que el problema de fiabilidad que sufrimos en Ferrari no ha sido en absoluto solucionado y puede ser nuestro talón de Aquiles.

Pero volvamos a lo “nuestro”. Ayer os había comentado que los contactos con el Clínico de Salamanca iban viento en popa, y por la tarde tuvimos ya la confirmación definitiva: el próximo lunes -sí, sí, este mismo lunes-, tengo cita a las 11:30 de la mañana. Más rápido imposible. La hora además es buena puesto que me permitirá desplazarme en el día con apenas madrugar un poquito más de lo habitual. De momento lo que no me han confirmado –quizás lo hagan hoy- es si finalmente haremos alguna prueba como podría ser una nueva punción de médula ósea. Si fuera así, quizás tiremos por ahí unas cuantas horas, pero en cualquier caso, cuento con estar de vuelta a media tarde, lo justito para no perderme la merienda. Me llevaré de todos modos un Bollicao y un platanín por si a la vuelta me entrara la angustia de que no llegamos a tiempo.

Esta noche he dormido a pierna suelta y no he sudado ni una gota. El tema es que uno de los síntomas de esta enfermedad son las sudoraciones profusas nocturnas, que para entendernos, es que pones la cama como si estuvieras durmiendo en un colchón de agua. Al principio tenía incluso que levantarme a cambiar sábanas, y por supuesto el pijama. Ahora, desde hace algunos días, apenas sudo, lo que me permite descansar mucho mejor. ¡Y eso que me ahorro de tener que lavar pijamas!, que ya estaba “hasta el kimono de tanto frotar…”

Cada día sigo controlando mi peso, porque es importante que me mantenga lo más estable posible e incluso, sería ideal si ganara algún kilillo. No me vendría mal conocer la dieta que siguió Will Smith cuando llegó a subir veinte kilos para interpretar a Mohamed Ali. Hombre, tampoco creo que haya que exagerar tanto, ¿no? Yo de momento estoy feliz de haber ganado un kilito desde que estoy en casa. Otro par de ellos tampoco no me vendrían mal. Yo creo que los bombones que he recibido durante todo este tiempo seguro que me echan una mano con ello. En serio, que no os preocupéis, que tengo la alimentación muy controlada por mi madre y mi tía -quien vive justo debajo de mi casa-. Así que podéis imaginaros que no me faltan solomillos, pescados, legumbres, verduras bien cociditas, pasta de primera, y todo lo que en general se entiende por comida sana. Sin faltar tampoco esos clásicos postres como tartas de almendra, bizcochos, compotas de fruta o flanines caseros.

Comienza el fin de semana, así que no puedo más que desearos que lo disfrutéis al máximo. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

jueves, 15 de abril de 2010

Día 6

Apenas son las ocho y media cuando comienzo a escribir estas líneas. Esta noche he despertado unas cuantas veces, pero afortunadamente con la misma facilidad con la que me despierto, vuelvo a dormirme. Pero al final, haya dormido mejor o peor, en cuanto veo en el despertador que son las ocho, salto de la cama como si tuviera cien mil cosas por hacer durante el día y que no pudieran esperar ni media hora más. Por supuesto antes de comenzar con nada, lo principal es un buen desayuno. Esto es algo que no ha cambiado en mí. Pero no ya sólo el desayuno, sino también el resto de comidas. Mantengo mi buen apetito de siempre, así que por perdonar no perdono ni la merienda. ¡Qué buenas esas galletas de avena que he descubierto! Soy consciente de que es fundamental reunir todas las fuerzas posibles para cuando comience lo más duro.

Ayer he seguido con los contactos que había iniciado con el Clínico de Salamanca. De momento son mails en los compartimos información, pero es más que probable que esta misma semana me den la cita, que espero pueda ser lo antes posible. Si fuera la próxima semana sería perfecto. Por lo que he comentado con ellos, probablemente aprovechemos la cita para realizar una segunda punción de médula ósea. La razón es que en la primera que me hicieron cuando ingresé en Cabueñes, no pudieron extraerme el material necesario para llevar a cabo una prueba que en Salamanca estiman como muy interesante de cara a afinar el diagnóstico. Como es lógico, les he manifestado que por mi parte hay total disponibilidad para someterme a todas las pruebas que estimen necesarias. Es más, me quedaría mucho más tranquilo. A estas alturas de la película, un pinchacito de más, como que no me preocupa lo más mínimo.

Mi estado de ánimo sigue siendo de verdad muy bueno. Los vecinos a veces deben pensar que estoy montando una fiesta, con la música a todo volumen y yo por detrás pegando voces. Supongo que en ello influye el que me encuentre realmente bien, salvo porque en determinados momentos del día, a media tarde y por la noche principalmente, continuo con alguna decimilla de fiebre. Pero ya me he acostrumbrado a ello. Os aseguro que muchas veces llego a olvidarme por completo del motivo por el que me he tomado estas vacaciones.

Como no podía ser de otro modo, ayer por la noche estuve enganchado al fútbol. La jornada ha sido realmente mala para nuestro querido Sporting y tengo la sensación de que todavía se agravará más este fin de semana viendo los enfrentamientos que se van a producir. Nosotros vamos a Sevilla, con lo que las opciones de traernos algo de allí son más bien pocas si se mantiene la misma actitud que se puso de manifiesto en el último partido jugado en El Molinón. En la capital hispalense nos recibirán además con toda seguridad con el cuchillo entre los dientes, después de los graves incidentes ocurridos en Gijón con motivo de su visita en la primera vuelta.

La semana está pasando casi sin darme cuenta y sin embargo desearía que todavía fuera todo más rápido para poder comenzar cuanto antes a darle por arriba y por abajo al Sr. T. Hasta que llegue ese momento, seguiré preparándome. Quizás hasta ponga de fondo la música de Rocky mientras subía por las escaleras del museo de arte de Filadelfia.

Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

miércoles, 14 de abril de 2010

Día 5

Esta mañana me he vuelto a levantar temprano, pero en esta ocasión ha sido porque realmente sentía que había descansado lo suficiente. Ha sido una de esas noches donde duermes casi del tirón y te levantas cargado de energía, como si fueras un móvil bajo de batería que por la noche dejas enchufado a la red y te lo encuentras por la mañana con todas sus rayas. Así me siento yo ahora: con la batería a tope, pero también soy consciente de que mis rayitas de energía se gastan con más rapidez de cómo lo hacían antes, así que intento economizar un poco mis esfuerzos, que es un eufemismo como otro cualquiera para decir que trato de hacer el vago todo lo que puedo, lo que no resulta en absoluto fácil para alguien tan activo como yo. Después de todos estos días encerrado en casa, tengo ya la alfombra del pasillo que parece que la hubieran pisoteado una manada de rinocerontes.

En la Consulta de ayer no hubo apenas novedades. Los análisis muestran que sigo estable en mi inestabilidad, lo que no deja de ser una buena noticia. Mis síntomas se mantienen también dentro de la normalidad. Ayer fue un día más casi de recogida de información de cara a poder acudir a otro hospital para la segunda opinión. Aquí pudimos comprobar de primera mano que la Sanidad no es que esté muy boyante en lo que se refiere a tecnología informática. Cada papel requerido era una odisea, bien por el software utilizado, bien por el hardware caduco. Me resulta increíble que en el siglo XXI no sea posible sin más, introducir mi número de historia y obtener toda mi “vida de enfermo”. De hecho, debería ser algo a lo que con mi autorización pudieran acceder desde cualquier otro hospital de la red nacional sanitaria.

En cualquier caso, finalmente será el Clínico de Salamanca a donde nos dirijamos para solicitar una segunda opinión. Las últimas referencias recibidas han sido determinantes para ello. Me ha sorprendido además muy gratamente que puesto en contacto por mail con el Jefe de Servicio de Hematología del hospital, en apenas unas horas me había dado ya respuesta poniéndome en contacto directo con la persona especialista en linfomas del Servicio. A ella le he enviado ya todos mis informes, analíticas y demás pruebas para que pueda comenzar a estudiar el caso. Nos queda eso sí lo más importante como ya sabéis: la determinación exacta por parte del CNIO de la tipología de Linfoma. Ahí tenemos también un contactillo trabajando para que se pueda acelerar su respuesta lo más posible.

¡Y qué deciros del partido de ayer de mi Sporting! Para quienes hayáis tenido también la mala suerte como yo de verlo, seguro que no es necesario que escriba nada. En mi caso -viéndolo por la tele-, tal vez por mi estado permanente de “ahorro de energía" que antes comentaba, o tal vez porque mi cabeza ahora mismo tiene otras prioridades, el bochornoso espectáculo ofrecido por nuestros jugadores no logró en ningún caso quitarme el sueño como puede luego comprobar de forma casi inmediata. Es impresentable de todos modos, que jugadores profesionales con tanto todavía en juego, muestren esa dejadez y esa apatía a la hora de afrontar un partido que podía ser definitivo en el objetivo de confirmar de una vez por todas la permanencia. El juego practicado ayer por el Sporting es la antítesis de lo que un equipo ganador, con hambre de triunfos, debe demostrar, y más, cuando tiene delante a toda su afición. Afición que por cierto ayer mostró más que nunca su enfado abandonando el estadio antes de la finalización del encuentro como no se recordaba desde los oscuros tiempos en Segunda.

El día ha amanecido soleado, así que parece que vamos a tener un buen día, algo que aunque sea para disfrutarlo desde un salón, siempre se agradece. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

martes, 13 de abril de 2010

Día 4

Esta mañana me he levantado bien temprano porque a las ocho y media tocaba sacar sangre en Cabueñes. Se trata de uno más de los numerosos análisis a los que de forma periódica habré de someterme para controlar la evolución de la enfermedad. He perdido ya la cuenta de las veces que me habrán pinchado desde mi ingreso, pero la verdad es que a este paso voy a acabar con los brazos más picaos que el Lute. Menos mal que nunca me han asustado las agujas, aunque creo que en caso contrario, a día de hoy ya me había acostumbrado a ellas.

Ayer fue un día en el que recibimos cantidad de información acerca de las distintas posibilidades que se nos plantean de cara a solicitar una segunda opinión. Sería imposible citar aquí a todos los que nos han ayudado en ese sentido. Gracias de corazón. Es increíble cómo funciona la red de contactos. Había escuchado –o leído- en alguna ocasión, que cualquiera de nosotros sería capaz de contactar con la persona aparentemente más inaccesible del mundo con apenas seis o siete contactos encadenados. Algo así como que todos tenemos un amigo que tiene otro amigo que tiene un familiar que casualmente tiene un compañero de facultad que trabajó en su día con la hija de la persona en cuestión. Ayer pude comprobar que lejos de ser una exageración, es algo absolutamente cierto.

También dicen que la vida depende del color del prisma con el que se mire. ¡Qué mejor color entonces que el rosa!,¿no? Así que ayer después de la siesta me dio por engancharme a youtube y me tiré un buen rato viendo episodios de la que era una de mis series favoritas de dibujos animados cuando era crío: la Pantera Rosa. Me eché unas buenas carcajadas viendo capítulos que ya casi no recordaba. Si es cierto que la risoterapia puede curar cualquier enfermedad, a este paso tal vez no me haga falta quimio. Lo mismo hoy me da por buscar algo de Correcaminos, otro de los clásicos de mi niñez.

El día ha amanecido lluvioso en contra de lo que señalaban los pronósticos. Creo recordar que viendo ayer la previsión -lo mismo ficharon a los meteorológos de Ferrari-, no había ni un 15% de posibilidades de que lloviera. Y sin embargo aquí tenemos la lluvia. Por muy pequeña que pueda ser la posibilidad de que ocurra algo, mientras exista, es que puede darse. Por muy complicada que nos pueda parecer una meta, mientras haya una posibilidad de superarla, tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos para lograrlo. Mientras hay vida hay esperanza. Yo diría también que mientras hay esperanza hay vida.

Desde el salón de mi casa hago tiempo antes de volver a Cabueñes a la consulta, fijada para las once menos cuarto de esta mañana. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

lunes, 12 de abril de 2010

Día 3

Hoy es lunes y comienza una semana que puede ser decisiva en distintos aspectos. Por una parte esperamos ya decidir el hospital al que acudiremos para pedir una segunda opinión, para lo que estamos pendientes de algunas gestiones, aunque ahora mismo el Clínico de Barcelona aparece como el candidato número uno, pero sin descartar el de Salamanca. Por otra, confiamos también en que a finales de semana pueda llegar la respuesta del CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) en relación a la tipología exacta del Linfoma, para poder así establecer un tratamiento, a la espera luego de ser corroborado el diagnóstico en el hospital al que finalmente vayamos.

Ayer fue un día de lo más tranquilo. Por la mañana me dediqué simplemente a escribir alguna cosilla y a contestar mails mientras escuchaba algo de música. Por la tarde, después de la siesta de rigor –si antes no la perdonaba ahora menos- me enganché a la tele para ver fútbol y motos en dosis elevadas. Pero sin duda, el plato fuerte del día era la carrera de MotoGP que comenzaba a las diez de la noche. Stoner, el principal favorito a la victoria por lo visto en los últimos años en esta misma pista, y por lo que había demostrado durante los entrenamientos del fin de semana, se fue incomprensiblemente al suelo cuando rodaba en una cómoda primera posición. Como no podía ser de otra forma, el gran Valentino Rossi no desaprovechó el “regalo” del australiano y se anotó así una victoria más que añadir en su ya insuperable palmarés. Y es que en las motos, al igual que ocurre en la vida, cuando menos te lo esperas te puedes ir al suelo. Ni siquiera Rossi, el mejor del mundo, está libre de esa posibilidad. Lo importante es aferrar cuanto antes tu moto por el manillar, subirte de nuevo a ella, y darle gas a fondo. Sólo quienes se levantan del suelo pueden volver a ganar algún día.

Anoche tardé un poco más de la cuenta en dormirme. Tenía un dolorcillo en el abdomen que me pinchaba de forma casi continua como queriendo evitar que me durmiera. Pero uno que ha llegado a dormirse en plena sesión de acupuntura, no se deja vencer así como así por un dolor sin importancia; así que una vez logré conciliar el sueño, no desperté ya hasta las ocho de esta mañana. Lo cierto es que un dolor similar, aunque más fuerte, fue el que tuve una noche en Mallorca, a principios de Marzo, coincidiendo con el viaje que hicimos para ver al Sporting, que jugaba ese finde en la isla -¡mejor me hubiera ahorrado el dinero para el partido lamentable que hicieron!-. En aquel momento pensé que me había pasado con la cena, o tal vez con el vino mallorquín. Ahora entiendo que por aquel entonces mi amigo el Sr. T, empezaba ya a darme los primeros avisos.

Acabo de asomarme un poquito a la ventana. Es algo que repito al menos tres o cuatro veces al día. Necesito sentir aunque sea por unos segundos el aire de la calle, que si bien puede estar todavía un tanto frío, a mí me llena de calor por dentro.

Desde el salón de mi casa veo como poco a poco el viento va dispersando las nubes y el sol comienza a brillar. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

domingo, 11 de abril de 2010

Día 2

Esta mañana como domingo que es, he intentado aguantar en la cama un poquito más de lo que es costumbre en mí, así que con un poco de “esfuerzo” conseguí dormir hasta las diez. Creo que todo lo que sea descanso puede ser beneficioso, en especial porque ayer tuve un día en el que me encontré un poquito más cansado de lo habitual.

Cuando a uno le detectan una enfermedad grave como a mí me ha sucedido, es algo hasta cierto punto normal preguntarse si ha podido existir una causa desencadenante. En mi caso no lo sé, pero por lo que he leído, un linfoma no es algo que se genere porque por ejemplo desayunes todos los días CornFlakes o porque te dé por chupar las tapas de los yogures antes de devorarlos a pares. En serio, que algo así aparece porque sí, porque tu cuerpo en un momento dado ha dicho “a este que es tan bromista vamos a gastarle una broma, pero de las buenas” y no hay más. Lo que sí es cierto es que puede que mi ritmo de vida siempre ajetreado, siempre al máximo, quizás haya sido un buen caldo de cultivo para esta broma. Así que buscando siempre el lado positivo, todo este tiempo de relax que me espera, me servirá tal vez para dedicarle algo más de atención a algunos aspectos de mi vida que había descuidado.

Esta noche me ha hecho gracia el que haya vuelto a tener uno de esos sueños que de forma repetida se me presentan sin razón aparente. En él caigo en la cuenta de que en contra de lo que yo pensaba, no he conseguido acabar mis estudios, y cuando no hay tiempo ya material para preparar nada, me encuentro de bruces frente a un cúmulo de asignaturas que yo pensaba superadas. En el mismo sueño trato de convencerme de que todo aquello no puede ser verdad, algo que al final siempre consigo, despertándome entonces en ese preciso momento con profundo alivio. Esta noche sin embargo el alivio ha sido mucho mayor, al comprobar que hasta mis sueños más fieles se resisten a abandonarme y me siguen acompañando como si nada en mí hubiera cambiado.

Ayer fue tarde de fútbol. Primero pude corroborar una vez más que el Sporting sin el aliento de su afición se desinfla como un globo pinchado. Un entorno adecuado puede sacar lo mejor de nosotros mismos, evitar que nos durmamos, o que sencillamente demos por perdida una causa sin apenas haberlo intentado. Después, llegó el comúnmente conocido como “partido del siglo”. Visto lo visto anoche, tenemos que dar gracias a que ese calificativo no sea más que pura propaganda, porque muy mal estaría entonces el fútbol si fuera cierto. Después de días de bombardeo mediático con el dichoso partido, al final resultó que ni mucho menos fue para tanto. Al acabar de verlo pensé que quién sabe si mi particular “partido” a la postre tampoco fuera para tanto. Lo importante en cualquier caso será estar preparado para lo que venga y una vez comience a rodar el balón, intentar llevar siempre el control del juego, y cuando esto no sea posible, defender con uñas y dientes hasta que no queden fuerzas. Y cuando no queden fuerzas, sacarlas de donde sea para seguir luchando.

Desde el salón de mi casa veo que hoy no hace el día soleado que hizo ayer, pero aun así yo lo sigo viendo. Y mientras escribo estas líneas, os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”

sábado, 10 de abril de 2010

Día 1

Ayer me diagnosticaron un linfoma NH de células T. No recuerdo haber recibido una noticia tan desagradable desde que me dijeran que los Reyes Magos eran los padres.

El motivo de este pequeño Blog no es otro que el de ir contando mi experiencia en el día a día frente al señor T. Que nadie espere encontrar en él nada que no sea esperanza y positivismo, ni por supuesto que esto se transforme en un diario lacrimógeno. Nada más lejos de mi intención.

Cuando bajaba en coche del Hospital después de conocer mi dolencia, quise hacerlo pasando por la Playa de San Lorenzo. Había ya mucha gente en las terrazas tomando algo, a la vez que aprovechaban para ir cogiendo algo de color. Tengo que confesar que al inicio sentí envidia. No conocía a nadie pero envidiaba lo que ahora a mí me falta: su aparente salud. La pregunta típica de “por qué yo” es imposible de evitar, pero luego te das cuenta de que ese porqué carece ya de interés, y en ningún caso servirá a lo más importante, curarme. Así que esa envidia inicial se transformó casi de inmediato en motivación. Motivación para volver yo también cuanto antes a pulular por aquellas terrazas como siempre he hecho.

Esta noche curiosamente ha sido una en las que mejor he dormido de las últimas semanas. A fin de cuentas, puede que haya sido una liberación en cierto modo saber qué me pasaba. Ahora sabemos contra lo que tenemos que luchar, hay un enemigo al que vencer.

Quienes me conocéis sabéis lo mucho que me gusta el fútbol. Así que si Jesulín reducía todo al mundo del toro, yo hago lo propio con el fútbol, y veo esto como una gran final. Todo lo que siento ahora es la impaciencia por empezar cuanto antes a jugar este partido, en el que salgo de titular; pero hasta entonces me voy preparando. Sin ir más lejos, ayer me compré por Internet la camiseta -¡no sé dónde voy a meter todas las que tengo!- con la que Italia jugará este próximo Mundial. Porque si de jugar un partido se trata, mejor si se hace con una enseña ganadora, ¿no? Puede que haya prórroga o incluso penalties, pero eso me da igual. No me temblarán las piernas porque la derrota no es una opción.

Desde el salón de mi casa contemplo el espléndido día de sol que hace hoy. Mientras lo hago escucho música, juego a la wii, veo la tele, interneteo, escribo estas líneas y sobre todo os prometo –me prometo- una cosa: “y mañana más…”