Génesis MMXII (Septuagesimus et Quintus)

Sólo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas llegaremos a comprender las grandes
(José Saramago)

A las seis menos cuarto de este veintisiete de mayo, soleado -¿dónde estaban esas lluvias previstas?-, doy inicio al Blog. Y lo hago feliz desde Quintes, ha donde llegué este mediodía justo cuando los bólidos de la F1 daban inicio al GP de Montecarlo. No sé quién sería más rápido en esta ocasión, si ellos cuando el semáforo se puso en verde o yo entrando por la puerta.

Ayer os había comentado que no sabía exactamente cuándo me darían el alta. No quería hacerme ilusiones y prefería tomármelo con calma. Pero lo que no esperaba de ningún modo era la sorpresa de que hoy después de recibir la visita del Jefe de Sección -que es quien estaba de guardia este finde-, con una sonrisa de oreja a oreja me comunicó que me daba permiso para volver a casa. Eso sí, mañana a primera hora "a firmar". Así que pasaré la tarde y la noche desconectando del hospital y mañana a las ocho volveré para hacer el pertinente análisis.

De momento el que hicimos hoy ha mostrado que sigo según lo previsto y que he tolerado sin problemas la quimio, aunque como ocurría en el resto de ciclos, la aplasia está por llegar, y en este caso probablemente sea algo más severa y quizás me afecte algo más rápido. En previsión de que mañana pudiera necesitar ya alguna transfusión, hemos dejado la vía central perfectamente preparada. La verdad es que ya me he acostumbrado a eso de andar con "cables", aunque no os penséis que voy por ahí con un enchufe colgado, sino que el catéter está protegido con gasas y vendas y es prácticamente imposible que ocurra nada. Si fuera una vía periférica todavía podría soltarse sobre todo cuando como yo, uno duerme como si tuviera un saco de pulgas en la cama, pero también es raro. Bueno, os confieso que esta noche justo me pasó, pero tuve la suerte que me desperté al sentir el dolor del pequeño golpe que me había dado en la pared, que fue lo que hizo que al estar la vía muy cerca de los dedos de la mano, se me escapara. Un pequeño incidente sin mayores problemas gracias a la atención inmediata de la enfermeras.

¿Qué más puedo contaros? Bueno, que ayer de tarde estuve tal y como había previsto viendo la F1, luego el Giro y con lo que no pude fue con el partido de fútbol, el cual me lo pasé desde el pitido de inicio dormido. El motivo fue que me tenían que suministrar unas inmunoglobuilinas -casi cuatro horas de infusión- y previamente necesitas una premedicación, una de las cuales, te deja KO. Entre eso, y el sueño que arrastraba de antemano, apenas hizo falta más como digo para dormir casi dos horas largas antes de la cena.

Lo que no me perdí fue Eurovisión. Fue bastante especial, porque lo vi conjuntamente con Mónica, ella desde Quintes, y yo desde el hospital, conectados ambos por chat y comentando las distintas canciones. Bromeaba con ella y con las enfermeras que de vez en cuando se asomaban por la habitación, en que este año parecía que la crisis había afectado al Festival, en el sentido de que había más canciones tristes que nunca. Las baladas vencieron de goleada en número, aunque como siempre la ganadora fue una canción bastante animada, la sueca, y que ya de mano partía como la máxima favorita. Decepción como siempre de España -no era una canción apropiada- y por otra parte tenía más confianza en las posibilidades de Italia. Sobre las votaciones y su justicia está ya todo más que dicho, y si no, ya se encargan los periodistas de recordárnoslo.

Y por lo que se refiere al día de hoy, pues también lo previsto. Tuve la suerte de tener esta mañana de compañero a un chico con el que ya he compartido muchas veces el hospital de día, con lo que estuvimos entretenidos charlando sobre nuestras experiencias y cosas. Ayuda mucho y es como una pequeña terapia de grupo que te motiva a seguir dando guerra.

Como os escribía al comenzar, nada más llegar a Quintes, estuve viendo la carrera de F1, con la victoria de Webber y el buen tercer puesto de Alonso, lo que junto con el buen resultado de Massa, ha devuelto la alegría a todos los ferraristas. Tras la carrera, siesta y Giro, con triunfo en la crono y maglia rosa para Hesjedal, dejando a Purito Rodríguez en segunda posición a sólo dieciséis segundo de lo que hubiera sido su mayor éxito deportivo. Una pena, porque ocasiones como ésta no se presentan fácilmente.

En fin, que no me alargo más, que comprenderéis que quiero aprovechar para tomar el aire, pasear incluso un poco y estar con la familia. Un fortísimo abrazo a todos... "y mañana más".