sábado, 30 de octubre de 2010

Día XI

Son de nuevo las doce del mediodía, cuando al igual que ayer, comienzo a escribir el Blog. Hoy tenemos un sábado treinta de octubre algo pasado por agua. El día está un poco oscuro y mientras pienso qué contaros, en mi portátil suena Non Me Lo Sò Spiegare –No me lo sé explicar- de Tiziano Ferro, gracias a la emisora online de RadioItalia a la que paso muchas horas conectado. La música: otra de mis pasiones y que como a la mayoría, creo, ha servido para acompañarnos en los momentos más felices, pero también en los que no lo han sido tanto.

Hoy he pasado una noche aceptable dentro de lo regular que duermo. Despierto muchas veces y sueño constantemente cosas que no me permiten descansar lo que debiera. Pero si a veces es imposible controlar los pensamientos estando uno despierto, ¿cómo hacerlo cuando se duerme? Lo que ha sido curioso es que después de contaros ayer la historia de mis recreos en el colegio, con los balones yendo y viniendo por el patio, he soñado con ello. ¡Qué caos que teníamos montado y qué esfuerzo intentando avanzar hacia la portería contraria! El balón parecía incontrolable y habría cientos de niños de por medio. Todo exagerado como sólo puede darse en un sueño. Pero al final éste se acababa conmigo colgado casi del larguero y voleando con rabia el balón dentro de la porteria. ¡Goooool! Y despertaba. Parece casi como una moraleja que mi cabeza quisiera transmitirme.

Lo que está claro es que no puedo en absoluto quejarme sobre cómo llevo hasta ahora este primer ciclo, aunque ya hemos comentado que a partir de hoy se esperan los días más complicados. Apenas tengo unas molestias abdominales que me dan un poco la lata, seguramente provocadas por la inflamación tanto del bazo como del hígado detectada en el TAC, pero que a medida que la quimioterapia haga su trabajo, seguro que irán mejorando. Sigo también con la garganta tocada, de modo que no puedo hablar demasiado, pero hasta en esto creo que he progresado desde que salí del hospital. Lo que más noto es una sensación general extraña, de que algo se está revolviendo en mi interior, pero sin que de momento me impida hacer vida “normal”. Tengo claro que tengo que aprovechar estos días en los que puedo comer bien y moverme por casa, para cuando a lo mejor esté un poco más bajo.

De hecho para hoy tenemos programada para el mediodía una espectacular lasagna, especialidad de mi madre. Os aseguro que un solo plato es capaz de llenar el estómago más voraz. Lo de la pasta es algo para analizar, pero de verdad que algunos parece que lo llevamos en los genes. Recuerdo cuando alguna vez mis padres se iban de viaje y yo “sobrevivía” a base de pasta. Nada del otro mundo, no os vayáis a pensar: la mayoría de las veces no dejaba de ser simple pasta blanca a la que eso sí, rociaba de un buen aceite y enterraba bajo una montaña de queso molido, parmesano por supuesto. Y si tenía por ahí una de esas pastas frescas rellenas entonces la fiesta estaba garantizada: se supone que son para dos o tres raciones, pero vamos, no dudéis que conmigo se iba el paquete entero.

De la pasta quizás el recuerdo más entrañable que tengo es cuando la hacíamos en Italia con mis abuelos. Veo así todavía la imagen de mi abuela –la nonna- “fabricando” uno a uno cada uno de los gnocchi. Y cuando nos trajimos la típica macchinetta para hacer nosotros la pasta en casa. Preparábamos la masa y luego la pasábamos una y otra vez por aquellos rodillos metálicos que yo me encargaba de mover cuando me dejaban hacerme cargo de la manivela. Era como un ritual. La macchinetta por ahí estará; no la hemos vuelto a utilizar, pero aun así todavía de vez en cuando mi padre se anima a preparar él la pasta como base para una buena pizza napoletana.

Bueno, os dejo, que hoy es sábado y tendréis muchas cosas que hacer. No os olvidéis que esta noche tenemos una hora más para dormir, para pasarlo bien, o simplemente para soñar con que… “y mañana más”.

5 comentarios:

  1. Habrá algo más rico que un buen plato de pasta?uhmmmmm, el olor a queso fundido, a orégano o albahaca según se tercie...., parece que me llega el olor de la lasagna hecha por tu mami que seguro estará para chuparse los dedos , aprovecho de paso para enviarle cientos de besinos.
    Yo , como tu, tambien he soñado con mi tierna infancia, consecuencia de evocarla todos los días en tu blog y me he pasado la noche corriendo, hoy estoy agotada y con agujetas.
    Besinos

    ResponderEliminar
  2. Leer tu blog a estas horas me hace salivar!! :D
    y pensar que yo tengo cocido...

    besos!

    ResponderEliminar
  3. Qué bueno, qué rico, qué hambre... Eso de la macchinetta me ha sonado a peli italiana blanco y negro,como poco. :) Yo tengo algún recuerdo parecido pero con una máquina metálica que tenía mi abuela y con la que hacíamos churros. Me encantaba verlos salir empujados por el émbolo y los cortábamos, antes de freirlos con mucha aceite. Luego azucar por encima. Buenísimos. Que recuerdos. Ahora los comemos congelados :)

    ResponderEliminar
  4. Esa Lasagna que yo me como de mis dos tiítas y que sabe a gloria!! lo siento por el resto de los mortales que no habéis tenido la suerte de probarla!
    Pues si va de sueños yo me pasé toda la noche jugando al fútbol en un prau pero no con un balón, si no con un queso cabrales!! qué raros a veces los sueños verdad?
    A mí me tocó trabajar hoy, y mañana y el lunes...sniff, qué le vamos a hacer!!
    Un millón de besinos cariño!!

    ResponderEliminar
  5. Un besito Fi, se te nota mucho el ánimo y la energía, me alegra un montón sentirte así :)..buen finde!!.

    ResponderEliminar