jueves, 28 de octubre de 2010

Día IX

Son las cinco y media de la tarde de este jueves veintiocho de octubre cuando empiezo a escribir el Blog. No sé por qué tengo metido hoy en la cabeza que es viernes, y hasta acabo de volver a escribirlo antes de tener de nuevo que rectificarlo. Supongo que serán las ganas de que los días pudieran pasar de dos en dos.

Este primer día en casa de mis padres ha sido la mejor medicina que podía recibir en estos momentos. Buena comida y todo el cariño del mundo para hacerme sentir de verdad muy contento y lleno de esperanza por lo que vendrá a partir de ahora.

Por supuesto no extrañé para nada mi cama; tantos años durmiendo en ella. Pero la verdad es que me había hecho a no escuchar la calle Feijoo, siempre tan concurrida de coches por la noche, con alguno que pasa en mitad de la madrugada golpeando con sus bajos en el cruce con General Suárez, haciendo que despiertes acordándote de toda su familia y deseando que al menos tenga que pasar por el taller para una buena revisión de bajos. O a no tener vecinos que se levantan y los oyes caminar por encima como si los tuvieras dentro de tu habitación. Me había acostumbrado a vivir sin nadie encima y entre calles por las que apenas pasan los gatos de noche, y eso sí que lo he notado. Pero será cuestión de acostumbrarse hasta que pueda volver a mi viejo piso sin ascensor. Mientras, lo dicho: a seguir disfrutando de la compañía de mi familia.

Para mañana nos toca subir a Cabueñes a primera hora, donde me esperan un par de transfusiones: la de glóbulos rojos y la de plaquetas. Haremos el correspondiente análisis sanguíneo de control y vuelta a casa. No creo que eche demasiado tiempo, aunque nunca se sabe. Las plaquetas son muy sencillas de infundir y en apenas media hora te han metido toda la bolsa. La sangre es más compleja porque en primer lugar va más lenta para evitar reacciones y porque además previamente la tienen que radiar. Mientras a mí me toque estar en el Hospital de Día donde me puedan tener aislado –provisto en cualquier caso de mi fiel mascarilla-, mi mujer irá a Consultas para que le den un nuevo volante para la siguiente sesión de transfusiones, que sería a priori el martes. -¡Recordad que el lunes es fiesta!-. Y tal vez puedan saber algo ya de los resultados de la analítica, aunque tampoco se espera que vayan a aportar nada nuevo.

Hay que ver la de comentarios en forma de mails o en el propio Blog que me estáis haciendo llegar con mi particular Cuéntame Cómo Pasó. Todos con su anécdota y con sus recuerdos llenos de ternura y nostalgia. Estáis dejando el listón muy alto y me lo paso en grande leyéndolos. Hasta me pedís por ejemplo que comente algún día esas maravillosas series que veíamos y que nos tenían a todos enganchados. Ahora mismo lo que se me viene a la cabeza era esa imagen al empezar alguna de ellas y en la que se podía ver un río con un enorme puente: era la sigla de introducción que tenía por aquel entonces la BBC, que se corresponde si no me equivoco a una vista del Tower Bridge. No sé, lo mismo me equivoco. Viene esto porque una de aquellas primeras series que casi tenía que suplicar ver era Los Roper. ¡Anda que no ha llovido! El problema es que de aquella funcionaban los famosos rombos -bueno, funcionaban los rombos y los padres, claro- y en función de que a los de la programación de turno les diera por poner uno o dos, me tocaba irme a la cama o poder ver la serie. Y lo mismo ocurría luego con los de Starsky y Hutch. Me hace gracia echar un vistazo a la televisión que podemos ver hoy a las cinco de la tarde y la que teníamos por aquel entonces. No sé si los de aquella época, los de La Cometa Blanca, Un Globo Dos Globos Tres Globos o Barrio Sésamo seremos mejores o tal vez somos menos tolerantes; lo mismo no somos más que un cúmulo de complejos fruto de aquel tipo de educación, pero veo, leo y escucho y diría que en general no vamos en el buen camino. Afortunadamente como en mi caso, nunca faltarán buenos padres para que crezcan buenos hijos. No tengo más que veros a alguno de vosotros para estar convencido de ello.

Bueno, a otra cosa, que esto corre el riesgo de transformarse en una Educación para la Ciudadanía, y nosotros ya estamos muy bien educaditos todos. Que lo que no quería olvidarme es de una buena amiga que hoy mismo me hizo llegar unas pulseras de colores, de esas que luce tanto el famoseo -justo ese de las cinco de la tarde-, hechas a mano por su madre, que la debe tener a destajo. Ya las llevo puestas en mi muñeca izquierda. Son tres pulseras, cada una de un color distinto que ni os voy a decir cuáles son porque me juego lo que sea a que el 90% de vosotros los acertaréis sin necesidad de mi ayuda. Ya veis: uno tiene que mantenerse a la moda, para que cuando vuelva a la vida normal, no parezca que venga de una caverna. ¡Muchas gracias!

Bueno, con el último sorbo del café –en realidad descafeinado- de la merienda, os envío un fuerte abrazo a todos… “y mañana más”.

5 comentarios:

  1. Hola Fili: Tienes madera de periodista, un Arturo Pérez Reverte pero más comedido en tus expresiones. Mañana Lu y yo viajamos a Vidiago. Así que no descartes que, aunque sea desde la calle Feijoo y por la ventana, podamos verte. Y tranquilo, que no me llevaré la gaita, no sea cosa que los vecinos me echen macetas u otros objetos contundentes. Un abrazo. HONOR Y FUERZA.

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  2. No empieces muy atrás con tus vivencias televisivas que no te sigo...soy de la era de la TV a color! :D
    Me tendré que volver loca buscando esas series por youtube!haber si me pongo al día!!

    1besu pa todos!

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  3. Lo que consiguió que nuestra generación sea lo que es, no fue la televisión que vimos en nuestra infancia, ya que si por Torrebruno, Marco, Heidi y compañía nos tuviéramos que medir... lo que convirtió a esta generación en lo que es, la de los 80 la generación X, fue evidentemente la anarkía de la Bola de Cristal, que a día de hoy no podría ponerse en ningún canal de televisión ni a las cinco de la tarde, ni a ninguna hora, porque se cargaba todos los protocolos de atención infantil y juvenil. NO había cosa más incorrecta que ese programa, y sólo con que le eches un vistazo a trozos por youtube, te darás cuenta que hoy jamás se permitiría que los jóvenes vieran nada parecido. Por eso desconfío y mucho de las peroratas televisivas, yo me crié viendo a los Monsters, a Alaska, a Carbonell haciendo el gilipollas, a la bruja Avería y escuchando todas las canciones pro droga y libertad de la movida española de los 80, y no soy peor que nadie, al contrario, creo que me rio de todo, sin tomar nada demasiado en serio, salvo lo que es realmente serio. Fum fum culombio culombio...
    Besos.

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  4. sigue contando ese cuentame particular que me devuelve a la niñez y me hace recordar lo increible que era entones la tv. por cierto ¿ existió la serie espacio 1999 o es un sueño mio?
    un besazo para toda la familia

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  5. uyyyyyyyyy!! lo de los rombos se solucionaba muy fácil: tus dos primitas tenían el piano situado de tal manera, que reflejaba la tele en él, y aunque la calidad de la imagen no era muy buena, allí nos quedábamos las dos viendo la serie algo codificada.
    Yo soy de Barrio Sésamo, no me cansaría nunca nunca de verlo.
    Y los videos musicales; esos no tienen precio. Yo le enseñé a mi hermana el de Yuri "ese amor no se toca" porque creí que lo de la coreografía y el vestuario de los bailarines era imposible de superar; y allí me deja mal y me enseña el de Rafaela Carrá "para hacer bien el amor hay que venir al sur"; vamos, insuperable!!
    Miles de besos cariño

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